viernes, 11 de diciembre de 2015

A BEBA (29)

A BEBA (29)

Es una hermosa imagen, ¿en verdad te has tatuado alas?, debemos cerrar los ojos para volar, y abrirlos para aterrizar, aunque con alas, todo sería diferente, nadie nos vería desnudos, pues con ellas extendidas, taparíamos el sol y otros verían nuestro resplandor.

Hay un aura que tiene tu color
De niña triste buscando el amor,
Y en sus locas sonrisas atrapa el cielo
Que se queda en tu mirar.

Va y viene coqueteándole al mundo,
Haciéndole guiños a la amistad,
Pero entregan espinas que duelen.
Más ella sigue danzando, /con su vestido coqueto
En tanto sanan esos caminos viejos
Que amordazaron lágrimas en sus ojos.

Todo viene y va, /son como suspiros de ola
Los segundos de la vida,
Veloz marca el reloj su tiempo
En tanto la mariposa amiga
Cambia de traje porque viene navidad.

Se ve en otros ojos miel que le siguen
Le aman sin condición alguna,
Atrapan su figura en el ámbar
Que como un sol le espera.

No hay miedo ahora,
La nieve cubre con su gracia otra montaña,
Las hojas caen y caen, las gacelas avanzan,
Adviento se acerca con sus mágicos colores
Y nacerá de nuevo en medio de un portal
Nuestra esperanza…

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, diciembre 11/15






¿MI CIELO? (30)

¿MI CIELO? (30)

Seguro es, que al ver desde mi pequeñez, lo infinito del universo, podría creerme pavo real, o ruiseñor cantando su sonado tema de amores...

¡Seguro que sí!, ¿qué tan grande puedo ser?, ni siquiera un punto en el infinito, y a veces me crezco, ¡vaya que soy vanidosa!, me creo rosa, me creo perfume, invoco aromas, enredo versos y deseo tus besos.

¡Qué iluminada me creo! ¿Qué soy en verdad, ante tanta grandeza que me circunda?

Un cielo es la cumbre que buscamos, pero vivimos lejos de tanta gracia, pues no hay cielo más cercano que tu mirada, ahí está éste sueño tan enorme, donde estarían tus estrellas juntas, en un pequeño iris, que se acobarda por ese índigo tan demasiado de Dios, que hasta diría que juntó los colores de todas las madres, y vistió los mares y el cielo, para que siempre las recordemos.

Tanta infinitud sin ti pero con Él, ¿en dónde estás en verdad?, creo que eres la grandeza de una niña, si puede ver tu paisaje, el sonido seco de una caña golpeando a una roca, /si la brisa se antoja. Ese aleteo, esa siempre palabra que busco pero que no encuentro, no ahora, en que todos corren por sueños y nadie nos espera a la oración de la tarde, viéndonos y tomándonos de la mano, caminando ese mismo sendero gris cemento, de arriba hacia abajo, sin bosques, pero viendo el Magdalena cruzando ante nuestros ojos; con eso era suficiente.

Un cielo sin estrellas es mi navidad sin ti, eras tú ese lucero que llenaba mi mundo de alegría. ¿A dónde iré?, no tengo a donde ir, parezco un león enjaulado, pero nadie paga por verme, no tengo paisaje, se ha ido todo, pero me queda éste día, éste, para amarte más que ayer, señora mía, de sonrisa grande, ¡tú mi cielo!, en tus brazos me hallaba, en tus ojos verdes, mi bosque se crecía, ahí teníamos alas y nos escribíamos poemas, bastaba una sonrisa de aprobación, ese ahogarse de las palabras, ese temblor en la boca, para saber que nos comprendíamos, parecíamos una gota, ¡tan parecidas!, que toda la sal del mar se juntaba para consolarnos.

¿Quién nos puede escuchar ahora?, le escribo a tu silencio en medio de un gran ruido que no escucho, porque nada de afuera para mí tiene sentido, como si todos los pájaros se hubieran jubilado y estuviesen por ahí cansados de cantar, esperando una lluvia para ver el iris que tanto se había anunciado, en medio de cafés ardientes, panes llenos de amor y pequeñas sonrisas, tan tímidas de gorrión, tan tuyas, ¡tan mías!...

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, diciembre 11/15



FLOR DE PASIONARIA (31)

FLOR DE PASIONARIA (31)

Me gustaría conocer qué sabor tiene tu carne, soy una hambrienta de tesoros, de tus negros ojos, son mi ónix para ésta noche, ansiosa, con hambre, con sed de tu boca, ¡y eso que dicen que otra loca tiene mis ansias!, pero no las dice, se soba, acaricia esa cabellera que de tanto arder parece un pastizal reseco, en donde no cantan ni siquiera las cigarras, pero me gustaría robar una sonrisa a tu boca, sería un premio a tanta basura que hablamos, y así entonces ya habría saciado éstas ganas que tengo de saberte mío, aunque sea en un verso, en un poema, consagrados siendo amantes, esposos sin cadenas que castigan, abrazados a una letra, juntos para formar algo, un algo que blanquee la mirada, y nos permita tocar el cielo, descubrirnos al menos en un sueño, y enredarnos en esa malla con tantas plumas que hasta nos volamos en ellas...

Abrirme en dos, mostrar ese sabor agridulce que tendré luego, si al caer de mi traje blanco, mi belleza no sea sino una cáscara guardando vino, tan exquisito como tu lengua húmeda en mi boca, y endulzar con miel el ácido de la vida, llenarnos de esa pasión con que se enredan sus anillos, y continuar brotándole al mundo flores y flores, coronas para una princesa que se fue lejos de mi jardín, pero que desde esa distancia que se acorta en mi pensamiento,  ríe de nuestras locuras.

Me gustaría ser un rico jugo en tu boca, soy fruto ahora, soy tuya, dorada, oro puro, frío,  frío, escarchando tu corazón en el mío, mojando tus labios, aliviando ese calor intenso que a veces nos quema en sueños y nos hace palidecer despiertos.

Me gustaría que vieras la divinidad que atrae al colibrí, si en una tarde cualquiera, me ves por ahí, abierta a tu amor, con testigo el sol y las brisas de un diciembre 11/15

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, diciembre 11/15




¡SOY MEJOR QUE TÚ! (32)



¡SOY MEJOR QUE TÚ! (32)

A mí también me gustaría, estoy harta de esa mentira que nos jubila como creyentes, cuando a Dios lo matamos para devorarlo, hacemos mástiles con la vida de un árbol y pregonamos que somos quienes vamos a cambiar éste mundo.

¡Mentira!, esto continuará así, por muchos siglos, y seremos peores con el paso del tiempo, porque caminaremos como máquinas sin alma por ahí.

Por más navidades y bolitas de colores, por más escritos donde nos seguimos mintiendo, el hombre, tú, yo, nosotros, siempre seguiremos hambrientos, siempre señalaremos a otros, y pregonaremos que somos mejores, ¡bah!, y yo con tanta rasquiña, parece que hasta la sarna se me pegó, de tanto arder en éste infierno de mentiras.

¡Falsos!, eso somos, sin más castigo que nuestra lengua espada, y nadie se lo tome personal, es que hoy amanecí muy sola, pero me siento bien, porque al fin y al cabo, soy la única que me comprende...

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, diciembre 11/15




ESE DÍA (33)

Aquí me vio por última vez.

ESE DÍA (33)

Un día nos iremos así,
Como un pájaro…

Seremos libres.
Muchos ángeles imaginamos
Que vendrán por nosotros,
¡No sé!

Pero un día no estaremos aquí.
Habrá terminado ese dolor
Que castiga la carne;

Seremos un verso pequeño,
Diminuto
En algún punto del universo,
Y un niño nos verá.

Alguien, es seguro,
Y se preguntará
Como ahora lo hacemos:

¿Esa luz de estrella muerta
Que ilumina mucho más
Cuando el cielo se adorna de negro,

Seré yo?
¿O será ella?
¿Me estará viendo ahora?...
¿Me recordará?...

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, diciembre 11/15





SOY UNA OSTRA (34)

SOY UNA OSTRA (34)

Una sensación extraña: mi carne se quemó en tus brazos, y mis ojos se endurecieron...

Ahora soy una ostra navegando profundidades, se ha quedado quieta, se pegó de la roca más áspera, abrieron en dos mi casa, hirieron mi corazón y dejaron un poco de ti en mí, para que luego brotara lo mejor de mí, lo más brillante, y nos juntaran en un rosario, nos armaran sobre tu cuello.

 Somos un dije expuesto a tu vanidad, ¡cosa rara!, ¡te ves perfecta porque estoy ahí!, pero eres un hueco en el universo, un granito como el que fundaron en mi corazón.

Si te dejas herir, seguro que brillarás más que yo, pero has de tener mucha paciencia para el dolor.

Soy un adorno, ayer fui entre aguas azules, un algo de todos confundido, escucho suspirar de ancianos, así ¡suashhhhhhhh! ¡Suashhhhhhhh!!, de olas que lloran, escucha... es un repiqueteo de puerta ante las brisas de diciembre y su aldaba se oxidó, ha caído después de tanto amar y ser testigo de pálidos reflejos que encendían y apagaban nuestro mirar...

Hieren los gusanos mi manto, pero ahí está la gracia, es en el dolor que adivinan inexistente, en donde se arma una joya, es ahí cuando el milagro sucede para darme toda, y entregar lo que tanto anhelas de mí. El dolor fue tu alegría, ¡es tan extraño!, pero te di mi amor como una joya, sin adivinarlo siquiera.

No hay más ego, mi belleza exterior es de una roca sin luz, pero si me adivinas por dentro, verás que todo es luz si me ha bruñido el tiempo, una luz que jamás me lastimó, y abrí mi gran boca, entraron arenas del mar, los parásitos que necesitaban de mí. 

Me poseyó el hambre de muchos, sigo sin sentir, dicen, sigo sin oír, más el mar me besa, me junta, me revuelca, me agita, y yo me dejo ser, pegada de otra roca, ajustada a mi destino sin renegar por nada, ¿qué puedo hacer?, si no hubieran visto mis lágrimas que brotaban por dentro, nadie se hubiera dado cuenta de lo ostra que he vivido, durante tanto tiempo.

¿Cuánto puedo valer? Ven a mis profundidades, ¡encuéntrame!, ¡ábreme!, parte en dos mi casa de cristal y mírame a los ojos, a esos ojos que pueden ver si mantienes el pensamiento en mí.

¿Te das cuenta?, eres mi joya, sólo tú puedes valer más que el brillo de una perla colgada de tu cuello.

¿Cuánto valgo para ti, si acaso no hallas esos tesoros dentro de mí?

Nada vale un diamante, es un pedazo de roca, pero el hombre nunca sacia su vanidad, su precio fue puesto por ellos, ¿pero el precio del sol y las estrellas cuál será?

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, diciembre 11/15


CONVITE A MAR (35)

CONVITE A MAR (35)

Y a tu “Convite del mar”, me uno,
Amo su nombre
Como al azul que entona versos
En las montañas de mi patria,
Y alardea de vivir en mi bandera.

El mar es para mí el amante perfecto
Porque a todas ama,
A todas quiere,
A todas acaricia
Pero no se queda con ninguna.

Si acaso,
A éste convite de mar
Me uno alguna vez;
Quiero cantar entre las rocas,
Que viví la poesía entre sus olas,
Y vi cómo se perdía la gaviota en sus adentros
Y me perdí, enajenada,
Buscando un amor perfecto
Que estaba mojando mi carne ardiente,
Sin saber siquiera,
Que era tan amada...

Y el mar, a mí también,
Con ese rigor de macho
A quien le falta besar más arenas,
Me confunde,
Me enajena.

¡Es que de tanto azul que veo!,
Para mí,
El mar es el Rey…

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, diciembre 11/15

PALABRITAS 111215 (36)

Anderson y Caro 

PALABRITAS 111215 (36)

1
Me debilito de a poco, así están los peces en mi cacerola, así me ablando, así me dejo tocar por ese calor extraño de un amor que es sólo fuego, callado fuego en el interior, que torna en palidez mi carne, blanda, blanda, carne dulce, picante, ¡vainas de mi estufa!, y eso que no me he confesado todavía...

2
Recojo una Dignidad que nada vale, ¿en donde habita esa vieja indecente?, Dignidad es una puta que se arropa de liberada, y le abre las piernas al sol, para que dore todas esas galletas que se vuelven moradas ante una carcajada, ¡pobre vieja!, y todos creían que era poeta, es una Virginia que se para en las esquinas porque con sus pobres nalgas es que llena la barriga de sus hijos, y eso que en ninguna clínica fue operada, para que no pariera más de dos, eso es la pobre vieja Dignidad, una entre miles que tiene un vejigón en la mirada, de tanta pus que ha tenido que ver y recibir, de un mundo cada vez más cruel, más indolente y más infiel.

3
A mí también me gustaría, estoy harta de esa mentira que nos jubila como creyentes, cuando a Dios lo matamos para devorarlo, hacemos mástiles con la vida de un árbol y pregonamos que somos quienes vamos a cambiar éste mundo, ¡mentira!, esto continuará así, por muchos siglos y seremos peores con el paso del tiempo, porque caminaremos como máquinas sin alma por ahí.
Por más navidades y bolitas de colores, por más escritos donde nos seguimos mintiendo, el hombre, tú, yo, nosotros, siempre seguiremos hambrientos, siempre señalaremos a otros y pregonaremos que somos mejores, ¡bah!, y yo con tanta rasquiña, parece que hasta la sarna se me pegó de tanto arder en éste infierno de mentiras, ¡falsos!, eso somos, sin más castigo que nuestra lengua espada, y nadie se lo tome personal, es que hoy amanecí muy sola, pero me siento bien, porque al fin y al cabo, soy la única que me comprende...

De mi libro: ¡Soy mejor que tú!

4
Me siento en un lugar así, soy un águila, el resto sólo son hojas secas, flores, ríos y cascadas...

5
Este por todos nosotros que vivimos siempre hambrientos de amor, pero el amor rebota ante nuestros ojos y no lo vemos, resplandece en otros, y creemos ser luz, aroma en el bosque, imaginamos que somos quienes perfumamos.
El amor es dulce y humilde como una flor y grandioso cual ruiseñor cantando en un gajo seco.

6
Si hay un mañana, esa promesa será contada hoy. Un mañana será hoy, un hoy siempre será un mañana, aunque no estemos para contarlo.

7
Amigos, así de verdad, que hayan pasado por mi vida y se hayan quedado: ¡sólo tú mamá!, unos van y otros vienen, pero tú siempre estás, y más ahora que te has ido, ¿para dónde?, hay un lugar llamado olvido, a donde penetran pequeñas gotas de rocío y abren sendas heridas en las rocas, es ahí en ese lugar a donde siempre están las joyas más brillantes y los versos más infinitos.
De aquí hasta donde estés, de este lugar hasta tu mirada, de aquí hasta tu sombra, en donde nos hallamos en el segundo de la poesía, y en el instante de la musa.

8
Imagina como John y todo será sonrisas, pero ese día no estaré por aquí para verles, será un irme despacio, entre las olas, en medio de ese suspirar fuerte, que me da aliento para mover mis alas a otro despertar...

9
Imagina todo lo que él soñó, también ahora lo sueño y lo sueñas tú.
10
Hay un ruido en medio del silencio que se llama poesía, más ella se ha quedado dormida en el corazón de una rosa.

11
Si puedo ver cada maravilla y contemplarte un poco más, ¿qué importa si el sol se muda?, ¿qué interesa, si cambia de lugar?

12
Un hermoso día, no importa lo que suceda, no se mudará el sol ni las palomas de mi alero...

13
Si al pobre le faltara el arroz, al rico le seguiría faltando amor, pero si al rico le sobrara amor, el arroz seguiría siendo bendito entre todos.

14
Nadie escuchará ésta melodía, me gustaría que todas las jaulas se abrieran hoy, que pudiéramos cantar ese himno a la libertad.

Siempre dije, que por mantener cautivas muchas aves, me hice prisionera con ellas. Pertenecen al bosque, al cielo, a mi ventana abierta...

Cierto día dije: ¡no más!, muchas no comprendían qué era ser libre y regresaron, al final, una pequeña ave gris se quedó conmigo, y un día cualquiera no sé qué pasó con ella, fue libre y me quedé con sus cadenas.

15
Me siento tan hermosamente sola, que me di cuenta que soy a la única que realmente debo amar, soy mi mejor compañía, jamás podría hacerme daño.
16
Abrir sus jaulas para que las aves se besen con el sol, es el gran anhelo de mi propia libertad.

17
Aunque parezca que todos los hilos se sueltan, no tengo miedo, porque una mano fuerte sostiene mi barca y una gran ola me acerca a tu orilla.

18
Pienso que debemos desaparecer, extinguirnos, para que la naturaleza sobreviva, ¡no es justo!, otra especie desaparece y continuamos aquí.

19
Me puedes dar mucho, éstos segundos son un tesoro, tus poemas valen más que joyas, y tus ojos negros son el aderezo para mi felicidad.
¿Qué más me puedes dar?


Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, diciembre 12/15