martes, 6 de octubre de 2020

TE BUSCO

 TE BUSCO


Hay una reja que me separa de tí

una enramada que me aleja de tu lago

en donde deseo compartir 

migajas de mi existencia. 


Soy una potranca buscando la sierra,

nada más asomo a verte

pero mi anhelo de tenerte

se aleja entre las yeguas

que mueven su gran cola

y alzan el viento al pasar. 


Te busco y más te alejas,

eres el amor negado

el cardón que no florece

la herida que no sana,

la roca que no respira en sus heridas

el pasajero en el rincón del tiempo

que sólo lleva espejos para verse en ellos.


¿Qué hay de mí?...

Agarro la cuesta, subo y bajo

mis patas se hacen firmes al mirarte,

un resoplido fuerte encoge mi corazón

 parece una campana vieja

sonando en su propio funeral. 


Y me resisto a creer que te alejes de nuevo

que la polvareda levantada en el camino

oculte otra vez mis anhelos,

y acepto al fin que nada vales,

¡ni una lágrima siquiera!...,


entonces regreso a mi esquina,

observo entre los gajos del árbol

y te veo transparente y radiante

besando con furor mi ventana

para que salte mi alma ante tu amor,


ese amor que nada niega

y resplandece a cada instante

en el pico de las aves veraniegas

y en el sonar del aire ante la lluvia.


Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, 06 10 20



AMANECE

 AMANECE


¡Es hermoso saberme aquí!...

Despertar primero que el sol,

sentir el parpadeo del viento

manoseando contento las flores

y viendo la luna pasar cerca de ti

acariciando tu blonda cabellera

que se llena  en su rivera

de flores de azahár.  


No hay nostalgia que un nuevo día no disuelva

porque al rayar  del sol ya no hay tinieblas,

se despeja la vida, se abren los ojos,

la pereza se aleja con sus malos andares,

la gitanilla regresa con sus manos pintadas

y el aire renovado trae de sus andanzas

olores a bosque, a brotes nuevos

a enjambres que agitan las rosas

y buscan sus corazones dorados. 


Amanece y doy gracias al Creador

porque él todo lo resuelve por mí;

aleja el afán  por el porvenir,

esa angustia del caminante,

ese afán de quien no conoce paisajes

porque al cerrar los párpados

ellos aparecen todos en mis sueños,

y al despertar,  se agranda el ensueño

que divulga peces en el aire

y globos de colores en el corazón. 


Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, 06 10 20