¿POR QUÉ NO QUIERO SER ABUELA? [89]
Estamos en una época difícil para criar a nuestros hijos, y creo que ha
sido la peor de todas, pues la libertad mal concebida nos dejó sin herramientas
para educar, ¿qué se puede esperar de una abuela?, será el sillón abandonado en
la historia, la cosa que está por ahí estorbando, ¿qué respeto se puede esperar
de mis nietos, si no lo recibo de mis hijos?...
Tan solo preguntas sin respuesta, pero los padres "sabios" que
abundan, tendrán la respuesta, una gran mentira, no hay mejor padre en ésta
época, lo que hacemos en casa, se desbarata en la calle.
No quiero ser abuela por muchas razones:
1. No quiero niños para vivir en un mundo lleno de mentira, vanidad y
guerra, corrupción, falta de amor y respeto por los demás iniciando por la
naturaleza...
2. No quiero nietos que me enreden en vez de darme una mano si necesito
su ayuda, cuando ya mis pasos estén cansados...
3. Si ahora, cuando abro la puerta para recibir a un hij@ el saludo es:
¡Qué mira!, ¡chismosa!... ¿qué saludo me esperaría si acaso llego a una mayor
edad?
4. Nos convertimos en porteras nada más, sabemos que ellos no son
nuestra propiedad, pero si viven en casa deben respetar y seguir ciertas normas
de conducta, pero los jóvenes de ahora no quieren reglas, se pasan por la faja
la autoridad de los padres, y quieren vivir a su antojo sin que nadie advierta
siquiera de los peligros a los que se exponen, ya que ellos se las saben todas.
5. ¿Serán nietos sanos?... ésta
pregunta me asalta, cuando las jóvenes salen a la calle, viven sus vidas con
tal libertad, que se olvidan del respeto que merece nuestro cuerpo, inician el
uso de pastillas anticonceptivas, pruebas de embarazo, hasta abortos escondidos,
pues muchos casos vemos a diario, y el temor de una madre es: después de que se
abusa tanto del cofre donde se deposita la vida y se aniquilan bebés antes de
que lleguen a la profundidad del mar, ¿cómo serán aquéllos, que tal vez por
aquello de “ahora sí quiero tener un hijo”, ¿llegue a vivir?... ¿será apto el
cofre para él desarrollarse?... lo dudo mucho, es una de las razones por las
que muchas mujeres no pueden ni parir ni tener hijos, después de tanto abuso
con el tesoro más preciado de todos: nuestro propio cuerpo.
Y que nadie se haga santo, ni me hago santa, ellos imaginan que en
nuestra época fuimos peores… pero qué equivocad@s están… antes que todo hubo
algo muy importante y se llamaba: Temor de Dios, que ahora es una carcajada
enorme, y una mirada despectiva cuando nos llaman ignorantes.
El amor está ligado con el respeto, la responsabilidad y el acierto, que
es la fortuna recibida en una época tan difícil para traer niños al mundo,
donde la violencia es el caldo que se cultiva y es uno de los temores: ¿Mis
nietos para la guerra?, ¿nietos para la calle?, lo mundano, lo incierto… ¡qué
intranquilo es cruzar la esquina!, sabemos que la vida no le pertenece a los
padres, pero nuestros hijos siempre serán ese hilo que los mantiene prendidos
de nuestro ombligo y corazón hasta la muerte, sin importar qué clase de hij@s
seamos, ¿y la abuelita en dónde queda?... por ahí está la vieja, huele a orín…
¡llévele un café y que no joda!
¿Hemos sido mujeres libertinas?... la juventud cree que libertad es
hacer lo que les da la gana, ser irresponsables y abusivos, pero después,
cuando deban parir a sus hijos, conocerán de los dolores de madre, y como madre
no deseo que ninguno de mis hijos sufra éstas angustias.
¿Por qué no quiero ser abuela?... es una manera de pedir a los jóvenes
de ahora un poco más de cuidado y respeto, con ellos mismos, pues toda libertad
mal concebida tiene una consecuencia que duele, pero no ahora, en el camino
cuando la semilla esté débil y agotada, y el cofre no esté apto para recibirla,
conocerán las razones de ésta vieja estúpida y torpe.
¿Qué mujer no desea tener un bebé en sus brazos?...
Sería como
decir que una flor carece de semilla en su interior, nacimos para traer vida al
mundo, para llenar el planeta de flores y sonrisas, pero con responsabilidad,
¡no quiero nietos!, no ahora… los quiero cuando las aves conozcan en qué nido
parirán sus perlas, y comprendan de los riesgos que tendrán que soportar,
cuando el viento sea adverso… y esto deben aprenderlo de las águilas como mi
madre, y creo que ésta vieja es sólo un gorrión mojado, que intenta ser halcón…
¡Qué
difícil es volar como águila!, cuando nuestras alas siempre están mojadas.
¡No quiero
ser abuela!
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
enero 24/15
10-491-97
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