viernes, 28 de septiembre de 2012

MI PIRATA Y

MI PIRATA Y YO…


MI PIRATA Y YO

Ahí estaba… la cuestión era de cambiarle el trapo rojo, organizar su mostacho y hacer unas trencitas con su barba…
Viéndolo así, llevando la barca a buen puerto mientras mi capitán  y su novio se encontraban comiendo en el camarote, empecé a detallarlo y ésta vez lo vi tan hermoso…

Esa bravía mirada me confundía, el ojo de vidrio hoy estaba disimulado y parecía un diamante por pulir, ese cuerpo  suyo atlético, el pecho fuerte sin pelos, las manos, pues era marinero, estaban curtidas por el sol, y esa piel suya tenía un color canela que parecía oler igual, las uñas un poco largas y descuidadas pues allí no tenía mucho tiempo para acicalarse, aquí no importaban los olores de su cuerpo, ya no usaba botas sino unas sandalias tres puntá que  encontré en la barca y pues, las tomé prestadas, además el tipo tenía varias y mi marinero no tenía que calzar…

Observaba el  horizonte confiado en la brisa suave y el oleaje, y mirando de frente se confundía con la belleza del mar, su boca invitaba a un beso y ese cuerpo divino parecía tragárselo la fuerte brisa, que sacudía su descuidada cabellera al viento,  pero él  inconmovible pareciera que el tiempo no pasara…que nadie lo observara,  no sonreía, parecía recordar en el nado acelerado del delfín aquél tiempo ido, su juventud llena de quebrantos y como en un impulso, tomó  el arma que llevaba sobre el cincho, que le recordaba las  mil y una guerras por contar.

Sólo por ésta vez me di cuenta que mi marinero era un buen hombre, su disfraz arrogante ocultaba muchas cosas de su vida, y descubrí una perla de cristal que bajaba por su mejilla, la manzanita de Adán  se movió como atragantada y miró al cielo conmovido… allá debe estar… mi madre hermosa dijo en un susurro, la estrella del sur que nunca volví a ver, hoy está vestida de luna y desde allí ha reconocido que su marinero, su  pequeño marinero está en altamar dirigiendo la vida de muchos a un puerto seguro, quién lo creería… hoy te admiro más mi dulce amor, y sin que él se percatara de mi presencia, con mucho sigilo me recosté y dormí como una ostra.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, febrero 20/12



CUENTOS DE UNA ABEJA



CUENTOS DE UNA ABEJA

Una vez había una niña que vivía en un rancho muy pobre, allí había muchos niños y poca comida, pero abundaba el amor como
 los lirios en los valles, había una pequeña dama gordita y graciosa, y un caballero delgado alto y muy elegante que se entretenía con las hormigas del bosque, él hablaba con ellas, les contaba su vida, les averiguaba, viéndolas construir sus moradas, 
y le encantaban las arrieras, cuando llevaban pequeñas hojas y ramas hasta su oculto nido.

El anciano siempre quiso saber qué hacían con esas ramas, lástima que hoy no esté para contarle que con ésta hojas, 
ellos cultivan unos deliciosos hongos con los que alimentan a su reina preciosa y también es para ellos.

Sabía que allí había una organización muy ejemplar, que las obreras, porque eran damas las que trabajaban; se encargaban de traer todas las ramas y los troncos, y los soldados;  aquéllos rojos, grandes… que picaban tan duro y no soltaban tu piel, eran quienes resguardaban el nido con su propia vida, y había categoría de soldados, los gigantes como sansón colorados y fuertes, eran los primeros en salir y había guardias que avisaban a las reinas nuevas que ya era la hora de su vuelo nupcial pues no había peligro alguno, pero... ¡ay de algún movimiento sospechoso!, enseguida se escondían, algún ruido extraño y no volvían a salir hasta el aviso de los soldados de segunda categoría.

Con estos cuentos de la naturaleza se entretenían sus niñas amadas, pues tuvo muchas hijas, un par de gemelos siempre anunciaban cuando él llegaría y le contaban a la dama gorda que traía flores y racimos de plátano y además algunas veces hormigas culonas muy deliciosas.

La madre de los chicos no entendía como ellos sabían esto, alguna vez dijo que sus niños habían llorado dentro de su vientre, pero que no podría contar a nadie que los había escuchado. Eran sus ángeles que siempre le traían sorpresas convertidas en rosas o flores del campo y que cuando ella los quería castigar se arrodillaban y le ofrecían sus ramos, con lo cual la pequeña madre sólo se conmovía y los abrazaba.

Cierto día sin aviso... los niños enfermaron de una diarrea que no se pudo contener y murieron en sus brazos.  Esto me lo contó la abejita que marchó hace poco al cielo.

Siguió la vida, continuó el llanto, ya no sería igual y así murieron 5 de sus hijos, quedando sólo las niñas, pero él quería un varón para que lo ayudara a cosechar y a levantar el huerto;  era su esperanza. 

Al fin nació... es más, Dios le regaló otro hijo...pero sólo sus niñas cultivaron... sólo ellas... la historia de los varones se truncó en el camino y sólo tristeza y llanto quedó en el huerto.

Levantaron a pico y pala el rancho y cada una salió poco a poco... y cada libro sin contar se perdió... cada triste historia, y no comprendo porqué sucede así, cuando  siempre deseamos un final feliz.

Contaré sólo la historia de una... del poeta no hablaré nada, su cuento se lo dirá a mi Jefe y tal vez ya salió del infierno y esté allí tan feliz como siempre debió serlo, amando a sus semejantes y respetando a los niños.

Había una niña de ojos negros hermosos, ella se casó, lo cierto es que la abejita me dijo que con un ser malvado, machista, y enojado por el nacimiento de un nuevo hijo, la persiguió por la montaña con un machete y ella recién parida, con fiebre dolor y miedo, atravesó aquél sendero oscuro donde ya no sufriría más: la locura.

Me contó la abejita que la internaron en un asilo, en una época donde no había nada para ellos, sólo un rincón oscuro
y un pequeño hueco por donde le pasaban la comida, sin la más mínima piedad, escondida de su familia, falta ver qué tantas cosas tuvo que soportar la niña, ahora joven madre.

Cierto día decidieron que irían a visitarla, a como diera lugar las tendrían que dejar entrar a verla, y allí estaba... en un rincón...asustada, silenciosa, con la mirada perdida... sumida en sus miserias, llena de piojos, la piel pegada a los huesos implorando a un Dios vivo que la rescatara de allí.

Fue tan triste el final... que al día siguiente, después de llegar a casa, de asearla y tratar de que comiera algo... la niña
blanqueó la mirada y nadie tuvo tiempo jamás de contar su historia, de copiarla; sólo en éste momento recuerdo que los ojos de mi madre se llenaron de lágrimas y sólo atiné a dar un abrazo mientras estuvimos en silencio largo rato.

Por ahí dicen que tenemos herencia de locos, creo que todos somos unos locos perversos en éste ruedo de la vida, y tal vez esa es la razón por la que existe la muerte, es un descanso para el cuerpo, y una luz para el espíritu.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, julio 13/12


LA CARACOLA


Fotografía: Yabel René Guadarrama-México


LA CARACOLA/A Yabel René G

Sobre una rama la caracola
Pasa y pasa se siente sola…
Deja charcos de lágrimas por donde vira
Que cristaliza el sol sobre las hojas.

En silencio busca sus amores
Callada, enmudecida ante la belleza de cualquier fronda
Donde talla de a poco con sus tímidos labios
Pequeños y mágicos corazones.

Y cuando la lluvia, como sonajero sobre su alar
Sólo suspira sobre las rosas,
Se deja llevar de la marea que se le antoje
Dejando un camino teñido de nácar,
Para que un amante huela de sus candores
Y la visite también un enamorado,
preñando su endurecido caparazón
De pequeñas casitas que viajan solas.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, septiembre 28/12

COMO LA ROCA


Águila tallada en roca, imagen familiar.

COMO LA ROCA

Como un águila me tallé sobre la roca
abiertos los ojos a un infinito dorado
mis ansias locas se aferraron con fuerza...
mi corazón quedó suspendido 
y un arroyo que se desbordaba
como el color del rubí azotado por el sol,
quedó silencioso como la noche
cuando la luna de plateada cabellera
abarca los dominios de la selva
donde se escucha el espíritu que aún vuela
de los habitantes del ayer.

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, septiembre 28/12

EL CAMINANTE


Pierre, esposo de mi sobrina Liz-Argentina

El CAMINANTE

Se detuvo el caminante un segundo
Era tal el furor de la corriente,
Mágicos sonidos le entregaba 
Y un beso primaveral vistió su rostro de inviernos.

Sobre la senda quedó todo…
Aquí olvidó el dolor, los días que añejaron su existencia
Para divisar un poco más allá de sus propios sueños,
Lo mágico del paisaje, al descubrir un ave nueva en el camino.

La novia se engalanó de fiesta…
Su larga cola como sedas multicolores volaba aprisa
Cuando el mágico sonido de las aguas la inquietaban,
Para morir después cálida y sosegada
Sobre los pies de la cascada.

Levantó el rostro el caminante…
Allí como si de la nada brotara,
Un hilo de colores se extendió, donde las fronteras de sus ojos le alcanzaron
Un nudo en la garganta, ¡qué tiempo he perdido llorando un ayer!
Y al doblar las rodillas… lo salpicó la lluvia de sus propios ojos
Que como un manantial, bajaba desde el cielo.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, septiembre 28/12



IGUAZÚ


Cataratas Iguazú-Argentina Fotografía familiar Liz Álvarez R

IGUAZÚ

Imponentes las cascadas de Iguazú se visten de traje blanco, como novias en espera de sus amantes, como doncellas que se pasean en las esquinas en búsqueda de ojos que las admiren.

Se escucha el rumor de la corriente, se pasean la
s águilas sin temor, y en sus vientres anhelantes de caricias; duermen los peces, y en las orillas con la danzante brisa que llena de cantares el alma, se besan las madreselvas tupidas, y las flores dejan mecer sus lágrimas que brillan con el sol.

Un trino mágico se escucha entre las ramas, y cuando la luz nace como un niño de sus entrañas, aparece un iris mágico que pinta de colores un nuevo paisaje, y enmudece nuestros labios para alabar a Dios.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, septiembre 28/12

MIENTRAS ME FUMO UN CIGARRO


Alirio mi hermano mayor. Fotografía familiar.

MIENTRAS ME FUMO UN CIGARRO/Alirio Rueda L1R

Aquí estoy, sobre cualquier butaco del camino
Detallo el humo de mi cigarro,
Recorro mi estancia en busca de una flor nueva
Paso a paso… segundo a segundo 
Viendo pasar un águila veloz descubro,
Que la vida, es como el humo que sale de mi boca: pasajera.

Recuerdo de mis amantes sus pezones tiernos
De sus ojos azules, negros, el calor entre mis piernas
Y un mutismo nuevo pareciera envolver mi cuerpo
Con una lágrima me que invita a orar sobre una tumba.

Soy un pasajero más, ha pasado el tiempo
El Dios de todos ha sido generoso conmigo
Cultivo “Azucenas” para mi contento
Riego uvas verdes hoy, para recoger tal vez una cosecha
Donde seré el invitado de honor sobre tu regazo.

Han sido muchos abriles aunque cumpla en septiembre
Vigoroso roble, donde las letras han sido el premio a la paciencia
Cultivadas con esmero te han hecho un sabio,
Que calla, cuando la brisa trae un huracán de penas
Y habla, con la sapiencia de los viejos cuando están ausentes.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, septiembre 28/12

COMO UNA CASCADA


Fotografía, Liz Álvarez Rueda. Iguazú-Argentina

COMO UNA CASCADA

Como una cascada de agua dulce es mi amor
Incansable sobre la roca de tu corazón 
Sin pereza, sin temor, 
Recorriendo senderos escabrosos te persigo
Animándote a seguir te invito.

Como la luz sobre las olas que se agigantan con la brisa
Es el beso diario de mis ojos
Donde el iris te anuncia mi grandeza
Y el bullicio interior te habla de mi presencia
Callando sobre los filos de la indolencia.

Como lluvia clara en pleno verano te persigo
No insistas, el verdor de las montañas busco
El beso de los colibríes sobre las orquídeas,
Encendidos morichales donde la vida brota cada segundo,
Y una semilla cae sin previo aviso
Para retoñar mañana sobre tu fronda.

Como un amante ardiente sobre tu ventana
Un rayo matutino invitando a levantar el rostro
Una rosa roja que será blanca mañana,
El recuerdo de un amor que viajó en primavera
Los besos llenos de dulzura y tibios regazos
Las tetas llenas de blanca espuma sobre tu boca.

No te apures, no angusties más tu rostro
Busca en el poema que aún no se escribe mis palabras
Deletrea una oración temprano
Y antes del ocaso sabrás de mí,
Cuando el sol cambiante te diga que no hay caso a tu dolor
Todo lo que está ya ha sido
Y lo que marcha, sólo retorna a mis brazos.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, septiembre 29/12

MI POTRA DORADA


Ponys.Fotografía de mi colección.


MI POTRA DORADA

No estés triste mi dorada reina
La cárcel de nuestro amor nos mantendrá unidos
Los barrotes acercarán nuestro rostro a una tierna alameda
Donde la prisión no parezca eterna pena
Que a suspirar nos lleve.

Observa la libertad que te dan mis ojos
El trino de las aves implorando un cerro,
La brisa que airosa besa nuestras ancas
Y éste amor, que me vuelve loco cuando te advierto.

Agita amada potra tu dorado rostro
Vacío es vivir si no tengo tu aliento
Suspira sobre mi boca para decirte que te amo,
Levanta polvaredas airosas, para poseerte.

Ya no importa que los barrotes nos separen del verdor
Infeliz sería si no estás conmigo,
Más la felicidad de que estés cerca de mí
Me anima a ésta prisión oliendo de cerca tu piel
Y amaneciendo en el estero de tu cuerpo tan mío.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, sept.27/12

PROYECTO GIRASOL

PROYECTO GIRASOL

La semilla se dejó caer,
Allí donde era frágil y dulce el terreno
Cuando pequeñas cuevas tomaron lágrimas del cielo
Resguardándolas en su corazón.

Se tomó su propio tiempo…
Nadie acosó ni le dijo cuando debía brotar,
Todo estaba diseñado para que fuera
O para que alguien la pisoteara…

Sus tímidos brotes temblorosos parecían quebrarse,
Pero su fuerza y empuje la hizo levantar el rostro
Y de nuevo… una vez más…
La magia de la vida la llenó de poder con abrigados rayos,
Era allí donde estaba su destino, la suerte que anhelaba su alma.

Su tallo se tornó fuerte y soportaba todo el peso de sus ramas
Que como corriente enfurecida brotaban de su interior,
Tejidas con terciopelo por manos invisibles.

Se aferró a la madre que la consintió desde el primer día…
Su negro rostro hermoso y cálido,
Quien sería el sustento de su cuerpo y el de muchos,
A la vez que su propia tumba.

Mañana… siempre había una esperanza…
Aunque a ratos parecía bajar el rostro,
Pero un temprano rocío la renovaba cada día
Y en un instante, pequeños brotes dorados
Preñados de diminutos hijos, extendieron sus doradas alas
Agradeciendo al astro rey con su mirada de frente,
Donde el miedo a su poder no la quebrantaba.

Resultó ser una semilla mágica…
¿Acaso el hecho de parecer que existimos, no es un signo de magia?
Todos somos una pequeña semilla,
Nos aferramos a pedazos de jardín donde la generosa madre
Nos permite sobrevivir.

Algo había diferente en ésta pequeña niña,
Me planté en un sitio donde pudiera robar todos sus secretos
Descubriendo la simpleza de su vida,
Que se dejaba llevar de la corriente de su propio destino.

Antes del ocaso inició la oración,
Agachó el rostro, cuando el sol decidió que tenía una misión en otros lares
Permaneciendo en actitud de sumisión,
Hasta que un madrigal de trinos, zumbidos y arrullos de palomas
Anunciaron de nuevo que el astro había retornado
Abriéndose paso como si brotara de la tierra o lo pariera el mar.

Ésta vez tenía una mirada altiva,
Sus pétalos dorados fueron barridos cada día por la brisa,
Un rostro a punto de estallar, mostró la providencia de una mano invisible,
Ofreció todo el aceite de su corazón, se entregó para que nuevas lámparas se encendieran,
Dejando nuevos hijos para otros, enseñando a todos que sin riego no habría cosecha alguna,
Y sin luz… no existirían los sueños.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, septiembre 26/12

A UN AMIGO

Foto
Fotografía familiar. Liz Álvarez- Zapatoca-Colombia

A UN AMIGO

Mi querido amigo:

Hace mucho tiempo que olvidada de ti me encuentro, pasaron las primaveras donde te añoraba,
Los vencejos anidaron en oscurecidas cuevas, y algunos marcharon antes de abrir los ojos, otros volaron a pesar de
 que nadie creía en ellos.

Se levantaron airosas las palmeras reales, encorvaron el cuello unas cuantas, como garzas sobre el pantanal; cantaron sus ramas cuando un aluvión de alas se extendió sobre ellas, lloraron y enmudecieron cuando no pudieron soportar el paso de la corriente adversa, que golpeó con tanta fuerza, que se abandonaron sin luchar y fueron tragadas por el mar.

Murió la reina de mi corazón, marchó como un águila cansada en busca de su norte, viajó cerca a su pichón tierno, que apenas iniciaba el cambio de plumaje, con sus grandes sueños asidos de una mágica cometa de colores, y quedé aquí… en espera de lo mismo, sobre un jardín que intenta sobrevivir a extensos y fuertes veranos, sólo regados de lágrimas y pesares.

Creo que me olvidé de aquéllos besos acalorados, de tus hermosas manos que tocaban ávidos, sin desperdicio todo lo que te pertenecía pues nada era vedado para ti.

Quedó atrás el camino donde te abrazaba aún con el pensamiento… donde me antojaba de tus labios cada segundo y me obligaba a cerrar los ojos desvanecida de amor, por alguien que nunca correspondió con la verdad.

Ha llegado el momento de cerrar éste capítulo; para comprender el sueño de tu paso por mi vida, dejando de lado mi propio sentimiento, para aceptar la voluntad de mi destino.

Renuevo un poco mi traje exterior, aunque por dentro las cicatrices se nieguen a cerrar, pero una fuerza me obliga a pasar la página para olvidar un pasado que me hace daño, y tomar un sendero apacible donde la calma de los años, apacigüe la ansiedad de tu mirada y mi deseo incontenible de tenerte para siempre.

Como no puedo mentir, no a mis años; te diré que guardaré tu amor pues éste es inmutable, se quedará en ese cofre donde vivirá por siempre a pesar de todo, se talló dentro de mi alma para volar conmigo cualquier mañana, o en algún atardecer, cuando me entretenga viendo las estrellas y sienta ese vacío enorme de un amor que nunca fue.

Te veré pasar tal vez como una inmensa cometa en llamaradas que se fundirá con el mar, para apagar su luz y desaparecer.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, septiembre 26/12

CUANDO EL ÁGUILA


Fotografía familiar: Liz Álvarez Rueda-Colombia

CUANDO EL ÁGUILA

¿Conoce el águila la majestad de su figura?
Extiende sus imponentes alas
Adueñada del esplendor de las montañas
Se besa con las primaveras, con la luz divina…
Se saluda con el manantial, muy de mañana
Perpetuando en sus aguas su grandeza.

Agudiza los sentidos con la prisa del hambre que le toque
Esgrime silenciosa sus potentes filos
Y como una flecha disparada
Con ahínco y fuerza contenida… cae aprisa,
Tan veloz como una centella cuando acusa el invierno
Que al parecer que cae, resucita de la tierra,
Con el manjar aún con vida, entre sus garras.

No hay impaciencia, aquí el temor no existe…
Levanta airosa su mirada, revestida de gracia y hermosura,
Impulsada por la brisa del momento,
Sólo mueve de vez en cuando el motor de su cintura
Para impulsarse aún con más bravura;
Y con un chillido acosador, donde el contento de sus hijos la advierten,
Busca su preciado nido con dulzura,
Y de a poco… desplumando otras alas que fueron pródigas para su alegría,
Entrega en la boca de sus hijos
La única premura por la que se agitan sus alas muy temprano,
Antes de salir el sol sobre los cerros.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, sept. 26/12

ESCARLATAS

ESCARLATAS

Blancas sábanas esperan a un amante
Velas encendidas casi al anochecer
El vino, las rosas sin espinas…
Los pétalos escarlata el perfume, el placer.

Tiembla la paloma en espera de un abrigo
Vienen luego los suspiros, la música el galanteo
Suenan los tacones, caen las plumas
Desnuda la piel anhelante de locuras
Donde se olvidan los sueños en caballo blanco
Se cierran los ojos, se pierde la timidez.

Y luego cuando ya todo se ha consumado…
¿Tan poco esto ha durado?
¿No era más?... nada que ver…

Es aquí cuando el recuerdo de viejas caricias
Encendidos cachetes con el roce de tus manos
Recuerda que el placer poco dura,
Más el sentimiento que nos hace cerrar los ojos
Hasta palidecer,
Es el elíxir que toman los poetas
Para que el amor cobre vida, en el vientre de una mujer.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, septiembre 25/12

LUIS EL CANOERO/Luis Santos

LUIS EL CANOERO/Luis Santos

Se levanta Luis temprano 
con sus abaica tres puntá.

Toma el atajo por el valle del compae
Arrima a cuatro bocas por si está la comae,
Visita a la siete cueros, /lo enloquece María José…

Por ahí lo ven pasar como bala perdida
Sube, baja, se encarama encima…

Toma la canoa, la que conoce su vida:
Negro como la noche 
Que está de estrellas parida.


No hubo red para echar… /¡nada había pescado!…
Se volvió fabricante de humanos, de preciosos surullos.
Los pasa de lado a lado para evitar la corriente
Como un valiente cruza los mares… 
Desafía los ríos…

Tiene blanca dentadura, 
Aún no encorva las piernas…

Tiene bonita figura, es bailador y cantor.
Le gusta probar sancochos con sabor a pueica fresca
Y en las noches, de regreso, sólo asoma las patas,
Por una hamaca de rayas 
Que siempre cuelga en la sala…

Y se esfuma como la brisa 
Para que no lo regañen
Esconde bolsas de tierra roja 
Simulando que es oro,
Para mantener contenta 
A la dueña de sus amores.

Y si de regreso, de aquéllas movidas llega,
Trae enorme sonrisa que le arropa las orejas.

Prende el equipo a todo mecho,
Para que los vecinos digan que ese viejo si es arrecho.

Grita a todo pulmón que tiene como 100 hijos,
Pero también afirma que a ninguno reconoce...

Y de goce en goce se pasa la vida.

¡Poechito Luis El Canoero!… ¡poechito patetortuga!
Con tanta brega que tiene 
Aguanta la cantaleta de la vieja
Hasta la próxima calentura… jajaja!!


Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, sept. 29/12

A RATOS


Mariposa, colección personal/11


A RATOS

Cuando al despertar detallo tus arrugas
El seño aún fruncido a pesar de parecer dormido
La enorme panza agitada por el calor del día
Las manos… encantadoras cuando acarician
Torpes cuando fustigan.

A ratos, cuando tu voz pareciera tener la cadencia de una cascada
Con el frescor de la brisa azotando la ventana,
Las arrugas me parecen vanas, los ronquidos son de guitarra
El jardín antojado de penetrar vacíos espacios
Jarrones que torpemente se colocan en cualquier lado,
Pero que al conservar tan solo una fresca flor, dejan de ser vanos.

Quisiera en esos momentos, olvidar el pasado…
Borrar las heridas de un ayer un poco turbio
Los sinsabores de la vida que van y vienen,
Pasan como un pequeño riachuelo, dejando náufrago el corazón…

No importa ese ayer mientras retorne la luz
Las nubes pasajeras ondeantes y ligeras,
Las estrellas luminosas vestidas de radiante luna
Y se copie la dulzura del amor en el cristal de mis aguas…

Acaso pareciera que el son de un ventilador fuera la vida
Se agita la bandera interior que lo mueve todo… lo ventila…
Dejo de mirar tu cuerpo fuerte y apetecido
Para abandonar mis ojos en los tuyos… aún brillantes…
Conservando el frescor de pasadas primaveras…

Olvido el tiempo pasado para recoger mis escombros
En éste hoy que aunque parezca mentira…
A ratos… sólo a ratos…
Imagino que no volverá la golondrina al nido
Pero al escuchar el zorzal con ese encantador trino,
Ya no me importa nada…

Volteo el rostro una vez más…
Tu boca está callada… la música suena de nuevo…
Los chillidos de los niños escondidos tras las ventanas
Suspiro ante tanto olvido… más al detallar el azul de tu mirada
A ratos… parece que retornara el olvido.

Aparece la lluvia de nuevo… una promesa…
La ligera corriente atraviesa mis senderos
Para fundirme ésta vez nuevamente contigo,
Añorando que mi calor se pierda entre tu cintura
Olvidando para siempre,
Que sólo me amas a ratos.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, sept. 25/12

EL PINTOR

EL PINTOR

Hablo del pintor de sueños,
El habitante gentil que posa su rostro en mi almohada
Sus manos los pinceles que deslizan mi piel
La pintura de su cuerpo penetrando tibiamente
Donde el hormigón del deseo pareciera fallecer.

Enmaraña con sus labios lo dulce de mis pezones
Aunque heridos, parecieran a punto de reventar
Mi pintor aquí construye sobre un tapiz en blanco
Una obra mágica que tiene sabor a mar.

Huele su boca a limonero
Se preñó de hojitas verdes...
El aroma de su pecho tiene sabor a varón
Y una hembra casi muerta en sus brazos resucita
Una mujer reseca, destiló su dulce miel.

Mi pintor de días inciertos hoy los convierte en suave brisa
Se escucha el eco lejano de una flauta, mi hijo se volvió cantor...
La voz de la brisa en su boca como gemidos huracanados
Se ha desbocado con su mágico pincel,
Y en un arrullo se duerme, la que parecía yerta
En un traje escarlata hoy se hizo mujer.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, sept. 25/12

LA BORRACHA

LA BORRACHA


Cuando ya el último peso en el bolsillo, 
Los ruegos, las mentiras…
La borracha perdida en su propia vergüenza
Donde las penas le ganaron la partida,
Recorre como una sombra, sosteniendo las paredes
De un mundo que le es ajeno
De una lluvia que tañe día a día, su mismo traje raído.

¡Vieja borracha!... ¡Amarre la perra! –son sonidos repetidos-
Las carcajadas la hacen enfurecer con lágrimas nuevas
Donde pareciera que la sal no existiera,
Como una lluvia de perlas cae empañando, sólo mojando
Un poco más su triste vida.

A tumbos como una muñeca de cuerda busca un nido
Lo encuentra bajo un sauce que se cansó de llorar,
Sobre una fría loza que renueva sus gemidos
Y una blanca flor entre sus dedos la retorna a un ayer.

A solas la ven pasar, habla con el sol como su amante
Le cuenta a la luna sus cuitas, de sueños que parecen de otros,
Inventa uno y otro poema mientras se toma un tequila
Se levanta la falda a veces, envía besos, reclama caricias
Y al fin cuando ya olvidada de sí misma, con una leve sonrisa;
La borracha al fin se duerme, y al despertar  resucita.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, septiembre 25/12

EN MI PROPIO ESPEJO

EN MI PROPIO ESPEJO

De nuevo la soleada tarde advirtió de tu presencia
Cuando la sombra de tu amor me perseguía,
La luna en implacable soñadora convertida
Haciendo de su luz nido en tu aposento. 

De tu cuerpo me hice prisionera
Busqué entre los escombros tu mirada
Levanté el rostro después de mi caída
Mientras una mano sutil me levantaba.

Volteé a ver el espejo de tus aguas
Tan claro manantial donde mi faz era copiada
Observé los negros ojos inquietos y danzantes
Sumisos al destino que aguardaba.

Aquí vamos, mecidos por la misma corriente…
Un resoplido ha levantado mis crines
Advirtiendo que la vida continúa,
Tal vez mañana ni reconozca mi rostro
Cuando en la claridad de la lluvia no me copie
Ni retrate mi faz atormentada.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, sept 24/12

SOÑANDO QUE VIVO


SOÑANDO QUE VIVO L4R

No me importó la soledad, ni la tristeza,
cerré los ojos un instante, imaginé que amanecía
que sobre tus brazos la vida seria eterna
navegando en nubes pasajeras
,
En versos que me recordaban lo frágil de la vida
como el idilio fugaz de una mariposa
y presentí que debía beber de tus labios hoy;
que cada segundo que marchaba, era uno menos para amar
una oportunidad para aprender que la vida no es más
 
que un son de reloj, que en un instante se apaga…

Las rosas aparecieron en mi sueño
con pequeñas gotas de roció como perlas de colores
copiando toda la belleza y el esplendor de la fantasía
creyendo que la vida es para siempre,
desnuda con el beso de la brisa y las olas entonando una nueva canción;
perdida en la locura de la mente, que viaja a donde quiere, reinventándose
 
como un pentagrama en blanco,                        
que pronto llenaremos de notas fascinantes
alimentando el ego de existir y vivir como si no muriéramos mañana
o tal vez en un segundo…

Descubrí la gigante luna tan bella, como ese regalo infatigable
 
soñé con un dorado sol, besando las playas vacías de mi existencia
donde se renovó el amor, las flores retornaron a mi mesa
las miradas encendidas y las humedades regresaron al estero,
tus detalles adornados de rojas flores, tus caricias
 
como la miel que tibiamente se desliza entre la lengua…

Al despertar, descubrí que soñar nos devolvía los anhelos
que la siempreviva adornaría sin importar que pareciera una flor muerta
que al abrir los labios sentiría los tuyos en los míos,
y con el encanto se saberme viva una vez más…
cerré los ojos… y seguí soñando…

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, septiembre 19/12


CISNES

CISNES 

Cambiaría tus blancas alas por mi piel
Para nadar en esas aguas azules
Tan llenas de paz, tibias y tranquilas
Donde tal vez el depredador esté ocupado
Iniciando un pentagrama sobre los pechos de una mujer.

Quisiera decir hoy, cuánto te quiero…
Ésta inquietud que azora mi paz tan perturbadora
Más retorno al sonido de tu voz y de nuevo el alivio
La corriente besando mis dorados pies,
Mis alas aprisa sin afanes, observando con deleite
Las nubes viajeras que se posan sobre mí.

Caminar contigo sin reproches…
Los que duelen y me hacen sangrar el corazón
Navegando a la par con mis luceros
En el espejo dibujarnos y sonreír.

Un descanso en la roca del camino…
Contando las flores, tomando de ellas su néctar
Nuestra blanca piel adornada con la suavidad de la vida
Nuestros pequeños ojos, sin más motivo que vivir.

Escucho el reclamo de mis hijos y me lleno de nostalgia
A duras penas tomo los cardos del camino y me entretengo
Escribo poemas tal vez para nadie…
Pero la vida es mágica y me permite soñar y continúo
Una quimera parece el cielo dibujado en el espejo,
Un nuevo madrigal por construir sus diminutas figuras
Que penetran bajo mis alas llenando de regocijo mi alma.

Quisiera que armaras un corazón con tu cuello,
Renovar promesas olvidadas, que se esfumaron con los huracanes
Confirmarte una vez más, que mi amor es más que todos los sueños
Mañana lo comprenderás cuando extienda las alas y levante vuelo...
Quedará sólo mi sombra sobre un pequeño lago
Donde siempre… esperé por ti.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, septiembre 5/12

COLIBRÍES 2


COLIBRÌES 2

Sobre una flor te diré cuánto te amo,
Esperaré que duerman las amapolas,
Dejaré sobre cada rosa mis suspiros y en veloz huída,
Llegaré a mi orquídea preferida...

El brillo de mis plumas parece metal precioso,
Abanico sus trajes de doncellas,
Y agradecidas entregarán toda la miel que hay en sus corazones.

Ya llega la tarde, y con ella se oscurece mi mundo,
Recorro caminos impensados en búsqueda de aquélla
Que solo miel entrega y muy temprano
Antes de una trasnochada aurora...
El primer beso de mis labios.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, 4 septiembre/12

FLORES DE CEREZO


FLORES DE CEREZO

Estuve viendo las flores de cerezo
Se me antojaron a tu piel…
Me dio la gana que fueran tus labios
Quise que detallaras el rosa de mi boca con ellas

Y una sonrisa a medias te entregué.

Me detuve ante los ojos de las estrellas
Se me vino a la mente tu cuello,
Quise beber de nuevo de tu boca
Mordí las jugosas frutas tan dulces como mi amor.

Las tomé en mis manos y creí que era tu cuerpo
Mi sueño retornó a ese ayer, una carrilera, un lago
El vuelo de una mariposa blanca en el camino…
Tomé tus manos a la puesta del brillante sol
Y un hilo quedó tras el metal que voló presuroso
Creyendo que era un lucero, pedí por ti, por mí…

El árbol estaba tan lleno de flores, la brisa las mecía levemente
Al cerrar los ojos una vez más soñé que eras tú,
Una danza de grullas a lo lejos, me recordó lo liviano de tu amor
Mientras el mío se tallaba en la roca fuerte…

Mis suspiros se robaba la tarde, con una luna llena encendida
Pinté de nuevo los labios de un rosa profundo
Vestida de blanco quedé en tu espera
Mis lágrimas se antojaron ser las perlas que cultivé,
Llevando sobre mis dedos convertidas en un rosario;
Donde cada día pido a Dios por la realidad de éste amor.

Raquel Rueda Bohórquez Barranquilla, agosto 3/12

MAMÁ DIJO...


MAMÀ DIJO:

Te dejo:
El caminito de tus recorridos
Una alacena llena de violetas
Tus ojos inmersos en el iris

Cruzando el Magdalena…

Un libro de oraciones…
El viejo rosario de mis penas
La silla impregnada de mi fragancia…
Una mesita donde quedó la imagen de María…

Te dejo… todo lo que cubría mi cuerpo
Un frasco donde mi sonrisa moría en las noches
Las carcajadas de cada día sobre tu regazo
La tibieza de mi amor que nunca morirá.

La música vieja guardada en mi hogar
Con ese olor a hierbabuena para calmar mis penas
Un tinto caliente, para verte sonreír…
Ya tus enojos quedaron en el vacío pues no te veré
Y tus quejas debes entregar a otro…
Tal vez al mástil posado en tu pared.

Te dejo amor mío, la libretica de mis sueños
Una historia que te conté muchas veces para repetir
Mis manos sobre tus hombros aunque no las sientas
Y un tibio beso sobre tu blanca piel.

No olvides, que sobre la mesita de cristal
Quedó la imagen que me anunció la marcha
El perfume que alguien robó para tu enojo
Y una flor guardada en un viejo libro…
Si la encuentras… sabrás que era para ti.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, septiembre 3/12

CANARIOS



Mi amor hermoso, mi pedazo de oro puro, ¿en dónde trinas hoy?
Espero que en el jardín de Marìa, donde los huertos tienen el perfume de su amor, allì donde el dolor se esfuma y sòlo hay luz y bondad.

Te acabo de ver, como siempre,
 con tus ojos negros como la noche, tu cabellera rubia, todo en ti era dorado, la mejor joya de nuestro jardín,
pero el jefe supremo decidiò que tus trinos le pertenecìan, y marchaste mi mono bello, mi dulce niño feliz, quedando todo sobre una perdida pared que hoy se tiñe de blancos, con tu imagen retratada, con esa energìa que siempre vi en tu mirada.

Canta sòlo un segundo... entre mis manos tu vida se extinguiò...

 una tarde de mayo, volaste hacia ese infinito que aùn no conocemos, pero que tal vez aunque lo creamos imposible, es donde la verdadera libertad existe.

Extiende tus alas sobre mi pequeño àrbol, las gotas de rocìo de mis ojos limpiaràn tus plumas, y una oraciòn de nuevo acompañarà una làmpara encendida que aùn no se apaga.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla sept3/12

ROCAS Y CASCADAS


ROCAS Y CASCADAS


Mi pastor me ha dicho que puedo tomar prestadas todas las imágenes que desee y que ser un ladrón de corazones es la tarea que nos asigna a cada uno, de lo contrario, nuestro paso por éste planeta, será en vano, pues el suyo ha sido entregado desde siempre y por siempre, para que todos lo veamos en donde nuestros ojos lo deseen. 

Él es esa cálida fuente que nos besa cada día, son esas palabras que se tejen en nuestro interior decantando su pureza en nuestras almas.

Cada segundo estoy más segura de que no soy nada sin él, y que todo lo soy si confío en su grandeza y miro su obra como si fuera con sus propios ojos.

Agacho el rostro y lo encuentro, levanto la mirada y el sol tan luminoso me advierte que tenga cuidado, que esté pendiente de su abrazo, que será una eternidad de vida.
 

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, septiembre 1/12