lunes, 15 de agosto de 2011

CARTA PARA MÍ (14)


No retozo como en años anteriores, ni florecen para mí los lirios, ni llegan las rosas rojas tan anheladas; sólo quedaron pétalos mustios que se desvanecen con la lluvia tardía de agosto.

Aquí estoy de nuevo, sentada y poseída por pensamientos de juventud, abrazada al blanco cisne de mis quimeras con la mirada encendida, admirando las violetas que se extienden por el horizonte, y el mar azul que decide bañarme, con esos afanes exquisitos que se pierden conmigo, y que con tu verde mirada se confunden y me hacen imaginar en otros lares tan ajenos y distantes con el mágico de los prados ante esta mirada errante, y con unos negros ojos perdidos en los míos, en un largo y extendido abrazo de luces y colores, y en unas sensaciones que regresan y se anidan en mi corazón, que ha decidido tallarlos y dejarlos ahí por siempre.

Vengo a contarte  que me queda la última primavera y deseo pasarla contigo; nos miraremos juntas, nos amaremos las dos como dos hermanas únicas, que siempre han permanecido abrazadas  a pesar de las tormentas, a pesar de duras madrugadas con los desamores y las crueldades del destino, que se escondieron bajo nuestra  húmeda almohada, que hoy  parece el lago silencioso que te abraza siempre y comprende de tus tristezas y las mías,  más ella te consuela,  te acaricia, te perfuma y recoge todas tus sales de mar para juntarles y convertirlas en perlas pálidas, con las que formará un collar, que te regalará algún día, un pronto día donde las dos seremos una sola y viajaremos sobre las olas, y nos extenderemos y nos posaremos livianas sobre las nubes, desde donde miraremos el vacío espacio y las bellezas vistas desde cristales de fantasías y añoranzas.

Aparecen miles de flores del amor por el sendero, más las mías fueron pisoteadas desde niña;  ¿a quién le contaré mis penas si nadie me quiere escuchar?... Hablaré contigo mi amiga, mi gran amiga y compañera, mi tierna soledad que te ves conmigo en el mismo espejo y me dices que esté siempre callada, que no abra la boca porque pierdo, porque alejo con  palabras necias a mi amor y al tuyo soñado, que marchará sobre un caballo blanco, donde tantas mariposas lo rodean y le envían besos, lo encienden y lo vuelven arrogante, como pavo real esponjado, que no sabe a cuál hembra  escoger, mientras nuestro amor puro, busca el nido de sus brazos y los besos de sus labios que no entonan la misma canción.

Hoy he decidido que marcharé hacia mi lago, que ya no habrá más palabras; mi cisne decidió emprender vuelo, está en un lago ajeno y desde allí se ríe de las dos, las que lo amamos y las que hoy decidimos que sea feliz sobre ramas que sólo quieren fantasías y que siguen sus besos fríos desde los alambrados de púas de colores.

¡Ven amiga mía!, vamos a nadar por éste lago que se presenta claro, nos ocultaremos entre las  ramas, donde la humedad y el vértigo nos espera; nos abrazaremos como una sola, confiadas, pues sólo tú eres  el cofre de seda que guarda mis sentimientos puros, y resguarda los sentires de mi corazón.

¡Vamos pronto  amiga linda!, recojamos entre las dos las últimas flores que nos quedan, son las más hermosas, las llevaremos y nos perderemos entre sus pétalos y nadie dirá nunca que no fuimos felices, y que nuestro perfume no esparcimos por el cielo, y nuestro último abrazo nos daremos como una sola, con el amado cisne que tanto esperó por nosotras...

Raquel Rueda Bohórquez 
Barranquilla, agosto  15/11

BÉSAME 15)

Publicado pors en agosto 15, 2011 en 3:39pm



BÉSAME (15)

Si los acordes empiezan a sonar: ¡bésame!
Con cada tecla que se mueve a tu alrededor,  ¡hazlo!,
aún hay  tiempo y la calidez es temprana...

En el instante en que te roce, sí como la brisa
pasando desde los cerros ensoñadores
que traen olor a orquídeas y flores: ¡bésame!

Ya el atardecer se mira en el cielo...
Estelas encendidas rojo fuego,
alondras se invitan y se quieren
yo las miro... tú también, ¡bésame!

Se  entrega el arco iris sin pedir nada
con todos sus colores mágicos,
con la lluvia suave que los dos divisamos
tus manos en las mías, tus ojos en los míos...

Bésame antes de la puesta de sol,
cuando la estrella viajera pase,
al sonido de la vida que te incita
y que aún no termina, 
alguien mueve su teclado...

Bésame corazón de fuego,
por entre los enrejados del pensamiento,
en líneas invisibles que nos llaman,
al reloj  anunciar el tiempo
que aún no termina.

Bésame en cada sueño...
Cada vez  que despierte y en ti piense
y me convenza una vez más
que lo soñado sucede.

¿Si ves amor cómo me has besado?
Y la música continúa...


Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, agosto 15/11

DIVINA INFANCIA (16)

Publicado pors en agosto 15, 2011 en 12:00pm



DIVINA INFANCIA (65)

Divina infancia que gateas aún;
tiernas manos, flores blancas
sedas que tocan, que callan...

Canto tibio, beso suave
mirada cándida de estrella,
llanto de alegría
desde mi balcón.

Niñez que aún jugueteas:
regálame tus sonrisas,
tus pasitos temblorosos
posados sobre mi vida,
tu alegría que marchó...

Bebé de gracia fina,
manitos en mis pechos
leche tibia en tu boca,
llanto de amor...

Tráeme nuevas flores
que me embriaguen,
que extasíen las miradas
que rieguen mis tibiezas
sobre tu corazón.

Pies descalzos divinos,
boquita con sabor a fresa
cantarina palabra,
la que arrulla y besa,
la que susurra mis mañanas
y ahonda mi dolor...

Te marchas pronto
cual mariposa en vuelo;
no retozas ni perfumas,
te has esfumado con las olas
que se roban mis auroras,
y las flores perfumadas
que no retornarán.

Raquel Rueda Bohórquez 
B/quilla, agosto 15/11

ERES (17)

ERES (17)

Eres la luz fresca cada mañana;
la cascada dulce y cristalina,
el sol naciente y dorado;
la rosa sin espinas.

Eres música suave y cadenciosa;
el piano, el arpa,  la guitarra;
el cisne que nunca viaja
y se queda como habitante eterno
en el lago de mi vida.

Eres un beso nuevo cada día...
El búho que mira las estrellas
y se embelesa con la luna.

Eres vaso de agua cristalino,
aire, sol, alegría, flores en primavera;
vida que se renueva cada segundo
sobre la roca donde tiemblo..

Eres todo, y eres nada...
La nada que me extasía en tus amores
donde retoza el venado, 
y se abrillantan las estrellas en el cielo.

Eres mar y eres tierra...
La vida que corretea sobre los pastizales,
la que vuela por las inmensidades;
el suave nido donde reposo en mis noches,
el sueño plácido sobre tus brazos de nieve.

Eres mi amor infinito y pleno
donde descansaré al fin de lo terrenal.
En este lugar, dejará de enviar mensajes la caracola,
pues todos morirán contigo junto al mar.

Raquel Rueda Bohórquez 
Barranquilla, agosto 14/11

ROSAS EN INVIERNO (18)



ROSAS EN INVIERNO (18)

Siempre estaré cultivando rosas para ti
aunque  hayas olvidado
los besos que te dí.

Rosas rojas, blancas, azules
del color más encantado,
con los perfumes más sublimes.

Las pondré dentro de mi cofre de oro,
allí nadie las podrá robar
mientras recojo cardos,
los resecos que torturan
llenando de dolor mi alma.

La de hoy tiene el color del fuego,
llama que no se apaga;
la sembré cerca a una enredadera virgen...

Ella florecerá en invierno,
será maravillosa y perfumada.
¡Estarás aquí, lo presiento!,
la recibirás con una sonrisa nueva,
sus pétalos estarán en tu boca
y el cáliz se perderá entre tu piel,
pero su aroma morirá dentro de tu corazón.

Raquel Rueda Bohórquez 
Barranquilla, agosto 14/11



CORAZÓN DE FUEGO (19)


CORAZÓN DE FUEGO (19)

Señor, nuevamente en mi soledad te llamo.
Días de compañías vanas,
más tu presencia está cada mañana.

El trino de las aves me despertó de nuevo,
ahí estabas, con tus rayos silenciosos
con tu piel de seda sobre la mía
y el cántico siempre feliz 
sobre endurecidas ramas.

Te diré que aunque la música sea breve
y que silencie de momento,
escucho cada instante un renuevo,
el aliento en los amaneceres mustios
y tú, mi Cantor de siempre,
eres el suspiro tempranero
cual lluvia fresca en mi corazón.

Casi que me pierdo de ti,
de tu púrpura corazón de fuego;
lámpara encendida que no se apaga
brillo de mis ojos y aliento a mi vida...

Cómo no he de venir en silencio,
decirte que eres la musa amada.
Agradecerte  por mis desvelos
en mi aparente y ansiada soledad contigo,
con las brumas que no dejan ver,
que cada canto al amanecer
es un llamado tuyo
a permanecer en tu amor.

He de vivir cada instante como el último
he esperar siempre ese cántico tuyo
que nos invita a ser felices
y a expirar en tus atardeceres
sobre ramas de verdor intenso,
con esa voz tuya  sublime
que sólo se silencia
si muere el día 
dentro de los ojos claros
de la luna nueva.

Raquel Rueda Bohórquez 
Barranquilla, agosto 14/11