viernes, 25 de octubre de 2013

BENDITA MUJER [27]

BENDITA MUJER [27]

Sí, somos benditas porque recibimos la semilla, somos su abono y a través de nosotras se nutren, para abrir sus pétalos a la vida, con un sonajero en sus labios, y nuestros pechos llenos de leche fresca, para que se prendan de nuestro corazón...

Pero más bendito fue el vientre de mi madre, nació para parir a la vida todos los hijos sembrados en su interior, recibidos con el mismo amor, con el pan bajo el brazo de otros tiempos más simples y mejores…

Bendita reina mía que me abrigaste en ese vientre tibio, a pesar de tus piernas inflamadas, de tus lágrimas vencidas entre las hojas de cada otoño, con tu leucemia robando tu fuerza de a poco, sin temor, calmando esos grandes dolores con aspirinas, que volverían miel tu sangre, para volar a ese cielo tan nombrado por tus labios.

Sol donde mi casita espera… ¡allá voy cualquier día!, cuando las naranjas y mandarinas broten azahares, y no haya lágrimas para secar, ni pañuelos para extender.

Bendita razón de ser, copa y vino a la vez, semilla flor y fruto, dulce mujer, hembra donde el varón encuentra alivio a sus ansias, y entre sus fuertes brazos se otorga una caricia, que se vuelve verso y prosa, poema donde se cuecen los labios en ardientes besos, y un solo cuerpo es comunión y rito, para que la vida sea un motivo, y la tierra una razón.

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, octubre 21/13

DE CORALES [28]


DE CORALES [28]

Con mi vestido rojo,
los corales en el cielo extendidos,
recorrí de nuevo el sendero
allanando del vértigo mi destino.

A paso lento voy llegando
¿A quién buscaré cuando te pierda?
¿Tendrá mi alma, alas de seda escarlata,
y podré volar como las garzas?

A un paso del precipicio,
a donde se eleva el pensamiento pasajero;
abre el corazón ante mi duelo
y extiende la lisonja de tus manos,
para buscar el arroyuelo fresco
en donde escurran mis perlas
por tus labios.

Salobre vida,
aquí la maravilla acaba,
el dolor quebranta y las espinas duelen,
más todo se mezcla
entre las pavesas del camino,

o todo nos acerca a ese fin tan merecido,
si la torre es alcanzada cuando mueres,
y resucitas en un barco nuevo
lejos del mar  o cerca del infierno.

Pero nada temo…
Viví a la sombra del camino;
descubrí el brillo de las amapolas
y los rosales se tiñeron de escarlata,
cuando creí morir entre tus brazos.

Pero el amor se alejó
sin ser destino,
sin ser amarra ni sueño,
para buscar en otro invierno
gotas de sal en brillantes ojos,
y caricias de mentiras
en otras manos.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, octubre 21/13




AÑORANZAS [29]


Freddy con mi madre.

AÑORANZAS [29]

Y el patio, el pequeño radio y la monja bogotana regalando versos y poemas, mientras  te veía pasar cuentas y cuentas, viendo hacia el cielo, contando ovejas negras y blancas que parecían caminar, con la tranquilidad del Pastor a su lado.

Ahora, pasa el tiempo y no te veo, mi niña vieja, de espalda cansada, tan agotada del invierno de tus ojos, tan pasitos de niña que al doblar de las rodillas ante el sol mañanero, casi que amanecida de rosarios, con ese olor añejo, que ya sucumbía de tus entrañas, mi dulce amor, con tu olor perfumado y el desparpajo de las fragancias, tiñendo de rojo la vida…

Así te recuerdo, blanca  cabellera, tan brillante como la luz de tus encendidas velas, virgencita bonita, tan azules tus ojos, tan bella tu boca pintada de rosa… y yo… de espaldas a tus ruegos, tan ajena a tus oraciones, viviendo de mis soledades y cansancios, terminándote de agotar con mis penas, y consumiéndome sobre una silla, escribiendo poemas que no alcancé a leerte…

Ahora todo me sabe a ti, todo tiene tu olor a hierbabuena, a plantas  húmedas donde las margaritas tenían tu voz y los gladiolos se confundían en sus matices suaves, y las rosas gigantes dedicadas a María desde el mismo altar, donde florecían.  

Así era tu amor, así fueron las espinas clavadas en tus manos, y las llagas que de a poco me dejaron sin tu presencia.

Mamita bonita… mi viejita con piel lozana de quinceañera, ¡si a devolver el tiempo yo pudiera!… si en tu regazo abrigado como en otros tiempos, viendo mariposas de colores, entregadas entre las ramas, amando el perfume de cada flor del campo como tú, mi soberano regalo bajado del cielo en forma de madre, tan dulce la miel angelita, tan parecidas a ti las abejas luchadoras de ese viejo panal de la vida…

Ojos de vidrieras verdes, donde las gotas de rocío bajan aprisa, ahí el dolor se acuña y se queda para siempre, como un mástil clavado en el corazón, donde temprano buscaste un alar bajo la sombra de un roble, lleno de flores doradas, tan de hojas verdes renovadas en ese paraíso, y el sol era el motivo de tus labios, bendecir la vida con tu magnífica oración al despuntar la mañana, en tanto declamabas con el sinsonte un verso, implorando luz en las miradas, y bondad en los corazones…

Y heme aquí de nuevo, soy la vieja llorona que te espera en el mismo aposento oscuro, no me dejaron tu camita de madera, ni la mesa pequeña donde tu amor estaba… y un oscuro nicho, tan falto de ti, con tu ventana solitaria viendo hacia mi propia sombra, y arriba de todo, también admiro tu presencia, una mano silenciosa toma la mía en mis noches sombrías,  me acuno como ayer sobre tu hombro tibio, para buscar el consuelo más divino, y dejar entre tu pecho mis lágrimas viejas, para ser sonrisa contigo, y en vez de llorar, reír  más, cuando vea partir de a poco cada barca llena con sus flores recogidas en el camino, mientras continúo buscando violetas pequeñas, y aves voladoras, siendo la soñadora de siempre.

Y se añora el tinto caliente, el chocolate espeso con ese sabor a madre, se extraña el ruido y el cantar de los mirlos,  el olor a ti, ese aroma que tiene sabor a tibieza,  a ese entrañable amor que se quedó por siempre por aquí.

Raquel Rueda Bohórquez 
Barranquilla, octubre 22/13


GRACIAS [30]

GRACIAS  [30]

Gracias por tu insulto, porque gracias a él me di cuenta de lo frágiles y volubles que somos, pero también me di cuenta, que no alberga odio mi corazón, y esto fue lo mejor de todo.

Gracias ya que  pude descubrir al ser humano en la cumbre y el piso, y me di cuenta que ante la muerte, todos nos igualamos, y ante el dolor somos amigos.

Si, miles de gracias, porque aprendí que es mejor ser humilde que arrogante, pues si te elevas demasiado, te puedes golpear fuerte en la caída, en cambio, si te haces pequeño, aun cuando grande, no habrá golpe ni dolor.

Gracias a los odios ajenos, a las críticas de cada día, a la cizaña sembrada en mi camino, a todas esas caídas, ya que la providencia siempre estuvo ahí, como una luz brillante en medio de mi propia oscuridad.

Es así como crecemos, es así como nos levantamos en medio de la hediondez de nuestro propio lago, y es así como flor de loto abre sus pétalos a un día nuevo, y el colibrí de paso regala un beso, y ella le recompensa con la miel de su interior.

Gracias a ti por el amor que proclamé sin ser correspondida, pues gracias a ello, me di cuenta que podría ver un poco más allá, hacia ese norte donde unos ojos nos detallan y nos miman, y  en cada jardín nos deja un verso en una flor.

Gracias por escupir a mi rostro, fue duro al principio, pero me pude limpiar, y aquí estoy, con el mismo Dios como testigo, y la misma luna alcahuete, que me persigue en las noches, si pienso en mi verdadero amor.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, octubre 25/13


PARA EL SERBIO [31]

PARA EL SERBIO [31]

Yo aquí,
pensando en la montaña de tu vientre,
acomplejada
de éste inmenso ardor
que me acompaña,
inmersa en el azul de tus brillantes ojos.

Creí subir y bajar por tus cuestas...
Ser la depravada en tus montañas
y llegar a la cúspide contigo.

Me atuve al perfume
que extraviaba mis sentidos,
a ese olor tuyo de hombre de sexo embebido
cuando para mí ni las sobras...

Y yo aquí...
Viendo hacia no sé dónde,
tan creída de la vida
imaginaba ser tu amante esposa,
tan ilusionada en el amor,
pero pasó el tiempo
y la púrpura rosa se deshojó,
en éste largo invierno.

Más nada temo...
Levanté el rostro de nuevo.
Ceñí un poco mi cintura
y coloqué rubor a mi pálido rostro.

Mis labios se tornaron de rosas intensos,
mis ojos recuperaron el brillo agotado,
y me lancé,
con el ardor que me quedaba,
a componer versos
y a ser amante del viento.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, octubre 23/13



A BEBA [32]

 A BEBA [32]

Parece increíble, pero hay personas que se ríen de nuestro dolor, de las caídas de otros, más sólo están preparando el camino para sus propios fracasos.

Quiero dedicar una melodía a una amiguita a quien aprecio mucho, ella sabe a quién me refiero, es una Beba muy hermosa que conocí hace años, cerca de un precipicio, pero unas manos la sostuvieron y aquí está, con algunos moretones en el rostro, pero viva, gritando a Dios que desea ser feliz así como  también lo deseamos todos.

La vida es bella, se nos dan oportunidades de vivir, por alguna razón padecí de un cáncer y siempre aprovecho para decir que por algo estoy aquí un rato más, a pesar de que abandoné el tratamiento, pero busqué una alternativa en la medicina del bosque, y en la magnífica obra de Dios encuentro cada día un poco más de salud y de paz.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, octubre 25/13







POESÍA [33]

POESÍA [33]

Buscando definir la poesía
tropecé con una copa de vino.

Entrañable compañía me parece,
si estás conmigo.
Y me antojé de nuevo del silencio,
quise desnudar los inviernos y atrapar veranos.
Imaginé un sueño de gaviotas,
donde era quien las guiaba.

Poesía es mi madre,
es mi abuela…
Descubrí al tipo descalzo arrinconado,
como una triste poesía
compuesta de pedazos de cartón,
sin halagos ni risas,
pero con la mirada franca,
donde están señaladas
las vergüenzas de la vida…
El panadero que formó desde la harina
el pan que pruebo a diario,
con el sudor de su piel cansada y agotada,
sin recibir alivio a sus dolores,
y a la señora que cuece caldos con la vida
y se limpia el sudor con las manos.

Se arropa en las noches con sus hijos,
se levanta temprano
antes del canto de las aves.

¿En dónde está la poesía?...
En tu boca rica en palabras
para bendecir y agradecer.

En las letras que regalamos a otros
sin mezquindad.
Ahí reposa el alma,
se desviste una flor de madrugada,
inicia un beso y termina una vida
empapada de sangres rojas,
y de llantos de cigarra.

¿Cuál será la poesía?...
¿Quién puede definirla con certeza?
Casi que agacho la cabeza con pena y dolor
para ver a un niño
que se nutre de humos oscuros,

se deja vencer de los vicios,
sin ver un poco más allá,
sin caminar erguido por las montañas,
ni tropezar con las orquídeas;

sin admirar la caída de una hoja seca
desde un roble,
sin ver florecer los cerezos,
ni disfrutar de una tarde
de la mano de alguien…

No hay poesía sin amor…
Escribir con odio no es poesía,
ella habla de la bendición de una espiga,
del adobo del pan,
del crecimiento de una semilla
en un rescoldo olvidado del camino…
Poesía es la mano de un amigo,
de un hermano…

Es la esperanza de un verso
declamado sobre los pechos de una mujer,
absorber de la miel que brota de su interior
que nutre la vida y la engorda con dulzura,

se cuida y se ampara en un poema
tan rico en frutos y abundantes flores
que es interminable describirla…

Poesía es el sol
que nace entre las montañas.
Es el cielo bordado en estrellas,
con la vieja luna dorada y apacible
que nos inspira a cantar,
y a bendecir la vida.

Eso es poesía…

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, octubre 23/13




SARITA [34]



Sarita y Caro

SARITA [34]

¿Quién era mi chiquita?
Ella era un día de alegría
una carcajada al verla correr.
Siendo diminuta se creía gigante
y como grande, ante una mirada,
se hacía pequeña,
un pedacito de ángel
que nos hacía enternecer.

Nuestra cosita que tanta alegría nos dio
ha subido al cielo,
con ese triste final de la vida
donde siempre acusa el dolor.

Es que la muerte viene vestida de lágrimas
y no era un perro, para tratar con desprecio,
era un pedacito  de Dios.

Ya es libre, puede corretear sin miedo
ya no le duele el corazón
ni sus patitas de seda,
ni estará sobre mis pies nunca más,
pero está el consuelo de que fue amada
y nunca el maltrato su vida tocó.

¿Y vas a llorar por un perro?
Guarda tu llanto para mí /dicen los necios.
Nuestro angelito  era parte de todos
era un querubín  llenito de dorados cabellos
que inundó  nuestra vida de amor.

Allá a donde están los buenos,
aquéllos que vinieron para entregar felicidad
estarán  las almas de los pequeños
que como grandes actúan,
y de premio esperan tan solo una mano
una caricia soñada en los dedos enredada
y un mendrugo de pan.

Estarás aquí donde te amamos
porque también fuiste regalo del cielo.
Ya no pelearás con Lucía ni con Chanchy
y estarás cuando llegue mi niña
esperándola ansiosa en la puerta,
cual  luz  que baja del cielo
para dar un cariño al despertar,
y un beso al dormir.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, octubre 24/13

TAMBIÉN QUIERO [35]

TAMBIÉN QUIERO [35]

Dormir en tus playas húmedas,
retozar en ese rincón olvidado de caricias,
anidar en las ramas de tus brazos,
dormir en el silencio de la noche
para despertar de nuevo
sabiendo que estás conmigo.

Quiero conversar un rato,
buscar un motivo para continuar,
amontonar los escombros del pasado,
echar al fuego lo que nos ha hecho mal.

Quiero saber tus motivos,
la razón que te aleja de mi hogar,
el porqué de las mariposas locas del camino
teniendo a tu mujer para amar...

Pero si no quieres responder,
ya no importa,
no mendigaré tu amor
el amor no se ruega,
se da con libertad,

y al desbordar el caudaloso río
sólo con troncos vacíos,
tropezarás.

Tomaré de nuevo un rumbo,
agarraré mi morral vacío
y continuaré mi viaje...

Segura estoy que todo será claro
cuando las nubes grises se alejen
y aparezca el mismo sol,
con esa luna que lo sigue desde el cielo.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, octubre 24/13




QUIERO [36]

QUIERO [36]

Quiero un mundo sin plagas, sin chupa sangres, sin políticos corruptos, sin gente envidiosa y perversa, sin muchachos que no saben a dónde ir...

Quiero un océano limpio, donde no tenga que vomitar a las playas nuestra desidia y pereza para  amar.

Quiero un cielo despejado de nubes grises a causa de la contaminación, sino negras, cargadas de líquido precioso, y nubes cambiantes, llenas de brillo de sol.

Quiero mañanas en la tranquilidad de un parque, en una silla sentada en mi jardín, con las puertas abiertas y el corazón contento.

Quiero que cuando haya reuniones, no lancemos piedras a los demás, sino que como hermanos conformemos un grupo, para finalmente no tener que llorar.

Quiero levantarme ya, ir a ducharme, perfumar mi cuerpo y cantar.

He de permanecer agradecida, finalmente mi ayer es hoy, convertido en ese mañana que no sé si llegará...
Quiero dejar una huella de cariño a mi paso, no sé cómo lo conseguiré, es un largo camino tan lleno de tropiezos, es una vereda tan llena de sueños...

Quiero tocar tu corazón para cuando ya no esté, al menos mi recuerdo perdure, no sé si lograré hacerlo, pero no quiero despedir a quienes amo.

Es mágico el mundo para quien se va primero, y es triste la historia de las grandes familias, si primero se va lo que amamos.

Cuando veas caer una pluma de garza en tu ventana, tal vez imagines que soy yo, o cuando pase una libélula de verdes alas, es un verso mío hablándote de amor, pero si no me ves de ninguna forma, piensa que contigo estoy, cierra los ojos, abraza tu cuerpo frente al espejo, y un leve cosquilleo en tu espalda, advertirá de mi regreso y el suave perfume de mi gran amor.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, octubre 25/13




PARA SARITA [37]


Sarita y Marly QEPD 23 octubre/13

PARA SARITA [37]

Sarita era una muñeca de peluche,
no acobardaba su pequeña figura el león
ni el arrogante detenía la fiereza de sus ojos,
si entre oscuridades divisaba algún ratón.

A nadie niego, ¡era una hermosura!
No se atascan las palabras ante su gran amor,
ni siquiera temo, tu cruel censura de a ratos,
que prevenida me mantiene con ese agrio sabor.

Es la gloria lo que espera a los humildes,
a ratos la soberbia nos vuelve ciegos,
parecemos murallas insalvables
pero ante el dolor se dobla el cuello,
y ante el amor,
nos volvemos dóciles amantes.
Pero ella, era por doquier amada,
sabían sus ojos de la miel guardada,
sus ladridos insistentes eran sus pocas palabras,
y al transmutar de sus gemidos, débiles angustias,
se fue corriendo mi pequeña, sin la mirada ciega,
de quien tantas veces,
a sus pies musitaba una plegaria.

Y ausente en sus poemas, su dolor gritaba,
sin percatarse que era la muerte traicionera
quien llegaba por su prenda amada.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, octubre 25/13



A LA PARCA [38]

A LA PARCA [38]

Si me escoges ahora, ¿a quién escribiría?
Déjame un rato pasear por tus llanuras, /hoy son desierto
Lágrimas secas parecen los áridos terrenos,
ahí anidó una culebra rabo seco
y se enredó en un oasis pasajero.

Dame a beber un poco de miel.
Rico saben las dulzuras de tus labios.
Arómate conmigo, súdate en mí,
pero déjame ser lo que deseo,
no castigues por hablar,
pero cierra la boca si debes hacerlo.

Ya vienes por mí… ¡más no te atrevas!
¡Tengo por hacer tantas cosas!
Debo curar ésta seca tos que me hace doler el pecho
y un dolor viejo,
que se nutre de mi estómago.

Ve por los que se fuman la vida…
Aquéllos que se envenenan de a poco,
los que viven llenos de odio y rabia con el mundo,
que no desean ver el sol naciendo entre las ramas.

Los que nunca han detallado una gota de rocío…
ni han visto caer una hoja dorada,
ni han admirado el brote de un lirio,
ni han bendecido el arco iris
que brota de una cascada.

¿Acaso temes que me vuelva eterna?
Nada es eterno, ni la luz del día…
Sólo el tiempo, implacable no detiene su marcha,
invisible, feroz como los colmillos del infierno.

Apura el paso que te espera alguien muy enfermo,
de tanto dolor pide tu regreso.
Hay una cárcel donde el amor no llega
y la muerte parece esquiva,
y por ella se ruega.

¿Ves a esas chicas que destruyen su belleza?
¿Descubres a esos hombres que pisotean el amor?
¿Has visto esos vientres que marchitaron sus flores?
¿Es la vida el honor que te hace regresar?

Visita el cementerio y quédate allá,
por aquí no vuelvas todavía…
Nada espero de tus uñas negras,
nada de tu oscuridad,
que me asusta noche y día.

Quiero brillar sin que me duela nada…
Cual en la oscuridad los ojos de los gatos
y se aman bajo las estrellas,
chillan y persiguen
para enredarse entre los dientes,
y aferrar la vida entre sus garras.

Esperan por otras noches silenciosas
donde sus maullidos nos espanten,
y se renueve el cielo
con la luz de sus miradas.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, octubre 25/13


HABÍA UNA ROSA [39]

HABÍA UNA ROSA [39]

Entre todas las flores del campo, había una rosa…
Detallé que sus pétalos parecían labios de mujer,
que sus ramas verdes, semejaban ojos de niña,
que su tallo tenía endurecidas espinas
y al toque de mis manos,
una lágrima púrpura.

Había una rosa…
Entre todas, la más bella…
Los colibríes se antojaban en sus mieles
un batir de alas, una despedida…

Pero la rosa, de a poco envejecía
y entre cántaros de lluvia se deshojaba,
para dejar un cáliz rebosante de dulzura
que se perdía de a poco entre la grama.

Había una rosa /la conocía
Se tornaron blancos sus pétalos al pasar el tiempo,
pisotearon la dulzura de su aliento
y de a poco, desleída entre granos de arena,
fue polvo, fue tierra, madrigal y poema.

Y la rosa ya no tuvo color, su color era el café,
su olor eran los aromas de mi patria
perdidos, con los pies ensangrentados,
y las manos llagadas…

Pero había una rosa, perenne entre todas
que al pasar el tiempo tenía un perfume sin igual.

Rosa entre mis flores la más amada,
¡la madre mía!,
la rosa mujer de mi jardín…

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, octubre 25/13




PALABRITAS 251013 [40]

Palabritas 251013 [40]

1
Hay gente muy importante, tan grande, que tiene la nobleza de levantar el ánimo caído de otros, y comulgar con lo que otro dice o hace, animándolo cada día a continuar.
A gente así aplaudo, en cambio hay otra gente, que desde que se levanta está criticando y censurando, siempre he dicho que me fastidia la censura que nunca es buena, y que al contrario apoca a los demás, que la envidia se disfraza con palabras, y que si puedo regalar una flor a otro, ¿cuál es la razón para entregar lo peor de mí?

2
Tengo una oportunidad única y es ahora, porque mañana es un día incierto, que tal vez nunca llegue.

3
La vida de cada uno es una película en negro y blanco, o a colores, pero es bueno que cada quien la interprete como desee, al fin y al cabo, somos actores por un momento, permítanse abrir y cerrar el telón sin tanta censura, pues finalmente el último pase de cortesía, a todos nos tocará por igual.


4
A Sarita
Siempre estuve al lado de mamita, acompañándola, rogando por su cariño y abrigo, mientras entregaba mi pequeñez y mi vida, a una mirada suya.

5
Un ave descubre la bondad en una rama de trigo, y endulza el bosque con sus cantares.

6
Una madre entrega sus angustias a la lluvia de sus ojos, y al doblar las rodillas sólo Dios la escucha.

7
Un hombre que cede a sus caprichos, es como un caballo desbocado que no sabe qué precipicio espera, y ante las llamas, expone su propia seguridad.

8
¡Qué cosa rara es la vida!, nos proyectamos como reptiles para nutrirnos de ella, a pesar de tanta inteligencia poco utilizada, nos convertimos en depredadores de nosotros mismos, pues el hombre tiene la capacidad de robar hasta los pensamientos ajenos, y apropiarse de los sueños de otros.

9
Le tengo mucho miedo a la pobreza, pero más miedo le tengo a quienes son pobres de corazón y se niegan la riqueza del amor.
Le tengo pavor a los amigos falsos, pero más miedo le tengo a la mujer perversa que se arrincona en una amistad mentirosa, para robar el alimento de nuestros hijos.

10
Vana cosa la billetera llena, si no se usa para el bien, la pasión se acaba, el sexo se consume, pero la compañía y el amor de una familia no tiene precio.

11
¿Cuándo lo sabremos?, en momentos de dolor y enfermedad, cuando ya no podamos valernos por nosotros mismos, será el día que demos valor a todo lo que hemos abandonado.

12
No puedo evitar ésta congoja de a ratos, y ésta pesadez de siempre, no es mi gordura, es el peso de saber que todos marchan, dejándome la carga de llorarlos.

13
Tengo un plan para hoy: dejar de llorar para entregarme por entero al placer de vivir, y al íntimo deseo de verte llegar.


14
El mejor libro que he de escribir, lo dejaré copiado en tu cintura, y en ese milagro de tu boca en la mía.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, octubre 25/13