jueves, 23 de mayo de 2013

ASÍ LA PALMERA (40)

ASÍ LA PALMERA (40)

Ahí estaba, trataba de aferrarme a ella
Pero era soberbia y arrogante,
De mi boca no quería ni la lengua bífida,
Ni siquiera la piel de serpiente de colores
Que siempre me adornaba.

Decidí enrollarme en su tallo para que se calmara,
Le grité que dejara su orgullo y el rostro bajara,
Pero nada le detenía, seguía viendo hacia lo alto
Sin descubrir que abajo, estaban las perlas del mar
Y en el más oscuro rincón, brillaban los diamantes.

Figuró que las estrellas estaban a su alcance,
Que la luna sería su amante alcahuete; 
Pero ella estaba tan colgada de sus caprichos
Que sólo lo mantuvo ahí, viendo hacia ese lejano espacio
Donde nunca le alcanzaría.

Poco a poco la agreste montaña empezó a decaer,
Cada beso fuerte de las olas le fustigaba, fue perdiendo;
Cada día perdía algo, un amigo, una amiga, una esposa,
Una rama de su elegante cuerpo…

Su orgullo le permitía decir que no creía en Dios,
Imaginaba que porque había estudiado las alturas, con eso bastaba.
Se sentía sobrada, la mejor de todas, la más inteligente,
Las más buena, sus palabras siempre destilaban hiel,
Y una sombra oscura le encubría.

La descubrí riendo de los peces del mar,
Las Sirenas fueron su burla, las Rosas, las Violetas.
Todos los nombres de mujer fueron causa de risa,
Pero no sabía que poco a poco, tendría que doblar el cuello,
Y en un segundo, cuando más reía, ¡cayó!… 
Era una pequeña hoja
Bogando sobre las olas 
Apocada su arrogancia, vencida...

Sin embargo, no todo era malo para ella,
Sus frutos fueron esparcidos por el océano...
Algunos brotes invadieron las playas para recordarla,
Y con sus alas cantoras, descubren cada vez a un navegante
Y suspiran, atrayendo al inocente hacia su falda erguida
En donde se arrinconan y hacen el amor las aves pasajeras.


Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, mayo 22/13 

CANTAR (41)

CANTAR (41)

En vez de maldecir, canta...


En vez de criticar trina,

en vez de chismorrear, descubre...

Debes hacerlo con actitud

así como lo hacen las aves 
desde el amanecer.

¡Canta!, en un momento ya no serás...
¡Trina!, en un instante enmudecerás;
pero siempre hazlo sin declinar,
y un nuevo día de sol descubrirás.

Canta que la vida es un cantar,
una oración diaria.

 A pesar de todo,
aun con lágrimas, es hermosa,
con desengaños suena mejor.

Cuando dejes de cantar, 
estarás ausente...

Cuando enmudezcas, 
serás como una hoja de cualquier otoño, 
un pétalo en una primavera,
una roca en cualquier rincón.

Si mueres, alguien cantará en tu lápida,
nadie lo pidió, tal vez seas tú,
puede ser ese amor que marchó
y en un regreso te descubrió cantando,
siempre cantando en cualquier espacio,

en un cántaro que baja desde la montaña;
en un río que se pierde aprisa
para ser verbo y amante del mar.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, mayo 23/13 




VIVIR (42)

VIVIR (42)

La vida es un grito 
que se silencia con la muerte.


Es un despertar 
para  morir en un sueño,
y así vamos muriendo de a poco cada día
sin conocer con certeza si morimos
o nacemos nuevamente.

Si quieres vivir menos, duerme mucho.
Si quieres vivir mucho, desvélate.

Deja que la noche te acompañe,
Y en el silencio, si todos mueren, 
El brillo de la noche te señalará
Que la luna no tiene vigilias
Sino que codicia ser amante del sol
Cualquier madrugada.

Sueña… sigue fantaseando despierta
Así tus alas estarán abiertas,
Ningún cerro te parecerá imposible.

Si caes sólo abre un poco los ojos
Para que adviertas que aún vives,
Para imaginar que existes
A pesar de que cada día mueres.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, mayo 23/13














ÁGUILA (43)

ÁGUILA (43)

Ni una mentira buscaré... 


En mi nido quedará el alma de las aves, los peces...

Los inocentes que nacieron para consolar mi cuerpo

y llenar de contento el pico de mi hijos. 

Cruzaré sin miedo  sobre el mar...
Nadie me dañará, pues mi fe me conduce,
el poder de una fuerza invisible me sostiene
y un cantar me llama desde los cerros.

¡Aquí voy amor mío!...
Espera el poder de este sentimiento
tan herido y humillado,
donde la mentira hizo nido en el alma
y quebró mi corazón,
para que en otros, 
su brillo resaltara.


Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, mayo 23/13




MADRE (44)

MADRE (44)




Cada día es un motivo para recordarte.
Vi tu gran amor por las flores
perfumando en las rosas blancas.

Una razón extraña tal vez
que pintarías de colores mágicos,
un traje de nívea espuma
en un cielo bordado de topacios.

Recibe de nuevo mi cariño
tal vez nunca te lleve una rosa blanca,
siempre robé algo pequeño de tu jardín,
pero el valor de tu mirada me decía
que no eran las rosas lo que amabas,
sino la dicha de recibirlas. 

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla,mayo 23/13














PALMERA DE MAYO (45)

PALMERA DE MAYO (45)


Mira la palmera... ¿todavía ríes como ayer?

Un poco más y caerá por su mismo peso,
un tanto de carcajadas y la brisa se encargará.

¡Muéstrale todo!... Emborráchate con mi verdad,
Dile que te repetía a diario que te amaba
Tal vez así puedan bendecir más su propio amor.

Dile que buscaba en cada verso hablar contigo,
Que en la soledad de mi tiempo eras un consuelo
Y repetir un son de campanas día a día,
Me permitía soñar y alabar al cielo.

Háblale con franqueza de todo.
Desde el principio, dile que eras mi mejor amigo
Pero mi pecado fue confesar mi amor
Para que quisieran reír de mí y echarme al olvido.

Cuéntale las veces que me heriste.
Que como un gran macho hacías alarde de tus amores
Que abofeteabas mi cariño para reír con ella
Y así ganarte de a poco sus favores.

Pero no rías tanto que se convierta en una mueca
Que sus desdenes y su odio me lastimen.

¡Qué poca es la amistad cuando su miseria nos regala,
Y ante nuestra verdad sincera nos oprime!

Adviértele que mi amor era sincero,
Pero que ya olvidé todo… ya no pasa nada...
Cada día me entretengo con las flores del camino
Y cada roca puesta, me hace levantar la mirada.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, mayo 23/13

EL GALLO DE PEDRO (46)

El gallo de Pedro. Envenenado may23/13


EL GALLO DE PEDRO (46)


Ayer subió a la copa del árbol, le gustaba desde allá ver todo, aunque las montañas estaban lejanas, pero podía detallar el cielo y las estrellas.

Antes de dormir invitó a sus nuevas esposas a su habitación, mientras él decidió ocupar ese sitio de siempre, tal vez desde allá su esposa lo viera, o esa estrella más brillante fuera ella. 

Agradeció por el hecho de existir, de que alguien le permitiera vivir un poco más, sin verlo como parte de su comida diaria, y ese gran amor que le brindaban día a día, era su tesoro más preciado.

Sus rojas plumas estaban más lúcidas, su mirada más brillante, desde el amanecer observó que el sol tenía algo especial para él, y con prisas bajó a regalar a sus niñas un contento que caía de algún sitio…

Poco a poco tomaron los granos que los vecinos lanzaron, poco a poco se fueron desvaneciendo los sueños y no comprendía aquél dolor, la imagen de sus pequeñas revolcándose en el piso, sólo estiró sus dorados pies y se quedó viendo al horizonte, ya no sabría más de mezquindades, los odios de la vida, las miserias del hombre quedaban atrás, olvidadas, y elevándose como una pluma, se descubrió en otro sitio, en otro huerto donde el hombre no estaría, en un inmenso bosque, ahí los azules y los blancos poblaban su vida y la luminosidad de un nuevo sendero, cobijaría nuevas crías de luz y fantasía.

Sus pequeños quedaron ahí, se salvó el bebé de la historia, su hijo con la copetona, se salvó una de sus princesas, mientras escuchaba carcajadas, y veía ojos que asomaban a escondidas desde un paredón, en donde el amor se convirtió en odio, por el hecho de cantar, ese don divino que le fue regalado, por el hecho de agradecer cada mañana por estar ahí, en ese sitio de privilegio donde no le hacía daño a nadie, sino que enseñaba a otros la tarea del amor.

Colgados sobre las ramas permanecen, en una sepultura que no tuvo tierra sobre sus alas, en una libertad programada por su dueño, para que la pestilencia de su cuerpo y el hedor de sus carnes conmoviera a quienes los asesinaron.

El sol de nuevo implacable empezará su tarea de abrigar, y Pedro, con un nuevo dolor de cabeza, con otro asombro, se deprime un poco más cada día, siempre desde que llegó a Barranquilla, sus vecinos envidiosos le han hecho la guerra, todo lo que él propone se destruye, y el daño que hicieron a unos inocentes, lo ha enmudecido, hasta el punto de no confiar en muchas personas a las que ha servido durante  toda una vida de trabajos, de fiados, de facilidades para que puedan construir sus viviendas, entregando su confianza y amistad que se quiebra una, y otra vez, con pequeñas historias que no se han contado.

¿Pagaremos por el daño que hacemos a otros? ¿Quién es realmente mi prójimo?... Mi próximo, tiene plumas, tiene piel, camina por ahí a la par con nosotros, su muerte no es diferente a la nuestra. Mi Jefe propuso una historia de vida para cada ser que habita el planeta, pero las actitudes malvadas del hombre destruyen su obra.


El recuerdo de un animal pateado, de un vehículo pasando por encima de un perro, una honda sobre un ave que sólo trinaba, una tortuga que cruelmente se asesina introduciéndole en agua hirviendo, una iguana a la que se le abre el vientre para robar sus huevos y se deja así para que muera lentamente, un búho asesinado porque dizque es ave del mal agüero, es tanta la maldad que hay en el mundo, que me atrevo a decir que quien marcha es más feliz.

Q.E.P.D. El Gallo de Pedro, sus esposas y sus hijos, pero también que tengan un sueño tranquilo las personas que hacen daño a la naturaleza.

 ¿Será que alguien que asesina a un inocente, puede dormir tranquilo?

Sus carcajadas hieren, pero la cuenta la tenemos que pagar antes de marchar. 

En éste gran restaurante llamado Planeta Tierra, para mi Jefe las cuentas son claras.

FIN

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, mayo 23/13