EN
EL ESPEJO [15]
Una
vez más el espejo sonreía conmigo,
tersa
la piel como una doncella,
esconder
las arrugas ya no temo,
pues
el amor todo lo vuelve liso
todo
lo vuelve fresco.
En
el espejo, viendo mis ojos,
¿Eran
verdes los tesoros guardados?
¿Acaso
mis labios no parecían rubíes?
Mis
pechos, ¿dulces toronjas apretadas?
¡Qué
veloz, como un rayo, marcha la juventud!
Quisiera
apresarla, guardarla en un capullo
para
ser oruga y mariposa feliz, por siempre,
danzando
sobre las flores, de mí pendientes.
Pero
él se encariñó conmigo,
en
sus mágicas aguas me vuelve joven.
Un
poco de rubor quita mi palidez,
el
perfume alienta a consentir la piel,
a
teñir de dorado mis cabellos.
Devolverá
la tersura de mi rostro,
junto
a esa leve sonrisa que espera.
Daré
la vuelta para ver las montañas
todas
están elevadas todavía,
las
curvas donde tus manos se deleitan
y
construyen poesía en medio de la noche,
si
la luna aparece en la ventana
siendo
como yo, feliz ante la calma,
y
el transmutar de la vida ante el espejo.
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
octubre 29/13