miércoles, 19 de agosto de 2015

SI EN LAS OLAS [33]

SI EN LAS OLAS [33]

¡Ay amor!,
¡si en ellas, el aura de una niña descubriera,
perdida junto a cantos de mar y caracola!

He de pensar que tal vez tu amor fuera,
púrpura rosa en mi última primavera
entre el  frío abrigo de una fosa.

¡Qué más quisiera!
Que entre las olas hallar tu nombre.
Lágrimas perdidas han llenado un océano,
cantos de pajaritos enjaulados trinan ahora.

¿Quién me dirá que no están llorando?
Llega la tarde, empieza a oscurecer,
siguen cantando los prisioneros sin deuda
y mi corazón no te deja de querer.

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, agosto 19/15

CANTABA [34]

CANTABA [34]

Era una quebrada cantora
pasando por rocas grises,
descubriendo mirlos dorados,
bonitas y rojizas perdices.

Caminé a tu lado la montaña,
vimos los dos construir un nido.
¡Así será el nuestro en un mañana!,
lo decías con tus manos en las mías.

Y pasó el tiempo, subimos la cuesta
caminaste otros senderos sin mí,
pariste mucho dinero a la vida,
yo parí a mis hijos sin ti.

Ahora te veo en las mismas rocas
sin recordar ese amor cierto.
Hoy te suspira mi corazón,
¡y más te pienso!

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, agosto 19/15








CRUZANDO EL MAGDALENA [35]

CRUZANDO EL MAGDALENA [35]

Amigos, en verdad les digo
que no fue el árbol en sí,
hubo un temblor entre sus hojas,
agitándose con frenesí.

Ni aroma, menos perfume,
se movían al vaivén del viento
y con donaire en mi aposento,
bailó su cintura como adviento.

Pero fue un segundo no más,
un palidecer de sol en la tarde,
un ramo de rosas rojas extendidas
que jamás pude entregar a mi madre.

¿En dónde ahora?
¿Qué otro cielo me regalará ese iris?

Cruzaba El Magdalena cuando le vimos
y nos apretamos las manos,
nos sentimos madre e hija
entre  aromas a mar y perlas del río.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, agosto 19/15



INOCENCIA SE NOS VA 6 [36]

INOCENCIA SE NOS VA 6 [36]

6.1 CON LAS PATAS ESTIRADAS

¡No quiero  preguntas!, decía doña Clemencia abrazando una a una a sus hijas y nietos, en tanto los yernos esperaban turno un poco  perturbados, ¡mmmmm!, tan contentos que estábamos, esta vieja a veces jode mucho!, ¡pero ni modo!, ¡la casa es suya, y por ahora nos toca arrugar la jeta!, sin embargo de sus bocas salió una enorme sonrisa, mientras entregaban sendo abrazo con todo y carcajadas, igual la vieja es atenta y nos ayuda con los niños, toca ser agradecidos también, es la mae de la china, pues sí, es mejor quererla que hacerla de lado.

Aquí entre nos, ¿por qué será que las suegras se llevan mejor con los esposos de sus hijas, que con las nueras?, porque bien sabido es, que las nueras se portan algo hifueputonas con las suegras, ésta joda tiene que cambiar algún día, imagínense ellas fueron quienes parieron a los hombres, que ahora nos tienen como reinas, ¿cómo no quererlas?, ¿será que las mujeres somos peores en verdad que los hombres?

En medio de todo, Inocencia era otra mujer, parecía más cariñosa y dulce, pero un dejo de tristeza se veía en su mirada, su rostro un poco curtido, uñas cuarteadas, para nada bien cuidadas como cuando se fue, y sus hijas quedaron admiradas de sus pies, tenían callos, ¿desde cuándo mami tenía pies tan horribles?, ¡Dios!, para mí que a mami no le fue tan bien como dice!, ¡algo maluco tuvo que pasarle!, pero no debemos preguntar nada para que no se enoje, esperemos el momento, y que sea ella misma quien se desahogue, -¡es verdad!, respondía su hermana, pobre de mami, se ve un poco triste, no es la misma que se fue, llegó cambiada, pero está como mansita, porque no ha dicho nada por nada, sólo se quedó en su cama viendo al horizonte…

De repente no sabía en donde estaba, no escuchaba el canto de esos pájaros, aquí había otro huerto, un ruido conocido, unos pájaros que sabían su nombre, los mismos que jamás aparecieron a despedirla, ¡qué raro!, todo parecía un mal sueño, lo que vivió jamás fue, ¿es así todo?, ¿un día una pesadilla, al siguiente sólo resplandor?

Alguien colocó un café sobre la mesa, esas manotas eran conocidas, ¡claro!, el esposo gigante de su hija, ya estaba por salir, y una nueva historia tenía el destino programada, se va la niña de sus ojos, se van y luego la volveré a ver muy crecida, pero eso sí, prometieron que sería  invitada, conocería otras tierras, nuevas promesas, puede ser, ¿quién quita?,  un sueño real de manos tibias, de abrazos y caminatas viendo el enorme río, o adivinando alcatraces a la orilla de un barco pesquero, ¿por qué no?, mientras haya vida, una esperanza es como la bendición de una flor en la herida de una pared.

¡Día nuevo!, ¡gracias Dios mío, por permitirme éste despertar, por estar ahí siempre a mi lado, no miraré sus ojos, ahí delatan el gusto que les da cuando nada nos sale bien, no miraré sus bocas, ni esas sonrisas maliciosas, me tragaré sola éste amargo, igual ahí estás, para nada me has abandonado, y me abriste la puerta para que pudiera volar lejos del infierno que estaba viviendo.

¡De aquí me sacarán con las patas estiradas!, ¡jajajaja!, ¡qué risa!, ahora sólo puedo reír, porque se agotaron mis ojos de llorar, y se ha secado ese manantial de soledad y tristeza que las hacía brotar.

-¡Bendito mar!, creo que ésta semana besaré tus aguas y serás mi amante de nuevo, decía Inocencia, en tanto encendía el equipo a todo mecho, para escuchar su música preferida.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, agosto 19/15






MI LUGAR [37]

MI LUGAR [37]

No es por lo que dejé de hacer,
sino por lo que todos dejamos de lograr,
pero mis manos fueron bendecidas,
han parido miles de pequeñas letras,
¿de qué servirán?, no lo sé,
pero Él sabía cuál era mi sitio,
la que siempre lo ignoró
fui yo.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, agosto 19/15

INOCENCIA SE NOS VA 5 [38]

INOCENCIA SE NOS VA 5 [38]

5.1 DIJO, ¿FLORIPONDIO?

Conocía la planta por referencia de algunos amigos, y ahí estaba, esas grandes flores de campana serían su salvación, pero no, mejor que no la creyeran tan floripondia, esa vaina tenía su cuento para extraer, y su abuela le había contado, que el zumo de papa era buenísimo para hacer dormir a la gente, y eso era lo que tenía preparado, su noche estaba ahí frente a sus ojos, y no dejaría pasar ésta gran oportunidad.

Pero viéndolo bien, tenía ese frasquito de valeriana, y recordaba que con él mantenían a su hermano tranquilo, cuando se ponía muy necio con las manos, ¡sí señor!, y sobre el guarapo que llevaba, le echó una buena dosis.

-¡Inocencia, venga pa cá mija!, ¡ya deje ese oficio y venga a descansar, es que tengo que decirle algo aquí delante de mis compadres!

- ¿Qué tanto me tiene qué decir?, tómese éste traguito y ya vámonos a descansar.

- ¡No señora!, ¡yo digo cuando nos vamos a descansar!, ¡venga y no joda!, ¡obedezca que lo que tengo pa decir le conviene!

- ¡Le decía a mi compadre, que mejor hembra no me pude conseguir!, ¡eso sí se lo tengo que abonar a mis compadres!, y entonces he decidido casarme por la buena con usted, porque sé que otra así no me la vuelvo a conseguir, y ya me toy poniendo viejo, ¿después quién se hará de cargo de mí, cuando ya no pueda ni levantar las patas?, ¡pues mi mujer!, ¡entonces como la joda es en serio, le dije a mis compadres que ellos serán mis padrinos!

-Pero hablamos de esto mañana, ahora no, mire que ya están borrachos, esto son cosas para decirlas bueno y sano, no cuando ya no se pueden ni sostener, ¡tómese este trago y ya vámonos a dormir!, repetía Inocencia un poco angustiada.

-¡Qué no!, ¡venga y se ta quieta aquí ya!, /la sentó sobre las piernas y delante de los compadres empezó a tocarla, pero Inocencia sentía mucha pena por eso, ¡ya mijo!, /decía, ¡esto en público da pena!

-¡Qué pena ni qué domingo e ramos!, ¡usted es mi mujer y con mi mujer yo hago lo que quiero!, y después de que nos casemos, porque ahora sí me voy a poner serio, tendrá que complacerme mucho más, porque son mandatos de la madre iglesia, donde bien claro dice ustedes son una costilla que nosotros les prestamos, ¡por tanto mujer obediente y sumisa al macho, haciendo lo que nosotros ordenemos!, ¡y ante todo, siendo muy atentas y juiciosas pa que nos tengan contentos!, ¡así es como debe ser,  y así lo dice la biblia!, ¡bien escrito y pisao está!

Inocencia estaba muy preocupada, Jacinto se estaba haciendo el pendejo y no se tomaba el trago, era hable y hable sobre su verraquera y lo macho que era, ¡pa joder al cabrón  con un buen leñazo por el tuste!, pero entonces los compadres decidieron que se iban a dormir, y por más ruegos no se quisieron quedar más,  se fueron dando tumbes de la borrachera que llevaban.

-¡Hasta mañana compadres!

-¡Hasta mañana compadres!

-¡Ajústele las 40 a la comadre y sino llévela otra vez a la mata e fique!

- ¡jajaja! compadre calle la jeta que todavía está trompona la jecha!

-¡Desgraciados!, todavía se ríen de mí, éste par de cabrones, ¡ya veremos quién ríe mejor!, este viejo ya está que ronca /pensaba Inocencia.

-¡Preste p acá ese guarapo pa que no joda más!

Inocencia vio para su complacencia cómo Jacinto vació la totumada de guarapo de una, luego se levantó, echó una gran meada dentro de las  plantas y decidió que se irían a dormir.

¡Pan comido!, fue más fácil de lo que imaginé /pensó Inocencia, y con mucho cuidado arropó a Jacinto, se hizo que estaba durmiendo y luego, como una gata, se resbaló de la cama y salió al patio, ahí estaba la mula y el caballo, se llevaría lo necesario, y lo necesario era ella con el corazón palpitando como el de una jovencita, ¡pa qué son patas!,  subió a la mula, y  agarró al caballo, quien mansamente los siguió.

Salió por el camino donde estaba la mata de fique, y desapareció en una noche de luna llena, al igual que las otras mujeres, sin un hasta luego siquiera, la pesadilla había llegado a su fin, todo se había confabulado para que al fin se liberara de su mala decisión, no volvería a mirar atrás, era un pasado que dolía, pero más le dolería a ese macho, el haberla perdido.

Fue una larga noche, una travesía que no sabía hacia donde  conduciría, pero la mula parecía conocer todo el sitio y dejó que ella la guiara, y al fin se hallaba en una carretera destapada, humareda, y un camión de carga de paso, fue ahí cuando decidió golpear a las bestias para que corrieran, y para su fortuna, el camionero frenó y permitió llevarla en la parte de atrás, en donde había mucha verdura y frutas, ahí estaba bien escondida y nadie se daría cuenta de nada.

-¡Para dónde va la doña!

-¡Para Perendengue señor!

-¡Uy, eso queda por la costa, y estamos bien lejos mi doñita!, pero en el camino le indico qué bus la puede acercar a Fundación, y de ahí se encamina a su casa.

- ¡Señor, Dios se lo pague!, ¡ni siquiera imagina lo que ha hecho por mí, me ha salvado la vida!, ¡qué la virgencita de Chiquinquirá lo proteja!

-No me pague nada mi doña, ya mi diosito pagó todo por nosotros, que le vaya bien, tenga mucho cuidado sí, por ahí hay gente un poco malandra, busque no estar muy sola, ¡que Dios guíe su camino!

No había tiempo para pensar en nada, ¿quién carajos la mandó a ser tan huevona?, para nada importaban los chismes de los vecinos, ni las miradas y sonrisas de sus hermanos, ¿acaso ellos habían llevado siquiera un pedazo de pan a su mesa cuando faltaba?, ¡así no trabajara como burra para conseguir lo poco!, ¡ni mierda!, ¿quién no había cometido un error en su vida?, ¡todos con rabo de paja y bien largo!, nadie podría censurar su vida, ese camino que de por sí ya estaba signado, esa marca que todos llevamos, y que una vez caminado, no se puede desandar.

¡Ahí estaba!, ¡que sol!, ¡ese olor a pez, a mar!, había retornado a la libertad con una herida enorme en el corazón, pero como un águila, renovada por dentro y por fuera, ¡gracias a Dios ese hombre no la había matado!, y todo fue derechito, sin planes preconcebidos, todo se dio para que volara muy alto y acercara de nuevo su mirada a la de sus pichones, pero ahora debía afrontar la marcha de su hija y su familia lejos del país, sería otro duro golpe, pero con la expectativa de días mejores para todos,  una patada bien puesta les dieron, ¡esa es la ingratitud!, ¡eso es el hombre, un ser extraño que unas veces sonríe, y otras veces llora amargos, ¡qué bien pateamos a nuestros amigos!, pero bien decía Kico, “el camino es largo y culebrero”…

Ya en su casa, para su fortuna, no había chismosos a la vista, era de madrugada, un taxi, una mula cargada, y la puerta ahí esperando ser tocada,  un nido amable que por decisión propia había abandonado, pero como las golondrinas, otra primavera esperaba y ahí estaba su nido, no se había mudado para ningún sitio, el mismo árbol, ¡qué hermoso se veía!, la misma roca en su esquina, y otra vez a caminar, de nuevo a vivir instantes, ¡para atrás ni un paso!, ¡ahí está carretera!, ¡jajajaja!, ¡qué bonita mirada recordaba, y qué bien se sentía estar de nuevo en su hogar!, ¡aquí por más que sea, era ella quien llevaba la rienda!, para pobres todos nacemos, para ricos, ¿qué era en verdad riqueza?, no deseaba esa sinfonía, tenía mucha más riqueza en medio de su aparente pobreza, aquí estaba su familia que jamás abandonaría otra vez, era ella y sus hijas, ¿qué otra cosa buscaba?, el amor es un sueño, a veces ansiamos lo que ya tenemos, había pasado de los 50, sus hormonas ahora pedían abrazos y besos de sus hijas y nietos, su familia se había crecido con sus yernos, ¡ni por el putas volvería a ilusionarse con nadie!, su vida iniciaba a partir de ahora…

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, agosto 19/15