INOCENCIA SE NOS VA Cap 8
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8.1 ¿LA JODA ES PA CONCEJAL?
Doña Inocencia se ajustó los calzones
en el puesto, y aprovechando que su ex se lanzaría a la política, se mandó a
quitar el bigote, y esos pelos gruesos que salen en la barbilla después de los
50, ¿o 40?, ¡bueno lo que sea!, de ahora en adelante tenía que representar
personaje, y además, cuidar ese jetabulario que tenía de tripera porque si no, ¡qué
pena con el señor alcalde de Perendengue!, pero estaba segura de que su ex
ganaría, él no lo hacía por negocio, como esos que montan iglesias en los
garajes, ¡no señor!, él estaba dispuesto a luchar por su gente que ni agua
potable tenían, bien claro lo dijo en su discurso que ella grabó completico y
que de tanto en tanto, escuchaba, ¡hinchada la jeta de orgullo!
¡Señoras y señoritas de Perendengue,
señoras y señores!, ¡yo hice la promesa de eto como e qué!, ¡y ademá!, ¡les
prometo que compraré un camionao de abaica tres puntá para toda la gente de
éste pueblo!
¡Tan bonitico que se escuchaba!
Todo lo bueno que le pasara, a ella
le alegraba el corazón, no importa que un día le sacó sus trapos a la calle por
vagabundo, ¡eso se las picaba de gallo fino con la vieja de las empanadas!, y
entonces, como vio que la joda era en serio, y el marido estaba escamoso con un
ñajarito escondido, le dio culillo y pegó pa ese pueblo mejor, porque de huevón
tampoco lo iban a tomar, ¿muerto a quién le serviría?, tenía muchos hijos,
hijas, un Diomedes en potencia, ¡pero qué carajos!, ¡la vida es pa gozá y
parrandiá!, lo demá se va viendo en el camino, y así con su caminao, fue
llegando a buen puerto, y vio que en ese pueblo podría ayudar a mucha gente si
se metía en esas vainas de política, de las que ya tenía experiencia en el
sindicato de la empresa donde se jubiló de “bala perdida”, bueno así le decían
sus amigos, porque tenía que estar en reuniones, y él, serio para sus
compromisos sí era.
Escuchaba la segunda parte del
discurso con una sonrisa enorme:
¡Como les venía diciendo!, si votan
por mí, ¡sancocho e pueica! ¡jajajajaja!, eso escuchaba como aplaudían de
bonito a su ex, ¡Dios!, fue tanta la lucha, si todo hubiera sido más suave, los
problemas no se hubiesen crecido, pero ajá, tocó mochar esa vaina, porque ya ni
atención me prestaba, y pasaba era de pueblo en pueblo, ¡más perdido que una
bala!, y muchos chismes llegaban, de que andaba con otra mujer, y que esa sí lo
mantenía bien bonito, y hasta las uñas de las patas, se las arreglaba, ¡claro,
hifueputas viejas, por una pensión no les importa recoger viejos y dejar
familias enteras al descuido, eso es lo que vemos a diario, y entonces ellos se
creen seguros, y por cualquier medio brisa fuerte, abandonan la barca y la poca
pesca recogida.
¡Aquí en éste pueblo hay mucha
necesidá!, mi decisión cuando acepté la propuesta de ser concejal, es que pondría
al tanto al gobierno, de todo lo que aquí falta, y me integraría como uno más,
a luchar y vigilar que cada peso sea puesto donde debe estar y es en ustedes!
¿Qué hace falta un puente?, ¡se lo
ponemos!, ¿qué hace falta un río?, ¡lo compramos!, ¿qué hacen falta árboles?, ¡entre
todos vamos a sembrar!, eso sí, ésta región será ejemplo de honestidá, ¡si me
dejan no me joñe!
Sus hijas estaban orgullosas y
escuchaban, ¡ay qué bueno que papi decidió hacer algo!, no joda porque la situa
cada día está más jodida, y ahora con muchachitos pequeños, ¡pero ahí vamos!,
que papi se regrese a su hogar, y que construya aquí unos apartamentos para
vivir en paz todos otra vez, como una gran familia, ¡ahora imagino que ganará
buen dinero!, es hora de que demuestre a todos que no es lo que piensan de él.
Entre tanta corrupción, Dios quiera
que no se deje untar y permita que haga una buena gestión, ¡sí señor!, no se
necesita ser doctor para tener un puesto de esos, sino buena voluntad y ganas
de trabajar por otros, y de esto sí que tenía el viejo, poco pensaba en dinero,
¿ya para qué?, pero si la vida le dio ésta oportunidad,
¿por qué carajos la dejaría pasar?
Doña Inocencia se preparaba para el
viaje de su hija, a Carolina del Sur, ¿esa vaina?, bueno tierra, igual a ésta,
sino que con otras personas, otro idioma y más oportunidades, ¡no era tan
malo!, pero despedir a su familia era una de las cosas más tristes que le
habían pasado, sólo rezar, cruzar dedos para que los dejen trabajar y esperar
esa oportunidad de ir a visitarlos.
Ya estaban las maletas listas, y los
días se escurrían por entre los dedos, entre suspiros y suspiros, recordó el
embarazo de su bebé, y momentos de pesar, pero también que hubo un hombre bueno
que hizo labor como si fuera su padre, tomó su pequeño corazón y lo
volvió enorme entre sus brazos, su ex no era un perverso, ¡es que se creía tan
bonito!, era un pollo moreno muy enamorado y cuanta gallina doblara canilla,
ahí estaba él para brindar consuelo.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, agosto 22/15