BENDITA
MUJER [27]
Sí,
somos benditas porque recibimos la semilla, somos su abono y a través de
nosotras se nutren, para abrir sus pétalos a la vida, con un sonajero en sus
labios, y nuestros pechos llenos de leche fresca, para que se prendan de nuestro
corazón...
Pero
más bendito fue el vientre de mi madre, nació para parir a la vida todos los
hijos sembrados en su interior, recibidos con el mismo amor, con el pan bajo el
brazo de otros tiempos más simples y mejores…
Bendita
reina mía que me abrigaste en ese vientre tibio, a pesar de tus piernas inflamadas,
de tus lágrimas vencidas entre las hojas de cada otoño, con tu leucemia robando
tu fuerza de a poco, sin temor, calmando esos grandes dolores con aspirinas,
que volverían miel tu sangre, para volar a ese cielo tan nombrado por tus
labios.
Sol
donde mi casita espera… ¡allá voy cualquier día!, cuando las naranjas y
mandarinas broten azahares, y no haya lágrimas para secar, ni pañuelos para
extender.
Bendita
razón de ser, copa y vino a la vez, semilla flor y fruto, dulce mujer, hembra
donde el varón encuentra alivio a sus ansias, y entre sus fuertes brazos se
otorga una caricia, que se vuelve verso y prosa, poema donde se cuecen los
labios en ardientes besos, y un solo cuerpo es comunión y rito, para que la
vida sea un motivo, y la tierra una razón.
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
octubre 21/13