domingo, 22 de febrero de 2015

NADA MÁS BELLO [30]

NADA MÁS BELLO [30]

Nada más bello, que despertar con la orquesta de los pájaros
Y el sonido del viento en el rostro...
Nada mejor que un te quiero, apretando mi boca en la tuya,
Respirando besos y multiplicando sueños.

Nada más bello que recordar los abrazos de mi madre
No tengo casa para llegar, mi hogar eran sus pechos caídos
El corazón que guardaba su tambor bendecido
Su aroma a mama vieja adorada.

Nada más bello que un bebé recién nacido haciendo pucheros
Apretando con su boca el tetero de carne morena
Y suspirando tristezas ajenas
En medio mensajes de amor
En sus pequeños dedos.

Nada más bello que los ojos negros de mi viejo
Que al tomar del café en sus manos
Inicia un te quiero lleno de gracias
Y bendita ella, que amanece rezando en sus labios
Una coqueta canción mañanera.

Nada más bello que la paz
La tranquilidad al dejar la puerta abierta
El despejar en soledad las dudas
Y encontrarnos con Dios a la puerta.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, enero 9/15
©

10-491-97

SEÑORES: [29]

SEÑORES: [29]

Cuando cae la nieve, un algo resucita en el alma,
Es como si todas las aves se fueran,
Quedando tan solo una gaviota vagando,
Buscando consuelo entre los tupidos bosques,
Para viajar luego hacia donde el ruido de las olas indique
Que hay tibieza para ella, a pesar de todo...

Pareciera que se congela el aire
Cosa extraña la piel enrojecida y caliente
Así como yo cuando te siento,
Deseando ser el abrigo que te acompañe
A dejar huellas de caminante en el sendero.

Cuando cae la nieve pensamos en juntarnos
Se abrigan las manos, se enredan
Se pegan los pechos se abrazan los corazones
Tiemblan las pieles, se arden se condenan
A ese amor de caricias nuevas.

Todo lo bello pasa cuando cae la nieve
El bosque es un blanco mantel para escribir letras
La gaviota en vuelo buscando una historia
Y la brisa bendiciendo todo con su melodía
Agitando pañuelos de paz
En tanto los árboles duermen y esperan
La llegada de la primavera.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, enero 9/15


10-491-97

ESA MUJER [28]

ESA MUJER [28]

Esa mujer hablaba con las aves, y ellas le respondían, algunas estaban sueltas en su casa, pero cierta vez enfermó muy grave, y cuando la mujer no está en casa, los gatos hacen fiestas, luego la mujer pensó: Ha de ser que al morir ellos, me regalaron su aliento para continuar un poco más, y ella recuerda a Cielito, el cardenal rojo, a Chepe el canario dorado, a Joaquín, el carpintero, y pare de contar, siempre hubo una conexión con las aves y los animales desde niña, conozco a esa vieja mañosa más de lo que cualquiera pudiera conocerla, una gran cicatriz habla de sus historias trepando árboles y corriendo detrás de las perdices y sus polluelos.

Es altanera, se enoja mucho ante la injusticia, a veces cuando se cansa de pelear, se ve al espejo: ¿esa señora soy yo?, ¿cuándo envejecí de tal manera?, si ayer correteaba con las cabritas por el monte, con Diana, con José, con su pequeño bebé que parecía la primera nieve, y sabía enlazar por los cuernos al toro, derribó a los 9 años a un enorme toro porque la arrastró por el camino, y luego... se dedicó a perseguir mariposas azules, pero todas se alejaban, y ella quedaba ahí pensando que estarían en un cielo hermoso, pero imposible que no fuera como éste paraíso tan maltratado, sería imposible que no existieran cascadas y riachuelos, montes y quebradas, mirlos y toches, madres y padres como los que alguna vez le fueron prestados...

Esa mujer sabía en qué momento iniciaba el amor en las aves, colocaba sus nidos con tal amor, que las que nunca habían anidado, seguro lo hacían, vio nacer a los pequeños diamantes, parecían tan desnudos, pero su pico abierto semejaba una flor, la primera emoción, el primer llanto, su voz al pedir alimento no a sus padres sino a ella... ¿qué mujer loca dedicaría parte de su vida a criar animales?, hay muchas locas como ella en el planeta, deberían haber más locos, pero ella tenía un defecto: los tenía prisioneros, y en medio de esa prisión de cantares, su vida se disolvía poco a poco, hasta que pensó: Vivo tan prisionera como ellas, éste ha de ser el castigo, en mi cárcel, viéndolos ser, mientras se alejan de mis manos por unos centavos, y el mundo critica cada verso o cada poema, entretejido en los gajos del limonar ausente.

Más cierto día la mujer dijo: ¿Quieren ser libres?... mis amores, vayan al bosque, descubran las maravillas que por mi mano les fueron negadas, pero no querían volar, se habían acostumbrado a la prisión del amor.

¡Vayan!... vayan por favor... quiero que vean el sol de cerca, que tomen pepitas del bosque, y en cada trino me recuerden.

Y así fue, algunos la mala suerte con dientes afilados los destruyó antes de volar siquiera, otros se alejaron, todavía regresan los papayeros, los canarios fueron encerrados por otros, que como yo, ansiaban libertad viendo a otros en prisiones y así mismo se encarcelaron.

Pero más que todo, recuerda a la más necia, un pequeño pajarito gris... él no cantaba, solo comía, pero cuando veía a la dama, abría sus pequeñas alas y empezaba a chillar como diciendo: ¡te quiero!, ¡te quiero!, ¡te quiero!, ahí estuvo, ella dice que no recuerda en qué momento se fue de su vida, si lo regaló, si lo obligó a volar o si murió, en esa mente de cámara éste instante se borró.

Ahora que no están, ¿qué haré?... pero la dama continuó con otras inquietudes, decidió que plasmaría la voz de una hoja en el desierto y en medio de ella, traería la voz de todas sus aves, los ruidos de todos los niños que todavía estaban en libertad, una libertad extraña, en medio de ruido de árboles que caen y dragones que devastan su libertad, siguieron prisioneros de la mala suerte, pero algún día no tendrán alas ni plumas, serán como la brisa de ahora, libre, paseando por donde se le antoje, besando las hojas que deseen, y recordando, que nadie puede ser prisionero, porque así mismo, seremos jaula, tan solo eso, encarcelando nuestra piel en un alma que desea volar .


Raquel Rueda Bohórquez  
Barranquilla, enero 9/15 

10-491-97

YO, FLOR DE LOTO [27]

YO, FLOR DE LOTO [27]

Estoy meditando... pienso que lo más hermoso es amar, y ser correspondido, estoy en posición flor de loto... tú eres un colibrí y te espero en silencio, escucho grillos, ranitas, una araña teje un edredón de seda, con muchas marañas perfectas, una hormiga camina veloz, con un pequeño trozo de hoja, y pienso, sí, pienso que te amo, y te amo y te amo, y poco a poco me voy durmiendo zzzzz... aummmmm... amor... amor... amor... sí, te amo... mucho... mucho... creo que me dormí, pero en el sueño más profundo estás, ¡qué raro es todo esto!, ¿qué me sucede?... veo a la luna, y creo que es la misma que ves, y entonces sonrío un poco y repito de nuevo: aummmmm... aummmmmm... sí, te quiero... te quiero…pero el insomnio continúa, ¿estoy dormida ,o despierta?, deseo pellizcarme y nada duele, desaparece todo dolor en el cuerpo, el alma es una gaviota libre, sobre una blanca nube se pasea, y te busca, te escondes en un rayo de sol y te persigo, la brisa me empuja,  como una pequeña hoja hasta tus brazos… ¿eres tú cielo mío?... pero no hay respuesta, el sonido del silencio es el grito más desesperado ,y al fin, ¡tú aroma!, indescriptible, sin igual, traspasando toda muralla, hacia mí se acerca… ¿eres tú colibrí de alas azules?, y me responde tu abanico, con la suavidad de un terciopelo en mi rostro, más ahora soy parte de un jardín, ¿qué flor soy?, ¡ya sé!, flor de loto ayer, y ahora, la misma flor en medio de un lago inmenso, donde bulle la vida como una melodía, y todos los sonidos se mezclan, los aromas se confunden, más el tuyo, lo reconozco entre millones, hueles a ese amor esperado, mi lindo tesoro, mi joya escondida que se pierde de nuevo, se aleja por entre los inmensos prados y ya no te persigo, dejo que la providencia te busque, te atrape y te deje  sobre mis pétalos, para siempre.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, enero 8/15
®

10-491-97


MEDITANDO [26]

MEDITANDO [26]

Hermosa melodía,  deseo conectarme con el universo, soñar que soy un perfume en una flor, y la brisa me mueve lentamente... sí, es maravilloso, cierro los ojos y sólo escucho esas notas, el alma sale de mi cuerpo, y al fin soy alguien... 
Como una marioneta, un vencejo azul, ¿existen de éste color?, creo que sí, una golondrina de cristal, que cambia de color con los besos del sol.
Ayer no sabía hacia donde correr, pero ahora, creo que mi destino tiene la marca de un topacio, una esmeralda que viste el bosque de hermosura, una flor que se tiñe de colores, por la gracia de un invisible, un pájaro que anida en el rincón más oculto de la montaña, pensando que nadie lo verá, pero el águila conoce dónde se esconden las primaveras, y con sus garras vendrá cualquier día.
¿Estás triste?, ¡para nada!, no hay dolor mientras mis manos se muevan, no hay inquietud mientras esté despierta, y tengo la memoria de una cámara, recuerdo que en la cumbre había una cabra montés, y que al segundo, quedó su piel desnuda en medio de un zarzal, pero a pesar de todo, alguien pudo lamerse la boca, estaba feliz y con el cuerpo lleno, llevando en su boca algo para adormecer a un cachorro, que inquieto lo aguardaba en la espesura.
¿Qué será de mí?
No hay afán mientras esté pensando que soy obra tuya, ¿para qué estoy aquí?, ¿qué misión tengo en la vida?, espero que en el frío alguien no abandone mi maleta, y me eche fuera de su corazón, o me reclame injustamente por algo…
Más tú eres mi fuerza, ¡aquí estoy!
¿Quieres arrancar mis plumas?
Envía a la brisa para que sacuda éste cuerpo pequeño
Y todas caerán, ante un leve soplo de tu voluntad
¿Qué puedo hacer?
Me venzo, me doblego, callo y vuelve la calma
Es hora de dormir… ¿irás ahora?
Te respondo: Como decidas rey viento
Pero no tapes mi boca, déjame despertar otro día
Quiero respirarte, para bendecir la suerte que tengo de existir,
La fortuna de un día más…
¿Lo harás por mí?
Apago la luz, todo es oscuridad
Las estrellas se han escondido
Y me refugio en tus brazos,
Ya no soy nada
Soy tú en medio de la nada.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, enero 8/15

®

10-491-97

DORADOS [25]

DORADOS [25]

Así son los besos
Como melcocha en la boca
Se regalaron los cañaduzales
Alertó el mirlo en su jaula
Que la vida era un beso con lengua
Extendido, placentero,
Y me desvanezco en ti amor mío
Como si un edredón de seda fueras,
Tiembla todo cuando persigo tu sombra
Para estrellarme en tu boca
Y hallar el cielo.


Raquel Rueda Bohórquez 

Barranquilla, enero 8/15

10-491-97

SI HE DE VOLAR [24]

SI HE DE VOLAR [24]

Si he de volar
Que sea en medio de un pastizal amado mío
Ahí serán perlas gigantes el amor
Floreciendo entre ocres del camino
Cerca del manso arroyo
Lejos del dolor.

Si he de volar que sea cerca del mar
Ajustando la vida en un poema
Abrigados cerca de las olas
Como viajeras nubes
Siquiera.

Si he de volar
Que sea a la cumbre de tu pecho
Al triangulo donde nacen los te quiero
Y las alondras pasan en su vuelo
Conjugando versitos blancos
Y fabricando nidos en el cielo.

Raquel  Rueda Bohórquez
Barranquilla, enero 8/15
®

10-491-97


TU ENREDADERA [23]

TU ENREDADERA [23]

He seguido el ritmo de tu enredadera
Paso a paso, semilla a semilla
Caída con la torpeza de un aliento
Que en tempranos días
Bajo tu falda me dejó muriendo.

Más todo es fortuito en la vida
De mis lágrimas tal vez
Del riego bendito de su lluvia
Una semilla brotó pequeñas hojas
Extendiendo sus manos cual la higuera
Y aferrándose a tu tronco
Sin lástima.

Fue creciendo a tu lado
Brisas otoñales, ríos como anaconda
Peces gordos, gallinas consentidas
Miel en el camino
Abejas, hormigas,
Codornices que ponen pequitas en la tierra
Para abrir sus picos cual clavellinas rojas
Y salir corriendo a picotear la tierra
Para aprender a vivir
Sin tanto enojo.

¡Qué hermoso tronco, mi roble amado!
Surqué hasta tu cabellera blanca
¡Eras joven cuando el destino marcó tu senda!
El comején se aferró de tu pulmón
Restregó su rabia en tu piel amada
Y de a poco,
Entre fiebres y delirios
Me aferré de tus manos…

Un río caudaloso de nuevo…
Más el frío de la mañana nos sorprendió llorando
Se fue mi roble y me quedé temblando
Con la luna llena en mi vientre
Y mis flores pálidas
Esperando un mañana sin ti
Con el mismo sol lejano
Que no ha parado de brillar
Y la misma luna
Cual torta de miel
Que recuerda el blanco de tu rostro
Y lo cálido de tu voz.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, enero 8/15
®

10-491-97



RECUERDOS [22]

RECUERDOS [22]

Un vago recuerdo, mientras paseaba del brazo con mi amado novio, pero eso fue en el siglo pasado, un tipo grotesco de esos que te echan piropos, y como no le haces caso se burlan de ti en público, y ese día vino a la memoria por aquello de la viejita que engañó al joven apuesto de cualquier país.

Tan feliz con mi amor, no cambiaba el cielo ni las estrellas cuando estaba con él, era como si todo lo que anhelara estuviera en su mirada, bonito, simpático, arrogante como un potro salvaje en la espesura, pero bien amado, tal vez es de esos amores que nunca volverán, porque se fueron detrás de las cometas luminosas del tener, y me dejó temblando, en medio de la oscuridad, con un solo grito: ¿¡por qué!?...

Había muchos borrachos, era el negocio de un hermano, historia larga de travesías y caminos, de sinsabores y alegrías, siempre lleno de gente, mucho dinero corría a manos llenas, se iniciaba el paramilitarismo en Colombia, muertos a granel, amigos pálidos como la mala suerte en volquetas, extendidos en la pradera de una indiferencia que lleva más de 30 años, donde se pusieron los niños en la boca del fusil, y las madres se condenaron a una eterna tristeza.

¡Claro que sí amigos míos!, se vale dejar recuerdos de pequeñas cosas que están ahí como cicatrices, ¡mira que ni el tiempo las borró!, y mi lindo amor de ojos negros, paseando en el corazón como un dulce recuerdo.

¡Hola marica!, mi amor levantó su mano, siempre jovial con todo el mundo, y el tipo vomita ésta frase: ¡¡¡Qué hace con esa gallina vieja?!!, ¡búsquese una más joven!... ¿qué recuerdo?... tristeza, era el tipo de los piropos groseros, amigo de mis amigos, vomitando de su pobreza, mi amor sólo me apretó más, y dijo: ¡Hifueputa cabrón, no le vuelvo a hablar en la vida!...

¿Qué sentí?... de sus amigos nadie rió, todos me conocían, alguien le dijo: ¡Oiga cabrón respete!, ¡qué hifueputas le pasa!, ¿por qué carajos le dice eso a nuestra amiga?...

Más continuamos, la gallina vieja tenía 20 años, pero cuando tenemos el corazón lleno de odio, dañamos hasta a la flor más pequeña, no dije nada, pero sí sentí mucha tristeza, ha pasado el tiempo y el recuerdo llegó...

Más del tipo gordo y grosero, hermano de unas amigas a donde alguna vez me vendieron el almuerzo, claro que no es Felisa, ojo, porque ella fue mi madre adoptiva, ni tampoco Marina, de ella sólo que sus hijos me veían bañar desde el tejado, ni siquiera eso podía hacer tranquila, una dama a carta cabal, sino casi llegando a la esquina, uno de sus hijos, y me contaron hace años que lo habían matado, tal vez en uno de esos momentos de mala energía, donde  alguien respondió como era costumbre en la época, con una bala en la frente, Q.E.P.D, claro.

La gallina vieja, o sea yo, aún cacarea, puso 3 huevitos y tiene alientos para más y más, tal vez huevos de 2 yemas jajajaja! eso decía mi madre, que las gallinas cuando están terminando postura, ponen huevos de dos yemas...

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, enero 8/15
®

10-491-97

LA DAMA COQUETA [21]

LA DAMA COQUETA [21]

Y llegó la noche, la dama coqueta como siempre, acercándose al sol, más nunca serán hallados juntos, de lejitos es mejor, -comentó una estrella-, pues el sol vive acompañado de paisajes, de muchas flores que lo contentan...

Cierto día, la dama coqueta quiso conocer el refugio del amor que tanto la desvelaba, -¿será la ventana donde hay una luz siempre encendida?, o tal vez la que está más oscura, pues es como ver el espejo de la noche, y adivinar dos estrellas que iluminan.

En cada ventana se adorna un vencejo, una gaviota que pasa y pasa, pero son sus ojos los que las divisan… ¿y cuándo veré de cerca los de él?... parecen insondables mares a donde nunca llegaré.

En esto pasaba el tiempo, veloz como un rayo en el estero, dejando la cola blanca en el cielo, tal vez una serpiente devoradora de soles, y arrase a la vez con mi corazón, o puede ser una cuchara que se roba el cálido verso del sol, en sorbos pequeños, así lo veo cada día, una cuchara gris que alguien usó para dañarse, y esa metáfora del dame miel, y miel será mi alma, pero entrega mi cuerpo al vicio blanco, y poco a poco me condenarás a ser un despojo gris, en medio de la calle.

Siempre lo veo por ahí, -piensa la dama coqueta-, pero nada dice, todo éste tiempo sueño que es para mí lo que escribe, porque ella se cree una doncella, siendo una anciana que nunca pinta sus canas, porque le gusta ver cómo el tiempo talla su piel, como un poema, entre surcos de alegrías y penas.

¿Qué haces amor?, siempre en un coqueteo estrellado, muy dorado, como cree  que serán sus años finales, ¡años dorados!, ¡jajaja!, será años encendidos, rojo fuego, porque la dama coqueta parece que tuviera 15 años, y que un juguete perdió desde muy niña, porque sólo piensa en el amor, en ese sentimiento maravilloso y fugaz, que aletea ante sus ojos, así como el colibrí, tan solo besa la flor y con velocidad se aleja, pero a ella, estoy segura, le faltó niñez, tengo la plena seguridad de que así es.

Dime si ésta noche puedo al menos estacionarme en el desnudo árbol a tu puerta, al menos que pueda mirar al norte o sur, adivinando tu nido reflejado en medio de luz de luna, adornado con pequitas que hacen tu boca más bonita, y tu corazón más de gorrión.

Abro la ventana, descubro números y mensajes, creo adivinar pero no me atrevo a responder… ¿será que le pregunto a la noche?, o tal vez a éste día, que deja huellas sobre blancos pensamientos, mi pared limpia del segundo, para contarle al sol que besará su puerta, ¿Qué lo amo?...

Sí, es lo mejor… no te hagas ilusiones, pero ámalo, como si fuese en tu jardín mustio, la flor primera que te haga brillar los ojos con una lágrima, y bendecir la huella del sol sobre tu enramada.

La dama coqueta fue por un café, me gusta el café caliente, el tinto, color de tu piel morena, imaginando bebo sorbo a sorbo de ti, acalorando el día que parece frío, para encender la piel cual yesca seca, que espera el paso de la brisa, como un beso fresco, como verte cada día, tan cerca de mí, pero tan lejano, cual estrella guardada cerca de tus labios y la humedad semejante al manantial que anhelo.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, enero 8/15
®

10-491-97