viernes, 23 de octubre de 2015

¿ERES TÚ? [17]

¿ERES TÚ? [17]

Pareces fulgor de estrella
penetrando mi puerta vieja,
con esa llama en tus ojos
y éste dolor que no cesa.

¿Eres tú?
Potrillo, dejaste el falso abierto.
¿En dónde están tus caminos?
¿Es verdad que hay un cielo
donde habitan querubines?

Mueves tus alas como danza de gaviota
que al azul mar contonea versos
para descansar luego sobre las rocas.

¿Eres tú pajarito de nieve?
Ahora te derrites por mis ojos,
pareces un rosario sobre mis lomas
siendo de un jardín sus aromas.

Y en este transcurrir del día:
¿Eres tú el ave 
que con un canto nuevo
adoras el aire que tus alas mueve?

Que no se apague tu llama
porque con ella iluminas mis ojos
para que te encuentre
en ese sendero gris 
que abrazó el color de tus venas,
y nos guiemos como plumas 
en ese viaje de lo eterno.

Raquel Rueda Bohórquez 
Barranquilla, octubre 23/15






VERÉ/A Carolina Mansilla [18]

VERÉ/A Carolina Mansilla [18]

Y veré amaneceres de lujo
tallados por las manos del Creador
arriba de la montaña más alta,
recibiendo besos de colibríes
y aromas a castañas.

Y veré de una  aurora tus ojos claros,
de un madrigal fresco tu cabellera
tan de plata como el agua fresca
que de mis ojos cayera.

Y asomaré a verte, amado mío.
¿Hoy tus galas tienen estrellas de colores?
¡Qué bonitas se ven las aves,
si abren sus alas como las flores!

Y también sonreiré cierto día
tomada de tu mano,
caminando senderos,
atrapando golondrinas azules
entre el platino azul de tus ojos.

¡Ay Dios! ¡Cuánto sueño verte!
Pero te veo ahora en mi instante,
en la oración de un amigo, 
en la voz de una madre,
en el canto de un pájaro prisionero...

Raquel Rueda Bohórquez 
Barranquilla, octubre 23/15








SI UNA TARDE [19]

SI UNA TARDE [19]

Cuando la verde y metálica mosca
esculpa en mi rostro sus ganas,
calavera seré con una sonrisa vaga,
pero sonrisa al fin, desnuda y clara.

Y si de nuevo, una horda de gusanos
que sembrados cual trigo por mi carne,
felices se juntan para devorarme;

ahí pensaré que también hasta para morir
has entregado nuestra piel 
a la dulce fantasía de los aires.

Volaremos juntos, cada trocito.
Seremos en el viento ángeles platinados,
colores buscando miel y oro
para cargar en carruseles 
con un poema siempre, /¡zumbido puede ser!,
de vidas que en su arrastrar,
nada mendigaron, 
porque todo fue dado
por el dueño del candil
y el pastor de la llama.

¿Me has visto reír ahora?
Mustio el rostro entre tanta piel,
pero sonrisa seré luego de una tarde
si al despuntar el día en soledad me halle.

Será ella quien el cuello me bendiga
para bailar sones de muerte
con la música del mar,
besando rocas y arenas doradas.

No necesito la imagen de una mosca
para inspirarme,
ya que del viento he tomado sus alas
y a Él retornará
el sonido de mis lágrimas.

Raquel Rueda Bohórquez 
Barranquilla, octubre 23/15









SI TUS OJOS [20]

SI TUS OJOS [20]

Si tus ojos negros
pasaran por aquí,
se crecerían mis alas,
cantaría un verso,
rompería las olas
para en su cúspide
llegar a ti.

Si tu boca
besara una letra mía,
también las tuyas tocaría
¡Son tan pocas!

Si las cuentas,
te fijarás amor mío
que son las justas
para amarnos.

Ellas caben en mí
y las mías
son suficientes en ti.

Si tus manos
rozaran mis dedos;
un escapulario
quedaría en las hojas,
al caer del rocío
calmando sus ansias.

Si una oración juntáramos
y fuéramos uno,
no arrancarías un rosal
por mí sembrado,
sino que te sembrarías en mi huerto
y me tratarías
como a la planta más amada.

Caben locas fantasías
en el estrado de un lago,
y en el viento
todas las historias
que se cuentan los pájaros.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, octubre 23/15






MANANTIAL [21]

MANANTIAL [21]

Tú que fluyes
manantial de amor,
bajando siempre
con gran dulzor,

y entre rocas y espinos
decantando vas
aromas y vestigios
de una ilusión.

Tú que cantas
en medio de rocas
y por tus notas
un poema agrandas.

Tú que brotas
del corazón de mi madre,
savia de sus venas
alma de su alma:

¿Me cantarás alguna vez
otra canción de cuna
antes de perderte
por entre las dunas?

Más nada respondes
tu silencio dice todo,
pues al cantar de un bosque
donas tu pálida sombra
que como un sonido de besos
hasta a Dios asombra.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, octubre 23/15