martes, 23 de abril de 2013

AZABACHE/A María Napoleone [47]

AZABACHE/A María Napoleone [47]

Mi negro azabache:
Tu  yegua espera
en un jardín de amores
donde el oro de la vida se derrite,
y el verde se antoja
de todas las fragancias.

Aquí, la esperanza es el fin
y el desconsuelo se olvida
mientras danzas.

Aguardo  tranquila la miel de tus ojos,
el dulzor de tu boca en mi cuello.
¡Salta sobre mi lomo
que el sol cimbreante
parece un destello de fuego!

Ahínca tus patas… ¡relincha de nuevo!…
Absorbe de la vida todo lo bueno.

Sonríe que el cielo nos pertenece.
Tan solo una mirada
el mundo es pequeño en los ojos,
y  con un beso tuyo
de amor muero.

Mi negro azabache:
¡Cómo brillan tus ojos!…
¿Qué fuego escondido para mí tienes?

Con  girasoles me contento,
levantan el rostro una vez más,
me encienden y  sosiegan
si pasas, sólo pasas,
cual cóndor en vuelo.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, abril 23/13

LA CUESTA [48]

LA CUESTA [48]

Llévame a la cuesta,
en donde ponen las garzas
y anidan las águilas.

Arriba de todo,
donde la cascada nace
y se forma un arrullo de besos
bajo los manantiales.

Llévame sobre tu lomo,
en tu talle de macho soberbio
sobre la roca más alta,
cerquita del cielo.

Abriré mis brazos
para saber que vuelas conmigo
y entre tus labios repetiré: 

¡te quiero!, ¡te quiero!...

Raquel Rueda Bohórquez

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VIÉNDOTE [49]

VIÉNDOTE [49]

Se queda en mis ojos tu imagen soberbia;
las estampidas que nubes traen
con olor a montaña.

Se queda conmigo tu cabellera
que ondulante se mece, se viste de luna,
se arropa de mar entre las rocas desnudas
y me deja esperando tus resoplidos
sobre mi anhelante cuello…

Se queda la niña añorando que vuelvas;
en tanto te esfumas por entre los bosques,
buscando tu cielo, colmado de estrellas.

Raquel Rueda Bohórquez

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ME GUSTA [50]

ME GUSTA [50]


Me gusta despertar sabiéndote por ahí, 
pareces un potro en la llanura 
corriendo detrás de todas las niñas en celo.



Saber que adviertes en la brisa ese olor, 
ese encanto que llenará de vida sus panzas 
y te antojarás de un invierno 
que será perecedero.


¡Cuánto me gusta ver tus negros ojos 
detrás de tus potrillos!, 
comprender que a pesar de todo, 
una eterna nostalgia, tan mínima, 
es una gota de rocío sobre mis párpados, 
que parecen beso de madre 
dándome sus cariños.



¡Cómo me gusta enamorarme 
de los canelas de tu piel!, 
de esas ancas fuertes 
que patean con rabia aparente, 
pero en su corazón 
guardan la dulzura de un bebé.



¡Ay vida como eres de preciosa!, 
/bien lo decía mi vieja 
cada vez que triste me veía, 
esas palabras añejas de una canción 
que tantas veces escuchamos: 
“¿Por qué te amargas la vida, 
por qué no entiendes mi amor?”, 
y el resto de letras 
que se plagiaron en mi corazón, 
para comprender cada segundo 
que nada se mueve 
sin la voluntad de Dios.



A pesar de todo, 
cómo me gusta verte 
tan fuerte y arrogante 
con tu cuello levantado 
al sol de tus mañanas, 
buscando entre las tristezas, 
pequeñas alegrías, 
sin esa carga sobre tu lomo 
que no te dejaba volar 
como un águila 
sobre las verdes montañas.



¡Mi potrillo amado!: 
mi negro destino que viaja detrás de todas, 
pero nada quieres conmigo…



Amanecí pensando 
que es rara la vida a ratos, 
que lo que deseo se aleja, 
y entonces pongo mis quejas 
entre los suspiros de los gigantes árboles, 
y espero que con el trinar 
de un ave perdida, 
se endulce alguna mañana, 
sin doler verte pasar 
raudo por mi camino.



Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, abril 23/13 

ANDALUZ [51]

ANDALUZ [51]


No quiero te copies en mi espejo,

quiero que seas el espejo 
que mi piel necesita.



No quiero que marches, sin ver a tus ojos,

para confirmar que mi amor, es como las estrellas:
se ocultan en el día para que no las hieran, 
en la noche se dejan amar de los niños 
y consentir de todos los sueños. 



No quiero que me juzgues por amar,

quiero que me ames cómo te amo.



No quiero que te enamores de una brizna,

mi piel arde más que leño encendido
y está envenenada de vida y contento. 



Pero si no te sirve así,

¡eres libre para volar como desees!,
también lo soy, me siento feliz por ello,
danzo con mis zapatillas negras
un son venido de Andalucía,

por si no lo has comprendido
vida mía.


Raquel Rueda Bohórquez

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SI ME PREGUNTAS [52]

SI ME PREGUNTAS [52]


Si me preguntas si te quiero, te diré que sí,

eres todo el conjunto de versos y poesía;

eres trigo dorado, pastizal tierno,
música de cantores heridos en las montañas,
sonido de cascada y brote de manantial.



Si me dices si te amo, te diré que siempre.

Eres el amor encendido en mi corazón

pero no duele, santifica amarte... 



Si me preguntas:

¿qué hay para que te quiera tanto?,
te diré que el perfume de las rosas,
la mirada de un cachorro, un ave,
el nado de un pez libre en una laguna.


Si me preguntas…

¡Oh Dios si me preguntas!...


Eres mi todo y mi nada...

Mi cielo adornado de estrellas, 
mi amor precioso que no engaña,

que tiene voz en el brillo de otros
y luz, en las luciérnagas de la noche.


Raquel Rueda Bohórquez 
Barranquilla, abril 23/13


BAJO EL SOL [53]

 BAJO EL SOL [53]

Bajo el sol, siempre te amaré…

Desde mi alta montaña amor mío.


¡Cómo hueles a delicias!

La comisura de tus labios mi deleite.



La montaña de tu pecho en la mía,

todo tú en mí, cualquier mañana,

amaneciendo con el sol

y el canto de las cigarras.


Cómo me encanta la música a tu lado

viendo el azul mar canturrear versos a las caracolas.


¡Oh cielo mío!... ¡qué estampa la tuya llena de dorados

de negros encendidos!... de blancos puros...



Adoro tu alzada,

tu trote, tu porte de caballero.


Me encanta todo lo tuyo,
dame un beso ahora.. ¡no esperes!


Y danzo... ¡qué divino es bailar!

La brisa mueve tu cabellera

y me deleito al verte pasar.


Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, abril 23/13

EL MAR [54]

EL MAR [54]


¿Quién no ama el mar?
¿Quién no le teme?

Acércate en un ocaso gris
y míralo desde los acantilados,
déjate absorber de su amor
y danza, sólo danza...

Cierra los ojos cuando las olas...
Abre los brazos si a volar te atreves,
y vive la fantasía de sus aguas azules.

Déjate bañar de sus lágrimas
y que todos tus miedos se los robe la tarde,
moribunda entre tus brazos.

El furor acaba… todo es calma...
Las luces a lo lejos advierten de tu estampa
y de nuevo mis olas internas,
otra vez una fuerza me agita,
un huracán espera
sobre tus playas doradas.

Ya está en calma… todo fue un instante…
Todo es paz si me miro en la furia de tus ojos,
que son lo único que anhelo.

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, abril 23/13

QUIERO [55]

QUIERO [55]


Quiero dejarme llevar de mi corazón,

por éstas alas infinitas y ésta sed,
para buscar en el oasis de tus ojos
mi descanso y mi paz.



Quiero cielo mío,

ser un águila de enormes alas,
abrazarme siendo hiedra por tu pecho
y saber que sin ti no soy nada.



Si no te importan mis deseos

cerraré los ojos
y navegaré en otras aguas.



¡El cielo es tan inmenso!

Y los sueños,
inagotables...


Raquel Rueda Bohórquez

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COMBINANDO [56]

COMBINANDO [56]


Con el mundo combina todo,

esos verdes con los trigales.
Los rojos encendidos con los pálidos.
Combinas amor en mi cielo
aunque no me digas nada...



¡Combina lindo tu boca en la mía!

Tus manos sobre mis pechos heridos,
el negro de tus ojos con los girasoles
y tu pensamiento de amor junto al mío.


Combina lindo el cielo 

si en el amanecer un arroyo claro,
un río bramador o callado,
el tambor de mi corazón palpitando.



Y combina el silencio con la música,

tus labios cerrando una promesa.


Una flor sobre un reseco árbol

una enredadera con un suspiro…

Tu frío con mi ardiente fuego,
tu lengua justo en la mía…

¡Combinas perfecto conmigo!
Así como el ocre con el trigo
y el gorrión con un escondido pino.


Raquel Rueda Bohórquez
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SI TE ENREDARAS [57]

SI TE ENREDARAS [57]


Si supieras lo que mi corazón

en sus noches oscuras trama.


Ya ni la luna pasajera me observa,

 una pesadilla vieja me quiebra.


Si supieras de mis sueños:

unos divinos, otros dementes,

otros claros cual  manantiales, 

otros nostálgicos;
¡parecen  montañas heridas!...


¡Si un enredo de tus ojos en los míos!...

¿Sería casual que pasaran?

Sería,

sería divino,
¡que conmigo te enredaras!


Raquel Rueda Bohórquez

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SOBRE LOS NEVADOS [58]

SOBRE LOS NEVADOS [58]


Cerré los ojos cierto día.



Todo era luz, magia eternidad...

Eran los blancos y los naranjas

el color de la vida,
la obra de mi Pintor.


Aquí sobre los cerros,

en las inmensas planicies;

un dragón dormido despierta,
y de su vientre

un cántaro de miel derrite…


Sí, cerré los ojos cierto día,

y al abrirlos, 
te descubrí...



Raquel Rueda Bohórquez

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