EL DEPREDADOR
El abusador tiene cara de tío, de padre, de abuelo, de amigo de mis amigos, de amigo del amigo, de primo, su rostro se esconde en una sonrisa y una lisonja dulce en sus dedos .
Hace monerías para que rías a carcajadas y te llama, te ofrece el regalo que nunca tuviste, aprovecha tu hambre y tu soledad para llegar y manosear hasta tu corazón, y puede sorprenderte con una mano violenta o una daga llena de tu propia sangre.
Busca la soledad de todos y tú no lo imaginas, puede tomarte en sus piernas delante de los tuyos, y gritar para que no te muevas, ve en tu miedo su fuerza y de ella se aprovecha y nadie sospecha que bajo tu falda un demonio unicornio te hiere y lastima.
Amenaza con su mirada que despide chispas de candela en la oscuridad, y ese dragón te perseguirá por siempre, sentirás que estás podrida, pero no pudo tocar lo mejor de ti: tu alma.
Te mira con desprecio al terminar su obra, te amenza con rabia, sientes miedo a los recuerdos y temor a la oscuridad, ¿es el diablo?, ¡síiii, el diablo convive conmigo! se ha quedado en lo frágil de la mirada, pero voy al espejo para que huya, le muestro el crucifijo en mi pared y tiene alas de vampiro, pero descubrí que los vampiros son amantes de la miel, les agrada besar a las flores y vomitar lejos, para que otros beban de su elixir y sobrevivan.
Se disfraza de mujer, no tan santas acarician a tu bebé, no tan dulces son algunas a quienes entregamos la tarea de cuidar, mientras vamos por el mundo buscando dinero que finalmente no fue menester, había otro desde siempre elegido para la tarea, y la madre se perdió de la belleza, del placer de ver a sus flores abrir la mirada al sol.
Su castigo es la señal de la cruz, es la rodilla doblada y un foso oscuro, su propia cárcel que lo encadena, que será luz en el instante de renacer en un lirio blanco en el bosque, cualquier bosque con otra mente y otros pétalos que borren el ayer.
Se escudará en Dios, pero su mirada lo penetró como su propia espada a un inocente, y no se podrá esconder del castigo, de su conciencia acusadora, balanza sin igual que lo perseguirá como gato a una paloma por entre el mismo bosque oscuro de su propia mente.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, octubre 4/14