MIS
SUEÑOS [91]
Bien,
como ya se arregló aquí todo, entonces les deseo muchas cosas lindas, que se
cumplan cada uno de nuestros sueños, que llegue abundancia en salud, paz, amor.
Les
contaré que desde hace muchos años he tenido sueños perturbadores, toros que se
lanzan sobre mí, finalmente nunca logran
hacerme daño, serpientes de una y de otra manera me atacan, pero tampoco han
logrado herirme, una casa muy antigua con otra familia pero con la misma madre,
otros hermanos amorosos a quienes amo, otras hermanas, los de ahora no aparecen en
ese sueño, pero a mi madre no me la cambiaron, entonces creo que nunca morimos,
que pasamos de un estado a otro, luchando contra los peligros, avanzando hacia
no sé dónde, y cada uno de mis sueños, han tenido algo que ver en mi vida.
En
realidad dos toros me han perseguido, el uno me tomó en medio de sus cachos y
me lanzó hacia unos espinos que me protegieron de caer a un precipicio en Zapatoca,
y sólo salí de ahí con algunos rasguños, el otro fue hace como 5 años en un
pueblo de Boyacá, vi algo en sus ojos y le dije a mi hermana que corriéramos,
el toro supuestamente manso, se soltó de la mano del campesino y nos persiguió
más de una cuadra, hasta que milagrosamente apareció una puerta abierta y nos
escondimos ahí, llegó a resollar fuerte, como lo había visto en muchos de mis
sueños, y la pesadilla terminó siendo una realidad.
Un
enemigo, hombre o mujer han aparecido y alguna vez una de las serpientes tenía
dos cabezas y los rostros eran conocidos, le conté el sueño a mi madre, pero
ahora no diré quiénes eran. Hace unos días, una serpiente terrible que mordía
la tierra de un negocio, gorda y agresiva, y algo sucede, en ésta semana soñé con
tres serpientes terribles, ya les conté que una macheta estuvo en mis manos en
el momento justo, que deseaban herirme, y les volé la cabeza; la mitad de la una palpitaba con esa bolsa de
veneno que parecía salir, a otra la partí por la mitad de su cabeza, y a la
última moché su cabeza de tajo.
En
el paseo de ayer, en semejantes trochas de la era de los dinosaurios, cuando mi
ángel caballo de color blanco se hundía entre las rocas, espeso barro, parecía
que volaría lejos... y en un pantano, casi la mitad del cuerpo, ahí se detuvo y
sentí miedo...
Si
el caballo no quiere seguir, toca mirar... y sí... una mapaná, y al segundo
otra, parecía que estábamos cerca de donde estaba la madre, y el joven se
asustó, pues dijo que eran más peligrosas las serpientes pequeñas que las
adultas, ya que su veneno era más potente, ellos saben, son nativos de ahí, dicen
que hay que abrirlas y tomar la hiel, es el antídoto cuando una víbora de éstas
los pica, sino chao, y nada sucedió, ellas murieron, a machetazos, ahora estoy
aquí un rato más, cada pesadilla termina siendo una realidad de la que salgo
bien librada por obra y gracia de mis ángeles del cielo
Entonces
ahora, escuchando a Cortázar, decidí que voy a mi oficio, Sarita me preocupa
hoy, está enfermita y triste, cada día una sorpresa, será como el palpitar de
una estrella, que nos ve desde el cielo.
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
octubre/13