lunes, 17 de noviembre de 2014

EN EL CAMINO



Imagen; Rafael Ramírez

EN EL CAMINO

No importa que se hayan ido las hojas,
Porque dejó para todos semillas rojas,
Como la sangre que hace palpitar el corazón,
Y vuelve poemas los besos,
En las encendidas bocas... 

En el camino tropecé contigo
Pero te alejas, lo siento…
Como el aroma de las flores en el viento.

Me has visto ahora…
La magia se esfumó
Ya no dices nada, no hablas;
Bastó un segundo, para que esa pálida ilusión
Se esfumara, bajara como una perla de nieve
Y se quedara temblando,
En la palidez de mi boca.

Pero en el camino las vi
Son frutillas rojas
Encaramadas de un gajo seco que perdió su aliento.

Se fueron, sin pensar si era de día o de noche
Abandonaron el tronco que la vida les dio
Como ahora tú me dejas,
Sin poder declamar en mis labios, tu nombre.

En otro camino tal vez te encuentre
En otro sendero, si el destino quiere
Si la brisa se antoja en juntarnos
Como secas hojas.
A la vera del mismo destino
Y pueda tocarte,
Ser tu sombra la mía
Bajo la tibieza de un olivo.

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, noviembre 17/14 

MI SEGUNDO VIDEO ;)



EL PINZÓN/ A Eliseo Pinzón

EL PINZÓN/ A Eliseo Pinzón
Y entre la niebla, el lamento del búfalo, bajo el sol el llanto de la pantera bebé, un niño que antes se aferraba del cuello de una madre ahora grita y la llama, en medio de sonidos de flautas que aún suenan en un bosque desolado... ¿Qué ha sido del amor? ¿A dónde se fue? Parecemos rocas duras adornando el vacío de las almas, descalzas almas secas, ni siquiera como la yesca, ni tan solo como las cenizas que eleva el viento...
Recuerdo esta imagen, una casa antigua, sus escombros en el centro de Barranquilla, las raíces de los árboles se veían en su cúpula, no sé de qué se alimentaban, tal vez del aire, un arco como de reina sin corona, heces de paloma, pero la belleza de un ayer ahí, a punto de borrar su memoria, y lo que más me llamó la atención fue ese golero tan hermoso, primero me vio a los ojos, abrió sus alas y volteó su rostro al sol, quien lo hizo luminoso, parecía una estatua de oro. 

Mary Soco Rueda estuvo conmigo ese día, las dos detallamos la obra, inmensa, magnífica, ¿y mi cámara?, si la hubiese llevado alguien me la arrancaría de las manos, pero se quedó grabada en la memoria, como no se quedará la obra de un gran arquitecto que en cualquier día, se convertirá en una mole de cemento, en medio de la gran ciudad que emerge de entre las sombras.
Por ahí lo vi pasar, sin gritos, negra y curtida la piel de los aguaceros recibidos, y el sol de las tardes, lo recuerdo blanco, pero en algún punto somos negros, no de piel, de dolor y olvido, así se vuelven las primaveras ante el  abuso, y en el camino tropecé con él... una súplica con voz alargada de campanario viejo, me dice: ¡Paisana, hable de mí!, hágame un poema... Con una sonrisa le confesé que varias veces lo había dicho, pero siempre lo olvidaba, mi nombre: Eliseo, y mi apellido es de  pequeña ave que trina en gajos amarillos de arroz, ¡no lo olvides paisana!: Regálame un poema. 

Tomé la botella de miel, /fiada además.  ¡Noooo, nada quiero fiado!, hoy no tengo dinero, alcanzó para una sonrisa, pero se acabó, como los buenos deseos, sin embargo, ese color de ámbar, llenó mi corazón... El Pinzón tomó su pesada carga, me dio su mano grande y reseca, y en medio de árboles que todavía estaban en pie en mi cuadra de la 79b... se alejó, con todos los caminos marcados en el rostro..., pero en un impulso regresó de nuevo, ¿nos tomamos un café?... retornó al banco de madera, ojeó el computador, miró hacia la nada y en la rama de mi sala se posó.
No era otro, era el mismo gorrión con su pequeña corona que sólo colocaba cuando estaba feliz, se irguió aunque encorvado pareciera, no conoció de madre, su madre fue la señora de la esquina, la dama que envolvió su piel en mantos de fique y lo abrigó en medio del frío de las montañas de Santander.

Enamora a todas las aves del bosque, tiene hija médico, uno que otro doctor que baja el rostro, pero Eliseo es una gran persona, humilde, ha tocado fondo, sabe de pobreza, conoce a los amigos de ayer y hoy, con su voz de añil de locutor olvidado que día a día se gana el pan para su familia con la huella vieja y el andar de gitano, que lo conduce al puerto de sus amigos que lo ayudan con lo poco, mientras se aleja, regresa, vuelve a colocar sus zapatos viejos y deambula por Barranquilla, la ciudad que acogió a todos los olvidados, y donde nos quedaremos por siempre...

A la vuelta de un café caliente siento su mirada por mis piernas, ¿qué tanto podrá ver?, me apena que mire hacia esa línea que se coloca en medio de ellas, y con disimulo estiro la mano y veo una sonrisa en su rostro, amplia, confiada, de quien no tiene la maldad en sus ojos, y sólo dice: ¿su esposo la tiene así de abandonada?, ¡tan bonita!, sus ojos parecen dos perlitas de río, un lago a punto de salir por la ensenada, y entonces me hace llorar, ¡claro que sí pequeño gorrión, haré tu escrito, un poema para que el mundo te recuerde, y entonces inicia con los suyos repetidos en cada encuentro, ¡es tan difícil hacerlos!, ¿cómo puede usted paisana escribir tanto?, me pongo colorada, es tan simple lo mío, que parecen gotitas de lluvia que atrapo, pétalos de flores que caen y caen sobre mi lago, y me dan ganas de abrazarlo fuerte cuando lo veo tan desvalido, y a la vez con esa fortaleza guardada, ha de ser por los espinos, por las hambres atrasadas, y un pedazo de carne le vuelve agua la boca, un vaso de leche le recuerda que nunca pudo decir madre, porque a esa señora que tanto lo abrigó no le gustaba, y vio sobre mi cabeza la imagen de María y lo dijo: ¡Mi madrecita!, tan linda, ella es mi verdadera madre, calló un instante mientras resbalaban sus propias perlas, escondidas dentro de los paquetes de dulces de mi tierra, y miel de los ángeles del bosque...
Y siguió hablando, como si el susurro de una madre lejana le hablara al oído: ¡mi viejo gorrión, siempre niño aquí en mi corazón, siempre mi muchacho corriendo entre escombros y rocas, pero nunca te abandoné!, continúas a pesar de todo, le dices al mundo que no envejecen las rocas porque el sol les de fuerte en el rostro, simplemente se curte un alma para ser diamante.
Voló entonces el Pinzón... se alejó, pero si Él lo permite, regresará por los 10 mil pesos del frasco de miel, sabe fiar, dar prestado en medio de su humildad, que lo vuelve grande como las rodillas dobladas de una garza en el inmenso pastizal de la vida.
Raquel Rueda Bohórquez 
Barranquilla, noviembre 17/14

LA BARCA

LA BARCA

Esa barquita promete un viaje,
A un camino donde el amor abre una puerta
Y el corazón de los caminantes se entrelaza,
Como las enredaderas
En un árbol en medio de un bosque azul.

Es dorada la esperanza como el astro rey
Como las hojas secas al término de su otoño,
Y el trigo en el llano al acabar su ciclo.

Se pintan las razones y se dibujan estelas amarillas
Siendo mariposas en un lago, y amores en una ilusión.

Te espero en el barco que navega en mis pupilas
En el verde que guarda el ámbar del bosque
Oculto en las aguas pasajeras de una corriente,
Movida por el destino y el poder del viento.

Nuestras barquitas se irán a navegar
Cualquier día,
Sin importar tus razones
Harán estación en un campo florecido,
O se repartirán entre las olas azules
Para un encuentro amoroso con  las sombras
Acunadas bajo las ramas de un  árbol,
Sentadas tranquilas en un balcón soñado
Contando alegrías tan solo,
De un ayer que también fue otro sueño
Dormido junto a  sábanas de luz
Danzando en el mar.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, noviembre 17/14


Virginia la de los cabritos con Pablo Rueda, ella se fue a navegar, ¿qué afán había de molestarla porque amaba a sus animales?, ya todo pasó, ¿se llenaron con su dolor?... ella es pariente de Antonio Galán un comunero, eso me dijeron las sombras del día y de la noche, no respetaron su memoria.Virginia la de los cabritos con Pablo Rueda, ella se fue a navegar, ¿qué afán había de molestarla porque amaba a sus animales?, ya todo pasó, ¿se llenaron con su dolor?... ella es pariente de Antonio Galán un comunero, eso me dijeron las sombras del día y de la noche, no respetaron su memoria.