lunes, 16 de enero de 2012

BELLA DE NOCHE (25)

BELLA DE NOCHE (25)


Otro domingo, un nuevo lunes, 
nombres para el tiempo
que el viento borrará.

Pareciera que el sueño es interminable 
 que la brisa besara tu boca,

que al abrir los ojos ya no estuvieras, 
pero al despertar, la felicidad envuelta en sus brillos 
retornara en las cascadas impulsadas por el viento.

Se advierte que en un instante ya no serás 
y que al retornar los sueños flotaras en ellos
en medio de todas las mariposas
y las plumas, en un paraíso olvidado.


 La demencia de la vida inicia 
los suspiros en las ramas animan a continuar,
la poesía es blanca y escribo en ella
que nada de lo que pasó fue un sueño
y que me amaste tanto como yo a ti. 

La primavera ha mostrado su rostro
una tibia alameda llena de sueños, cánticos, nidos, mieles, 
el ardor y el bullicio por entre las flores, 
ese algo que es todo y nada
llena el verde de música extraña
y compases poéticos.

El invierno arrecia y  las fuertes brisas
nos recuerdan que es importante el abrigo
 el sostén de una mano amiga y una cándida mirada,
es hermoso vivir, es divino estar aquí,
pero lo es aún más,seguir creyendo que todo no es sueño
que mañana nos encontraremos en un sitio de luz
poniéndole brillo a una solitaria estrella.

La magia continúa, el mago alza su brazo, me regala una caricia,
la siento perfumada en una gran sonrisa de cristal.
Se vuelve cascada por entre llanas rocas 
que apaciguan una extraña inquietud
persiguiendo su destino de serpiente mansa.

Allí, en un  rescoldo floreció una bella de noche
su perfume es tan mágico que he cerrado de nuevo los ojos;
 un verde colibrí matizado en tornasoles
va raudo en busca de su  flor
y hace estación en sus perfumes,
para continuar su viaje entre cánticos agudos
en medio de la inmensidad del mundo.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, enero 15/12

MI MARINERO (26)

MI MARINERO (26)


Mi marinero retornó del bosque

el Oasis lo asustó y quiso poseerme
pero una dama hermosa como yo,
conocía las mañas de la seducción.

Le saqué la lengua, lamí sus dedos...
Me saqué el ojo de vidrio, arranqué mi pata de palo,
para no lastimarle me quité el garfio de la mano derecha
y en un susurro le dije: ¡Te amoooo!

Mi marinero cojeaba un poco,
una hormiga roja lo había picado
traía hinchadas sus pelotas y caminaba espernancado.

Su único ojo de mirada humana también lo guardó,
se quitó el trapo rojo de la cabeza, 
se rascó el lunar de la nariz,
creo que se la hurgó tan fuerte buscando sus tesoros
que por poco se saca su único ojo bueno.

Me miró directo a los ojos, al ojo digo...,
también observé su ojo, tenía un brillo extraño...
Se quitó el puente y lo enjuagó sobre las olas del mar
La luna coqueteaba con los luceros y hacía el amor con ellos.
Me quité la falda, él su cochino y  raído pantalón.

Me recosté sobre la arena buscando estrellas fugaces,
el me dijo: Has un pedido amada marinera y yo haré otro por ti...
Sonreí, él sonrió; su sonrisa mueca me recordó un beso,
de lado trató de mordisquear mis labios, 
con disimulo voltee el rostro...

¡Qué te pasa amor mío!, ¿ya no me amas?
Gemí, lancé un suspiro, después grité... ¡ay!
¿Qué te pasa dulce amor?
 Por ti surqué los mares y le pedí a la estrella del marinero 
que estuvieras conmigo hoy... 

¿Me puedes decir amada mía
cuál fue tu pedido por mí?...

Con un nuevo grito, mientras mi marinero me observaba 
y se colocaba sobre mi vientre le dije amorosamente: ¡Bájate desgraciado! 
¡ No ves que estoy recostada sobre el cascarón de una langosta!

Los luceros se encendieron 
a luna a lo lejos observaba celosa, ¡qué gran amor el de los marineros! 
¡Cómo cambiaban con cada estación!... 

Me levanté, dejé de lado el cascarón que me estorbaba 
y como una tromba nos confundimos con el mar 
que con sus olas se quejaba a la par de nuestra pasión.

Barranquilla, enero 15/12