miércoles, 18 de noviembre de 2015

BASTÓ (32)

BASTÓ (32)

Un café bastó
Para saber de ti
Mecido en un gajo
 Nadando en un lago,
Perfumando en una flor.

Bastaron las montañas,
La inmensidad de azules
Copiados en un lago
Reflejados en una gota de rocío.

Estas ganas que tengo
De morder tu boca
Y quedarme como un azahar
Pegada de tu pecho.

Bastó una mirada
Para saber que estás aquí.

Éste segundo para amarte
Y éste parpadeo para sentirte.

Me has tocado,
Un beso helado
Abrió de par en par mi ventana
Para hacer sonar mi corazón,
Quién con ansias te llama.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, noviembre 18/15


SOY REFLEJO (33)

Espejos de metal, enmascarado

Espejo de caoba que en la bruma
De su rojo crepúsculo disfuma
Ese rostro que mira y es mirado,
Borges

SOY REFLEJO (33)

También me vi ahí,
Fueron hilos de plata
Con todas mis venas fuera,
Envejecida mujer de hojalata.

Caminé dentro de su espacio
En un caleidoscopio
Con eternas primaveras
De incansables geometrías,
E inagotables aromas.

Corrí tras esa huella mía
En un ayer de casa vieja,
En una estancia de lagos cristalinos
Donde se quedaron mis destellos
Junto a todas las ausencias
Y a todos los olvidos…

Me vi corriendo, /era toda de blanco
Me perseguí, me hablé;
Y en ese mismo cristal que regalé a Diluvina,
Ahí me perdí dentro de un círculo
Girando y girando vidas,
Siendo lágrimas que caen,
Se difuminan en un lago,
Y desaparecen...

Pero luego me lloví,
Era nube de nácar que me traspasaba,
Fui el beso que formó el manantial
Y el rayo perdido que lo cruzaba.

Corrí siendo una serpiente translúcida…
Sobre las rocas de un río, pasé por un lago,
Para ser ante todos los espejos,
Un inmenso mar.

Ahí cabíamos todas las gotas de rocío
Y se mezclaban las sales de tanta lágrima;
De todas las madres que lloraban hijos
Que también fueron pétalos rojos
Esparcidos entre los trigales.

Fuimos caldo de un cultivo de payasos

Que reían a carcajadas
De lo raro de nuestros ojos
Que se miran y se miran, pero jamás se ven,
Dentro de miles de vidas y espejismos
Sin alma, perdidos sin fe.


¿Qué somos a ciencia cierta?
¿Un espejo, una sombra?
¿O un reflejo de vida en este soliloquio  raro
Entre tú y yo, viéndonos, advirtiéndonos
Esfumándonos,
Sin admirar una hoja seca
Que danza ante la imagen muerta
Que nos atrapa y refleja?…

Al movernos, cambia todo,
Se transforma el paisaje
En ese íntimo ver sin mirar,
En esa rara visión del existir,
Desde un ángulo tan mínimo
Y a la vez tan inmenso,
De éste misterio de estar
En medio de tanto arquetipo muerto.

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, noviembre 18/15