lunes, 28 de enero de 2013

PALABRITAS 2901/13 [8]

PALABRITAS 2901/13 [8]

1.Venenosos

No me interesa la amistad con gente que odia a los animales, que los engaña con yogurt envenenado y se molestan porque otros tratan de ayudarlos, en un planeta que les pertenece, y del que siempre nos creemos dueños absolutos.

2.

Si tú lo pides, lo consigues, estoy segura de que  moverás el mundo si lo deseas, si pones ese granito de arena que falta, para que la justicia brille dentro de ti, y puedas transmitir a otros, que la fuerza está dentro de nosotros mismos, aceptando que Dios es parte de todo lo que existe.

3. A mi Roca

Roca fuerte en donde mi cobijo presiento
cual nívea cascada bajas del cielo
y en una sombra blanca te elevas:

Eres un cóndor  que abre sus alas
para que busque en ti consuelo.

¿En dónde te veo Rey mío?
He leído que bajo un tronco seco,
que sobre una hoja verde…

Me han informado
que en las estrellas,
me advirtieron
que aún bajo tierra.

Pero nadie me había dicho
que estabas en todo,
y todo incluye a mis enemigos,
a mis hermanos que viajan conmigo
hacia tu alero prometido.

No temeré a las sombras,
me ahogo en tu amor,
muero de sed ante la maravilla que eres,
mi Rey, donde caben todas las miserias del mundo,
y advirtiendo lo negro del alma,
nos amas.

Mi amado Sol, mi Príncipe de luz,
eres todo lo que tengo y todo lo que amo,
eres mi lámpara en medio de la oscuridad,
mi abrigo en medio del frío,
mi sustento,
si ya no me queda sino un suspiro,
para compartirlo contigo.

4.

Como una flor de loto resurgiendo del lodo,
una mirada al sol nos conviene,
ya que es allí donde está la fuerza
que les anima a levantar el rostro.

5.

Dejemos que germine la semilla del amor,
bajemos las armas,
y con una mirada más limpia,
recomencemos el camino
que habíamos olvidado.

6. Las hojas

Viven silenciosas como el tiempo…
Ayer verdes frondas,
hoy, ocres o doradas,
perdidas en cualquier rincón,
la vida parece nada,
pues el fin de ellas y todos
es nutrir a la madre naturaleza
cual hojas que danzando caen.


7.

¿Cuál es nuestro afán?
Creo que como las hojas de mi otoño, callaré,
dejaré que la brisa me lleve poco a poco,
mi Jefe ha visto mi rostro y me ha dicho ¡sí!...

Mañana... ¡mañana tus hojas caerán!
Y estaré ahí,
seré un pequeño lago
para recibirte.

8.

Una pluma que se lleva la brisa es la vida...
Viaja a donde ella se antoje,
y cae al fin, reposada,
de a poco se desvanece
ante nuestra mirada,
llegando a ser parte de un todo
llamado universo.


9.

¿Cómo podríamos definir la belleza?
Tal vez un ave con sus alas abiertas,
una madre dando pecho a su bebé...

Unos ojos húmedos
recibiendo al hijo que marchó
o puede ser, ¿por qué no?
el acto de ver tus ojos en los míos
y desear  un beso mordelón.


10.

Ni por todo el oro del mundo
cambiaría  una montaña
ni una flor,
ni la gracia de un ave
cantando en un gajo seco,
ni la maravilla de observar
a una pequeña hormiga
con su gigante carga
corriendo aprisa
por un afán común.

11.

Vale el verdor de las praderas
y el cristal en los ojos de los inocentes
que cada día mueren por nuestra culpa,
mucho más que las esmeraldas
que adornan tu vanidad,
y el oro que se engarza en tus dedos.


12.

¿QUIERES UN HIJO VAGO?

Dale todo lo que él pida, no permitas que obtenga nada por su propio esfuerzo.

Siempre criticamos a nuestros padres por la pobreza, pero nunca agradecemos porque nos enseñaron a trabajar y a sobrevivir a pesar de todo.

Siempre decimos: ¡a mis hijos les daré mejores cosas de las que mis padres me dieron!... Pero cuando empezamos a criar, nos damos cuenta de que nadie tiene la razón, en cuanto a querer ser los mejores padres del mundo y entonces equivocamos la lección queriendo ser mejor que nuestros padres.

Es una tarea que no tiene fin, y son pocos los hijos que lo comprenderán. Sólo algunas veces, cuando se han dado cuenta de que nuestros padres eran superiores a nosotros, y que no tenían ninguna educación, esa la recibieron de las aves y la naturaleza, y no fracasaron; nos hicieron buenos hombres, y nos pusieron a competir dignamente, trabajando por un sitio en éste mundo, con un correazo bien puesto en las nalgas, o una palmada fuerte, acertando en hacer respetar su obra.

Un hijo vago siempre estará pegado de ti como una garrapata, eso fue lo que hiciste, por criticar el gran trabajo que tus padres ejercieron sobre tu vida, para que fueras un hombre de bien.



13. Mi reina madre

Ella marchó viendo el dorado sol,
pero su banca está ahí,
su olor y su presencia
permanecerán por siempre
en nuestro corazón.

Fue tan humilde mi princesa,
que aceptó el dolor,
y ofreció cada lágrima
por algún pecador
olvidado en el camino.

Te quiero mamita.

14.

Cuando vengas a mi casa, por favor no me critiques, sólo trato de sobrevivir en medio de una tormenta, espero que permanezca siempre abierta para quienes no me odien, y cerrada a quién venga a censurarme.




15.


No es tan importante esforzarnos en parecer para otros; es bueno saber que somos buenas personas y que nunca dañaríamos a nadie.

 Así como el ave que se levanta y consigue su alimento diario y agradece a Dios con un trino, debe ser nuestra vida, simple, pero seguimos atorándonos en tonterías que sólo complican nuestra existencia.


16.

La única clase social que debe tener el ser humano, es la de la igualdad, el resto de inventos, han sido cadenas para ver al otro como inferior.


17.

No sé quién, pero en miles de motivos me ha pintado, un día parezco los labios de una madre, otras la de un amante, y se empeña en dejar su aliento en nuestro pecho, cuando decide que tal vez un ave, que aunque prisionera, se elevará más tarde...


18.

Me gustaría ser tan feliz y libre como las aves, pero me dejaron la cadena del pensamiento.


19.

Somos aquello que el planeta no necesita, por una aleta, la vida de un gigante. El hombre nace bueno, pero la ambición lo corrompe.

En pleno siglo XXI, parece increíble pero es la verdad, y siempre lo repetiré: "somos la peor plaga para el planeta".

20.

Sin importar el paso siguiente, hoy es mi día... mañana no sé si llegue, pero disfrutaré de cada segundo de música, creo que no habrá tormenta hoy, y las brisas de diciembre, el clima delicioso de Barranquilla se parecerá al de mi tierra, es un motivo más para agradecer a Dios por mi existencia, por éste tiempo adicional y por la tuya.


21.

Si tan solo descubrir
que mi hoy no es tan oscuro,
y en tus ojos volver a navegar
amado mío,

no sería tan triste mi andar,
ni tan lejano el sueño,
ni tan ausente tu voz
si mi alma
no fuera un ave solitaria
o un nido vacío y sin amor.


22.


Aquí puedo comprobar hay dos soles, un paisaje tan bello que al detallarlo, podemos ver muchos mensajes, imágenes que se desvanecen en un segundo, para al siguiente deleitarnos ante la magia de nuestro Pintor. En un parpadeo veremos cambiar el cielo, y nuestra vida terminar en ese mismo instante.


23. Joyas

Nuestros artesanos elaboran verdaderas joyas con semillas, sin dañar el medio ambiente, ¿por qué no usamos éstos adornos, en vez de gastar nuestro dinero en oro y piedras?... Qué bien se le haría a nuestra madre tierra, y las obras de nuestros campesinos cobrarían el valor que merecen sus llagas.


Si dejáramos de lado la vanidad,  habría menos pobreza; te invito a desechar ese oro maldito que sólo ha servido para nada, pues aunque te adornes con esas joyas y piedras, no serás más que una pequeña hormiga el día terminado.


Si entre todos decimos no... ¿Para qué carajos necesitamos un diamante en el dedo?... ¿Será más dedo por eso?... 


Tal vez así se acabaría la explotación minera y la tierra estaría ahí, al servicio de todos; cumpliendo su función de regalar verdor y esperanza al mundo. 


Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, enero/13



PARA TI [9]

PARA TI  [9]

Me gustaría que alguien leyera mi mente,
he dejado abierta una página,  

todos la han leído
pero sería hermoso,

que sólo tú la descifraras.

Tu fragancia ha llegado hasta mi corazón
estoy segura de que tu amor es como la miel
la exquisita miel de los panales,
con ese dorado cálido

envolviendo nuestros labios.

Raquel Rueda Bohórquez 


Barranquilla, enero 29/13



PASODOBLE [10]

PASODOBLE [10]

Al escuchar ésta música
creo adivinarte aquí.

Tomo tus manos, me entibio
me abrazo a tu pecho;
y al detallar tus ojos
me atrevo a dejar los míos abiertos
para dejarme llevar suavemente…

Qué fácil es danzar contigo
sin herir, sin matar, ni odiar,
doblando las rodillas para amar
y saber que estás ahí
aunque no pueda tocarte;
sentir esto tan fiel a mi carne,
añorando ser afín a tus deseos.

Dame una vuelta… dos… tres…
cerraremos los ojos.


Al son de las castañuelas
descubriremos que la música es amor
que derriba fronteras.
Habremos de borrar sinsabores,
para reencontrar en la ilusión
aquélla flor marchita y olvidada.

Pon el agua que falta a mi jarrón
verás que esa, que parecía muerta,
en tus brazos descubrirá ese mañana soleado.
Sin importar un ayer doloroso,
olvidando las espinas en tus manos,
mi piel serán pétalos renovados
entregados a la tuya.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, enero 29/13

MI GORRIÓN [11]

MI GORRIÓN [11]

Me recosté un rato, siempre una inquietud, ese atoro que a veces nos invita a ver hacia ningún sitio, como un ave perseguida, a quien le derribaron su único árbol, y estando así, me quedé dormida; ¿o será que estoy despierta?

Buscaba a ese Dios que siempre está  oculto, en tanto escuchaba el trino de una pequeña ave, tan colorida y hermosa, que no sabía de dónde había salido, ni quién había adornado sus alas con tal gracia y majestuosidad.

Un suave gorjeo repetido una y otra vez, una caja musical dentro de su corazón me conmovió una vez más, y otro canto respondía desde cualquier parte, ella sólo batía sus alas y saltaba de rama en rama.

Siempre mi pregunta: ¿Cómo saben a dónde ir?, ¿encontrar el camino cuando están perdidos? ¿Quién enseñó a sus padres que tendrían que empollar y alimentar, hasta que pudieran volar, indicándoles la manera de hacerlo?

Muchos dicen que no tienen sentimientos, sólo instintos; pero he visto a un gato tomar a sus pichones, y ellos querer defender el nido a costa de su propia vida, los he visto perseguir al depredador, y también permanecer silenciosos sin deseos de cantar, pero de nuevo ante el calor del sol se animan, y trinan, como si le sonrieran a la vida, entre ellos se avisan del peligro amando siempre lo que son, ya que lo demuestran.
Seguí soñando… el tordillo, el ruiseñor, el pequeño gorrión, el colibrí, cada uno en su misión en la vida, tan felices probando flores y picoteando aquí o allá, pero cuando nos divisan, un miedo les advierte que no deben acercarse mucho, pues quienes lo hacen, serán prisioneros de aquéllos, que debieran ser sus amigos y protectores.
Busco a ese Dios, pero no sé en dónde se encuentra, un olor a flores llega a mi estancia, pero no sé de donde proviene, una luz alumbra para que pueda ver, y no sé quién la enciende.

Mi corazón está muy abatido, una roca aprisiona y mi cabeza parece reventar, pero cuando estoy dormida, el dolor desaparece, ha de ser así también la muerte, un regalo, es sólo un regalo que nace con nosotros, pero no sabemos que es un regalo hasta que comprendamos el valor del sueño.

He reparado mis fuerzas, escucho melodías hermosas, mi silencio es tal vez el mejor regalo, la quietud que acompaña mis instantes; el reposo a tantas cosas vanas de la vida que estoy descubriendo, y que me invitan a levantar el rostro, y salir corriendo a ver una roca besada por las olas, y escuchar el rumor del mar… allí ha de estar, y seguiré buscándolo, veré hacia el norte, el sur… en algún sitio, en el cielo donde se copian los colores que dan vida al desierto, en la oscuridad que se llena de pequeñas luces violetas… en algún sitio estará… ¿o será que está aquí conmigo?

Para comprender, creo que debo doblar mis rodillas de nuevo y ahí estará, donde estén los ojos de los niños, tal vez… pero creo que no… Él debe pernoctar  donde no he buscado nunca, y es en mi propio interior, sólo así descubriré que su rostro es nuestro propio rostro, y entonces tendré que sonreír al espejo, para impedir que se vaya, y buscar el rincón más silencioso, para saber que Él siempre está si  lo necesitas, sin importar la clase de plumas que lleves encima, te acepta tal cual eres, con tus miserias y tristezas, con tus grandes tesoros o sin ellos, para Él no hay disfraz pues los conoce todos.

Me inclino a creer que esa avecilla que no ha parado de cantar en mi árbol, es Él… y sólo invita a que lo descubra: ¡ey aquí!, eleva tu rostro, soy quien te canta al oído para cambies esa mirada triste y sonrías, pues tienes vida, y puedes contemplarme en medio de tus ojos.

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, enero 29/13