jueves, 7 de febrero de 2013

AMAR [68]

AMAR [68]

No sé qué es amar,
¿tal vez esperar
a ese brillo tuyo,
desear de esa boca
como una copa de vino?


¿Será amar
la luz naciente,
del sol

un pedazo de oro
que resucita entre los cerros
y desfallece en el mar?


Amor… amor…
¡No lo sé!
¿Tal vez tus ojos 
que parecen perlas,
donde la sal de la vida me copie
en ese reflejo pálido

sobre tus labios?

Amar, ¿qué será amar?
Una caricia entre dos,
un beso entre dos.


¿Una entrega, para ser uno solo?
¿O tu boca reflejo de la mía,
lago cristalino donde la flor de loto resucita
y se desvanece suavemente,
si la brisa toma su blanco traje
y le entrega a la corriente que le toque
despacio, sin prisas?


Amar, ¿será el sentimiento de un ave
que alimenta a sus pichones,
les permite volar ante sus ojos
para dejarlos ser en medio de todo
entregadas y sumisas al destino,
donde aman sin medida
y mueren sin enterarse?



Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, febrero 7/13


MORENO [69]

MORENO [69]

Has despreciado mi amor
entregado en bandeja de oro,
mi tierno sol en invierno;
fuego que se apaga bajo la sombra
donde espero impaciente por tus besos.

¿En dónde estás?... ¿acaso te lleva la prisa?,
las penumbras, como gato goloso

buscando otra alcoba?

Deja de buscar lo perdido,
ven a mi alar así anochecido, para amarte.
Entregar sin temor, de mi corazón el tesoro
de mi pecho, el anhelo de estar entre tus brazos
y de mis labios la humedad que guardo
donde la orquídea sólo espera
que enciendas la hoguera,

y apagues el fuego.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, febrero 6/13



EL PELAO [70]

EL PELAO [70]

Tantas veces el pelao
sobre la bicicleta un día;
sobre una moto en veloz carrera,
con los bolsillos rotos esperando buenos tiempos,
buscando afanoso lo que no llega a casa,
y vaga por ahí, es un poeta esgrimiendo con una daga
una flor  en invierno, con una mueca, /aquello que le aqueja
y moldea con simples palabras.

Un traje nuevo/tal vez de marca,
el mejor perfume, un celular de segunda
hurtado cuando ya estaba en sus manos,
vendido al desearlo como su propiedad.

Y el pelao lleno de sueños,
deseoso de caricias y besos de mujeres,
metido en las enaguas de sus ojos
y arropado en el brillo placentero
que dejan las huellas de un beso en el cuello,
y una pequeña mordida en el pecho.

Ya en la tarde, cualquier tarde,
de sus ojos  cálida mirada.
¡Aplausos poeta!
¡Me encantan tus versos!
¡Me desvelo tanto y tanto!,
pero en cada sorbo de tus sueños
hay un poco de los míos.

Una alondra levantó vuelo,
era un pelao el conductor,
tenía el encargo de hacer volar a un lucero
para que se rodeara de estrellas
que en la noche,
se ven nadando en el mar.  

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, febrero 7/13

HABLANDO CON ELLA [71]

HABLANDO CON ELLA [71]
                        
Roble de flores cálidas y pequeñas,
manos llenas de caricias y bondad;
labios que sabían pronunciar certezas
/aunque a ratos doliera su verdad.

Conocedora de los caminos de la vida
ausente tantas veces de los lirios del valle,
de las montañas tan amadas y añoradas,
pero en su corazón de niña vieja
un rosario con sus labios comulgaba.

Encontraba en el desierto todas las rosas,
orquídeas que recogía en su andar
para adornar la imagen de María,
y en este sencillo camino
era feliz y se entretenía.

A esa señora de blanca cabellera
con hilos de plata en su montaña,
enredados dedos en los suyos,
aliviando su pesar con lágrimas.

Con un abrazo, cual tórtola en su nido,
confesaré que nadie más, tan puro y amado.
Ella es y será el amor verdadero que arribó a mi corazón,
tomando mis dolores con sus manos,
aconsejando siempre lo mejor.

¡Es la vida esto!, deja que pase el tiempo/me decía.
No puedes hacer más de lo que tú ánimo resiste,
no agotes las fuerzas, vendrán días de calma y paz.
Debes permitir  que caiga la lluvia,
mirar cada día  hacia el cielo azul y agradecer
por cada suspiro de tu pecho,
por esa oportunidad de vivir un segundo más,
y ofrecer el dolor por alguien que necesita salvarse,
doblando las rodillas,
sin importar si te duelen tanto que te quiebras.

Enciérrate en ese mundo de los sueños,
y ama la poesía cada vez más.

En ellos,  los imposibles no existen,
así aprenderás a volar,
a desteñir violetas con el pensamiento,
y a llorar por aquéllos que no saben hacerlo,
amando lo que existe,
pues la vida es efímera y fugaz.

Orar por  las rosas que marchan sin abrir,
por los hombres que no conocen de Dios
y no se atreven a soñar con algo superior.

No olvides la música, ella te reconfortará,
será lluvia de colores sobre tu vida
lo triste marchará al sonar del tambor,
y el hombre con una flauta en sus labios
será dichoso al entonar himnos al Señor.

Apártate de quienes te odian,
ellos no aportarán nada positivo a tu vida,
serán como la hiedra donde florecen las orquídeas,
serán roca en tu camino,
que no te dejará avanzar.

No odies a nadie, perdona siempre,
pero te cuidas cada vez más,
hay alguien que conoce todo
y en esa roca fuerte dejarás tu vida,
será un alivio a tus penas,
y una sonrisa en tus labios
por una eternidad.

Y cuando muera, /me dijo una vez mi madre…
…quiero muchas rosas blancas,
flores de todos los colores a mi alrededor,
un rosario en mis manos, un crucifijo,
y un vestido blanco, ¡muy blanco!...

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, febrero 7/13