jueves, 18 de agosto de 2011

BAMBÚES (12)

BAMBÚES (12)


Otra vez en la misma orilla;
el dolor agita mi corazón,
las palabras duras resuenan
mientras a lo lejos 
se entona una canción.

Lámparas necias de mis ojos
son las que añoran amar,
más postrada y de hinojos
una lágrima siempre ha de rodar.

Suenan a lo lejos vientos de paz,
más la guerra es un son de tambor;
late aprisa, no hay un duelo,
mientras muero de dolor.

Suaves cantares que la brisa trae,
cándidos sonidos de ruiseñor:
ven a mi ventana cariño mío,
mientras escucho versos de amor...

Han viajado los nubarrones,
los que llegaron se alejarán;
me han dejado sólo tristezas,
¡ya niña triste deja de cantar!

No sueñes con imposibles,
otros látigos te harán llorar,
ya con tus penas tienes bastante
ven y te arrullas con mi trinar,

mientras entona la brisa suave
sones de  palmeras y flautas dulces
que suspiran  en las laderas
inspirándote sueños de libertad.

Raquel Rueda Bohórquez 
Barranquilla, agosto 18/11

TENGO CELOS (13)

TENGO CELOS (13)

Tengo celos del aire que respiras,
de la enredadera que ven tus ojos,
del sol que te acaricia y abriga;
de las manos que te tocan...

Celos de tus atardeceres
de las frases que te dicen otras,
de los miles de besos que te envían
que me están volviendo loca.

Me abruman tus amaneceres
en brazos tibios de otras mujeres,
en las humedades que no son mías;
en los placeres que te excitan...

Tengo celos... ¡me muero!
Nunca los había sentido;
de las imágenes que atraen a tus ojos
desnudos insinuantes, palabras locas...

Celos que me enardecen y me agitan,
que me revuelcan con sed infinita
de tus besos, de tus caricias ardientes
que son para otras.

Muero de nostalgia por duras palabras,
por mi amor incierto que muere en silencio;
por las horas de soledad sin tus manos
que rocen mi alma desde mi aposento...

Celos de tu mirada hacia el cielo,
de las estrellas que te incitan
de la luna, de los luceros,de los esteros
que se pierden en tus ojos de fuego...

Puedo decirte que de celos agonizo,
que mi estancia solitaria te añora,
que mi calor se desperdicia con mis horas
y entre tanto empaño mis senos
que ansían por siempre 
el ardor de tus manos.

¡Oh por Dios! qué celos tengo...
Más no te enojes por eso,
es el gran amor que por ti siento
y la impotencia de verte tan lejos
y no poder respirar ni la brisa
que arrogante besa tus labios.


Raquel Rueda Bohórquez 
Barranquilla, agosto  16/11