domingo, 7 de abril de 2013

SI EL TIEMPO [124]

SI EL TIEMPO [124]

Si regresara aquél tiempo
donde alguna vez tuve que decir adiós
y me quedé con el sabor de tus labios
en el último beso prendido de mi ser.

¡Si el tren de la vida tan extraño 
no me hubiese robado los sueños
y en veloz carrera 
arrancado el corazón!…

Si aquél día
las mentiras de otro no hubieses creído,
serían una cadena por siempre
mis brazos en los tuyos,
mi cuerpo una enredadera
en tu tronco desnudo…

Tristes sueños del ayer…
Marchó el amor
con ese monstruo de metal.

Se llevó lo que tanto amé 

y que no he podido olvidar.


Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, abril 7/13

AMOR [125]

AMOR [125]

¿Qué has hecho conmigo?
La miel empalaga,
no suenan las campanas con el mismo son,
ni las caricias son cascadas
donde tus labios recibo con ardor.

Me quedé en tus ojos,
ahí encalló el lago de los míos,
ausente amor lejano,
navegando en gotas de rocío.

Amor, dulce amor…
¿A dónde vas que no te busque?
Soy un árbol de ramas deshojadas
donde anida el colibrí de la esperanza.

Mañana te veré cielo mío,
en otra aurora, en otro jardín de primavera,
allí no estarán quienes de ti me alejaron,
solos tú y yo, como si de nuevo nacieras.

Me quedé viendo hacia las estrellas,
en el cielo azul te espero;
en cada roca desnuda a mi paso,
en la gaviota que se aleja
en su eterno vuelo.

Una sinfonía del ayer
suena en mi estancia,
me colgué de cualquier árbol del camino;
cantó un ruiseñor y el corazón tiembla,
abro mis brazos
cierro los ojos
y estoy contigo.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, abril 7/13




NO ES UN BESO [126]

NO ES UN BESO [126]

Amor mío, no es un beso,
son tus labios pegados de mi piel
parecidos a la lluvia
sobre una flor sedienta.

Es el arrullo que se abraza 

de mi propia brisa
donde entregada 

parezco una sospecha inconclusa.

Se quedaron las sábanas
sin el ardor del momento,
y los pecados sin aposento.

No fue tu boca,
es la humedad de tu lengua en la mía
al sol de mis gemidos,
con las ardientes dunas
que nos consumieron.

Es un sueño que no tuvo alas,
en su viaje las podaron.
Pétalos esperaron el cirio anhelado
encendido en la hoguera de mis piernas.

No es un beso mi amor,
fue el huracán que me arrolló a tus brazos
y en cualquier tarde me dejó esperando
un manantial  y un ocaso.

Y así, ¿para qué pienso en ti?
Lo que se fue no regresa;
son de los años la torpeza,

 pero de ti, ausencia y olvido.

¿O serás, el recuerdo de tus labios
buscando los míos?

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, abril 7/13