EN CASA AJENA
Era el amor una sombra dulce de sol sobre mi lago, ¿existió?, no en tus manos, que fueron ardientes en otros cuerpos, pero desangraron de a poco un sentimiento, no hay fidelidad no hay confianza, y el pequeño hilo que tal vez unía, se rompe fácil, y las miradas, los roces, las caricias, se convierten en señales de dolor, donde el sembrador en huerto ajeno, recoge en el camino de cada vereda, lo que en el propio no hizo florecer.
¿Tiene sentido? No lo sé, pero como el gato que se mudó de casa, no tiene tejado fijo para maullar a sus atrevidas gatas, tampoco lo tiene el hombre que se acostumbra a dejar lo bueno en otras, y en la suya avienta sólo miradas de satisfacción, mientras pasa... todo pasa, y el rumor del río continúa su camino, y las rocas son un sino orquestado por el tiempo, que devolverá a cada quien lágrimas o esmeraldas; razón tenía el viejito chismoso de la esquina: Mmmmm....nada bueno le espera al hombre que acostumbra a comer donde lo servido no es de él.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, mayo 24/14

¿Tiene sentido? No lo sé, pero como el gato que se mudó de casa, no tiene tejado fijo para maullar a sus atrevidas gatas, tampoco lo tiene el hombre que se acostumbra a dejar lo bueno en otras, y en la suya avienta sólo miradas de satisfacción, mientras pasa... todo pasa, y el rumor del río continúa su camino, y las rocas son un sino orquestado por el tiempo, que devolverá a cada quien lágrimas o esmeraldas; razón tenía el viejito chismoso de la esquina: Mmmmm....nada bueno le espera al hombre que acostumbra a comer donde lo servido no es de él.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, mayo 24/14

Los maullidos de una gata enojada, parecen los de un demonio suelto, ¡qué miedo siente el gato cuando al fin ella muestra sus garras y señala sus dientes! ;)