domingo, 2 de octubre de 2011

MAMÁ RANITA



El tiempo pasó, papá se convirtió en un sapo buchón y lleno de pecas por los años, y empezó a cambiar, ya no lo veía como un rey; compró vehículo nuevo y veloz para que se facilitara andar de charco en charco mientras mamá ranita estaba ahí en su lago, con sus tres ranitas ella sola, estaba disgustada y peleaba mucho con papá sapo le decia: "¡eres un sapo descarado!" un cochino renacuajoooo!! y él le contestaba siempre con groserías le decía: croakkkk croakkk muchas veces abriendo su jetaza ...
Ranita lloraba mucho, sus flores de loto habían muerto y ella las recordaba con mucha dulzura, cada día miraba hacia aquél recuerdo que la atormentaba mientras a la distancia le llegaban los perfumes de sus flores que abrían cada primavera...
Ranita pasaba desnuda y todos la conocían en el lago, se adornaba con alas de mariposa y hablaba con los colibríes que de vez en cuando le regalaban un suspiro, mientras ella llenaba su lago con lágrimas que se transformaban en preciosas flores que abrían sus pétalos a la vida ... pero que al poco tiempo también morían ante sus ojos sin ella poder hacer nada...
Sus muchachos estaban crecidos y eran muy inquietos y juguetones, eran traviesos, una rana patas largas visitaba a su flacuchento "renacuajo" y traía pastillas para el día después que compraba en una pulpería cerca al lago donde antes vivió su juventud, pero mamá rana había comprado un juguete y pasaba muchas horas ahí buscando sapos, que se inflaban mucho y terminaron aburriéndola.
Ella veía cuando la rana zancona entraba a la rama de su hijo pero se hacía la loca, ella pensaba ¡¡"esoooo croakkk, dejarlo... para que no le peguen bacterias y enfermedades asquerosas las ranas  del charco oscuro... ahí se revuelcan con cuanto sapo llegaaa!!,  croakkk!!.... en cambio ésta ranita, le constaba porque había escuchado a su hijo un día hablando por teléfono con ella (era que en ese lago las ranas eran muy inteligentes), tenían teléfono y se decían sus secretos por él, pero ranita ese día sin querer escuchó todo...
¡Me lo tienes que darrr!  -decía el renacuajo a la rana zancona-  llevamos mucho tiempo de ¡ beso beso y besooo!, ¡yo estoy arrechooo!! croackkk croakkk,  -gritaba enfurecido el renacuajo mientras ranita escuchaba y se tapaba la jetica para no croar- y en medio de eso empezó a notar que su hijo estaba cambiando de voz y que tenía mucho pelo y le hablaba arrogante al igual que el sapo rey... ahí fue cuando ranita vino a descubrir que la chica le había entregado lo que su hijo tanto anhelaba, algo que mamá rana sabía pero que callaba con una sonrisa malévola en los labios.
Se habían descarado tanto que traía a sus amigos al charco y mamá rana tuvo que croar muy fuerte... ¡¡¡CROACKKKKK!!! dijo enfurecida, mi laguna es de mis ranitas y aquí ningún lagarto ajeno viene a formar guachafita, y terminó alcahuetiando al vagabundo de su renacuajo; pensó ranita: -al menos descubrí que es un varón" y siguió con su juguetico mientras la ranita patas largas, muy linda por cierto, le regalaba un beso cada mañana y un cariño nuevo, pero ranita se entristecía por esa "pastilla del día después" que estaba matando sus ilusiones de ser abuela.
Observó con un poco de nostalgia la fotografía que un sapo le había tomado cierto día, su muchacho jugaba con la lluvia y los cristales le mojaban el rostro  a ranita quien sonreía dichosa, "esos días maravillosos en que retozaban y se agarraban con fuerza de sus manitos y se sostenían en la misma rama con tanto amor, se estaban esfumando... ellos deseaban ya su propia charca y ranita lo sabía...
Tendría que aceptarlo, no tenía alternativa, hoy se sentía un poco solitaria, pero tal vez la invitaran de vez en cuando a sus ramas y no se fastidiaran con ella, pueda ser que entre los lotos del charco que los invitaba, hubiera un pequeño recodo para ella que era tan mínima y que se conformaba con todo, menos con su soledad. 
Tomó la foto entre sus manos, la apretó contra su corazón y una leve sonrisa apareció en sus labios, mientras el cántico de amor de sus colibríes llenaban de nuevo su estanque de esperanza.
RAQUEL
BQUILLA, OCT. 2/11.

ÁGUILA



Si hay reencarnación
Ella quiero ser con mis alas extendidas.
Mis ojos avizores te descubrirán  en la distancia;
Te tomaré con mis garras,

Te aprisionaré hasta que supliques...
Te devoraré sin miedo hasta saciar mi demencia.

Una vez dentro de mí,
Entenderé que la libertad es el mayor don del hombre
Y sólo será posible con la muerte...


¿Quién no desea volar y ser libre?
Tantas locuras vienen a la mente,
Más de dolor se nutren mis entrañas
Sobre éste maravilloso azul que me cerca
Haciéndome perder la cordura
Por el hambre que me aqueja.

¡Vaya razones las del pensador!
Comería vegetales con gran gusto...
¿Pero no entiendo por qué he de matar mi alimento
Cuando con tranquilidad sus días vive?
Pero se impone la razón de los sabios,
Sus palabras son la certeza de su corazón
Ésta es la verdad  que  nos nutre,
Si  a otros animales también la sangre llama
Sobre inmensos pastizales, 
O desde el mar rugiendo con las olas.


Ya volaré...
Regresaré sin argumentos...
No es la vida lo que importa
Es sobrevivir en éste desierto
Que justifica en sí, todos los  errores,
Envenenando el sentido de mi alma

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, oct.2/11









ÉRASE UNA VEZ, UNA RANITA


ÉRASE UNA VEZ, UNA RANITA

Erase una vez una ranita que gustaba mucho de visitar charcos ajenos. Cierto día, muy de mañana, se adornó de muchos colores, quería salir de su lago, pues últimamente le parecía muy asqueroso; unos sapos malucos del vecindario decidieron hacer sus juergas ahí, y le habían dejado toda su cochina caca esparcida por las flores de loto que eran las que ella adoraba y donde se escondía de los depredadores, además dejaron todo el licor y las botellas esparcidas en su lago que hoy estaba pestilente.

Ese día  ranita sentía un calor extraño por todo su cuerpo, sus colores se volvieron intensos; amarillo oro brillante, el verde de las praderas recién bañadas por la lluvia matutina, su estómago tenia el brillo de las perlas y  alrededor  de sus pequeñas patitas, la bañaba un azul intenso igual al que miraban sus ojos en el cielo.

Pero lo más extraño y lo que me parecía más raro, era que sus ojos antes pálidos, hoy tenían un brillo mágico, un negro como los ónix perfumados de los valles que se extendían desde la Costa Atlántica hasta mi amado y sufrido Chocó, y alrededor de los mismos, un círculo rojo encendido; como la sangre de los niños que murieron de hambre porque algunos políticos corruptos de Colombia, decidieron que la bienestarina no sería para esos niños negros y harapientos, sino para sus hambreados cerdos. Lo cierto, es que los niños que murieron de inanición, no se levantarán de sus tumbas, tampoco los cerditos, porque el fin era engordarlos bien para celebrar con todas las de la ley, con las copas rebosantes bien en alto: ¡¡salud!!,
gritaban con ese orgullo propio de algunos políticos que se creen superiores a los paisanos que creen en sus cuentos de libertad, justicia y equidad.

La ranita estaba muy soñadora, nunca había tenido un sapo que de verdad la amara y se consumía en su lago, tenía malos recuerdos, pues un sapo viejo alguna vez quiso aprovecharse de ella, y la manoseaba, y ella saltaba y croaba fuerte, pero sus asquerosas manos consumían poco a poco la candidez y pureza de su corazón.

Ranita imaginó que en aquél lago estaba lo que ella ansiaba, había visto muchas garzas blancas volar allí, los patos de agua siempre estaban haciendo bulla cuando la veían de lejos y se escondían entre unas flores de loto que eran extrañas para ella, pero que también le agradaban, sino que su color siempre era violeta, y a ella le encantaban las de su charco,pues sus colores cambiaban siempre, iniciando por el blanco hasta terminar en el púrpura.

Pero estaba decidida a un cambio, poco a poco y un poco temerosa de llegar hasta aquél estanque que la llamaba, un extraño perfume que no comprendía, pero que la ruborizaba y hacía que su pequeño pecho se inflamara de calor, la hizo pegar su último y gran salto... ¡croakkkkkk!, ¡croakccc!  repetía... y allí le respondían: era una música loca y encantadora, allí llegaría, no podría esperar más... y al fin, se ocultó entre las hojas de ese extraño loto para ella, a esperar a esa rana extraña que tenía unas grandes gafas puestas...


Era lo más hermoso que había visto en su vida, tenía una gran boca, aunque le faltaban unos pocos dientes no importaba, porque ranita sabía que en ese charco había muy buenos odontólogos modernos que se los repondrían pronto. 

De improviso, en medio de la gran bulla y los saltos que daba, aquélla preciosura la vio asomada sobre una gran hoja, por muy mínima que pareciera, la delataban sus brillantes colores, él se volvió loco... tenía una gran bolsa debajo de su boca que empezó a inflar y daba saltos tan grandes, que parecía que se estrellaría. Un gran cohete lo lanzó hasta sus brazos y el fuego encendió de nuevo...

Era el rey en éste sitio, se dio cuenta que todas lo amaban, era alegre, siempre estaba feliz y les brindaba tantos cánticos sin importar que esa bolsa en donde estaban sus trinos se inflara toda una noche mirando a la luna, que con sus estrellas lo iluminaban. Parecía un gran sol con un pedazo de cielo sobre él y sus ojos tenían el brillo del verdadero amor. Quedó derretida, éste era su sitio y nunca más retornaría al sucio lago que algunos sapos jeta grande decidieron dañar.

Parecía un rey, era tan bello y tan delicado, que como el primer día que llegó tímida al lago, su mirada sólo se posaría sobre su príncipe azul soñado; en donde todos sus sueños se concretarían en medio de un gran abrazo, y la espuma guardaría la eternidad de sus amores, que dentro de pocos días estarían cantando y retozando junto a las garzas y los patos de agua, compartiendo felices para siempre.



Mis niñas retozaban, -pensaba la ranita...,  el resto parecía un cuento de hadas, mis muchachos crecían y las flores de loto de éste charco tenían un perfume tan agradable, que nunca intentaría marcharme de aquí, "mi rey", se vistió hoy para mí y endulzó mi vida con nuevos y repetidos cánticos de amor, hasta el amanecer, en que nos ocultábamos para que las garzas no se aprovecharan de nuestra nobleza.


Colorín colorado... éste cuento continúa...¡¡croakkk!!   ¡¡croakkkk!!   ¡¡croakkkkk!!


Raquel Rueda Bohórquez 
Barranquilla, octubre  2/11