viernes, 20 de diciembre de 2013

AQUÍ ESTOY [44]

AQUÍ ESTOY  [44]

Sí madre, porque fue tan pronto todo
No asimilo todavía mi tiempo sin ti…
Pero un amigo no puede moverse
Ni siquiera sus manos,
Hace preguntas y preguntas, deseando amor
Anhelante de caricias de una mujer.

Sólo dice: aquí empieza la nieve…
Hace mucho frío en las montañas
Y aún en ésta cama que por suerte tengo
Donde me ladean, me suben, me bajan,
Suspiro día y noche por un beso en mi boca,
Anhelo una caricia entre mis piernas,
¿Acaso es que no soy un hombre?

¡Qué triste lo presiento!…
No sé qué decirle, ni cómo aliviar su soledad.
Es que me envicié también a estar sola
Pues desde que te has ido,
¿Con quién he de hablar?

Mi amigo comenta que todos pasan sonrientes
Que se brinda con los mejores vinos,
Se aprovechan de sus tarjetas débito,
Que sus manos no pueden pasar un canal diferente
Pero que ahora, por la magia de la tecnología
Puede usar su voz, y al menos, hablar con alguien.

Él tiene un nombre, un apellido…
Una anciana madre que lo cuida.
¿Y si no estuviera ella?, ¡ya es un tronco cansado!,
Va por los 85, está agotada  y débil…

¡Oh Dios!... Si al menos una mujer
Para recibir un poco de calor de su boca,
Para que sus manos me recordaran que estoy vivo
Y con las  mías se abrazara…

¿Qué me dices amiga?, ¡y tú que te quejas tanto!
¿Podrías acaso regalarme un lametazo de tus labios?
Así como una vaca a su cría… ¿suena romántico?
¡Jajajaja!... desde el cristal de mi computador lo acaricio
¿Puedo levantar tu ánimo caído?
Puedes sentir desde ésta línea invisible
¿Que también me siento sola?

Pero él sólo sonríe… al menos una sonrisa,
Un toque mágico entre líneas negras y blancas
El sonido de las gotas de rocío ajustadas en sus ojos.

¿Ya no sientes frío amigo?
Deja que pase mis labios por los tuyos…
¡Tan solo imagínalo!, lo haremos los dos
Sin pecar… ¿es pecado soñar?...

¡No lo sé!… -responde desde su cama-
Lo alcanzo a ver con los ojos brillantes
Sus manos quietas, inmóviles…
Su cuello ha podido mover
Su boca ha podido abrir
Y a través de los cristales me acerco un poco…

Ven… vamos a morir los dos un tanto…
Cierra los ojos, abre un poco más la boca
Y déjame bendecir éste segundo de vida
Tal vez mañana sea tarde, y no podamos ver siquiera
Cómo caen los copos de nieve del cielo,
Y se arman muñecos con una sonrisa.

Se quedó viéndome a los ojos,
Pasé mi mano por su pecho…
Eestaba vivo su corazón,
Tan vivo, que los dos estallamos en llanto
Como cuando abre una flor
Y el colibrí se encanta.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, diciembre 20/13






¿QUÉ HAGO? [45]

¿QUÉ HAGO? [45]

Sólo estoy aquí, pensando en ti mi amor.
Veo caer copos de nieve en las sombras de mi pensamiento.
Se deshielan las montañas que ayer estaban vestidas de novia,
me impaciento, estoy intranquila, todo se llenará de agua
y la tierra cada día será menos.

Estoy ocupada meditando en las aves del cielo, en los buitres,
en los niños pobres que cada día tienen menos carroña para limpiar
y menos sueños, sobre los alares de las ventanas.

Estoy empeñada en encontrar la felicidad, pero ella se aparta de mí, como una monja enclaustrada, empeñada en doblar las rodillas por el planeta, los por verdes, por la claridad de un lago.

No está mi madre, ni mi sobrino hermoso más amado, pero me quedan mis lágrimas, para estampar pequeños besos  en mis manos...

¿Qué hago?... ya no tengo a donde ir...
Mi pared en blanco es mi motivo, mis niñas letras como de una infante,
de una pequeña niña que empieza a deletrear palabras, pero me quedo con las mismas: hojas secas que se empeñan en caer de las ramas, bosques, cascadas con sus colas pálidas en búsqueda de su amante mar, para entregarse plenamente a sus aguas, cual cortesana enamorada  y correspondida al fin.

¡No hago nada!... busco Señor del viento un poco de tus alas.
Les contaré, que mi sueño de joven era ser monja, pensaba que ser monja me acercaría a la verdad de la existencia, pero no, la verdad está en los ojos de los oprimidos y cansados, en los buitres hambrientos, mis pobres niños que se visten de trajes negros y deambulan, vagan en el cielo, y desde arriba buscan la podredumbre de nuestras almas, pero ya nada les queda,  porque también están muriendo de hambre.

Soy una vaga del Internet, no tengo un amor que salga conmigo a la calle de la mano, porque vive ocupado en su libertad,  soy una egoísta, decidí hoy que será libre, y yo también, y es aquí donde puedo volar tranquila, extender mis alas del pensamiento y buscar sobre la más alta montaña ese amor único, de nombre  Dios.

¿Existes?... muchos dicen que no...prefiero decir sí... ¡existe!... Él es el mundo,  es el universo, es el cielo en el anochecer vestido de lágrimas brillantes, es la luna y el sol, y soy parte de lo mismo, del mismo Dios de mis sueños, que me hace llorar cada instante, pues no puedo cambiar el mundo, ni hacer que el mundo voltee su mirada hacia el verde de las montañas...

Los grises se alimentan de los bosques, el cemento se roba la vida y el espacio se cunde de ángeles...

¿Y qué hago?, ¿cómo puedo ser parte de un cambio?...
Me sonrojo con el sol, busco un azadón y quiero perderme en el bosque, con todas las semillas de mi corazón, para cultivarlo de rosas blancas para mi madre.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, diciembre 20/13