domingo, 21 de febrero de 2016

SIN LÁGRIMAS (14)

SIN LÁGRIMAS (14)

Se aproxima ese día
En que ni siquiera
Lágrimas tendremos
Para mojar los pómulos.

No tendrá el cielo motivo para llover
Ni el sol razón para iluminar.

Estaremos secos,
Pareceremos un desierto.

Vamos en desbandada,
Somos pájaros
Viviendo rincones de cemento.

Huellas quedarán del caminante,
Y de todo cantor
 Habrá un recuerdo.

Se aproxima ese día
Y no estamos alerta
Con los mensajes del viento.

 ¿Se dan cuenta
Que cada día trinan
Menos pájaros?

Escucha...
¡Escucha ahora!…

Ni un gorrión,
Ni un toche en el platanal,

Ni un sinsonte
En la cima de un roble...

…ni un amor,
Hasta el amor se va
En medio de las sombras...

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, febrero 21/16







BOCA ABIERTA (15)

BOCA ABIERTA (15)

Así quedé el día de tu partida;
Con la boca abierta esperando un beso,
Y ahora continúo así,
Con la boca húmeda ante tu recuerdo.

Tengo hambre vieja en la boca,
Ahí cabían tus labios perfectos.

Mi lengua era la enredadera
Que buscaba tu humedad,
Y sigo con ese vacío enorme
De no tenerte nunca más.

Así me quedé esa tarde;
Fue en el bus viejo de ese día
Donde te fuiste, amor mío,
Mi muchacho de ojos negros
Y cabellera suelta;
Mi potrillo hambriento de caricias...

Todo tiembla aún ante tu imagen;
El arenal caliente, La Gómez,
El árbol de mango donde Felisa,
El camino donde se ahorcó un amigo,
La esquina de la carne asada;
El restaurante, el café caliente,
Tus manos, las mías,
Escondidos como si pecáramos,
Pero el pecado devoraba a todos
De gran envidia.

Ahora no estás;
Se quedó tu recuerdo
Tallando rosas en mi cerebro,
Y ahí te encuentro
Cada vez que en ti pienso...

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, febrero 21/16




EL ÁRBOL DEL VECINO (16)

EL ÁRBOL DEL VECINO (16)

Luego vino la tarde, el mismo ruido de ayer con leves variantes; por ejemplo el sol ya no pegó a ese árbol a mi espalda, fue muerto, escuché cómo caían sus gajos.

Este año no habrá frutos, ni semillas; ni hojas para recoger; pero lo más triste es que perdimos todos su cobijo, ese frescor de padre que no cobraba nada por tanto amor, y los pájaros cansados desviarán su ruta: ¡pobres de los cotorritas cara sucia que tanto se entretenían ahí!, pobrecitas las tórtolas que anidaban en sus rincones, ¡pobres de los mirlos!, ¡Dios qué triste!, ¡ya no los escucharé!...

Recogía con amor las hojas, porque también en cosecha se formaba algarabía de mis perros, estaban pendientes de cada regalo caído del cielo, y no dejaban ni las semillas para el cuento.

En medio de risas los veía pelear éstos frutos tan apetitosos, ¡pero ya no será!, el árbol de cada patio se va, el viejo de cada puerta se queda en una mecedora, viendo cómo otros más sabios que él, se van primero sin merecerlo siquiera.

¡No te pongas triste por lo que no puedes cambiar, madre!, me dice mi hija Carolina cuando cierta vez me vio llorar por un árbol, estaba ahí frente a él y con esa alegría quise mostrar cómo estaba de florido y cuántas aves llegaban ahí a cantar, parecía una orquesta a su paso, y la cuadra semejaba un bosque, más no estaba, ¡tenía tanta rabia y dolor!, ¡no puede ser Dios mío!, ¿por qué razón lo han derribado?, ¡era tan joven y hermoso!, ¿pero quién entiende a la gente?, sembraron otro árbol, ¡al menos eso hicieron!, y pasé hoy buscando frutos secos para mis ardillas, un gran letrero: “SE VENDE”, ¿y para eso derribaron el árbol tan hermoso?, ¡siempre es que hay gente bruta e ignorante en este mundo!

Entonces seguí pensando en el árbol del patio, en verdad me da mucha nostalgia, mi hija tiene razón, ¿cómo puedo cambiar ese chip en las personas?, todos debemos ser conscientes de que no podemos destruir la naturaleza, es una obligación, debe ser castigado severamente quien asesine a un árbol, porque nos estarán matando a todos con él.

No tendré mariposas amarillas para ver, ni blancas, ni monarcas, menos una mariposa azul que ronda de vez en cuando. Ante el sol parecía un espejo y se estacionaba ahí frente a mis ojos, invitándome a un beso.

¡Qué triste estoy por ese árbol!, por todas las aves que ya no veré, por las ardillas que retozaban y robaban cariños, y a la vez caían para otros. Imagino que algún vecino enojado por las hojas, ¡qué falta de oficio!, siempre ponen quejas por una hoja caída, ¡pero cómo tragaban sus frutos!

¿Cuándo se caiga la última hoja de nuestro árbol y a la vez nuestro viejo tronco se venza; tendremos tiempo para pensar en ese árbol tan hermoso, que brindó cobijo a tantas aves, y que me regaló sin pedido frutos tan apetitosos?

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, febrero 21/16




CARICATICA (17)

CARICATICA (17)


Tenía mi abuela una pollita;
Ella le llamaba "caricatica".

Era de patitas cortas,
Plumas de oro y pico negro
Y siempre a su lado estaba.

En cada remiendo de su vida:
¡Mi caricatica!, mi bonita pollita…
Entre las dos nos contentaremos
Y tu cacareo será una invitación
A un grano de maíz y a una caricia.

Un caldito de cebolla y cilantro
Y una perla nadando, ¿de quién será?
¡De mi linda pollita! Quien alegra mis días
Con esas joyas que deja en el nidal.

Y las veía caminar, / ¡se parecían tanto!

Mi abuela era muy pequeña,
Pero así como la caricatica,
Sus corazones eran de gigante.

¡Tan bella mi caricatica!
Mi pedacito de sol andante
Quien alegra mis días
Y coloca una lágrima en mis ojos
Al recordarle…

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, febrero 21/16