martes, 16 de febrero de 2016

NUBES GRISES (36)

NUBES GRISES (36)

Han sido nubarrones
Sobre la cabellera de los cerros;
Grises y negros, formando caballos con alas,
Viajeros desnudos en medio de la nada,
Y yo aquí, esperando un despejar para verte.

Has sido tú amor mío,
Quien ha visto el corazón desnudo;
Mis venas siguen ríos violentos corriendo
Porque aunque envejecemos,
Nos habita una vieja pasión
Y el mismo cielo nos continúa cubriendo.

Luego te vi, ¿eres un sueño?
Los nubarrones continuaban su viaje,
Quise amar, pero no hubo respuesta;
Quise entregar de mí todo con transparencia,
Pero todo fueron ecos, parecían señales;
Más fueron fantasiosas ilusiones,
Que se alejaron con el viento, antes del alba.

Ha llovido sobre gotas húmedas...
Un pantano se ha formado, el mar sigue lleno;
Las olas van y vienen, y en su danzar me quedo.

Pero ahora, vi que la tarde había despejado el cielo,
Y entonces apareciste, eres una esperanza;
Todo fue oro que se derritió en la cúpula
Despejando de las ramas su cabello blanco
Para brindar por mis ojos intenso brillo.

¡Todo ha sido por ti!, pero tengo miedo.
Sé que mañana vendrán otras nubes grises;
Pero también que un globo de oro
Será encendido, y el bosque recobrará la vida
Entre verdes esmeraldinos y el sabor a tu boca
Pegada de la mía.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, febrero 16/16


¿QUIÉN ES DIOS? (37)


¿Dios, en dónde estás?
Luego canta el gallo al amanecer
Y con su respuesta me basta.


¿QUIÉN ES DIOS? (37)

Siempre viene a mi puerta gente que hace preguntas y preguntas sobre Dios, imaginan que su religión es la verdadera, y censuran porque tengo una imagen de María a la entrada de mi sala.

¿Sabe qué significa la muerte?, ¿por qué razón el mundo está ahora tan perdido?, ¿por qué razón adoran imágenes?, si vinieras a nuestra religión encontrarías a Dios…

Me quedo viendo y escuchando sin oír, cada necio se ha de apartar de mi puerta, y otra vez me dice: ¿qué es el reino de Dios?, y para ser tan iletrada, mejor me quedo callada, aquí entre nos, soy mala para discusiones políticas o religiosas, debido a que no sé llevar una charla de éstas, ha de ser porque no soy doctora o no me aprendo de memoria versículos y capítulos.

Mientras hablaba y hablaba la doña, intentaba ver hacia afuera de mí, un pequeño canario, cada día uno nuevo es colgado en su prisión en mi árbol, y ese canto en vez de parecerme feliz, es un angustioso llamado hacia la libertad, y entonces veo a Dios en sus ojos y en sus plumas doradas, lo admiro en ese trino, que como un arpa en su alma, nos quiere decir algo, pero como necios no escuchamos.

El tipo se cree dueño del canario y de su libertad, y como alguna vez también lo fui, nos volvimos prisioneros queriendo ser dueños de un canto de pájaro, y lo condenamos como a Jesucristo, sin permitirle cantar a su bosque y a sus novias.

Veo a Dios en las manos del anciano que va con su carreta a tiro, no hay caballo, él es su propio animal, sube y baja vendiendo limones o mangos que ha bajado de cualquier árbol del camino, y de nuevo pasa ante mis ojos, descansa bajo el árbol que adopté como hijo y mira y mira hacia cualquier portal, pero nadie sabe que lleva los bolsillos rotos y que ha regresado con la misma carga y el mismo afán, pero con una espina nueva en su corazón.

¿Cómo vamos a hablar de Dios de puerta en puerta, si dejamos de tender la mano a quien lo necesita?, imagino que lo encontrarán en un asilo para ancianos, en un hogar para niños abandonados, en una esquina en donde los poetas tragan pedacitos de luna, y ella agradecida, se crece una y otra vez, para que sus hambres de amor se calmen.

Dios es todo lo que veo, Él son mis manos que se mueven gracias a su favor, es mi pecho que respira gracias a su brisa fresca, Él es mi hermano Pablo, Pedro, Domingo, cuando me dan un gran abrazo y sienten que mis penas son las suyas, y siento que las suyas son mías, y nos reímos por los mismos chistes, y nos tomamos esos cafés sencillos, dejando un cariño escondido bajo mi ratón.

No me gusta que vengan con esas caras de santos a decir que sus religiones son las que contienen la verdad, cuando la verdad es el bien que podamos hacer a otros, es el perdón que podamos dar y la sonrisa que podamos colocar en esos rostros tristes, que siempre están a la vera de nuestro camino.

Soy la iglesia en donde mora Dios, tú eres ese palacio en donde habita la verdad, Él es la verdad que nos ha de llenar, es nuestro propio manantial que se riega por la mirada que se vuelve limpia y translucida.

Dios es una luciérnaga brillando en nuestra propia oscuridad, somos esencia de sus flores y colibríes que vuelan, siendo esmeraldinas joyas que buscan un perfume, y de paso, dejan un poco de cariño para recibir miel, y fuerza para continuar…

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, febrero 16/16








AROMA LLAMADO TÚ (38)

AROMA LLAMADO TÚ (38)

¿Qué hay de tu amor?

Mi carne
Es una lápida fría
Con tu nombre,
Y mi corazón
Es una rosa roja
Para ti;
Sólo para esa madre mía
Tan aroma,
Tan jardín,
Que permanece
En mis lágrimas
Y en el verde pino
De unos ojos
Que te extrañan...

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, febrero 16/16




DECIDÍ (39)

DECIDÍ (39)

¡Hoy se va todo!...
No volveré a disparar flechas,
Se ha cansado Cupido
Y estoy agotada para estas fechas.

Un día te dije que te amaba;
Luego fueron años de poesía
Pero con mi nombre nada respondías.

Ahora me cansé de ser vieja tonta,
Tengo mucho por hacer y poco tiempo.

Iniciaré por olvidar que existes,
Nada me traerá tus ojos negros,
Ni veré las montañas arropadas de nieve,
Ni volveré a tus obras pulidas en soledad
O puede ser que acompañadas de otras mujeres.

¡En verdad me agoté!
Han sido años de imaginar que pudiera ser,
Que tal vez, que la vida te había puesto en mi camino.

¿Más indiferencia para qué?

No habrá melodías que te recuerden,
¡No más vino rojo!;
 Desapareció el poeta de mi vida.

Me quedaré en el espacio del silencio,
Pero sentiré tus huellas por aquí,
Semejan bandadas de golondrinas
Que a mi árbol llegan a descansar un tanto,
Y luego se van, dejando de sus amores
Un trino entre las hojas secas,
Y ese añorar perenne, que me tiene con la mirada al norte,
Esperando un mañana, anhelando un sueño
Tomada de otra mano, que no sea de ilusión.

Luego de otro día, vendrá otra noche,
Y esa luna que ayer te recordaba;
Estará mordida, se volverá pequeña y grande para mí,
Y en un rato, estará esa torta dorada
Esperando un verso,
Viéndome con su cara de niña
Festejando que alguien brillará siempre para mí
Desde esas alturas que sólo pueden tocar mis ojos,
Agitando el alma de una mariposa en mi jardín.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, febrero 16/16