viernes, 1 de noviembre de 2013

A UN ÁRBOL [139]


A UN ÁRBOL [139]

A ti compañero de camino
que tantas cosas has visto,
a quien demasiado hieren y castigan
con la espada de la ambición,
mutilando tu preciosa vida.

A ti que sirves para guardar la muerte
con tus alas verdes siempre abiertas,
al frescor cobijando miles de vidas,
sueños que despiertan cada día
declamando oraciones en tus ramas,
pero alguien decide que no serás
y sin dolor te causa mil heridas.

¡Qué vano es todo…!
Me abrazo de tu fuerte talle
pero al verte, como un Señor caído,
adivino a un crucificado,
como tantos hombres que pasaron como tú
siendo robles, ceibas, caballeros  del bosque,
reyes de la montaña,
más el ruido de un arma  truncó sueños
y desprendió ramas sin permiso.

Vamos los dos, unidos algún día,
serás mi compañero de mi viaje final.
Volveremos a la tierra, desnudos y fríos,
con un tallado de hojas en tu vientre,
yo, con un vestido blanco,
y unas rosas rojas.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, noviembre 1/13




MOCHUELO [140]


Mochueco pico de maíz

MOCHUELO [140]

Parece que caen las hojas,
se desnuda al fin mi amado árbol.

¡Qué bendito es el amor entre sus ramas!
¡Qué graciosos nidos con tan suaves plumas!...

Encontré la morada  de un mochuelo
tan pequeña y cobijada, tan tersa…

Casi que tenía una súplica en sus ojos
al advertir una presencia poco deseada.

Y no se atrevió a volar…
Se pegó de sus pichones.

Se enredaron plumas en sus almas
y al descender de tan hermoso árbol,
un cantar me sorprendió llorando.

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, noviembre 1/13

LA GÓMEZ [141]

LA GÓMEZ  [141]

De aquélla última tarde
copiaría el musgo verde,
el arenal blanco de La Gómez,
sus aguas cristalinas
iluminadas de sol y hojas ocres
donde los peces danzaban amores
y las aves se deleitaban con un baño.

Amor de piel pegada de la mía,
un recuerdo mordido entre tu boca,
corazón que a palpitar se atreve
impulsado por el delirio de tu amor.

Quisiera dejar ese recuerdo perenne
de un imposible sueño.
Mi barca de papel desnuda para ti,
amándote más que ayer y como siempre,
con éste teñir de lágrimas los ojos
y las campanas de la iglesia
sonándole a un despojo
que nadie se atrevió a bendecir.
Acércate una vez, tan solo una…
Quiero declamarte éste gran amor.

Si me voy primero, lo sabrás;
pero si me quedo un rato más
no quiero verte partir jamás.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, noviembre 1/13




TUS MANOS [142]

TUS MANOS [142]

Amor, tu cercanía enrojece mi piel
tan solo al imaginar tus manos,
ese roce tibio sobre mi espalda
me hace temblar cual hoja en invierno.

Ansiosa de ti, eres mi fruto prohibido,
pasan las horas esperándote.

El tiempo se escurre por mis dedos.
¡Nada que atraviesas mi puerta!,
ni asoma un ramo de rosas 
en tus manos.

¿Acaso crees que soy de hielo?
Envejezco, soy monja enclaustrada
mientras vas y vienes,
de a poco me deslío
como del cigarro el humo,
y del agua la bruma pasajera.

¡Acércate!
Permite que tus manos se deleiten.
Toca la flor que ávida espera,
mis pechos tiemblan ante tu mirada,
y mi boca, codiciosa de un beso tuyo
está pendiente en la rivera.
 Acíbar de poeta, 
letras que silencian sin sentirme amada
ven a pronunciar en mis brazos
un ahogado te quiero.

Torna pronto,
antes que me convierta el tiempo
en una rosa deshojada.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, noviembre 1/13








TEMBLANDO [143]


TEMBLANDO [143]

Palpitando ante tu amor,
así la vi cierta tarde...

Con la brisa fresca sobre un pétalo,
estampada estaba.

Tenía en su mirar copiado el cielo
y eternizada esa cruel melancolía.

La torva noche parece igual que el día
tiñendo de grises la montaña.

¿Era púrpura tal vez?
¿Era de la vida de algún ser?

Sólo tiritaba como, yo ante tu boca,
junto a ese cuerpo tuyo
que brotaba primaveras…

Pero se detuvo ahí…

Sobre la hoja a punto de caer
se quedó temblando
la gota de rocío…

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, noviembre 1/13




VIÉNDOME AL ESPEJO [144]

VIÉNDOME AL ESPEJO [144]

Ante el espejo, una vieja con gafas.
¿Acaso el tiempo veloz me robó la juventud?
Unos ojos verdes, parecen los mismos,
imagino cejas pobladas ¿quién se las robó?,
porque ahora, es una sombra igual a esa
sombra que se parece a mí.

¡Qué rara me veo…!
Todo tan cambiado para ser ella,
la que ocupa éste cofre cerrado.

Alguien desconocido a ratos,
intocable y a la vez pequeño,
que puede ser grande en un instante
y desaparecer al segundo.

De nuevo regresa la muerte…
Mañana será un celebrar para ellos
y mi espejo estará turbio para no verme.

No quiero ver a quien ocupa mi  tumba
y que cuando no esté,
desaparezcas.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, noviembre 1/13






LLOVÍA [145]


Mis ángeles amados.


LLOVÍA [145]

Era hermoso si llovía…
El tanque para recoger el agua,
todas las vasijas de la cocina:

¡Corre a recoger la ropa Dora María!,
y el resto, arruchados en un rincón,
en una esquina…

Si llovía, el café era una delicia,
todos lo probábamos, del más grande al más chico,
agua de panela, así se llamaba a esas aguas que hervían
con el color más hermoso, parecía oro derretido
y el humo, /vapor que salía de la boca,
pareciendo que nos fumáramos la rosa vida.

Esos días maravillosos
abrigados unos a otros en la misma cama,
arrinconados buscando pies y manos
debajo la ruana de mi padre,
o arruchados en los brazos de mi vieja…

Cuando llovía todo eran bendiciones…
Hasta las goteras que se colaban en las alcobas,
esas carreras que parecían juego
si en verdad algo sucedía arriba del tejado
que los hacía verse a los ojos
como si doliera…

Debido a eso, ahora recuerdo,
que si llovía,
la casa se venía encima…

Me cambiaron de habitación.
Estábamos todos en un seguro cuarto
con ese rosario de tantas veces,
y esa angustia de siempre…

Ahí lo dijeron: No habrá otro invierno…
No hay dinero para buscar nuevo tejado,
es mejor venderla,
es más suave protegerlos a ellos…

Y me vi en otra casa,
en otro alar…
Pero allá no había orquídeas,
ni begonias
ni gorriones…

Se probaban aguas agrandadas con papa
y se tanteaban un poco más los bocados…

Fueron otros tiempos…
Pero si llovía, nada se mojaba,
y el agua brotaba por los canales
en donde tantas veces me desnudaba
para gritar a carcajadas
¡y correr!, ¡correr mucho!
si los rayos se divisaban.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, noviembre 1/13



YAYITA [146]


YAYITA  [146]

Te quiero,
eres el motivo de temprano despertar.
Mi abrigo de lana, niño consentido,
sé que me amas de alguna manera
pero nunca lo dirás.

Eres cobijo en las noches heladas
silencio que repite entre las hojas secas
que soy  ese impulso para saltar,
para guardar un bocado
que esperará un mañana.

¿De qué manera te digo,
que no hay otra razón más que tú?

Dame un beso,
muerde la nuez junto a mi boca,
respira de mi aire para cerrar los ojos
y pégate de mi piel que tiene inviernos viejos,
fríos y nevados que necesitan de ti.
.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, noviembre 1/13


NOVIEMBRE [147]

NOVIEMBRE [147]

Un nuevo mes sin ti,
escucho a Cortázar otra vez.
Esa vieja roca,
se atora en mi garganta
es un bocado que no pasa
y  la sensación de envejecer
se ha juntado con las ganas de llover.

Vienen otras brisas
y no sé a quién declamaré…
¿Será que escuchas mis gritos
con los versos que  entrego
cada amanecer?

Me parece que nada cambia,
que el mundo está al revés.
Un niño asesina a otro,
¿no eran ellos ángeles de ayer?

¿Qué sucede con el hombre?

Hace falta poesía, un poco más de amor…
Perdonar es el antojo de las madres
y odiar es el vicio que se enseña
en las redes, en los noticieros sangrientos,
en las imágenes de heridas abiertas…

Noviembre,  otro mes sin ti.
Nada cambia, me parece,
cada quien corre por lo suyo
para al final de tanta prisa
quedarme sin ti.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, noviembre 1/13





PASEANDO POR LA FINCA [148]


PASEANDO POR LA FINCA [148]

Estaba ahí, embelesado viendo a su princesa
las quería todas, ¡tenía tanto para dar!,
entre sus plumas de colores brillantes
y ese corazón suyo, que sólo sabía palpitar.

Un cariño para ti, otro para ella...
Una flor para mascar,
es un grillo que acaba de saltar...

Apresurado,
como quien un tesoro encuentra,
se pasea con sus alas abiertas,
y entona su cantar.

¡Qué bonito escucharlo de madrugada!,
es como la primera oración del día
de aquél que nació para agradecer,
y sobre las ramas se pasea
invitándolas a buscar  un nido,
porque inicia a llover.

El campo se llena de polluelos,
cantaremos todos que la vida es bella,
enseñaré a mis hijos a descubrir bocados
a entregar besos y caricias,
mientras acampamos un rato
viendo las gotas caer.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, Noviembre 1/13




POR MI SARITA [149]


Sarita <3

POR MI SARITA [149]

Si me preguntan: ¿por qué un Yorkhire?, les diría que no importa la raza, todos por igual son seres llenos de amor, pero si alguien desea un cachorro que no suelte pelo, que limpie la casa de plagas, que sea un timbre que avise cuando suena el teléfono, si los hijos llegan tarde, si los ladrones se acercan a tu casa, ahí están ellos, con sus diminutas figuras, poniendo el pecho por la familia, y simplemente porque son unos muñecos preciosos, que harán feliz al más amargado de los seres, y darán su vida por protegerle. 

Un Yorkhire estará siempre a tu lado, puede llorar por ti cuando sales a la calle, y llorar de nuevo si regresas, pero de felicidad.

Será ese niño sobre tus pies, buscando siempre la tibieza del amor, es un ángel que tomará hasta tu enfermedad, y lo hará en silencio, para que seas feliz.

Cuando enferman y los consientes, también se quejan, se arruchan, quisieran hablar porque tienen una manera de llamar tu atención, con una especie de sonidos que otra raza no emite, te dicen: te quiero, eres lo mejor que me ha pasado en la vida, y eso lo puedes leer en sus ojos y en sus actitudes.

Hacen musarañas y gracias para que sonrías siempre, se llevan toda la mala energía y la tristeza que tengas, porque están ahí por alguna razón, que ellos muy bien conocen...

Por esto y mucho más, no prives a tus hijos de una mascota, si puedes adoptarla mucho mejor, ya que su precio es un poco elevado, y hay una razón para ello, son complicados sus partos, casi siempre cesáreas, y de uno a tres cachorros los miniaturas, la raza mediana puede tener más cachorros, por seguridad, perritos de raza  pequeña.

¿Alguien ha perdido una mascota?, hay personas que dicen que importan más los niños, los enfermos, que en África mueren niños de hambre, pero la culpa no es de las mascotas, sino del hombre.

Por alguna razón ese Dios invisible y palpable en la naturaleza, nos ha dejado ángeles tan maravillosos como las aves, los perros, los gatos, que convertimos en mascotas porque necesitamos expresar amor, y más que todo, recibir un amor verdadero que siempre falta en nuestras vidas.

Ellos suplen esa necesidad diaria, entregan su vida por nosotros, a cambio de una sonrisa o el paso de nuestra mano sobre su piel.

Acabo de perder a mi mascota, mi niña sobre mis pies, y quiero dejar un recuerdo, decir que la extraño, que podemos amar a un ser humano, pero también amamos a nuestras mascotas muchas veces más, son quienes están día y noche a nuestro lado,  con sus miradas nos dejan algo más que su bondad, son nuestros querubines, están por una razón importante en nuestras vidas, son esa compañía que muchas veces nadie es capaz de llenar.

No debemos privarnos de ellas, es una hermosa sensación, traen una sonrisa y una carcajada diaria, son una lágrima si marchan, y también queda un vacío, un espacio que sólo lo llenará su dulce recuerdo.

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, noviembre/13

EN LA PRADERA 3 [150]

EN LA PRADERA 3 [150]


Buscando poesía,

hallé dos potros salvajes
pastaban sin prisas
y tocaban sus ojos
la profundidad de un lago.


Era él grande y brillante,

con ojos de mozuelo, 

y ella, una niña enclenque

que acababa de bajar del cielo...


Encontré poesía en sus ancas,

levantaban polvo en la pradera.


Sin temor, aunque temblando,

sus penas fueron templanza,
y sus bocas hallaron ríos y lagunas
cuando sus lenguas se juntaban.


Las tristezas marcharon arrogantes,

entre hilos transparentes perdidos en la tierra.


Era poesía su verbo,

su belleza y su danzar...

Los cascos sonaban sobre las rocas,
el tambor fuerte de su corazón

buscaba un trigal...


Y el potrillo tomaba vino de su interior
aferrado de dos tetas pequeñas,
para con su dulzura encontrar vigor.



La poesía empezó a correr al fin
con esa gracia infinita de un potrillo y su madre,
buscando subir la cuesta para relinchar.



Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, noviembre 1/13








HABÍA UN PATIO L3R [151]


Con Sarita

HABÍA UN PATIO L3R [151]


También hubo un patio,

el sol enviaba cariños cada día

las begonias siempre estuvieron llenas de flores
las orquídeas engalanaban las tejas rojas,

y de ahí se pendían los colibríes...


Hubo un gran árbol de ciruelos en el patio de las vecinas.

Las viejitas envidiosas que se limpiaban el culo en la pared,

y no pasaba nada, todo tenía brillo

las pequeñas cosas nos contentaban.


Había una gallina que ponía más huevos que todas...
Pero algún día, German decidió que él también quería empollar.
Hubo buen sancocho, y muchas plumas volaron,
y  muchas carcajadas que nos hicieron llorar.



En el patio nos reuníamos cada día,

cada mañana, cada atardecer…

Se molía el maíz, se dejaban migajas a los gorriones,
se silbaba con el mirlo y el toche

en interminables reuniones...


Solíamos reír tanto y con tantas ganas
que nos dolía el estómago.

Nos acostábamos contentos con el caldo del día

con las carreras y premuras del momento,  

los descansos en cualquier rincón,
abrigados unos con otros
y entre caídas y despertares de rosarios,
se nos fue la vida...



Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, noviembre 1/13



POETAS VIRTUALES [152]


Sarita y Carolina

POETAS VIRTUALES [152]


A todos los poetas virtuales en su día, gracias por regalar su palabra, ellas no se deben quedar en un cajón, pensando que nos llenaremos los bolsillos de riquezas.


La poesía le pertenece a la brisa, al sol, a los diamantes, son lágrimas que bajan del cielo, no tienen dueño, por tanto es de todos, así como la lluvia.

Hoy es un día lleno de alegrías y bendiciones, decir sí podemos cambiar el mundo con nuestras letras, sin llegar a ser ninguna grande o pequeña, simplemente nos fueron dadas por ese invisible Creador de todo, quien dona el primer suspiro al nacer, y el último, que será de nuevo recibido, si tornamos a un sitio donde el amor es el único motivo por el que vinimos, y nos regresamos a casa.

Hablar de poesía, es nombrar los ojos de nuestros padres, es deletrear un beso con o sin rima, acariciar un pecho y llenar de vida un vientre, divisar una cascada con su enorme falda y descubrirla componiendo poemas con el mar…

Sería infinito hablar de ella, ella es una hoja que baja de un árbol y se consume junto a la madre tierra, como algún día lo haremos nosotros…

Divina palabra “poesía”, en donde su centro debe ser Dios. Él es amor, ha de ser el impulso diario que debemos tener, y para ello, tan sencillo como iniciar por la palabra, entregar lo mejor de nosotros mismos, aunque a veces como seres humanos también cometemos errores, y para eso estamos aquí, para cambiar y mejorar cada día.

A todos los poetas, un gran abrazo, que el Dios sencillo esté en nuestros corazones, que nunca pretendamos elevarnos más de lo que somos, pues a decir verdad, somos esa brizna pequeña, casi invisible en el universo, somos poesía dentro de esa esquirla que la brisa desprende de un tronco encendido, que brillará luego, en la más oscura de las noches.



Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, noviembre 1/13



AHORA [153]

Raquel Rueda Bohórquez
Compartido de forma privada - 10:30

AHORA [153]


Hace un rato soñé con mi ángel, fue tan real y maravilloso que percibí su perfume, el último que le regalé en navidad. Lo recibió con tanta alegría, era un muchacho genial, dulce con todos, amable y feliz. Imagino que esa fue la razón para que Dios, pues estoy segura de la existencia de algo más grande que todo lo que existe, se lo llevó, porque había cumplido con lo que tenía que hacer aquí.



Tenemos por costumbre alabar a las personas que marchan o vuelan, o mueren primero que nosotros, pero él era un chico diferente, se tomaba el tiempo para hablar con los muchachos, sus amigos, para él todos eran sus amigos, su familia, les aconsejaba lo malo que eran los vicios, les pedía un cambio, por ellos mismos, por sus seres queridos, les decía que la vida era un regalo de Dios y siempre hablaba de Dios como si lo conociera.



Sus expresiones finales en facebook como: Gracias Dios mío por todo lo que me has regalado, gracias por ésta felicidad que llena mi vida de sonrisas, por mi novia preciosa, por mi familia, mis tías, por todo éste mundo de ilusión, porque culmino mis estudios, porque pude arreglar mi dentadura y hubo dinero, con mucho sacrificio pero cada cosa se solucionaba en el camino.



Le dolía mucho la cabeza ese día, y fue al médico, siempre aprisa, porque trabajaba y todo era así, corriendo, al trabajo, a su almuerzo, a la universidad, y en esas prisas encontró una amiga que brindó su último almuerzo, la viejita de la tienda,  la última llamada a mi hija Verónica, y unos momentos antes, sus ruegos para que lo acompañara, pero ella tenía que ir también a la universidad, alcanzó a llamarla  minutos después,  ella ya iba en el bus: "Viñu, te quiero, olvidaste algo y te lo envío ahora", fueron sus últimas palabras.
Ya en la clínica con nuestra madre ella lo sabía, me había dicho: Anoche soñé con el chico de la estrella negra, no recuerdo cuál era, pero ya no está con nosotros. No lloren por los muertos porque ellos ya no sufren, y también me dijo: "Mañana habrá un gran partido de fútbol y asistirá mucha gente", era el sepelio de mi sobrino, asistió demasiada gente, muchos ramos de flores, amigos del colegio, de la universidad, del barrio, gente que lo lloraba porque amaba a todo el mundo y lo expresaba con ese inmenso cariño.



Hoy lo soñé, desde ese trágico accidente un 3 de mayo de 2012, estuvo un momento aquí, para sentir que no desaparecemos, simplemente cambiamos de sitio, de lugar, y podemos trasladarnos por el mundo con el pensamiento.



A mi muchachito todavía lo lloro, no he podido superar su partida, era como mi hijo y no quiero imaginar el dolor de sus padres, de mi hermano Juan Carlos, quien era su mejor amigo, con quien salía abrazado por la calle, ¡mi viejo!/le decía, y eran tan jóvenes que parecían hermanos.



Sólo quería desahogarme y compartir algo, soy una llorona por naturaleza, de esas personas que se achican cuando hablan, la voz se convierte en la de una bebé, se ahoga mi corazón y no puedo hablar, entonces aquí, con una página en blanco, mis dedos hablan por mí, más de la cuenta muchas veces...



Mi muchacho no se ha ido, vive en el bosque, en un lago transparente, vive en cada uno de nosotros, en un ave que surca el cielo, en una mariposa que pasa por nuestro lado, en el canto de un sinsonte en la más elevada palmera...



Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, noviembre 7/13