jueves, 18 de febrero de 2016

MI VENCEJO (26)

MI VENCEJO (26)

Será ese día, en que la quietud del mar
Me acerque a un lecho de hojas,
Y bajo una roca, mi yo ermitaño,
Feliz con ojitos saltones,
Encuentre al fin
Ese remanso de arena fresca y tibia
A donde te halles, y nos juntemos,

Para ser nuevos payasitos
Corriendo sobre rocas o bajo ellas,
Divulgando señales de amor
Junto a los sonidos de aguas
Besando el mundo.

Dios: ¡dime que sí!,
Ahora no hay enojo
Abro los brazos y te invoco.

Dime que sí esta vez
Que asoma su rostro.
¡Es un vencejo, mi vencejo!,
Mi ave azul que se había ido
Pero retorna en otros ojos
Y en otra boca
Porque así los has querido.

Decide armar un nido en mi balcón;
Trae una promesa en su pico.

Entonces doblo las rodillas
Y toda su mies estará en mí
Porque me has visto y te reconocí
En medio de tanta espina.

Más ahora, has juntado las rosas
Y has abierto un camino de corazones
Para que vuele a su lado un poco
Mientras me llamas…

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, febrero 18/16





PENSABA EN TI (27)




PENSABA EN TI (27)


Pensaba en ti cuando abracé a mi amante en la pared;
Al momento de zarpar mi pequeño velero de sueños
Tan creída de la vida estaba,
Que sin disimular te busqué.

¿En dónde se hallará mi amor de ojos negros?
Caminaba y caminaba, y en cada rincón te vi;
Pero al adivinar sus estrellas, ¡no estabas ahí!

¿Qué otra oportunidad para verte?
¿Nos hallaremos si todo pasa?
¿Reconocerás en el viento mi aroma?
¿Sentiré en el sonido de las hojas
Qué vienes por mí?

¡Oh precioso amor que enciendes mi piel,
Y a éste fuego me condenas!

¿Crees que habrá otro viaje para mí?
Ilusa existencia, se queman los huesos,
Se arruga la carne como un trapo viejo;
Y nos vamos sin honor ni gloria
Casi que rogando al cielo un beso.

Más no te olvides amor mío
Que en verdad me aferré a una imagen;
A ella le dije: ¡Te quiero, te quiero!

Al cerrar los ojos, me abracé a ti;
Pareciendo un rayo perdido
Buscando tu sombra.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, junio 24/15










MI BANDIDA GIAN (28)

Mi hermosura de gata, Gian 

MI BANDIDA GIAN (28)

¡Ésta mirada
Es redondita para mí!

Desde que llegó a mi vida,
Gian es dulce miel
Con patitas de algodón
Y ronroneos de felicidad
Si me ve pasar.

Recuerdo ese día:
Iba y regresaba...
¿Será que me llevo
A estos cagoncitos?

Una vez en casa,
Leche tibia y una jeringa
Y regresé durante el día,
Dejé llenas sus panzas
Pero delataban
Esas tristezas mañosas
Que bien saben conquistar.

¡Eran tan pequeños!
Unos tenían sus ojazos bien abiertos,
Otros apenas sí podían gatear,
Y un velo de párpados cerrados
Me hizo regresar.

¡Vamos a casa!
Decidí que los más grandes
Cabían en mi mochila
Y en el camino,
¡No pude más con mi conciencia!:
¡Se van todos!,
¡No importa el qué dirán!...

Y en una jaula grande,
Cerca de mí,
Se encariñaron tanto,
Que me creía su mamá.

¡Miauuuuu! ¡Miauuuuuuu!, ¡por Dios!...
Y de nuevo leche tibia
Y en esto se crecieron.

Siempre limpios y aseados
De unos se enamoraron
Y encontraron dulce hogar;
Otros se espinaron
En otras casas y se largaron;
Pero lo más triste,
Es que a otros envenenaron
Con leche tibia y algo más.

A mi gordita nadie la quería, /en el fondo lo sabía
Ésta gata se quedará en casa, /Kevin, Vero, Caro,
Ya todos le amaban:

¡Qué graciosa!,
¡Qué lindo ese minino!
¡Parece una tigresita,
La más divina del universo!

Así fue, creo que tiene 2 años, ¿o tres?
Lo único, es que cuando mi casa
Se llenó de ojos brillantes
Que me asustaban
Con sus gritos de amor,
El doctor Arnulfo la operó.

Aquí está cerca de mí,
Tiene pose de cortesana;
Espera por todos
Pero a ninguno se entrega.

¡Mi putita gata!..., mi bandida,
¡Qué divina es!...

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, 18 febrero/16




GARZAS (29)

Un paisaje desnudo; se ve la carne de mi madre morena, huecos y huecos; es un lodazal en donde ellas vienen y van, dejando picos y patas, plumas y sueños danzando cumbia y merecumbé, en un paisaje que nadie ve.

GARZAS (29)

En un claro, vi tus ojos;
Tus alas blancas, pico de oro
Patas finas cual hilo de junco
Entrando en la carne
De mi madre morena.

En un pantano la flor más blanca
Entretenida en muchos juguetes.
Tu pico espada, tus ojos fuego,
Reconocían un mundo de sueños
Para tragar luego.

Estuve ahí, siempre al acecho...
Afiladas garras fueron consuelo,
Pero al verlas luego, caer y caer;

En plumas de seda me embelesaba
Y en esos ojos que me miraban
Con amor pleno y sincero.

Ya no hubo dientes ni garras;
Un rollo afelpado en una esquina,
Rayas de tigre juguetes fueron
Y ellas volaron raudas al cielo.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, febrero 18/16