miércoles, 5 de junio de 2013

PALABRAS (136)


 PALABRAS [136]

Más que esto te quiero,
te amo de aquí hasta allá
y hasta más del infinito.

La única barrera para mi amor
es la distancia que hay de aquí a la muerte,
y es tan corta,
que tal vez ahorita no esté para medirla.

¡Apresúrate!... vive tu día
disfruta de éste momento maravilloso,
atrás el dolor, la soledad, el abandono.

Te quiero más que lo amado,
te busco más que lo perdido,
te añoro más que cualquier tesoro.

Y aquí estoy, entrego una joya,
un poco de miel a tus labios.
Espero de ti menos vanidad,
más valentía para lo que viene
y más humildad para aceptarlo.

Mientras tanto, hoy les regalaré lluvia
para que se refresque el día
y puedan ver un iris surcar el cielo,
aceptando que nunca los abandono.

Soy tu sombra desde el amanecer,
“Soy el que soy” /dijo German, mi hermanito Down.

Sus palabras me hicieron sentir temor,
ese temor de Dios que tanto nos falta.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, junio 5/13 

COLIBRÍ (137)

COLIBRÍ [137]

De un atardecer me hice dueño
volando de flor en flor tan contento,
y entre magistrales vientos
tu aroma, mi amor, mi sueño.

Mi cantar no es de jilguero
pero a ellas les asombra,
se enamoran como yo del sol
que tornasola mi pequeña imagen,
llenando mi vida de arreboles.

Admiro la belleza de las flores
son mi felicidad, mi fuerza…
Entre su pecho me embeleso
para quedarme con su dulzor
al entregarles tan solo un beso.

Llevo prisa, siempre será así...
Me esperan pequeñas perlas,
Su tibieza me sorprenderá con tonos dorados
al encontrarlos con el pico abierto
y el mío cerrado.

Es mi fin el amor, para él vivo.
Soy esmeralda regalada del cielo
sin conocer de valores terrenales,
pero sí de jardines celestiales
a donde al fin retornaré en silencio.

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, junio 5/13




CAMINANDO (138)


CAMINANDO [138]

No voltearé a mirar atrás.
Con paso firme hacia la cumbre
sin detener la mirada a ese ayer
que dolió tantas veces,
y las espinas fueron clavadas
una y otra vez.

Sólo veré si alguna huella,
si mi sombra continúa a mi lado
para saber que tengo un amigo,
y confiar en el paso siguiente.

Bello observo el mar,
sus colores aguamarinas,
sus cambiantes azules,
el sol bañando la playa
y éste calor que invita a un te quiero.

Arriba, sobre la montaña
a donde mis ojos me llevan de nuevo,
allá está lo tan buscado,
lo tan anhelado.

En ese pequeño halo de luz
que se advierte al volar un águila,
está lo más amado.

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, junio 5/13 




VOCES (139)


VOCES [139]

Una voz interior nos pide frenar.
¡Detente!, levanta la mirada un momento
y ahora bájala,
hay que agradecer por todo lo que hay en el cielo
y también por lo que está bajo tus pies.

Nunca mires a nadie sobre tu hombro…
Sólo eres un poco más de abono sobre la madre tierra,
ni abarques más de lo que tus fuerzas pueden,
mejor ayuda a otros a levantarse.

En vez de gritar canta,
en vez de llorar ríe,
hoy puede ser tu último día.

¿Adivina acaso la cascada hacia dónde va?
No le importa, ni lo sabe,
pero continúa su viaje esplendoroso
regando flores aquí o allá...

Se endulza con las rocas del camino
se llena de luz, de verdes y azules
para unirse a otros,
y despojada de su belleza inicial
termina su historia
cantando en el mar.

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, junio 5/13

AL CIELO (140)

AL CIELO [140]

En cambio un poco asustada, vislumbro entre los azules que tanto amo, el arco de una alianza entre nosotros y el cielo, y del cielo con nuestra alma.

¡Qué poca soy ante tal inmensidad! ¡Qué pequeño lirio blanco en cualquier roca del camino!

A pesar de todo, un grano de arena, de a poco se convierte en roca, y sin él no estaría completa la playa.

A ese infinito se atienen mis ojos, me deslumbro ante la magia que tienen los brillos de la noche, las sorpresas de admirar sus mínimos detalles y descubrir una imagen cambiante, tan parecida a un ave, a una mariposa, a un niño que duerme sobre blancas sábanas.

Me levanto de mi silla para detallar un poco más, y espero dejar vacío el saco sobre mi espalda.

¡Qué livianos parecemos al cerrar los ojos!,  comprendo que  somos aves de paso volando y sobreviviendo a pesar de las distancias.

Cumbre de mágicos anhelos: mi sombra huye detrás de la tuya, amor mío, mi fantástico sueño entre besos de lluvia fresca y pieles sedientas, que se conjugan en besos, componiendo madrigales entre flores frescas de cualquier invierno.

Y danzo, la música inicia entre joyas que despejan con el viento a tiro. Cantares de aves prisioneras, pies descalzos, ojos angustiados.

Ahora dejo volar mis sueños para desnudar el alma y saber que nada tengo, pero me cobija el cielo.

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, junio 5/13

MARIPOSA (141)


MARIPOSA [141]

Tenía preciosas alas,
traje de primavera
bordado en seda.

Ataviada va y viene
como si la brisa entonara un canto
y entre los aires, sin vanidades,
abre sus alas con sutil encanto
para vivir feliz un solo instante,
como una diosa engalanada.

Fabricó una celda sobre una rama.
Vive silencios como si orara,
y cualquier día, tímida y callada,
extiende su traje de niña
que danza ante leves tonadas,
con un aroma de madreselvas
entre la bulla de las cascadas.

¡Tan feliz desde siempre!…
Un aroma extraño pronto le invita,
hace el amor también aprisa
para dejar pequeños luceros
que serán mañana,
niñas clonadas.

Y al salir el sol madrugador
levanta vuelo,
pero en su intento ya no hay premura,
se deja llevar de nuevo por el destino.

Tan muda como llegó
cae sobre una roca
sin ver más la fronda
ni las cañadas.

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, junio 5/13 

JUNIO 5/13 (142)

JUNIO 5/13 [142]

No es un día cualquiera, es un nuevo día, con el presente maravilloso de  otra vida.
Carcajadas se escuchan, sus burlas traspasan paredes,  se creen dueños del sol y la luna, de los atardeceres, planeando cosas que tal vez nunca sucederán, pues un refrán muy cierto siempre aparece, inclusive si creemos tener la sartén por el mango.

 “El hombre prepara los caballos para la guerra, pero la victoria es del Señor", no estemos tan seguros ni tan arrogantes en la vida, tan soberbios y altaneros con los demás, creyéndonos dueños de nada, y cada segundo es una sorpresa nueva para que doblemos el cuello y seamos humildes.

Por cada intento de reír de los demás, muchos ríen de nosotros y nos clavan sendas puñaladas sin merecerlas.

Hoy estuve muy inquieta, toda la familia esperaba con ansiedad el nacimiento de una niña, hija de mi sobrina Jessica y Yeider, un sueño donde se advertía quién estaría embarazada, y que sería una niña hermosa, Anderson lo dijo en sueños a mi hija, y cumple 13 meses de partir de nuestro lado, cuando estaban todos sus proyectos ahí, su maravillosa juventud llena de ideales  y planes y en un segundo todo pasó, quedando enmudecidos y tristes, sin aceptar todavía éste cruel golpe del destino.

Por ésta razón y muchas más,  les digo que no sigan riendo de las tristezas ajenas, cada quien recibirá el pago que merece, y no es en el infierno ni en el cielo, es aquí en la tierra, donde pagamos todo, aunque lo creamos imposible.

He visto con mis ojos caer palmeras muy elevadas, gente rica que en un segundo se queda sin nada, luego encuentra en la pobreza la verdadera riqueza,  otros que se dedicaron a patear a los demás, hacerlos caer, pues se creían poderosos, y en un instante su vida cambia de golpe, sin comprender de dónde ha llegado su infortunio.

Muchos también, en  53 años que Dios me ha regalado de vida, donde  he podido ver a quienes creíamos poca cosa, débiles y pusilánimes,  que han dejado historia, ante la sorpresa de quienes fueron sus verdugos y creían que eran incapaces de salir adelante. 
Dios mira a los humildes para dar una lección al arrogante.

¡Cuidado con las malas acciones!, seremos castigados con lo que más nos duele y amamos, con aquéllos de quienes nos creemos seguros.

Es nuestro deber dejar de lado esa risa burlona que tanto deprime y denigra, la escucho tantas veces, no es una patada en el culo lo que necesito para volar, es un poco de cariño y respeto, los mensajes están ahí ante nuestros ojos, mañana sabrán de qué les hablo.

Pido a Dios valentía, a todos aquéllos que hoy han perdido a sus familiares y  a sus seres amados, y que comprendamos que éste camino es muy corto, que reventará el hilo que nos sostiene en el segundo que más felices y seguros  nos creamos.

Para mi niña una bendición del cielo, y que podamos pasar el trago amargo de la pérdida de tantos familiares y amigos de manera trágica, es un dolor que no se le desea a nadie, y es aquí donde debemos doblar las rodillas para agradecer por la fortuna de vivir un día más.

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, junio 5/13