sábado, 3 de octubre de 2015

¿QUIÉN ESTÁ LOCO? [70]

¿QUIÉN ESTÁ LOCO?  [70]


¡Madure!, le dijo un aguacate a doña Hipocrasia.
La vieja jamás maduró, pero el aguacate verde se cayó.

Moraleja: no es lo que parezcamos, sino lo que seamos, pues dijo el viejito que vende las guayabas, que no por verde vamos a matar a un loro.

¡Eso no tiene sentido!, dijo una papa...
Y el aguacate en el piso respondió: ¡pecadores!, ¡vayan a misa!

¡Eso tampoco tiene sentido!, -dijo una guayaba que estaba a punto de caer.

Y un tipo que pasaba desprevenido y escuchó la charla pensó: ¡parecen huevones!, ni el aguacate habla, ni la papa.

-¡Eso fue porque no fueron a misa! -gritó la señora María que llevaba una canasta en la cabeza llena de alegrías.


Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, septiembre 26/15


ALGO [71]

ALGO [71]

Siento un  "algo está por suceder", hay un calor que desespera, nunca me había brotado como ahora. Hay un "oremos y cantemos", antes que el viento enojado sacuda nuestros cabellos.

 “Hay un te quiero", que parece venir de lo alto, y espera ser compartido. Hay un "algo nuevo" moviendo los gajos de mi limonero, tiene el pico dorado y sus plumas de terciopelo con patitas rojas.

En su desespero, mira su bosque desde aquí: ¿a dónde iremos?, es el repique de su canción, y el viento ulula una y otra vez. Tiene calma de perezoso tocando mi piel,  un frío recorre mi espina dorsal, ¡Dios!, no te disgustes conmigo, sólo escribo un poema entre las hojas secas, de mi camino...

Hay un tumulto de gentes corriendo, esperan tus brazos abiertos, no tus patadas.
¿Recuerdas ese ayer de dulces miradas?, ¿te has olvidado que tu misión era el amor?, pero siempre te sientas a criticar a otros, censuras, y Él escucha.

Hay una morada en un pastizal con brotes de clavellina que trinan, y una madre que extiende sus alas, y al abrirlas, suspira sus amores, ¡dentro del pico de sus flores!

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, septiembre 28/15





EN TUS MANOS [72]

EN TUS MANOS [72]

Estoy en tus manos, eres mi Rey desnudo, en tu corazón no hay trampa ni mentira. En un cristal te veo, manantial puro hecho diamante, mi cuello he doblado ante ti, mis rodillas son de garza esperando a su amor, mis ojos son tuyos, eres la luz cálida que ha llegado a mi vida, no permites que nadie me dañe, a pesar de muchas lágrimas.

Conoces a cada ser, ¡nadie puede mentir ante ti!, y me quedo aquí, en tus aguas tranquilas, mansa como una paloma, amado mío, ¡mi gran amor!, para que me toques, y dejes que mis alas crezcan en el otoño de mi vida, como un águila, una inmensa y brillante águila, a quien has dado otra oportunidad.

¿En dónde han quedado quienes mi ruina desean?, ahora están asustados y corren, parecen dementes en medio de su propio infierno.

Nunca dañes a otro, todo se volverá contra ti, porque el poder de Dios no conoce de oscuridades, su verdad es un rayo de luz desde el amanecer, y en la noche, quedan los astros encendidos, y una cortina nos resguarda de miradas ociosas. 

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, septiembre  30/15








PRISIONES [73]

PRISIONES [73]

A veces nos sentimos así, como un escarabajo dentro de un frasco de cristal, y luego de vivir siglos sometido, el escarabajo decide volar, cae el frasco, porque providencia colocó en su camino una roca, se ha quebrado en mil pedazos, tienen brillo ahora, son pequeños espejos que tenían a una princesa oculta en un nicho, para evitar su vuelo, dentro de un charco que no presentaba caminos, más escuchen: el escarabajo brilló más que los espejos, tenía una coraza de acero para resistir el embate del tiempo, y ante todo, confiada en el Rey, esperó un beso de sol, y sus alas fueron tornasol, que combinaba con el poema de una noche de luna roja.

Casi este tiempo esperó, largos años, para saber que el hombre posee maldad y la usa contra los inocentes, así es, y será por muchos siglos, mientras la oscuridad de las almas con sus míseros sentimientos, nos asistan, hasta desnudar esa verdad que parece un secreto que se grita, en medio de un desespero de manos abiertas: ¡¿Dios, en dónde estás?!  Él estuvo  aquí desde siempre...

Ahora el escarabajo completa su historia,  no es la misma que camina por ahí disfrazada de gorrión, el escarabajo sube y baja la cuesta, prepara abono para las orquídeas y espera un mayo, viendo hacia las tejas rojas, ¡cómo se descuelgan de hermoso!, y estará María y ellos ahí, también estaré sorprendida aún más, de lo que puede hacer el sol, ¡y eso que estaba bajo tierra!

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, septiembre 28/15




LEJANÍA [74]

LEJANÍA [74]

Lejos estoy 
de quien dijo amarme.

Descalza y herida, 
todo era niebla,
enormes espinas;
y a pesar de ello
florecieron los cactus,
sin importar 
esas cicatrices 
que fueron llaga
naciendo en la carne,

dejando un recuerdo
perenne, de tiempo ido,
entre las arenas doradas
de un desierto 
que a pesar de todo
mágico es.

¿Qué te vas?
¿Para dónde?
¡Nunca estuviste!
Ni una lágrima de mis ojos
has secado.

¿Un abrazo en el tormento,
acaso me has dado?

¿Un beso siquiera,
en ese foso oscuro,
hallada en infinitos 
largos silencios;
que me toparon 
en otro pensando,
y por ti muriendo?

Raquel Rueda Bohórquez 
Barranquilla, septiembre 29/15




AFANES [75]

AFANES [75]

Pasando por ahí, descubrí en una veredita a un caracol y a una hormiga;  su diálogo era el silencio, cada una en su aposento, cada quien en su afán.

El caracol su casa prestó, para ser una montaña, y al otro lado la hormiga pudiera cruzar.

La hormiga me enseñó, que no hay que ir tan aprisa, que basta el afán del día, el descanso de la noche, y suficiente un despertar...

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, septiembre 30/15









EN UN CRISTAL [76]

EN UN CRISTAL [76]

¿Qué puedo pensar ahora?, ese mono que me ve desde la oscuridad de mi jaula, dentro de un frasco, huele a perversidad, a manos rotas.

El descaro de una traición tras otra, y esa maléfica sonrisa… ¿quién puso en tus labios esa mueca?, imaginé: ¡una zorra!, luego pensé: ¡una perra!, y ante sus carcajadas desperté.

¿Creen que nadie ve lo que hacen? Acaricié a mis perros, ¿cómo puedo comparar tanta maldad con éstos ángeles?, ¡perdón zorrita!, ¡perdón perrita!, ¡esas son menos que un escupitajo dentro del inmundo charco en donde me dejaron, para que muriera de tristeza!

No se  ha quebrado, como destapando una botella de champagne, así, con fuerza se escuchó un sonido, el ave herida salió de su prisión, ¡qué pena!, es que en el cielo tenía a mis padres, y ellos veían el padecer y la tristeza, desde allá advertían cómo eran arrancadas las plumas una a una, y una cañería vomitaba inmundicia día tras día.

Ha secado sus alas, se habían momificado, no sabe cómo volar y debe aprender de nuevo, ¿después de tanto tiempo?, ¡no importa el tiempo!, se ha gritado desde algún sitio, el tiempo no existe sino para el hombre, más no para Dios, porque Él es el tiempo.

El escarabajo se cansó y se abandonó, luego se creyó ave, pero también se agotó y dejó de luchar, fue entonces cuando una mano se extendió y pudo volar, su corto vuelo engrandece un jardín, sus pichones se han crecido, ¡y no se había dado cuenta!, no hizo trampa el destino, salieron a flote a pesar de todo, y el fuego destruyó todo lo malo, se conocieron las miradas, ¡y se descubrieron las espadas!

¿Se han dado cuenta que hoy es un día de bendición?, ¡todo huele a pino!, es inmenso el bosque, hay pepitas de arrayán, un olivo, un árbol de ciruelos, caminos en rocas y cercas, en las mismas anidan todavía caracoles, plantas y musgos brotan a la vez con gotas de lluvia y con sus alas limpias y sus ojos claros, el gorrión conoce de otro despertar.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, septiembre 30/15




ESPADAS [77]

ESPADAS [77]

Y vi su espíritu, era una mujer, un ángel con su espada de victoria, blanca como las nieves de la montaña, y emergía de la tierra, se elevaba con poder, y ese poder era ahora una espada en su lengua, no cualquiera puede usarla, porque la lengua del hombre daña, más la suya es más cortante que una espada de dos filos, y tan certera, que te pondrá de rodillas pidiendo perdón.

No permitamos que nuestra espada esté sobre la de Él, sino que su espíritu nos domine, que hable por nosotros, para que todo mal sea sanado tan solo al pensar su nombre, y así, aunque muchas espadas nos hieran, la de su palabra sanará, nos volverá valientes, dispuestos a derrotar toda iniquidad, y la ruina jamás tocará nuestra puerta, porque antes de que una espada se lance, la misma se devolverá con fuerza y poder de lo alto.

Así las cosas, hoy amanecí dando gracias a mi Rey, desperté con el mismo ruido, pero una claridad en mis ojos y en mi espíritu, me permiten ver más allá de la oscuridad de otros.

Aquí no hay demencia, Él me utiliza porque soy su oveja mansa, y me sigue cargando, siento su mano sobre mi lomo, todo son caricias y besos, tengo deseos de dormir en sus brazos y al segundo, ansias por balar, correr y brincar...

¿Quién puede tener miedo ahora?

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, octubre 2/15



GORRIONES [78]

GORRIONES [78]

Los gorriones se contentan con poco, ¡y son tan felices!, no tienen las angustias ni el afán del ambicioso, con nada sacian su hambre, quiere y quiere, y entre más tiene, más desea.  

Llega un momento, en que la palidez cubre su rostro como nieve a las montañas, y se da cuenta que no buscó lo más importante, que ansiando tener, se olvidó de su real motivo: amar...

Quiero aprender a vivir como un gorrión, parecerme a ellos, ser humilde para dar gracias a Dios, por cada grano que caiga sobre mi mesa,  que aprenda a tomarlo como ellos, contentos, agradados porque jamás ha faltado un trigal, y menos, una miga de pan en cualquier rincón, y volando, con ese corto vuelo que no ambiciona más, regresa a su pino que adorna una roca, y debajo un muerto abona la tierra, para que resucite vida en abundancia sobre su rostro.

Salta mi corazón, al recordar sus manos recogiendo migas para ellos, y bajaban cantando cortas melodías, con sus alas abiertas, y su copete de rey arriba del huerto.

Nuestro hermoso gorrión dio ejemplo, porque en la humildad de su hogar, con una estera en el piso, un caño donde lanzaban basura, él lo imaginaba un río, y ahí viendo correr nubes y anidar pájaros, sonreía, y su sonrisa era un canto tan hermoso, que iluminaba su rostro y bendecía los nuestros.


Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, octubre 3/14

AZAHAR [Poemas cortos] [79]

AZAHAR [Poemas cortos] [79]

No era el limón ni el limonero
 Es que había un aroma 
Que desbordaba el azahar.

Raquel Rueda Bohórquez 
Barranquilla, octubre 3/15