viernes, 28 de febrero de 2014

LA MARIPOSA Y EL JARDÍN

LA MARIPOSA Y EL JARDÍN

27 de febrero de 2014 a la(s) 16:46
¿Hola  jardín; todavía estás ahí para mí?
Te contaré que llevo siglos pensando en el amor
Cada día en mi jaula, pensando en ti
Deseando abrir las alas y volar…

Tocarte entre las luces de un nuevo día
Abrazarte cuando el ardiente sol
Desnuda, sin más traje que mis alas de colores
¿Quieres que sea blanca para ti?...
O me prefieres azul, con un brillo mágico
O tal vez como una monarca como payasito
Envuelta en manchas negras y naranja.

El jardín estaba silencioso…ni una respuesta…
Mariposa salió de su celda oscura y lo vio…
¡Es él!… ¡es el!... tiene todo lo que ansío
Sabe escribir poemas sobre las hojas secas
Tiene todas las flores para él pero a ninguna daña
Percibe todo el aroma del bosque y calla…

Espero me recibas amor mío…
Mira que torna la palidez a mi rostro
Me he vuelto muy triste… y mis alas se quiebran
Es un cuento... me dijeron,
que sería feliz un instante
Pero llevo siglos prisionera…
¿En dónde está la luz del día?
¿Quién  sería el farsante?

Voy a volar hasta el riachuelo donde está tu gracia
Escondida me verás,  y te miraré en silencio…
Tal vez cuando decidas verme, ya no estaré
Pero me quedaré contigo entre el polvo de la tierra
Y seremos uno al fin, al cerrar mis alas.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, febrero 27/14

Ella no es cualquier mariposa, su recuerdo es de una luchadora, cuando la inundación tan terrible que hubo hace unos años, y la encontré por ahí,  en un lindo jardín oculto en el bosque. Se la mostré a mi madre se parecía a ella... pero ante mis ojos,en un descuido, cerró sus alas, y me dejó llorando.
Imagen: Raquel Rueda B.

Ella no es cualquier mariposa, su recuerdo es de una luchadora, cuando la inundación tan terrible que hubo hace unos años, y la encontré por ahí, en un lindo jardín oculto en el bosque. Se la mostré a mi madre se parecía a ella... pero ante mis ojos,en un descuido, cerró sus alas, y me dejó llorando.

LÁMPARA ENCENDIDA

LÁMPARA ENCENDIDA

28 de febrero de 2014 a la(s) 9:09
Lánguida noche parece
Presencia tuya tan amada
¿En dónde estás ahora?
Trato de olvidar mis viejos quereres
Y el canto del ave triste en la montaña
Como si llorara en su cárcel vieja,
Añorando el sabor de tus labios
Oliendo a ramitos de limón tierno,
Con  ese inconfundible olor de los cerezos
Me dice que te alejas, pero la fortuna te regresa.

Pasa el tiempo y no hay voces…
Llega la noche con el vacío de siempre
La misma lámpara, repetidos ruidos
Otra mariposa blanca estrellada ante su luz…
Tan idénticos sones que no me asombran
Hasta que mis manos  pequeñas te arropan
Abarcando el  mundo con mis sueños y los tuyos.

¡Acércate!…no pases de largo…
Que sienta tus caricias entre la nieve
Suave huelen los pinares
Los aromas tienen trajes de colores
Que al cerrar los ojos me inspiran
Y al abrirlos y no verte, me entristecen.

Que si te quiero…no lo sé…
¿Qué es acaso esta sensación de verte
Y a pesar de no tocarte, poseerte?
¿Qué es acaso éste calor ante tu mirada
Un vértigo…mis manos temblorosas me aprietan
Te desnudo, te mojo, te ahogo
Más solo soy yo… viéndome al espejo?

¿Qué será el amor entonces?
Fuego dulce que de mi vientre arma juguetes
Donde la vida reclama ardores y pasiones
Y tal vez muera sin tenerte…

Pero llega la calma… la noche no me deja dormir
Todos han muerto ahora… que no despierten
Que ronquen como el mar cuando está enojado
Que sus brisas se ahoguen bajo las sábanas.
Atrapando tu pensamiento estoy despierta
Porque no quiero morir durmiendo…

¿Oyes ahora?...los ruidos de la calle
Todos corren con sus prisas…nada importa
Amo éste silencio de ahora porque puedo tenerte
¡Sombra mía!... amor de febrero…
Quédate ahora en mi pupila
Como un óleo ausente del mundo que te hace girar
Y nos emborrachamos de pasión un rato más
Con la música que otros nos dejaron
Con los violines que lloran por nosotros.

Me acerco un poco… no podaré mi poema
Será como hacer el amor con fiereza
Cuando entre tanta sed de amor nos descubrimos
Viendo que estamos aquí por algo…
Y en éste desconsuelo nos quisimos.

Un instante tan solo es  suficiente
Si puedo amarte, como lo hacen las gaviotas y el mar
Y las olas cuando visitan la ardiente playa
En un vaivén sin fin, de ir y regresar
Como amantes despojados de mentira.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, febrero 27/14




No apagues ésta llama de amor, no fui quien la encendió, sino un poder más alto que yo.
Imagen: Internet

No apagues ésta llama de amor, no fui quien la encendió, sino un poder más alto que yo.

CUANDO LLORE EL VIOLÍN/A José María Arguedas



“Ese hermoso día…
En que nuestros pueblos volverán a nacer viene, lo siento,
Siento en la niña de mis ojos la aurora”
José María Arguedas


CUANDO LLORE EL VIOLÍN/ A José María Arguedas

Escucha en silencio... 
El hombre de madera llora, 
cuando una lanza le acaricia, 
y el hombre con alma, 

entiende los mensajes que trae la brisa.

Y  llegó la aurora… recios árboles a recordar un día
De ellos, sus  miradas tan limpias, sus manos tan llenas de vida.

Recuerdo que hubo dolor, la vi cuando era abusada una flor…
Mi angustia fabricó sus  risas, y aún escucho carcajadas…
Tienen sed de carne y ansias de brindar con el dolor ajeno.

¡Allá bosque mío!... amigos míos, corazones limpios
Cual quebradas que bajan ruidosas por la cuesta
Me hice amigo de las hojas secas, del cantar de las aves;
El mar fue compañero de viaje y junto a ellos
Encontré un motivo para ser feliz.

Algún día…cuando ya mis ojos busquen las estrellas
Y mi estática silueta, sus voces no escuche,
Sólo, que suene el violín,
Cuando bajo tierra sea sembrado.
Tal vez su voz llorona les recuerde
Que si no llegamos a dar amor
Es mejor no haber nacido.

¡Silencio!...no hagan ruido… ¡Shhh!…
Una espada ha hecho vibrar las cuerdas de un hombre de madera
Y el violín de nuevo hace llorar a quien tiene alma.
Pero yo… sólo voy pasando sobre las veredas
En las que nadie olvidará mi nombre,
En tanto asciendo con implacable calma.

Una voz nueva traen los bosques
Ya todos  los malvados se han ido
¡Retornen ya, amigos  en pena!...
Reclamen sus montañas y sus madreselvas…

El manantial anhela una vez más el musgo fresco
Los tambores del corazón palpitan
Su llamado tiene vida y pasión…
Bramadora lluvia retorna sobre los desiertos, y el verdor regresa…
¡Vienen todos, volando y corriendo!…

Parecen corazones de amantes
Cuando a la sombra de un almendro
Se han citado, y sobre las hojas que parecieran cantar,
Se escuchan lamentos con sabor a miel.

Sus gemidos huelen a caricias,
A esas caricias de la brisa
Mientras las flores se abren
Y los colibríes despiertan,
Cuando un nuevo día inicia.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, Colombia, febrero 27/14

(ANTOLOGÍA ALFRED)