miércoles, 24 de diciembre de 2014

NAVIDADES

NAVIDADES
Hay navidades que huelen a rincón viejo
A ese olvido señalado por la indolencia
A sabor de la juventud arrogante...

Navidades de cartas desteñidas 
De rostros que se fueron en primavera
Arañando recuerdos en las paredes
Y resucitando versos en las penas.

Conozco de muchas navidades...
Estampitas sagradas por doquier
Rezos y rezos, doblados y multiplicados
Dedos cansados, ojos angustiados.

Hay navidades de rincones y olvido
De estoy bien, el resto no me importa
¿Esa vieja es mi madre?... ¿Desde cuándo?

Pero ellas no se vencen ante el tiempo
Esperan un sonido en la puerta, porque no suena el teléfono
Se cansó de esperar y él solo se fundió.

Repican campanas cualquier día
Fue hallada una rosa en verano,
El rosal había perdido el color
Pero una imagen amada,
Brillaba entre sus manos.

Raquel Rueda Bohórquez 
Barranquilla, diciembre 24/14

A VECES

Gian de loca... 

A VECES
Entre las sombras a veces nos movemos
Vamos, venimos, nos quedamos en el centro
En un círculo celeste, gris, níveo...

A veces, las penumbras anuncian madrugadas
Las madrugadas lejanías
Las lejanías, olvido.

Más todo se nos regala, hasta el dolor
Para pulir la roca del alma
Abrir los ojos a la verdad.

A veces, te veo ir sin destino
Cuando mis brazos creía eran tu anhelo
Pero somos libres siendo prisioneros.

Una sombra te regala otra
Más es una luz al final
Y todo el espacio se llena,

Cada primavera trae nuevas flores,
Sin importar el tiempo
Todo invierno bendecirá la mirada.

Y a veces, ¡qué raro!
Sentimos que no avanzamos 
Que el puerto se aleja de nuestra barca.

Luego, todo vuelve a su lugar
Se ha colado un rayo de luz 
Hay un resquicio por donde viaja el amor
Y tiene color pálido
Como un ave sobre un gajo vacío
Que trina y abre sus alas sin dudar.

A veces... sólo a veces 
Nos damos cuenta que por más que andemos
Siempre habrá un círculo que nos llama,

Por gracia se multiplica y vuelve claridad mi lago
Es el resplandor del poeta del silencio,
El sonido blanco del pintor que regala vida y aliento.

Ha de ser que estoy cansada y apenas me levanto
Puede ser que dormí despierta
Y aún no te hallo o puede ser que no me he trabado
Con el primer tinto de la mañana.

Luego advierto que es navidad
Mi enanito de regalo bajo la almohada,
¡Ésta vez no lo perderé!
Porque al recibirlo te habré hallado
Y al hallarte me habré encontrado.

Es que a veces buscamos la felicidad
Y ella nos encuentra dormidos,
Se vuelve globo y llena mi lugar.

¡Es navidad!, 
¿Acaso me había dado cuenta?
Ahora que te hallé, mi rostro pinta una sonrisa.

Hay brillo, y las sombras se alejan
Llega la buena suerte y la ventura
Hallé a un amigo y me abracé de su angustia.

Corrí detrás de una mariposa, ¿será ella?
Puede ser ¿quién me puede alegar que no?
Se quedó ante mis ojos danzando y luego,
Como una princesa se alejó cantando.

A veces amigos sucede que no estamos solos
Siempre nos tenemos a nosotros y debemos abrazarnos
Escuchar el palpitar del corazón y amarnos
Aceptarnos tan solo para aceptar a otros.

Amarnos para hallarnos y comprendernos
Mirarnos al espejo y multiplicarnos
Con miles de mensajes para descifrar,
En el caleidoscopio de luz 
Que se roba nuestro espacio.

Raquel Rueda Bohórquez 
Barranquilla, diciembre 24/14

¿A CAMBIO DE QUÉ?



¿A CAMBIO DE QUÉ?

Me regalaron el azul más intenso
La luna más galana
Las estrellas más dispersas.

Me donaron el verde del bosque
Las aves más bellas
Las flores más diversas.

Me vistieron con galas de niña
La inocencia se fue cualquier día
Pero quedaron encendidos mis ojos...

Lo sé... ¡me dieron tanto! 
Quise amar lo imposible
Me di cuenta que nada lo era...

Te amé y atrapé en mi soledad
Para sentir tu compañía
Aunque lejos de mi existencia fueras.

Siempre estoy en las nubes
¿Si ves a donde me has llevado?

Pero no te enteras de mi amor
Otros amores te mantienen prisionero
En tanto muero por tus ambarinos ojos. 

Raquel Rueda Bohórquez 
Barranquilla, diciembre 24/14

PÁJAROS

PÁJAROS

Me di cuenta que estaban felices, unas corrían, otras volaban, las más pequeñas buscaban refugio bajo las tibias alas de la madre y las más inquietas, daban un paso adelante, temblorosas pero animadas por el ruido de afuera.
Picotea las naranjas un turpial, un azulejo le sigue de vuelta, un gorrión levanta la moña que lo hace diferente, una garza se eleva, un águila muestra el esplendor de un nuevo día y yo, tan solo viendo desde mi rincón a los maestros van y vienen dejando una tarea para nosotros, ¿aprenderemos?
Arriba de todo no hay distancias, las murallas no existen y menos las divisiones, pero hay aves de metal que dañan la pureza del aire, dragones en la tierra, que con igual fiereza, recorren los senderos vírgenes del bosque y dejan tras de sí, desolación y miedo.
¿A dónde vas ahora?, llegan al sitio del árbol, ¡felices!, pero no saben qué ha pasado, y se alejan a territorios marcados, a empellones se retiran con ese desconcierto de no saber hacia dónde volar, ni hacia donde correr... Parecen pequeños seres humanos a quienes les han robado los sueños, sucede muchas veces, se parecen a nosotros, la diferencia es que no pueden reclamar, porque nadie pondría voz a sus quejas.
Hay pájaros de todos los colores, igual que nosotros, algunos hacen nido en lo alto, otros a ras de piso, unos vuelan enormes distancias, otros marcan pequeños senderos y bajo tierra fabrican sus nidos... ¿Será que los que vuelan más alto son más importantes?, no lo creo, fue un privilegio la altura, como lo es para los gorriones los mullidos pinos cerca del campanario viejo y para los cucaracheros, propicio el rancho de paja, a donde encuentra más de una ricura sin demasiado esfuerzo.
Las aves son las flores con movimiento que nos regaló el Creador. Hay aves en la montaña, en las praderas, sobre el mar, inclusive los peces son aves que nadan, tienen divinos trajes, ¿quién los adornaría con tal magia?, ¿qué es bonito o feo?, ante nuestros ojos todo es magia. Existe un Rey que no necesita corona, un Mago, un adivino, un amor que nos vuelve pájaros, y hasta coloca alas en nuestro pensamiento para que volemos las distancias que deseemos, o que desde nuestra prisión, busquemos el arpa que ha sido integrada a nuestra garganta, para que cantemos de felicidad por cada segundo de vida.
¿Cuándo deja de cantar un ave?, tan solo si la enfermedad acude y su pequeño corazón deja de latir, o si debe silenciar para proteger a sus crías, o si mudan sus plumas, pues necesitan de esa energía para que luzcan divinas y lustrosas.

 Cantan lejos del nido y cerca de un amor. Usan los trinos para seducir a las hembras, lo sé, porque fui pajarera profesional, y tan feliz que deseaba como ellas, volar... volar enormes distancias y llegar a sus nidos queriendo robar sus arpas para mí, pero ellas son de la libertad, dije: ¡nunca más!, ni otro día, ni en otro estado volveré a tener un ave prisionera, queda mi lorita, pero tal vez algún día halle su propia libertad, cuando la elegía de su propia navidad, la sorprenda en un bosque de luz, lejos de mí.
¿Por qué las aves?, ellas me dejaron un recuerdo, mi necedad tiene una cicatriz en el rostro, casi pierdo los ojos, ¿qué sería de mí si no las volviera a ver?

Ellas son el rito, la oración, la voz del bosque, el prodigio que nos acerca un poco y nos hace preguntas: ¿Qué clase de ave eres?... 

Porque hay un pájaro dentro de ti que no es humano, por eso es que podemos volar sin plumas... es real... lo acabo de descubrir.

Raquel Rueda Bohórquez 
Barranquilla, diciembre 24/14