domingo, 7 de julio de 2013

AMISTAD [149]

AMISTAD [149]

Hablaré de la amistad de un ave con un roble:
Encariñados pasaron duros tiempos,
se abrazó a su tronco una enredadera
y él soportó callado y agradecido,
por sus flores.

Llegaron gorriones y otras aves.
La lluvia se empeñó en sus verdes hojas
pero él se aferraba a la madre tierra,
pariendo sueños y abrigando soledades.

Aquí se enamoraron las palomas solitarias,
anidaron en un rincón escondido;
las hormigas se vistieron de topacios,
de rosas encendidas,
y fabricaron ricos hongos para su reina querida.

Se hizo cómplice una mariquita roja de una amarilla,
un sinsonte cantor trepó en lo más alto
para ensalzar a Dios
y convencer a otros de su magia.

Danzó una mariposa sobre una hoja
siendo su compañera y amiga,
y la cárcel fabricada por ella, fue su hermana,
quien la resguardó, mientras sus alas de colores crecía,
siendo cualquier día, un hada en el camino,
callada y sumisa,
para morir enamorada del brillo de un lucero.

La lluvia tuvo compasión, cierto día…
Brotó de sus ojos incontenible llanto
que hizo reverdecer la pradera;
y el campo se vistió de verdes esmeraldas
dejando un nicho abierto en un rincón,
para que las ranas locas
se inundaran de amores.

Amistad nació en un momento…
Se miró a los ojos con su enemigo y perdonó,
volvieron a reír a carcajadas las guacharacas,
el ave inició su canción del día
y volvió a salir el sol.

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, julio 4/13 

ANÉCDOTAS CON MI VIEJO [150]

ANÉCDOTAS CON MI VIEJO [150]

Es verdad que cuando mi padre compró la finca La Cacica, al lado de la casa antigua, la propia, donde vivimos, la tierra se sacudió tan terrible que se abrió; los perros dieron aviso de que algo sucedería, y empezaron a ladrar como lobitos… ¡ auuuuuu!, ¡auuuuuuuuuu!,  con ese sonido desgarrador que todos conocemos.

También, que mi madrina Noema Martínez me salvó la vida, porque corrió apresurada, con ese instinto de mujer, y me despertó, bajándome de la cama, al momento, el techo cayó sobre ella, hubiese habido papilla a la Sheila.

Puedo contar que había un camino al lado derecho, una carretera en mitad de la finca por donde entraba el dueño de la otra propiedad, como perro por su casa, pero la casa era de Pedro, mi padre, y recuerdo tanto el olor de unas flores amarillas, que no tenían pétalos sino como palitos en miniatura, que olían delicioso.  Mi madre decía que de ahí sacaban perfume, y también, que tomaba varias y me restregaba por el cuerpo para oler como ellas.

Él se percató enseguida, cuando el tipo vecino con su arrogancia entraba y salía, sin saludar ni ser cortés, /¡mi viejo sí que lo era!, es más, se pasaba… Como si fueran sus predios, parecía un caballo de paso fino en medio de casa ajena,  y mi Cucho que no era ningún caído del zarzo, al otro día, decidió que ahí habría un hermoso huerto, y selló la entrada.

Una pequeña discusión, y mi padre como todo macho de Santander, noble, pero hasta que la gente no lo quiera ver de pendejo, orinó su territorio y se hizo respetar, aumentando nuestra confianza en el roble hermoso de nuestro humilde hogar.

 Ahora nuestra finca vale tanto dinero, que ni con un baloto la podríamos comprar de nuevo, los precios los coloca la actualidad materialista, ¿quién puede comprar algo que no tiene precio?

“Éstos son mis predios” –dijo mi viejo- Usted tiene un camino por su finca, no tiene por qué venir aquí cuando le dé la gana, entrar y salir como si esto fuera suyo, dejando el falso abierto para que mis reses se salgan y las suyas entren a mis potreros.

¿Qué discutiría el tipo?, recuerdo gritos y bravuconadas, para finalmente coger camino y aceptar que mi padre tenía toda la razón.

Los adinerados de la época como en todas, abusaban del campesino, y ellos siempre se humillaban, dejando que los pisotearan, pero con mi familia pocos cuentos de éstos, porque los Rueda son de respeto, ¡y a quien no le guste, pues venga a verrrr, pa picarlo a machete! -(Dicho de los campesinos para azuzar a pelea)

Una anécdota que recuerdo, porque mi Jefe me dio una mente prodigiosa, y hay detalles de mi niñez que los tengo ahí como si estuviesen sucediendo ahora, es que el señor, que no quiero nombrar, por respeto a su memoria, y porque es mi paisano, decidió también, que en su finca se botarían todos los desechos y basuras del pueblo, pues servirían de abono para sus cosechas, sin contar que la hediondez dañaría nuestra paz, y que millones de moscas serían un tormento nuevo, poniendo en peligro nuestra salud y la de todos los campesinos alrededor, y éste nuevo problema lo afrontó mi viejo poniéndole el pecho, ¡de frente, con valentía, como un macho arrecho!, así le gritaba a mis hermanos con una sonrisa en el rostro.

No valió reclamos por las buenas, ni llevar la queja a la Alcaldía, pues el tipo era peso pesado, y los otros campesinos “muertos de hambre”, como los llamaban; pero el ingenio de mi padre no tenía fronteras, y entonces se reunió con los campesinos afectados como nosotros, a proponer un recurso a ver si les paraban bolas, y llegaron en grupo a Zapatoca a la plaza principal, donde había mercado el día domingo y los campesinos llegaban a ofrecer sus productos sin intermediarios.

Se dedicaron a recoger las moscas, había un veneno muy bueno y recogieron un bulto, que esto eran millones de insectos, y llegaron de nuevo a la alcaldía a poner la queja, con el cuerpo del delito y muchos testigos alrededor.

Nada que les pararon bolas, pero las moscas quedaron regadas frente al dichoso palacio de justicia…

Mi viejo lindo, cuánto reíamos después, al iniciar a contar todas las historias una y otra vez.

Ni siquiera los tuvieron en cuenta, pero había otra solución, pero tendría que hacerlo callado, sin contar siquiera a sus amigos.

Sin decir nada a nadie, fue al basurero y le echó gasolina, prendiendo fuego a toda esa porquería, ahora lo confieso, fue mi viejo, Pedro Agustín Rueda Rueda, un macho arrecho de Santander, que dijo: ¡No más, no me jodan más!... nadie, por más dinero que tenga, me va a prohibir vivir en paz con mis hijos, en la finca que con tanto amor compré para ellos.

Fue una solución acertada y el basurero se canceló.

El gusto nos duró poco, porque mi madre siempre quería salir a donde brillara más el sol, pero mi sol estaba en esa finca preciosa que fue vendida a mi padrino, quien a su vez a otro, y así, hasta que pasó a otras manos que no son de la familia.

Llega el nuevo año,  inventaron viaje para Bucaramanga. Con el dinero de la venta,  se compró una volqueta, y ahí estábamos todos sus hijos, leyendo los avisos y adueñándonos de todos los vehículos que pasaban, con algarabía y contento, ¡el que viene ahora es mío!... ¡no… ese lo vi yo primero, ¡es mío!, ¡el suyo es ese destartalado que viene allá!, así pasamos todo el camino, hasta que llegamos al sitio que sería nuestro nuevo hogar, en medio de carcajadas y enojos.

Las historias de sobrevivencia y lucha de mi padre, serían las de un hombre valeroso que no se dejaba amilanar del mal tiempo, y nuestra vida continuó con la lucha diaria, con ahínco y fuerza, siempre con la confianza puesta en Dios, encontrando una inmensa casa de un amigo, “Martín Sadataco”, (el apellido era un apodo, nunca supe cuál era su apellido real). Salía mucho con él a tomar chicha o guarapo, cuando llegaba entonado, le decíamos: ¡Ajá! ¿Sadataquiando?... ¡Sadatacos y más Sadatacos, y chicha encima, y chicha encima!; soltando todos una carcajada que jamás amarrábamos demasiado.  

Fue en su casa donde nos albergamos todos, un gran solar con un árbol de mango en el centro, antes le llamaban mediagua, era un sitio muy grande, encerrado en muro, con tejas de barro.

Mi madre embarazada de Julio César, con 14 hijos. En la finca perdió a su bebé Rosa María, pero  la muerte de mi abuela la tenían muy triste, al mes falleció Rosita pues había nacido de 8 meses, eran días demasiado fríos y el calor no alcanzó.  Tal vez por ésta razón no quería estar más ahí.

Este era el barrio Mutis, antiguo aeropuerto de Bucaramanga y la empresa Urbanas, ahí mi viejo trabajó, llevando tierra para la construcción del aeropuerto nuevo, donde muchas veces me llevó con él y me sentía triste al ver como derribaban árboles inmensos y ver tanto animalito por ahí, sin saber a dónde ir, pero el supuesto progreso no se detiene ante nada y la vida continuaba su curso. Otra historia de familia nos encontró reunidos en la ciudad de los parques.

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, julio 5/13 

PALABRITAS [151]

PALABRITAS [151]

Es mejor abrir una puerta para que salga el mal,
que mantener cerrados los labios y no hablar.

Quien se acostumbra al abuso
se queda en sus equivocaciones
y hasta termina gustándole.

Quien no respeta la casa de sus padres
ni la hace respetar,
más tarde recibirá de lo mismo
y  no tendrá a quien culpar.

Toca a mi puerta para obrar el bien
y te daré hasta las llaves de mi corazón.

Entra como un ladrón en la noche
y me desvelarás...

Tan fácil es obrar el bien como el mal
pero el bien, nos hace libres y felices.

Raquel Rueda Bohórquez 

Barranquilla, julio 5/13

MI BARCA [152]


MI BARCA [152]

Camino por ahí
veloz como las brisas de diciembre
sin acobardar mis alas ante el mar,
ni al arrogante filo de la lengua.

Me inspiro en la sábana extendida
de arrugadas piezas a su antojo,
quebranto, sal y luna desteñida,
luz, sol, riachuelo manso y abrojo.

Navego en mi barca día a día…
Alas pequeñas del tiempo entre sus aguas,
niño gorrión de plumas quebradas:
¡Vuela lejos!,
hasta donde se divisa reluciente pampa.

No ha podido el huracán más fuerte,
sostiene mi velero tu sombra.
Todo son luces de colores si veo a tu norte
y llegas amor, para que levite  mi barca
sobre las aguas azules de tu mirada.
Y entre los naranjales en flor /a lo lejos
si el arpa suena y el tambor palpita,
son tus luceros brillantes mi contento
y tu boca el caramelo que me invita.

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, julio 5/13 



ENTRE LOS HELECHOS [153]


ENTRE LOS HELECHOS [153]

Te esperé amor, sobre  verdes helechos
donde la humedad nutre mi selva virgen.

Pies diminutos buscaron una rama
con hilos de seda,
para componer un verso.

Guardé en mi corazón tu espacio...
Tallé sobre la roca nuestros nombres
diciendo que jamás te olvidaría,
pero te vi marchar sin voltear atrás
y me quedé con tu arrogante sombra.

Brotaba un manantial entre los musgos,
una paloma torcaz de tonos rojizos,
un azulejo embelesado entre las orquídeas;
un toche cantor con hormiguillo.

Ahora, el tiempo acosa
retozan mariposas de colores
y todavía a pesar del tiempo,
te espero una vez más,
sobre los mismos helechos
que han bendecido nuevas flores.

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, julio 5/13  


PACIENCIA [154]

PACIENCIA [154]

No puede más la velocidad que la paciencia,
a paso lento logramos más que corriendo.

Una pequeña roca nos puede hacer caer,
pero paciencia pasará sobre ella
sin darse cuenta que ahí estaba.

Paciente una roca en el camino;
soportó la fuerza del sol sin quebrantarse,
llegaron los cansados y las aves de paso
para ser en vez de lanza,
sosiego…

Recuerdo  que las orquídeas se empeñaron,
no hubo saña ni castigo
cuando la hiedra de a poco,
se alejó por el camino…

Paciencia, divino don… ¡regresa ahora!…
Un cactus decidió brotar a tu lado,
pero roca se enojó conmigo y me espetó:
-¡Calma mujer!... ¿no ves que los cardos
cuanto más intenso el sol y las fuertes brisas,
le regalará a la roca
sus más preciadas joyas?

Hoy al pasar un instante, ¡un suave olor!…
El vicio del dolor atravesó las llagas
y sobre uno de sus brazos lleno de espadas
una roja flor, estrenó vestido.

 Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, julio 6/13 

VIENDO [155]

VIENDO [155]

A mi alrededor contemplo el azul inmenso,
La sombra de un "te quiero” se renueva,
como un maravilloso astro cada día.

Ese chillido de monte,
de árboles llorones bajo mis pies;
esa laguna que no fue porque la apresaron,
esos cactus que no tienen tiempo de florecer
porque una daga...

Sobre una rama donde no estaré, te busco...
Un inmenso señor que ayer tuvo fantasías de verdores, y miradas altas,
caído en cualquier camino,
porque una sierra maldita tiñó de sangre su destino...

Sólo fantasmas levitan en los desiertos senderos,
cemento gris, sangre y llanto de madres que buscan huesos,
tiña que el hombre empeñado en sus fantasías
siembra, como si el dolor floreciera…

Burlones de mi madre que ríen a carcajadas
con sus estómagos a reventar de falsas delicias...

Deletreo tu nombre de nuevo y te busco,
pretendes aparecer donde no te aman,
eres un lirio en la herida de una roca,  
un ramo de violetas en un rincón olvidado,
y tus gotas de rocío se empeñan en los colores de la vida
que el hombre mata con su poder malsano,
y su reinado de un día.

Debo volar pero no se hacia dónde...
Debo correr pero no encuentro la tibieza
de ese alguien por ahí que me inspire...

Tengo hambre insaciable de amor
y decido volar para ser sobre la montaña
para descubrirte de nuevo
entre los azules que bordean un lago pintado
en medio de  las sombras...

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, julio 6/13 

DESCANSA [156]


DESCANSA [156]

Después del ejercicio con los delfines,
los acompañé con los ojos cerrados
a jugar un rato con las olas,
y las profundidades del silencio.

Decidí que me convertiría de nuevo en lo que soy,
alas abiertas una vez más.

Sin importar lo malo,
busco dentro de mí
llegar a la cumbre de la montaña,
la más alta de todas,
hasta esa luz que guía mi norte...

Quien desee me puede acompañar,
cierra los ojos, imagina la brisa,
para  sin esfuerzo  empezar  a volar...

Nada de marimba ni vainas raras
deja que tu alma flote,
para que puedas lograr
esa paz interior que tanto anhelas,
y olvídate de todo lo malo...

Deja las pesadillas del ayer,
fue una película en negro y blanco.
Recuerda todo lo bello que te ha dado la vida,
las flores del campo, las aves,
los viejos y nuevos amigos,
esa luz encendida de unos ojos,
el pecho vigoroso de un toro, y así,

descansa... descansa...
Pero no te duermas,
la vida empieza hoy,
ahora... ¡en éste momento!...

Mañana es sólo un sueño,
tal vez no estaremos aquí
sino en la inmensidad
de un océano sin fin.

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, julio 7/13 

TIPS DE ASEO A LA SHEILA [157]

TIPS DE ASEO A LA SHEILA [157]

Sencillos trucos que podemos poner en práctica en nuestro hogar, donde la madre se convierte en la “ama de casa” que tiene que mantener todo en orden y recoger la mugre y falta de aseo y compromiso de otros. Entonces comparto para que copien y peguen en el cerebro y colaboren, porque también nuestro esqueleto se cansa y agota.

Para los hombres, mujeres y sus pelos:

Es bueno mantenernos bien rasurados, o si nos dejamos la barba, que sea bien organizada, no como la ratonera de alguien, o el hormiguero que acaban de patear, ¡pero por favor no dejen sus pelos en el lavamanos!, por dos razones: se tapan las cañerías y me da asco recoger sus pelos de ahí, ¿te gustaría recoger los míos año tras año?

El espejo es para mirarnos y ver que todavía estamos lindos y hermosas, más no para dejar ciertas cosas blancas con puntos negros, también me da mucho asco tener que limpiar, también tienes manos y puedes colaborar.

El desorden:

Si dejo las cosas bien organizadas y en su puesto, si las utilizas, ¿por qué razón el cepillo en la cocina, la crema de dientes, e inclusive algunas veces también el papel higiénico y cada cosa que se les antoje dejar sobre el piedra escritorio, hasta lo más increíble he tenido que recoger de ahí?… ¿no es un poco  falta de compromiso?, también vives en la casa, y  me aburro y desespero de repetir todos los días los mismos oficios, y ver sus caras de tranquilidad, relajaos… hijos míos…¡relajaos!… esto va para todos los desordenados y poco comprometidos, en el hogar vivimos muchas personas, y cada una tiene que asumir su parte, pero no olvidar que todos tenemos que colaborar con el mantenimiento de la casa, que a mí no me dan siquiera un abrazo de bienvenida, ni despedida, mucho menos recibo un sueldo por éste trabajo, tan desagradecido.

Ahora que las chicas pueden usar toallas higiénicas, que además son dañinas para el medio ambiente y la salud, ahora que vienen en una bolsa plástica donde se puede guardar después de usada para no lanzarle por ahí toda empelota, a que vean esi tan desagradable, ¿entonces nada les importa? ¿no les da pena?... ¡A mí me da mucho asco y vergüenza!, usé de las de tela, todas las de mi generación las usaron y nunca recuerdo de hongos y porquerías, porque éramos muy aseadas, además, lavábamos a escondidas pues nos enseñaron a ser pudorosas, usábamos vinagre y agua caliente y mucho sol, encargado de matar bacterias… y eso, que recuerdo una tabla con recortes de papel periódico y no pasaba nada, aquí estamos con el mismo y para lo mismo.

Las toallas higiénicas no se tiran al sanitario, sino en la caneca de la basura, pues ellas tapan las cañerías, ¡qué mala costumbre de algunas mujeres!...

Cuando se depilen o bañen, ese montón de pelo, ¡por favor!... recojan y pasen el trapero al baño, nada cuesta, después de hacer el aseo, entran descalzos y quedan sus pies sucios ahí pintados, un poco de respeto y consideración con la persona que hace el aseo, sea la madre, la tía, la abuela, la chica que se le paga para que lo haga. La esclavitud pasó hace mucho, pero nadie se entera.

Los hombres que levanten la tapa, o que usen su baño, las mujeres tenemos el nuestro, que se respeten nuestras toallas de uso personal, y el baño, pero donde haya un solo baño, ¡levanten la tapa cochinos!... y después sequen el orín que dejan por ahí…

Lavarse muy bien las manos, inclusive un antibacterial o un spray con alcohol, para cuando salgan del baño.

En cuanto a la ropa interior, chicas y varones, dejar acumular ropa por ahí, invita a las cucarachas y bichos, pues el olor agridulce a lácteo invita a un festín, después no se quejen porque encuentran ropa como un colador y dicen: ¿¡eche y ésta vaina!?... ¿qué fue lo que pasó?... pero resulta que hubo festín de cucarachas con escarabajos invitados de toda la manzana…

Usen vinagre blanco, bicarbonato de sodio, sal, productos naturales, y por si acaso los hongos llegan a sus sitios nobles, no gasten el dinero en cremas costosas, el vinagre mezclado con un poquito de agua, arde un poco, pero es un ¡santo remedio!, decían nuestras madres y abuelitas, pero ahora la abuela soy yo… además puede agregar una cucharadita de bicarbonato, me contarán al tercer día…

Nada nos cuesta ser limpios y ordenados, y colaborar en la casa, y por favor: ¡¡No usen mi toalla!!...


Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, julio 6/13 







ENOJADO [158]


 ENOJADO [158]

¡Siento enojo, rabia, ira, dolor!
Los veo pasar hambrientos de todo,
derriban mis amados bosques
mientras huyo con mis crías
y me escondo en un nicho oscuro.

Dicen que Dios se enojará,
¿pero cuándo,
si cada día avanzan más?...

Me gustaba trepar con mi premio de caza
sobre el más alto de los árboles,
en la rama fuerte y enorme, cobijarme.

Ahora observo a los míos caer velozmente,
un ser peligroso, antojado de todo,
camina con pasos de hombre
y corazón de bestia.

¡Tengo mucho dolor!
Es por la impotencia,
no poseo  alas para volar
ni tengo su pensamiento para defenderme;

pero te veo  a ti, Señor de mi tierra,
madre que de tus entrañas me hiciste brotar
y que ahora lloras como yo
ante su indiferencia...

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, julio 6/13 


BUSCANDO [159]

BUSCANDO [159]

Si anhelas libertad
suelta  las aves que tienes en esa pequeña jaula,
cierra tus ojos y abre los del alma...

Conviértete en parte de un planeta verde,
siembra en vez de arrancar,
abona en vez de criticar,
cultiva en vez de dormir.

No estés como la mala hierba
mirando en qué rincón meterse
para dañar la vida de otros
y censurar todo lo que hacen.

No te olvides nunca de agradecer,
hay personas que te han dado la mano,
otras que te han enseñado a estar en el piso,
y muchas que te han levantado;
pero cada una de ellas estaba ahí
porque tenían que ser viajeros en el mismo tren
y debíamos aprender algo.

No le des espacio al odio,
nos enferma y  vuelve tristes,
acaba con nuestras energías y nos envenena;
éste cáncer es el que tiene invadido al planeta.

Su cura está en ti mismo...
Date un espacio, mírate al espejo,
admira tus bellos ojos, tu hermosa boca,
la vida que tienes en éste segundo...

No cometas una locura…
Dobla las rodillas y espera un poco,
no todos los días son iguales,
sería como una hoja matemática
aburrida... llena de cuadrículas repetidas...

Toma mi mano, te daré la mía...
No repetiremos los mismos errores,
no con los mismos... ¡sería fatal!

Probemos a ser felices amando,
pues sin amor
la vida es como un tronco reseco
que boga y boga,
sin encontrar su camino.

Ama lo odiado y lo empezarás a ver de otra manera…
No era tan malvado, ni tan vanidoso, ¡ni tan altanero!,
es que estaba esperando la comprensión de alguien
o anhelaba palabras ciertas,
para comprender que todos nos equivocamos a ratos.

Tenemos derecho a enderezar el camino
y continuar, ¿hacia dónde?... no lo sé…
Pero un camino parece señalado después del túnel,
lo he visto cuando he dormido y pareciera estar muerta,
sólo que resucitamos en otro sitio,
pero no lo sabemos.

Sigue buscando a ser mejor persona cada día,
y juntos lograremos volar sin tener alas…

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, julio 6/13


EN TU MIRADA [160]

EN TU MIRADA [160]

Juana, Isabel, Sonia, ¿importa acaso un nombre?
Pasó mi buena suerte, 
sorteando un número mágico por aquí.

El tiempo me señaló 
con gajos blancos en la cabellera
y sendas resquebrajadas,
por donde habitó mi esencia.

Me colgué de una pared buscando un ave
pero  ella estaba más prisionera que yo.

Me dirigí al huerto a plantar cebollas rojas y blancas
pero alguien dijo que no era mío el terreno,
invadiendo mi herencia.

Mi juventud estuvo llena de quebrantos, ¡pero no importa!,
pasó mi tiempo de soñar, 
ahora me descubro en una sombra...

Se parece a mis quimeras, 
adornadas de la humedad de tus ojos,
pero creo que no,
¡es sólo una luz de luciérnaga que pasaba por ahí!

Parece extraño que permanezcan tan lúcidos como ayer.
¿Será que son el alma, 
y en su cofre se resguarda hasta partir?

Ya no tejo calcetines rosa, ni azules, 
aunque me gustaban  amarillos
cual girasoles sembrados en mis fantasías, 
que  se blanquearon,
agacharon el rostro sin entregar semilla, 
ni ser flor en otro espacio,
ni esperanza para una cosecha.

Una lisonja tal vez provoque mi oscuridad...
Me incita a regalarte un abrazo fuerte,
dan ganas de proclamarte mujer, 
como la maravilla del mundo
dentro de un ataúd acerado,
transformado en el diamante 
más puro y brillante.

Tu talle es de luceros en el atardecer,
mirada de niña triste en espera de un biberón de agua.

Tus manos... ¡oh niña!... ¡tus manos preciosas!
Ellas fueron el motivo mayor de la existencia.
 Aún vencidas acarician tu traje arrugado,
se abrazan a tu sombra oscura, 
y penetro en tu mirada,
soy la compañera que observa el mismo sol,
 el mismo lucero viajero,
la misma luna a la que le cantamos nuestras penas.

Te pareces a la tierra sin arar,
a un ángel que se cubre de melancolía...

Pídele a tu guardián negro que te rescate,
porque los blancos te hicieron diamante de sangre
antes de vivir...

Cierra los ojos, verás que todo será olvidado,
empieza a contar estrellas... así... suavemente...
Una a una serán tuyas, ¡si no despiertas!

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, julio 6/13 








MI DIARIO 7-07-13 [161]


MI DIARIO 7-07-13 [161]

Estoy leyendo, que ese amor fue como un vendaval que pasó y sólo te hizo daño. Lo sabía, ¡te lo dije!, pero no quisiste escuchar a un corazón herido en muchas batallas de la vida, porque los hombres escuchan a ese verbo que se llama desear, y el resto, ¡que se peine las greñas!, sin importar si se llevan por los cachos a las personas que en realidad los aman.

Sigo escribiendo mi diario, cada día dejo alguna tontería por ahí, mi hija quiere una cosa, el mundo quiere otra, deseo tal vez un imposible. Me salí de las páginas donde se busca un amor, porque a todos los vi extraños, mi cabeza es una locura, imagino que tal vez sea un criminal como tantas historias que vemos a diario, que tal vez si acepto viajar, sea una burla más para mi vida y arriesgar lo único que poseo, es demasiado por algo que no sé si es amor o una ilusión pasajera.

Me ofrecían el cielo y la tierra, un viaje en mi cumpleaños por Europa o por donde quisiera, ¡pero no!... ni siquiera respondí el mensaje, porque tan ingenua soy a ratos, que me estrello contra mi propia sombra.

Aquí estoy en el mismo sitio, soñando mis libros de poesía, poniendo los pies en la tierra, un terreno un poco quebradizo, pero es el que poseo en el momento.

Los amores virtuales son extraños, he conocido uno que otro caso con final feliz, pero muchos con finales de terror, y es un riesgo para cualquier persona, ya que deseando buscar el amor, nos arropamos de sombras muy oscuras y tenebrosas.  Es mejor estar en la sombra oscura bajo mi árbol de mamoncillo, aunque el amor esté lejano, veré si esa sombra se aclara, además ya tengo mis años, y  en la mira unos sueños más elevados. Parece que estoy madurando un poco tarde, pero a ratos madurar también aburre.

Mi querido amigo, me dio flojera escribir en las libretas de siempre, lo malo es que no puedo decir todo, quedé en el viaje de Marly a esas tierras lejanas de donde trajo algunas experiencias no tan buenas, pero todas válidas para su crecimiento como ser humano, pues nos ilusionamos con las estrellas a lo lejos, y al tocarlas con las manos, descubrimos que teníamos las mismas estrellas aquí.

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, julio 7/13