viernes, 29 de marzo de 2013

MARLY CAROLINA [3]

MARLY CAROLINA [3]

Mi bailarina mágica
mi dulce amor;
vas de sedas adornada,
semejas una bella flor.

Son tus sueños
alas de mariposa
cual brillo de diosa
sobre las flores.

¡Danza que la vida es corta!
Dibuja cometas de colores
y suéltalas por mi  jardín,
adórnalas de tules
para que parezcan flores.

Y con un beso de madre
ríe de todo y nada,
en tanto suspira mi pecho,
soy una niña vieja que sueña
volar con tus alas.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, marzo 29/13

A TI [4]

A TI [4]

¿Quién es la flor de cada día,
el navegante de los 7 mares
que  sostiene mi pequeña barca?

¿Quién adivina el parpadeo de las rosas
y en cada pétalo me permite soñar?

Luz de mi vida en momentos grises,
divinidad que me acorrala hasta reír,
preciosidad que me hace doblar las rodillas
para recibir una caricia llena de vida,
brotando de pequeña cápsula
para trinar cualquier día o anochecer.

A ti, mi dulce cascada solitaria
tan dócil, amable, lleno de amor.
Desbordas desde los altos cerros;
haces brotar  vida en los resecos desiertos.
Una gota de tu amor basta

para descubrir tu grandeza;
un trino es suficiente, para comprender
tu gran amor.

Divino ser en quien confío,
aumenta mi fe ya que eres mi roca;
cada segundo busco el filo de la montaña para verte
y allí, con la caricia de tus besos perfumados
abro mis alas al infinito y descubro a mis amores
descansados y amados, querubines tuyos.
Mirada de niño, dulce melancolía,
manos pequeñas en mis pechos,
tierna boca sedienta de tu néctar;
así eres mi soñador, mi ilusión alada,
un despertar con una oración en los labios
enmudecida de amor por ti.

A ti amor mío, mi roca fuerte y poderosa
imploro de tus manos salud y paz,
regocijo en los corazones afligidos
donde el hambre ha de terminar,
y el dolor espera un sueño de alas abiertas
al cobijo del sol en cada despertar.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, marzo 29/13




¿QUÉ TIENES PARA MÍ? [5]

¿QUÉ TIENES PARA MÍ? [5]

Abro la ventana, todo parece gris;
mi pared me dice que hable por ti
entonces llega tu música,
tan divina que me hace llorar
plena de azules, blancos, verdes
y  aquí me conmueve una pluma
que suavemente y sin prisas

se posa sobre mustia mesa
donde parece que estás.

¿Qué tienes para mí?
Descubro de nuevo tu luz,
el gran árbol lleno de aves canoras,
el vacío no existe y empiezo a danzar…

Calzo mis pequeñas sandalias,
un traje de seda escarlata, y adivino la juventud
los ojos soñadores de mi viejo en el mismo sillón;
correteo como una gacela ante sus perlas abiertas
y sus carcajadas que parecen tu voz.

Me doy cuenta que me lo has dado todo,
¿qué te he dado yo?
Detallo las manos vacías, una copa llena de lágrimas;
imagino que no te importa, pareces ausente, lejano;
y al rato un ramo de orquídeas miran al cielo,
sus violetas párpados te recuerdan,
un suave perfume se riega, se expande…

¡Me has dado tanto, y tanto recibo!,
que enmudezco, no sé por qué estoy triste
y  busco del azar un motivo;
empiezo a bailar con mis harapos,
un trabajo arduo, pero mi mesa está llena;
tus abundancias me hacen bajar la mirada,
te enojas conmigo y me haces voltear el rostro
a ese aposento donde sonríen mis estrellas,
y navegan, como mágicos niños


ataviados de blanco.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, marzo 29/13