martes, 11 de agosto de 2015

CIERRA LOS OJOS [52]



CIERRA LOS OJOS [52]

Cuando cerramos los ojos para escuchar lo que tienen que contar los pájaros, nos damos cuenta que vivimos en eterna compañía de soledades, todos somos uno en medio de un océano de paisajes.

Vamos en el viento, ¿quién acaso colocó a esa pequeña hoja del limonar y la sostuvo con sus espinas?

Me causó gracia ver ésta imagen, y en el cielo nubes y nubes pasaban, pero había una que parecía un ganso gris, un líder, enseñando que todo viene y pasa, pero siguen nubes llegando y continúa el sol amaneciendo.

Escucho ahora cómo caen gotas de lluvia sobre blancas flores, que colgadas de una rama, casi tocan la cascada, ¿quién acaso se inventó éste gajo y ésta manera para que pudiera la flor ser amada?
Me sorprende todo, hasta el movimiento de mis dedos, no pienso nada, todo se escapa de mi pequeño cerebro, pero no soy quien escribo, hay un mago dentro de mí, me hace sentir grande en medio de mi pequeñez, ¿por qué acaso me escogiste?, vivo en eterna soledad, pero soy libre para estar así, porque puedo abrir la reja y correr, ¿pero quién acaso, dispuso que en mi vida estuvieran muchas aves, y que otros tantos dependieran de mi cuidado?

¡Qué tonta doña Hipocrasia cuando ríe de otros!, ¿acaso me cree su mochila?, ¡lo siento señora!, ¡no cargaré con sus penas!, ¡amo mi libertad!, pero mis penas ya las llevaba de sus brazos un Rey, y entonces  una sonrisa en mi espejo me hizo palidecer, porque somos ingratos con el amor, y serviles con el placer.

Ahora, muchas cañitas bailan sus hojas, suenan entre sí, ¡es tan bonito!, veo cómo la perdiz corre con sus pollitos tan pequeños, y bajo sus alas que parecen hojas secas, sus cabecitas perladas recorren con besos pequeños su tibia piel.

Es hora de un café, tiene olor a campesino, a blancos cabellos de montaña, a hombres descalzos en sus labranzas, ganado y pasto verde, trigo y cebada, amor de Dios en mi mesa, ¡qué olor!, creo que es su aroma preferido, porque con éste pergamino que se quemó en ardientes pailas, bendijo el Señor a mi patria.

Cierra los ojos y agradece por ésta mañana…

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, agosto 11/15

VERTE [53]


VERTE [53]

Con solo ver tu imagen
adivinar el brillo en tus ojos, 
una rara energía,
temblor provoca, 
y se asila en mi boca.

Ahora que te pienso, 
¿serías el árbol que cobije mis mañanas?,
¿existirá un mañana?, 
luego recuerdo que tienes un portal, 
alguien más te ha de esperar 
con gajos llenos de flores,
 recogidas de tu limonar.

Entonces voy a tus manos: 
¿me habrás de acariciar?, 
¿cuándo será ese cuándo?, 
y el viento responde, ¡no lo sé!,
 pregúntaselo a Él, 
pero su respuesta es un gran silencio, 
y la tuya también.

Si vieras, que al despertar suelo en ti pensar, 
pero luego, al dormir, 
me antojo seas mi cobija, 
y como un mago me visitas, 
una sonrisa me aleja contigo 
entre brisas de octubre
 y sueños de noviembre...

Mi amor, me gusta escribir para ti,
 ¿puedo?, sabes que soy una tonta triste, 
medito y medito sobre la vida,
 la gente es extraña y te abusa, 
te sientes utilizada, y luego de vil patada, 
te condenan por ser franca
 y te sentencian por amar.

Hacía rato no te molestaba, 
pero me gusta que seas mi musa,
 eres mi dulce amor 
y sabes que esto que siento,
 sólo está entre tú y yo.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, agosto 11/15

TUS ROSAS [54]



TUS ROSAS [54]

Vestida de hermosura
mi perfumada princesa,
no parecía cargar las rosas
sino llevar sus espinas
con la sonrisa más fina.

Era mágico abrazarle,
como por arte de magia
querías quedarte en ella
en ese abrigado pecho
temblando cual paloma
si era fría la tarde,
o la noche sin estrellas.

Era una gracia su vida,
pasó el invierno  cantando,
aunque por dentro una espada
volvía blanca su sangre,
y con aspirinas pequeñas
su gran dolor aliviaba.

Era mi madre un regalo
de flores que bendecían,
un amanecer de lluvia
en una tarde de sequía.

Y en sus ojos de verdes prados
calmé muchas veces mis ansias,
ahora en otro estado
nos versamos como antes,
con días menos soleados
y muchas más arrogancias.

Pero no están tus rosas,
se ha quedado el aroma
que pasa y pasa al pensarte,
perfumando con tu gracia
la oscuridad de mi casa.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, agosto 11/15

SIN QUEJA [55]


SIN QUEJA [48]

No hay queja que no conozcas
ni temblor que no adivines,
un perfume invoca tu sombra
pues de amor y luz te vistes.

No hay palacio que se compare
con un árbol florecido,
ni gajo que más provoque
que un ramo de tus viñedos.

Te vi, es cierto,
con tus alas extendidas…
Parecías ave gris cargada de profecías,
pero eras gotas de lluvia
que a mi huerto bendecía.

No hay sueño que más provoque
que estar sobre una playa extendidos
y ser arropados de besos
por las olas y sus brisas.

Ni más deseo que vivir
con lo poco y muy contentos,
con una mano que acaricie
y el cabello danzando al viento.

No hay amor más grande que tú,
pero dicen que vives ausente
cuando eres mi presente
en cada paisaje que admiro
y en cada flor que  respiro.

Un nuevo día comienza
y no sé hacia donde correr,
busco un motivo en el viento,
pero un beso del  Magdalena
recuerda que no hay prisas,
todo en tu tiempo vendrá
y en el tuyo marchará.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, agosto 11/15

Publicado por Raquel Rueda Bohórquez en 6:30






EL LIMONAR [56]



EL LIMONAR [56]

Seco estaba el limonar
pero sus gajos adornaban  el cielo.

En él un pájaro buscó anidar
un mirlo, un ausente azahar,
y yo, tiritando de miedo.

Entre sus espinas, cierto día,
una hoja vi temblar,
¿quién acaso no llorará
si le asiste tal tormento?

Recordé de un Nazareno
llevando la cruz a cuestas,
y en la misma llaga en su costado
hiel para calmar sus penas.

Hoy pasé por el patio,
ella continúa en su espada
sin renegar por nada,
¿pues quién puede pelear
por  las bromas del viento
que la llevó hasta su filo?

La hoja y el limonar
parecen dos seres muertos,
pero resucitan la verdad
de quien vistió de luz mi huerto.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, agosto 11/15