martes, 21 de mayo de 2019

EN UNA CASA BLANCA

EN UNA CASA BLANCA

Estoy aquí en medio de un gran silencio, 
absorbo el viento de mayo y a Cortázar
que llenando el espacio invita
a una oración de abrazos y piernas.

Hago una estación en el tiempo;
ayer mis rodillas juntaron esperanzas
y la riqueza se creció en mi vientre.

Ahora, casi sin voltear atrás
mis aves pequeñas volaron
dejando un alar inmenso, 
todo bordado de carcajadas
con gritos que me llenaban toda
de guirnaldas cual primavera.

¡Oh vida!, qué buena has sido conmigo
pero siempre estoy con los ojos llenos de nubes
y el corazón temblando de miedo
pareciendo gota de rocío entre las flores.

Nunca pensé que el tiempo pasara tan pronto, 
que las cenizas del ayer lleven tu nombre
y tu rosario esté en otras manos
en tanto me quedo con esa sonrisa tuya 
en un rostro inexistente. 

Ayer te vi, todo eran cuencas vacías, 
se formó un coral con tu esencia
en donde navegan peces guapos
con cuadritos en el pecho. 

Y tú, ¿en dónde estás acaso?
Así como ahora, ¿en qué lugar te encuentras?
¿Existe el más allá que tanto nombran?

Si es así, envíame una señal
tan solo para no sentir miedo
el día en que mis párpados queden abiertos
y las manos gélidas. 

Raquel Rueda Bohórquez 
Barranquilla, mayo 21/19

ALERTAS

ALERTAS

Apenas abro el blog y unas cuantas alertas de seguridad y mi blog aparece como LOS POEMAS DE SHEILA, ¿y esa vaina?, la tecnología me atropella, pero a otros no, sólo dejo el comentario por si acaso. Mi   blog se llama: POEMAS DE SHEILA, de Raquel Rueda Bohórquez, hija de Pedro Agustín Rueda y Socorro, jajajaja! como si eso le importara a la gente.

Pasando por aquí y reportándome en este planeta tan lleno de gente malvada el 21 05/19, Mi yo ingenuo le hace la venia a la gente que ama la vida y hace siempre lo correcto, esperaré a que llegue mi hijo y otros son totes.

Sheila, la propia.
21 05/19

MARÍA JOSÉ

MARÍA JOSÉ

¡Pobre niña!
Pequeña flor
en un bosque de hombres.

Un filo hizo brotar el alma
en senderos paupérrimos.

¡Cuánta ausencia de Amor
ante sus pétalos rojos!

Tenía los ojos negros,
Su cabellera era ondulada,
/crespitos alegres…

Su boca de grana, perla fina
Y su alegría de niña,
/¡quién pudiera reír como ella!

¡Pobre niña!...
Su vida tenía precio:
odio desmedido
ausencia de fe.

Su garganta era de lata,
nadie escuchó sus gemidos.

¡El depredador era tan joven!
¡Qué desperdicio de juventud!

¿Qué pasó con el huerto y la flor?
¡Sólo queda llanto de madre y ni siquiera eso!
¿Será que no puede llorar?

La amapola bajó el cuello a tierra
Para florecerse en otra campiña más amable
En otros brazos de madre.

¡Pobre niña morena de ojos negros!
¡Qué mala suerte vivir cerca del diablo,
Y no tener garras para defenderse!

¿En dónde estaba Dios?

¡Lo vi cansado de su obra
llorando sobre su tumba!

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, mayo 20/19