sábado, 7 de septiembre de 2013

¿EN DÓNDE ESTÁS? [113]

¿EN DÓNDE ESTÁS? [113]

¿En qué mar estás?, ¿en qué sombra?
Busco tu imagen entre una luz violeta,
y se destiñe con un nuevo día,
vago entre jardines de añoranzas,
entre letras pálidas de un viejo diccionario
y desapareces entre las voces de niños
y las sombras de mi propia huella.

¿En qué cielo azul, en qué luz?
Amanecen mis ojos cansados de llorar,  
entre sueños corro a buscarte.
¿Eres acaso la sombra
que cubre mi ventana al cerrar los ojos?
¿Eres el beso de la lluvia sobre los trigales?

Enmudezco de a poco,
tornan las tristezas y me duele todo,
arrodillada, pocas veces busco una razón,
pero levanto el rostro
ante un mástil ensangrentado en la pared
y sus llagas te recuerdan otra vez.

Dulce paloma,
¿anidas acaso entre los guaduales?
¿Llevas una corte celestial para que no te canses?
Te busco y te nombro a cada instante,
y el verdor de unos ojos te resucita.

Un espejo me habla de ti, de la inmensidad del valle
y agradezco a Dios por el regalo de tu vida
para enojarme al rato, por llevarte.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, septiembre 9/13

AL BOSQUE [114]


AL BOSQUE [114]

Al señor que se esconde entre verdes ramas, 
le pedí un deseo
cayeron hojas doradas en otoño, 
brotaron lirios en invierno...

Le supliqué para que la lluvia cesara
pero mis ojos se inundan cada mañana
con su recuerdo.

A mi bosque amado le pedí una estrella,
se encariñó tanto conmigo,
que me dejó dos rosas en el cielo
y cada atardecer las veo,
volar como gorriones
y en cada noche las descubro,
entre luces de colores.

¡Le pedí tanto, y tanto me ha dado!...
Cada perla se convierte en un rosario
donde los besos madrigales fueron,
y los amores,
talles sobre los troncos viejos.

Fue la brisa y el cantar del toche sobre los platanales
y el nido tejido con gracia y hermosura, un nicho abrigado,
en donde caben todas las bellezas del alma.

Fue el sudor de la madre tierra,
un olor confundido en todos los olores
mezclados con el sudor agridulce del labriego,
el canto de los grillos y el jilguero,
las pequeñas ranas que entre las bromelias,
parecían pequeñas flores saltarinas.

Mi bosque de infinita gracia,
¡tan lleno de colores y tristezas!
Un púrpura sobresale en la maleza,
una paloma herida sin motivo,
una lanza con doble filo,
sus gritos que se ocultaron entre los ojos de un búho
que prefirió guardarse en su madriguera y llorar un poco.

Tomó el llanto de las orquídeas,
conoció del paso del caminante descalzo,
el musgo con su olor inconfundible,
la humedad, el nacimiento de un riachuelo,
el gran caballero de muchos años
vencido y agotado bajar por los cerros
para ser convertido en vástagos para lanzar al fuego...

Al bosque le debo lo que soy, lo que amo, lo que anhelo...
Tambores repican a lo lejos,
como almas solas que buscan consuelo.

Gritando, vago cada día,
deseando un alma sola para que tropiece conmigo
pero estás aquí, en la espuma de la cascada.
Recorres senderos rocosos
y los rayos tibios del astro rey bajan,
sin confundirse para volver dorados mis sueños.


Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, septiembre 7/13

ATRAPADA [115]

ATRAPADA [115]

Otra noche atrapada viendo tus imágenes,
luces de colores en otros campos, 
ahí navegan mis tristezas.
¡Si tus sonrisas de otros tiempos regresaran!
¡Si abriera la vieja puerta, y ahí estuvieras!...

Atravieso el espejo, te nombro cada día,
busco en tu mirada mis ojos, y me pierdo en ellos,
me quedo entre tus labios y silencio...

Atrapada estoy en el mismo sillón vacío...
Soledad se acuña, la misma suciedad,
las mismas manos sin descanso,
y una golondrina pasa veloz de nuevo.

¿A dónde van tus premuras a ésta hora?
¿Qué navío esperas para tu descanso?
Una nota escucho y es mi propio llanto,
una queja parece quedarse entre mi falda
y susurro despacio tu nombre,
¿acaso escuchas?

No ha podido el tiempo,
ni la cigarra se ha secado con calor intenso
ni ha dejado de chillar cada otoño,
mientras caen las hojas incesantes
y el huracán las lleva hacia otros cerros,
y otros montes...

¿Acaso es mi culpa éste loco amor?
Desde siempre, a pesar de tu olvido,
desde antes que estuvieras ya te amaba
para vivir muriendo al soñarte cada día.

Atrapada en el ámbar de tus ojos
en ese nicho indescifrable de tu alma,
me dejo ser, porque te quiero,
y permito repetir el atoro en mi garganta
ante la impotencia de no verte
y la felicidad de amarte.

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, septiembre 10/13

PALABRITAS 0703/13 [116]

PALABRITAS 0703/13 [116]

Escribo poesía, no sé nada de nada, pero sé que moriré en cualquier momento, y es lo más claro que tengo de la vida.

¿Es amigo quien te invita al vicio?, extraños amigos encontramos en el camino, que incitan como la miel a las hormigas, pero  empalagan y a su paso a los demás lastiman.

No hay secretos para Dios,  quien al vicio se entrega, fácilmente olvida que hay un poder por encima de nuestros ojos, y bajo la luz del sol.

Para amigos debo escoger muy bien, pues muchos en el camino buscarán dañarte, ya que no aceptan que sean ellos los únicos que se equivoquen, y arrastrarán con muchas personas, disfrazando su falsa relación de amistad.

Y ahora, cantaleta de madre como ayer, de hija, de hermana...
Es bueno llegar temprano a casa y no mentir, porque más cerca que lejos, los secretos quedarán expuestos, como troncos sobre el mar.

Fue un hombre poderoso, su deseo de sexo desmedido lo llevó a la muerte, ¿adivinan quién es?...



La verdad debe ir acompañada de piedad, algunas veces debemos mentir para no dañar el alma de otros, y otras, sonreír, a pesar de que el llanto inunde los ojos.

Hasta el parpadeo de un sinsonte y la caída de una hoja, son voluntad divina, no puedo discutirlo, acabo de suspirar y sé que sin aliento no hay vida, y sin vida, tal vez pueda ver a Dios a los ojos, pero la mirada de un niño me acerca al manantial manso de su amor, y la música a la voz de su alma.

No es malo, es sólo que nos equivocamos, pero los dos merecemos una nueva oportunidad, él se enloquece por las chicas jóvenes y hermosas, yo estoy deseando un buen hombre a mi lado, y tal vez nunca lo encuentre, pero él tampoco encontrará una persona leal como yo.

Tengo un amigo tan amigo, que hasta bajo tierra sería mi enemigo sin razón, pero he visto florecer los cactus en todo tiempo, a pesar del ardiente sol y  la falta de lluvia, siempre agradecido a su Dios regala las más divinas flores.


Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, julio 3/13

AVISO [117]

AVISO [117]

Te avisaré el día de mi muerte, te lo aseguro, una mariposa rondará en tu ventana y un frío de ausencia delatará que estoy en casa.

Más no estarás triste, porque habré dejado el dolor y la melancolía, danzaré bajo la lluvia de cualquier cielo azul, y todas las primaveras estarán conmigo.

Cuando mis ojos estén claros como el agua de un manantial, y esté fija la mirada, ya no quedará ni la sombra de mi presencia, porque mi huella serán los ojos de mis hijos, y las estrellas de mis pequeñas letras.


Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, septiembre/13

QUE NO SEA YO [118]


QUE NO SEA YO [118]

Mi señor lucero del día,
que no sea yo quien te niegue
si al abrir los ojos tu milagro
y un pequeño canario cantor te admire
trinando prisionero en su pequeña jaula.

Que no sea yo
quien atente contra tu regalo vida,
llene mi cabeza de humos venenosos
y pueda incitar a otros al malvado vicio,
que nos vuelve tontos niños arrogantes.

Aquí estoy,
la bendición de un nuevo día,
los mismos sonidos de ayer,
mi niño dorado
siendo una pequeña espiga entre su cárcel,
trinando un naciente brillo en el cielo.

¿Y me atrevo a decir que no existes?
Un suspiro me hace gritar al nacer
y un hálito se lleva mi vida en un instante.

¿Qué soy acaso mi Señor de señores
que puedo hablar con tal soberbia?
¿No pones cada traba en el camino
un propósito cada segundo,
para que te busquemos?

¿Somos más que un lirio en el bosque?
¿Creemos que nuestra vida
es más que la de otros?

Tan descalzos y desnudos marcharemos,
frágiles y perfumados  al descubrir la primera luz
ante oscuridad tibia, en un vientre seguro,
y ese llanto nos advierte de un extraño sentimiento
es amor tu palabra,
soñar es nacer,
y  soñar es vivir...

No existe el tiempo y preguntamos: ¿qué día acaso es hoy?
Se repiten las historias y me pierdo en ellas
y en ésta locura de colores al despuntar el día
mi amor abrigo del norte, te vuelvo a ver.

Entre todos los sueños, el ahora vale,
el ayer es una sombra que nos sigue,
saber que estás conmigo al suspirar
y comprender que estoy contigo al morir.

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, septiembre 7/13