sábado, 4 de octubre de 2014

EL DEPREDADOR

EL DEPREDADOR

El abusador tiene cara de tío, de padre, de abuelo, de amigo de mis amigos, de amigo del amigo, de primo, su rostro se esconde en una sonrisa y una lisonja dulce en sus dedos .

Hace monerías para que rías a carcajadas y te llama, te ofrece el regalo que nunca tuviste, aprovecha tu hambre y tu soledad  para llegar y manosear hasta tu corazón, y puede sorprenderte con una mano violenta o una daga llena de tu propia sangre.

Busca la soledad de todos y tú no lo imaginas, puede tomarte en sus piernas delante de los tuyos, y gritar para que no te muevas, ve en tu miedo su fuerza y de ella se aprovecha y nadie sospecha que bajo tu falda un demonio unicornio te hiere y lastima. 

Amenaza con su mirada que despide chispas de candela en la oscuridad, y ese dragón  te perseguirá por siempre, sentirás que estás podrida, pero no pudo tocar lo mejor de ti: tu alma.

Te mira con desprecio al terminar su obra, te amenza con rabia, sientes miedo a los recuerdos y temor a la oscuridad, ¿es el diablo?, ¡síiii, el diablo convive conmigo! se ha quedado en lo frágil de la mirada, pero voy al espejo para que huya, le muestro el crucifijo en mi pared y tiene alas de vampiro, pero descubrí que los vampiros son amantes de la miel, les agrada besar a las flores y vomitar lejos, para que otros beban de su elixir y sobrevivan.

Se disfraza de mujer, no tan santas acarician a tu bebé, no tan dulces son algunas a quienes entregamos la tarea de cuidar, mientras vamos por el mundo buscando dinero que finalmente no fue menester, había otro desde siempre elegido para la tarea, y la madre se perdió de la belleza, del placer de ver a sus flores abrir  la mirada al sol.

Su castigo es la señal de la cruz, es la rodilla doblada y un foso oscuro, su propia cárcel que lo encadena,  que será luz en el instante de renacer en un lirio blanco en el bosque, cualquier bosque con otra mente y otros pétalos que borren el ayer. 

Se escudará en Dios, pero su mirada lo penetró  como su propia espada  a un inocente, y no se podrá esconder del castigo, de su conciencia acusadora, balanza sin igual que lo perseguirá como gato a una paloma por entre el mismo bosque oscuro de su propia mente. 

Raquel Rueda Bohórquez 
Barranquilla, octubre 4/14