OTRA MAÑANA
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A la espada de tu lengua temo,
Ya que antes de apuñalarme, me mató.
A la miga de pan que se atora
Tanto como el agua de un manantial.
Sentí que mi cabeza reventaba
Pero un perfume mi estancia inundó.
Sigo en el rincón de las mentiras
Me paseo en el parque de la
iniquidad.
¡Ay qué lengua perversa!
Se hicieron juntas para herirme.
¡Pero río ahora porque no pudieron!
Un extraño presentimiento me dijo:
Serán uno como espada
O serán dos para amar.
Y en esto me quedo, aquí no hay rima,
Rimó un nuevo día con el canto de un
ave,
Rimó el árbol de la esquina
Con un niño que no cantará más.
Rimaron mis fantasías
Con el magnífico sol de otra mañana.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, octubre 24/15