PALABRITAS 6516 (56)
1
¿Por qué desechamos el corazón de la piña, si de ahí se
pegan los hijos que continuarán con su especie? Aprendí que hay un hijo basal,
así era con mi madre, y así continuamos sin importar que no esté físicamente
conmigo.
2
Aprender a ver el mundo como los niños, así jamás seríamos
viejos.
3
No vale más tu dinero qué un nuevo día, ni valen más los
honores que la fe, ella es el paisaje que nos mueve y el ave que nos habla con
la voz de Dios.
4
El paisaje es el regalo más barato y cambiante, cierra los
ojos al ruido del mundo, pero ábrelos al resplandor de otros en tu propia
ventana. Nunca verás un paisaje igual al otro después de un parpadeo.
5
Otro día importando su luz en nuestra ventana y rogando por
años de salud y amor. Cantan las aves y torna tu recuerdo cual nube que se
deslíe en nuestros ojos, pero nadie puede conocer el día ni la hora, será como
una última flor no vista y un último beso no dado.
6
Pasé un día hermoso; recuerdo que te pensé con el aguacero,
luego con la quietud del mar; al rato, con la llovizna que nos regaló un iris,
luego otra vez, al sol púrpura envuelto en sus arreboles, y ahora que voy a
dormir, te guardo aquí junto a mi corazón.
7
¡Un día más hermoso!, mejor no cuento si no habrá alguien
con envidia, pero les digo solamente que el sol y las nubes tenían arreboles
rojos y naranjas; la quietud del mar, un madre aguacero de llegada y una
llovizna con esa despedida mágica del arco iris; ¿alguien quiere más?, esto de
parte de mi Rey, mi cuñada y hermano junto a sus pollitos, ¡de lujo!, gracias,
y no cuento el resto porque se infartan.
8
Me inquietan las semillas, el día está cerca, más de lo que
imaginamos; si no hay dinero para comprarlas, el hambre tocará como una campana
en nuestro funeral. Deben los campesinos guardar provisiones de las que el
hombre no ha manipulado, porque esas tienen un demonio que no produce semillas
fértiles, serán hembras sin hijos y ahí estará la ganancia del malvado.
9
Muchos niños hoy dormirán a la intemperie, llegarán a Puerto
cansados y tristes; pero con un brillo en sus miradas, serán obligados cual
pájaros sin árbol, a emigrar al sitio en donde las primaveras se fusilan junto
a las esperanzas.
10
Dejaré que se vaya, con lentitud...Abriré mis alas a esta
realidad de tierra morena, sin involucrar demasiado el corazón, porque
terminamos tristes y heridos.
Mi yo gorrión está inquieto, pero tiene fe en otro amanecer.
Raquel Rueda Bohórquez
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