sábado, 22 de noviembre de 2014

¿A QUIÉN?




¿A QUIÉN?

¿A quién entonces, construiré un poema en la brisa?
Mi jardín está lleno de fantasías
No caben en mi mente tantos sueños,
Pero si te vas, si no estás
¿Cómo diré que las mariposas son hadas?

¿A quién contaré de mis alegrías?
¿Qué atrapé una rosa entre las nubes,
Que el sol es un girasol abriendo en mi alma?
¿Que eres tú mi verso primero,
La luz que acaricia mi rostro en la ventana?

Si te alejas, ¿a quién diré que amo?
No queda mucho, todo es como el abrir de una flor en verano
Extraño perfume que invita a un amor en la distancia
Pero él se aleja muy pronto,
Antes que lo quemen del sol sus fuertes rayos.

¿A quién diré que una gota de lluvia es un diamante?
¿Que las plumas son joyas regaladas?
Que si me regalas al menos una de las tuyas,
¿Volaremos enormes distancias?

Y en mi ventana desierta, descubro un cantor
Se esconde en la lluvia que atrapan mis dedos
Y se desvanece en medio del caos
Junto a mi gran amor.

Un lago, inmenso y solitario parezco,
Llega la noche en infinita soledad;
Abro la ventana para ver si regresas
Y de nuevo advierto, que no estás.

¿A quién entonces diré que deseo
Bajo la lluvia un beso contado en silencio,
Entre las aguas del mundo revueltos en te quiero,
Con caricias que tienen tu nombre?

Si no estás, ¿a quién dedico mis versos?
¿A quién?, dime, ¿a quién?

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, noviembre 22/14


AMARILLOS



AMARILLOS/ A MARISA VADILLO PASCUAL
A pesar de todo, el sol es la promesa, 
El cansancio se va cuando lo gris se aleja, 
Llega una tormenta de ilusiones entre la espesura, 
Parecen espinos, 
Pero son tan solo sueños en medio de lágrimas, 
Copitos del algodón que se volverán mañana río o cascada 
En éste largo invierno...

¿Sabías que hay una promesa de oro?, 
Todas las joyas serán nuestro vestido, y nada nos costará
Caerán como la lluvia, luces y luces, 
Así como ves el mar, a la despedida del sol.

Seremos mañana, un día cualquiera, ahorita al siguiente paso…
Galas de niñas coquetas, amapolas y rosas amarillas
Guardando en su cofre perlitas dulces de intenso color,
Que atraen a sus novios volando, volando… 
Tras el jarabe de su interior.

¿Para qué llorar?, 
Pero toca, debemos llorar porque si no reventamos
El corazón parece un cardo con las espinas al contrario
No deja salir esa flor que espera, de nuestro interior.

Sacude las patas pequeñas la hormiga
¿Una abeja se culpa de su espada?
Se protege tan solo y por ello es condenada,
Su muerte es la salvación de todas
Y su labor beneficio tan solo para su reina amada.

La toman muy suave, nada hay que hacer
La llevan y alejan del mundo, en un río a correr
Y entre flores oscuras se pasa la vida.

Ella ni se enteró, 
Tan solo llegó a bendecir el huerto
Con su intensa labor.

Raquel Rueda Bohórquez 
Barranquilla, noviembre 22/14

LUEGO


LUEGO
Casi volando pasé por la cuesta
busqué entre la espesura tus ojos
al vuelo de una garza tu cabello
levantado y agitado por el viento,
¡Al fin!, corriendo por un sendero
adiviné tu sombra,
mi alazán, ¡mi potrillo amado!
¿Detrás de qué potranca vas?
Casi que tomando café de tu boca
mi vino preferido en tu lengua,
adormecida estoy, nada me duele
entre mágicos sonares de flautas 
las guitarras son amadas,
los pianos son acariciados...
¿y yo?
Levanté la mirada hacia tu cuello
al fin frenaste, un instante para mí
tus patas levantadas, polvareda en el camino
y te ocultaste de nuevo en la espesura,
entre las hojas secas del camino
perdido y ausente a mis poemas
nunca más has regresado.
Y corro de nuevo, ya no te persigo
¿para qué atrapar el viento?
¡Nunca se dejará!, tan solo en mi pecho
un poco de ti, y te volví suspiro.
Liviano amor volando entre las nubes
alejado del ruido y de mis ojos
entre verdes bosques y blancas gaviotas
atravesadas en tu camino y en el mío.
Raquel Rueda Bohórquez 
Barranquilla, noviembre 22/14



MUNDO DE CHOCOLATE


MUNDO DE CHOCOLATE

Y pusiste a volar la cometa; 
Con ella se inventó, que los ojos en el cielo, 
Eran las estrellas dormidas en los tuyos.

Amanecimos poetas...


Y a veces, si la melancolía acude, 
Como una constante 
Marcando el rostro, 
Y dibujando en el espejo mi payaso.

Entonces pienso en un mentón, 
En una mejilla donde un gorrión hizo nido, 
En una boca gordita y provocativa, 
¡Y se me pasa el miedo!

Vuelven las golondrinas a mi alar, 
Regresan las gaviotas al mar, 
Me transformo en mariposa de colores y navego, 
Tan solo navego en el ámbar oscuro de tu ojos 
Y regresa la felicidad...

El cielo se partió en dos: tú yo...
No existe sino el azul infinito,
Las estrelladas cometas que nos pintan
Con un aura casi violeta.

¿Somos poetas?, 
Una carcajada te hizo cómplice;
Inicié a respetar tu boca
Pero irrespeté lo mágico de tu piel.

Saboreo las flores perdidas en tu pecho
Como solitarias navegantes, 
en ese inmenso oasis.

Pruebo tu sabor a chocolate oscuro.
Delicia eres, cálido y manso...
Como buey cebado con caricias.

Te falté al respeto.
Esperé entre las hojas secas
Con mi propio mundo abierto,
Para que navegaras en mis aguas dulces
Reposando ese ardor que estaba quieto.

Y las aguas se regaron...
Corrieron por todas las ensenadas.
El desierto inició a florecer esperanzas
Cuando la lluvia de mis ojos y los tuyos,
Se juntaron, creando una cascada de versos.

Caen las hojas, cielo mío...
Llueven flores en éste agónico pecho.
Se agita tu cometa y se junta con la mía,
Y somos dos payasitos de colores,
Como globos inventados por niños,
Buscando letras en el cielo.

El mundo se volvió color tierra.
Mi mundo ahora es de chocolate
Y huele a madre añeja,
A botoncito de nieve entre tus dedos
Con sabor a miel, tomada de las flores.

Raquel Rueda Bohórquez 
Barranquilla, noviembre 22/14

PARA DOS



PARA DOS
Cuando el cielo se iluminó, 
Y las nubes grises se alejaron, 
Surgió un poema
Entre tú y yo...

Cuando se escribe al amor, 
El cielo se abre como una mujer, 
Para que podamos robar letras 
Coladas en el viento...
Y sus gemidos se repitan en versos
Es posible que el poema seamos los dos
En ese mundo de ricuras sobre la mesa
Con un espacio mínimo, tu pecho y el mío
Y un sendero apacible de manos apretadas
Besos confundidos en mordiscos
Y lenguas agitadas como las olas en el mar.

Para dos, detallar una flor cuando abre
Atrapar una pluma de guacamaya en el aire
Versar sobre el nido de la calandria
Y la espada que repite oraciones con te quiero
Agitando la montaña, que sean dos, 
Reventando muros para triplicar los sueños.

Y luego, burbujas en el mar
Más tarde, una gaviota al pasar
Tus manos enredadas en las mías
Tus ojos estáticos atravesando el sendero
Cual un amor buscado sin hallar jamás.

Para dos, éste segundo
Conversando tés y cafés calientes
¿Trajiste pan fresco?
Mmmm… ¡qué rico!, dulces aromas
Miradas y miradas bajo el árbol del cóndor
Carreras y esquivas rosas.

¿En dónde estás?
Y apareces otra vez
Es alegría la navidad,
Se fue la lluvia de sal
Y el mundo es una copa de cristal
Llena de vino rojo
Bocas pegadas
Llamas encendidas
Y el no irse de nuevo.

No… ¡no te vayas!
Hemos perdido el tiempo
Hemos dejado pasar los años
Sin acariciarnos, sin ese beso pendiente
Que dejaste en las nubes,
Al marchar.

Raquel Rueda Bohórquez 
Barranquilla, noviembre 22/14

ANTE ÉL


ANTE ÉL
Y también le robaré el color a las violetas, atraparé de la lluvia sus joyas matutinas, y luego, en medio de un café te pensaré, ¿me puedes decir el por qué de tu ausencia?, ¿para qué pregunto?, el gorrión sigue dando pasitos cortos, su vuelo del árbol inmenso al más pequeño, le ajustó a su vida una gran felicidad.
Y sigo bailando, el mar de hoy es como el oro, siempre matizando el mundo, llenando los ojos de perlas y volviendo brillante el sendero, para que el ermitaño decida salir y correr, no importa si dando sus pasitos al revés, para continuar por ese camino rocoso, en donde es seguro, estará su amor.
Las olas, con sus trajes golosos, las niñas coquetas del mar, donando besos y besos a la playa, al desnudo caminante, haciendo liviano su andar.
La gaviota feliz, apresando un contento, una vida que con ella viajará a la cumbre del cielo, y extiendo los brazos: ¡divino!, ¡qué sol!, ¡qué majestad es vivir!, pero qué triste alejados del mundo, en un rincón del universo, contando estrellitas de mar, y armando sueños con caracolas ausentes.
Pero al bailar, el mar es una sábana, ahora es una cometa, y volamos con él, ¡ábrete sésamo, que acaba de llegar mi amor!, sonríe, que no se ha mudado el sol...
Raquel Rueda Bohórquez 
Barranquilla, noviembre 22/14

DE UN SUEÑO


DE UN SUEÑO

Hola mi amor,
El cielo está gris sin tu presencia,
Pero acepto tu adiós en silencio
Esto me pasa por enamorarme de un sueño
Me sucede por creer que todo es posible
Pero me estrellé con la estrella pasajera
Que vivía en tu mirada,
Y en un segundo se fue
Quedando mi mundo oscuro y sin fe.

Entonces, como por aquello del seguir viviendo
Atrapo el anhelo de vivir, de disfrutar el instante
Aunque la melancolía recurra y el lago profundo
Decida crear versitos pálidos en mis ojos,
Que se escurren sin timidez  por las montañas,
Por todos los senderos que ha marcado el tiempo
Quedando un leve temblor en los labios
Que se acomodan a éste sentimiento
Haciendo pucheros cual niña,
Solitaria  tan solo,
Llenando las manecillas de ausencias y vacíos.

Pero sigue lloviendo en mi lago,
Se limpia el sucio de otros días
El vencejo anidó en la misma cueva
Hay soledad ahí, montañas intocables te esperaban;
El nido sin espesura ansiando tu mágica entrada
Y ese nudo que aprieta y ajusta todo a mí alrededor
Como si la prisión más leve fuera mi cárcel
Y la libertad tuviera sus alas quebradas.

Se fue, mi amor se alejó de mi ventana
¿Quién trinará ahora?
Desnudo la piel y la música renueva el aire
Pinto mis labios de carmín, y me veo en el espejo del  lago
Mucha luz y cantares a un despertar propicio,
Que se vayan  las grises nubes, que se alejen
Que retorne la lluvia al pantanal
Una flor de loto ansía tu regreso
Abre sus alas pálidas, extiende los brazos
Curvas y curvas al son del viento
Una lluvia de luceros hace estación en mi piel
Y te pienso, a pesar de todo,
Te extraño aunque tus ojos no sean míos
Ni mío sea tu andar.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, noviembre 22/14