¿MARIHUANA?
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Digo:
es nociva la marihuana...
Los
marihuaneros dicen: es lo mejor de la existencia, nos eleva, nos convierte en dioses
de nuestras propias miserias, ¿acaso importa que el cerebro se vuelva gris?...
¡Queremos vivir la experiencia!... es lo mejor que nos ha podido suceder.
Replico:
es una planta irrespetada al igual que la amapola, el hombre abusa y en vez de
utilizarla para el bien por el que fue creada, sólo se utiliza para el lado
oscuro que todos tenemos.
Si
puedo escoger entre el bien y el mal, ¿cuál es la razón por la que nos
empecinemos en nuestras idioteces?
Pero
el marihuanero dice: ¡cójala suaveeeeeeeee!, ¡todo biennnnn!, ¡lo que pasa es
que usted es una vieja ignorante y retrógradaaaaaaa!
Al
fin, cansada de aconsejar les digo:
¿Les
encanta esa lámpara de Aladino?... ¿Les gusta el polvo blanco para que la nariz
esté roja y se vuelvan unos degenerados?
Está
bien... ¡¡cómo no puedo hacer nada con
mis consejos, pues métanleeeeeeeeeee!!
Rían
a carcajadas, así como todos esos dementes que se apostan en las esquinas sin
saber a dónde ir, como la chica que no sabía lo que era estar vestida o desnuda,
¿acaso no se dan cuenta que la mayoría de crímenes atroces, están ligados con
las drogas y el licor?
Violaciones,
crímenes incontables, pérdida de la memoria, parecen zombis llenos de baba y
suciedad, con la mirada perdida en una falsa inmensidad llena de horrores...
Pero
si saben más que los científicos, está bien, bajo los brazos...
Aunque
de científica no tengo sino las ollas de
mi cocina en donde aprendo cada día a lidiar con la vida y los aromas que la
sostienen.
¿Me
podrían decir en donde consigo semillas de marihuana o de amapola?
Me
gustaría tener un jardín, en donde ellas puedan ser parte del mismo.
Me
gustan las flores de amapola, son bellas por lo que son, no por lo que
representan a quienes las comercian. Buscan
el cielo, pero terminan en su propio infierno, pues es un viaje corto hacia él,
si llenamos nuestro cuerpo con sus
venenos.
Quiero
ver nacer una flor y apreciarla de cerca, su perfume y saber que nacieron para
algo más grande, y agradezco a mi Dios invisible por cada planta en éste divino
universo, creada para nuestro bien.
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
noviembre/13