viernes, 19 de febrero de 2016

ALBA (23)

El nombre de una mujer joven, 
es una mañana vestida de madrigales, 
si en su entorno brillan ojos y manantiales. 

¡Qué regrese!, ¡qué vuelva a la vida!, 
falta todavía recoger flores,
visitar comadres y dar abrazos. 

Falta ver el sol de mañana
y la luna de ésta noche. 

A una querida amiga 
pidiendo a Dios por su regreso.

ALBA (23)

El amor revolotea sobre los árboles pálidos,
Y el sol viste de hermosura toda mirada...

Alba camina por ahí,
Es una oda en la mañana;
Salió de su cuerpo,
Es un pájaro libre que canta y canta.

El amor hizo la corte a una flor
Y su traje es un espejo de sol.

El amor revolotea como un lirio blanco
Es una vela encendida bailando tango.

Alba suspira y camina lerdo,
Una herida tras otra tiembla en su cuerda,
Ella está muy temblorosa,
Parece gota de rocío sobre una hoja.

El amor son tus ojos verde esmeralda.
Se han tupido bosques de madreselvas
Y de una mano va su destino
Orando cual gorrión dentro de un pino.

El amor es un guijarro que duele fuerte,
Es una cometa abierta corriendo brisas…

Alba despertó ésta mañana…
¿En dónde estoy?
Perlas caen y se desgranan…

El amor es un copo de algodón en el cielo
Que llueve joyas para mojar el mundo.

Es una madre calmando penas
A un hijo en su lecho de moribundo.

De campanas y campanas
De batas blancas y plumas mojadas.

Alba sonrió luego, ¡qué divina aurora!
Fui al cielo y me regresaron.

¡Era verdad que existían rosas y calas!
Era cierto que mis viejos estaban
Con otras galas...

Ahí nada dolía,
Todo fueron sonrisas;
Todo, música de pájaros
Y sonido de alas.

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, febrero 19/16

TEMBLAR (24)


TEMBLAR (24)

¿Quién no tiembla ante un día soleado?
¿Quién no se encoje ante la nieve?
¿Quién no suspira ante una luna roja?
¿Quién no extraña el beso primero?

Has sacudido el peso de mi alfombra
Y el cielo se colmó de grumos
Que fueron navidad en otra noche;
Y estrella azul en otro tiempo.

Tiemblo al recordar tus ojos negros...
Fue tu desdén de ese día en un retorno;
Creí en tu amor, como si el sol naciera
En cada verso asomado en las montañas.

Soy una hoja desnuda ante la brisa
Que de temblar y temblar se deshace;
Pero es más mi amor que tu indiferencia,
¡Y más mi dolor,
Ahora que te veo en otros brazos!

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, febrero 19/16


VIENDO EL RÍO (25)

Parece que toda imagen que aparezca en Facebook es eliminada; esto me tiene muy triste, pero bien, ¡qué hacemos!, somos un medio para algo y ahí está mi madre, tiene un traje bonito que una vez le regalé, entre negro y ocre, y un gorro de lana adorna su cabellera de plata. Tiene una media sonrisa, no sabe si reír o llorar; se emocionaba mucho cuando salía a ver el bosque, era tal su felicidad, que aunque lo hubiera visto miles de veces, siempre decía, que ningún paisaje era igual al segundo siguiente, y abría sus brazos: ¡Gracias Señor, por éste segundo, por éste beso tuyo que huele a bosque, a madrigal, a hijo!

VIENDO EL RÍO (25)


Todo fue una media sonrisa ese día
En tanto serpenteaba la vida falda abajo,
Esperó con paciencia abrir sus brazos
Al escuchar el canto del mirlo.

Vio de qué manera
Se enredaban hilos de plata
En la brumosa sombra de los árboles,
Y los sueños cantaban pico abierto:
¡Parecían ramas florecidas
Esperando besos
Y cariños de una madre!

Viendo el río, escuchó música;
Una orquesta de hojas sonando a cielo,
Un sol pegado de la cuesta
Que gritaba:
¡Te quiero!, ¡te quiero!...

El río cantor ajustó rocas y hojas en su andar.
Toda cascada fue oración temprana;
Todo pájaro de nieve pasó por su mirada
Y estuvo ahí con ella al cerrar los ojos;
Luego, al abrirlos, se adivinaron sus estrellas.

Parecían esmeraldas vivas componiendo versos,
En tanto las flores coquetas desperdiciaban su perfume
Y tú, madre de mi corazón
Fuiste la orquídea más dulce de toda primavera.

Te colgué en el músculo que llora
Y te quedaste ahí
A la vera de mis sueños…

Eres un suspiro a nardo,
Un aleteo de mariposa
Que hace temblar las hojas,
Con tu olor a rosas.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, febrero 19/16