jueves, 3 de diciembre de 2015

¿QUÉ TE DIRÉ? (61)



¿QUÉ TE DIRÉ? (61)

Eres esa llama en mi oscuridad.
Creí que podía dejar todo atrás
Pero es algo más fuerte
Que me impulsa a quererte.

Desde hace siglos estabas ahí;
Eras una roca esperando a un águila
Y no imaginé que en tus brazos
Repararía mis alas.

¿Cuándo te veré?
No quiero dejar pasar nuestra historia;
Hay un motivo para que seas tú,
Pues no me gustan otros ojos,
Ni deseo otras bocas.

Sólo para ti son mis versos
Uno tras otro, desde ese día
En que gritaste, y te avisté,
Como un águila a un conejo
Entre los pastizales de mi vida.

Mi amor bonito, ¿es real?
¡Qué imaginen los perversos!
¡Qué se entreguen a sus liviandades
Y a sus pecados!
Porque a ti en verdad te quiero.

Parezco una flor herida
Lanzada al frío de la muerte;
Pero cada vez que te veo
Se vuelve púrpura mi rostro
Y deseo tenerte.

¡Ven a mí!
Invítame a orar contigo,
A caminar entre rocas y espinos
Para que todos comprendan
Que todo eso ya lo sentimos.

Y ahora, en ésta soledad tan gris
Parezco una oveja curtida
Corriendo hasta tu cuesta,
A donde llegas y me tomas,
Y entre tu boca suspiramos poemas
Y recitamos con una sonrisa
Nuestros versos.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, diciembre 3/15



CORTOS NOVIEMBRE/15 (62)

CORTOS NOVIEMBRE/15 (62)

1
Te vi, te sentí; pero nos cerramos la puerta y nos agarramos a versos, hasta matarnos

2
No puedo negar que Él me hizo amarlos más que a muchas personas, ¡lo siento!, jamás me han lastimado mis perros.

3
Sólo con ver una pluma, con adivinar sus miradas, sólo con escuchar a un ave cantar, sé que mi Señor está por ahí de ronda.

4
Un nuevo día sin quejas. El hecho de un despertar, ya es un hermoso milagro.

5
A veces me río hasta de mi risa, pero yo sé mis motivos, y a veces también lloro ante mi propio llanto, y nadie conoce mis razones.

6
Mientras hablaba conmigo, sacaba todo mi interior, esculcaba ese libro guardado sólo para los mejores amigos. Luego clavó su espada bien fuerte y cerró la puerta con candado.
Todos creyeron cada mentira; la víctima está prisionera de sí misma, porque no es posible que confíe en nadie más que en Dios.

Es invisible, pero dicen que puede aparecer en tu puerta con una flor, o en tu ventana con un cántico de amor.

7
Si asesinan a una niña después de violarla, ¿qué otra cosa tendremos qué ver?, ya nada nos aterra, el ser humano es capaz de mirar con sospecha a su amigo, y de dormir con su enemigo.

8
Permitir que nuestro manantial se crezca, es tarea de siempre. Que seamos ola en el mar y lágrima en los ojos, así limpios y brillantes.

9
Muchos se enterarán de qué estamos hechos, y hacia dónde vamos, aunque todos sabemos nuestro destino, la lluvia siempre será bendición si fluye con ligereza y llueve diamantes sobre las flores.

10
No importa cómo nos sintamos hoy, no dejará de salir el sol ni se mudará la luna, las estaciones seguirán su ritmo; las flores continuarán enamorando a los colibríes; las montañas serán para la nieve, como la sabiduría para la edad, aunque a veces, jamás maduraremos.

¿Qué importa si no lo hacemos?, igual, en cualquier instante otro pájaro cantará, y otra ave responderá a sus inquietudes de amores; otra perla será oruga en un rosal, advirtiendo danzas de mariposas, y versos de luciérnaga en tu ventana...

11
¿Qué nos afana si el invierno aprisa llega? ¿Qué nos afana si el verano? ¿Qué, si el otoño nos sorprende con hojas más morenas?. 

Siempre estarán ahí, aunque nos mudemos, será entonces, un instante en que florecerá toda la primavera sobre nosotros, ¡pero jamás nos enteraremos!...

12
Cuando aprendamos a escuchar las oraciones de las aves, los grillos, y de las luciérnagas, a mantener la luz encendida y a brillar con más intensidad en el momento del amor; sólo ahí seremos sabios como ellos, para estar siempre felices, entretenidos en la verdad de un paisaje, y en la realidad de una gota de rocío.

13
Gracias a ti, amor de otra. ¿Qué boba soy verdad?, pero es que la soledad es traicionera y siempre me lleva a ti

14
No puede haber nada más perfecto que la naturaleza, con todos sus ruidos, con todos sus silencios, con esas prisas de pajaritos danzando y mariposas rondando, con ese sonar de hojas secas y verdes...
No puede haber nada más perfecto que la Creación, los imperfectos somos los seres humanos que nos empeñamos en dañar una obra tan llena de magia y divinidad.

15
Luego del suceso, se me subió la presión, "casi me muero", /de la risa, porque tenía que simular que un insulto se pasa, una cachetada se borra, pero una válvula de gas abierta, es imperdonable a una edad en que hasta el mofle pierde contención, ¡jajajaja! prohibido reír de mis tonterías.

Hablando de gas, y la vieja Hipocrasia dejó abierta la válvula en plena presentación de párvulos, ¡y vaya regada!, no sabía si olía más la taje o el gas, lo cierto es que luego que el viejito de la cámara se levantó como si estuviera purgado, entré en sospecha...

16
Qué éste gran espíritu nos domine, entre más pisoteamos a nuestra madre, ella más reverdece. Ha de ser el amor.

Vi que un alce pisoteaba la tierra, y que un milagro resurgía con una flor en su orilla. Es el espíritu del bosque, un Rey sin espadas, fundador de aromas y frondas.

17
Y si de nuevo, en un mañana no estás, segura estoy que brindando con la luna me hallarás...

18
¿Y si nos manifestamos contra las mentiras de los noticieros y dejamos de ver noticias? Sería una rebeldía pacífica e inteligente. Ese tiempo lo ocupamos leyendo un buen libro, o puede ser, salir por ahí a ver mariposas y pajaritos...

19
A veces no necesitamos de muchas palabras, cada quien sube o baja la cuesta a su manera, es importante sí, que nos comprendamos, y de esto poco sé.

¿Quién comprende una roca en el zapato? ¿Quién entiende una espina a tu espalda?
Nos dicen, que es tarea de humanos perdonar. ¡Ahí vamos!, subo poco a poco ésta veredita de mi vida, para encontrarme de frente con la muerte, y saber que ahí terminan todos los afanes con sus penas...

20
Ese día conversamos con el silencio; dejamos que hablara el sol, que conversara el mar; que volaran las gaviotas, y que nuestros sueños navegaran casi al desnudo…

Que el mundo siguiera girando y girando, ¿qué nos importaba más que estar en paz? ¿Qué podía ser más hermoso, que estar lejos del ruido y cerca de Dios?

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla 2015

NO DIGAS (63)

NO DIGAS (63)

No digas que no hubo amor, ni que jamás nos gritamos en un poema este sentimiento. No digas que no fabricaste para mí un castillo, y que soñé en él como oruga en su ovillo y mariposa en su flor.

Que nos repetíamos verso tras verso, siendo grito de águilas en medio de grandes montañas, separados por kilómetros, pero cercanos, tan pegados el uno del otro, que parecíamos grano de café en su pergamino.

No me digas mi amor, ¡que jamás te dije que te amaba!, que divulgué casi que gritando, que eras los ojos negros buscados, y el poeta que llenaba mis hojas en blanco, siendo más mi amante que mi musa.

¿Qué fui para ti? ¿Cómo voy a saber que me respondías, si jamás deletreaste mi nombre?  Por eso me alejé triste y dolida, con éste sentimiento loco, sin más valentía que sentir que no eran para mí tus versos ni tus elegías.

¡No me digas que no sabías que eran para ti mis aromas!, que en ésta ausencia de besos, reservaba mis calores para tus veranos, y mis fríos para tus inviernos.

Que anhelé tu piel como mi cobija, y tu boca como mi fuente.

Pero todo ha pasado, ¿qué será de mí si amanece?, ¿a quién dedicaré mis versos?, no será a las aves que cantan en mi árbol, o a las hojas secas que caen en mi puerta, si acaso, ellas serán tú y yo seré ellas, y nos dejaremos enredar de un huracán, de nuevo en círculo, sin mudarnos de  página; sin cambiarnos de estación, seremos primavera, con nuestros te quiero de pico en pico, y nuestros cantos, de rivera en rivera.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, diciembre 3/15


SI NO ME VES (64)



SI NO ME VES (64)

Y si no estoy un día;
Si acaso ves a una mariposa feliz;
/ ¿Hemos visto tristes?

¡Yo sí!
Cuando se hieren con mi lámpara
Y revolotean buscando una flor.

¡Pero sus heridas son tantas!,
Que cierra sus alas,
Y en un instante;
Imaginando estar sobre la cima de una ola,
Las deja muy abiertas
Y no las mueve más...

Si acaso no me ves por ahí,
No olvides que siempre te amé.

Que deseé fueras mi colibrí;
Que anhelé estar contigo en un jardín;
Que me gustaba el olor a bosque húmedo,
A tierra brotando cardos
Y pariendo versitos dorados...

Si no estoy dentro de un momento por aquí;
¡Por favor!, no me olvides…
Piensa que amé todo y más,
Pero que nada fue fácil para mí.

A veces,
Más que generalmente,
Tuve que luchar contra la corriente
Y la brisa fue adversa,
¡No sé la razón!...

Pero si acaso no regreso;
Lee uno de mis versos
Y me hallarás...

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, diciembre 3/15



ESTOY AHÍ (65)

ESTOY AHÍ (65)

En ese momento
En que creías que solté tu mano;
¡En verdad te cargaba!

Nunca pienses que de ti me olvido;
Estoy ahora en tu pensamiento
Cual hoja de mi propio olivo.

Si piensas que no estoy;
Toma un verso de mi libro,
Pasa tu mano sobre cada hoja,
Ahí me sentirás, en esa huella,
En los ojos de tus propios hijos,
En el caudal encendido
Que pasa por sus caminos
Y que en profundidad queda,
En ese corazón tuyo y mío.

No me fui para ningún sitio,
Estoy en tu ahora;
En el instante del aroma
Y en la flor primera
Que acabas de ver.

¿Te das cuenta?
¿De qué vale llorar?
Ríe ahora, canta,
Sigue danzando...

Busca en cada paisaje un motivo;
Escribe lo que las palmeras se conversan
Y se testigo,
De mi gran amor por ti.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, diciembre 3/15





A UN ÁGUILA (66)

A UN ÁGUILA (66)

Y arriba del pinar,
En el instante de una brisa fuerte
Le hallé...

Eran sus alas una cobija;
Su pico abierto con donaire,
Entregando versos a sus hijos.

Entonces, sorprendida un tanto
Le hallé de nuevo, en la misma pose,
Viendo hacia el mar...

¿Qué hará?...
¿Qué tanto hace un águila?
¿Qué la puede entretener
En ésta inmensidad tan azul?

Y otra vez le vi
En picada sobre la vida
Con sus espadas manos;
Y voló de nuevo,
¡Una y otra vez!...

En esa tarde me entretuve mucho.
Una vez fue un pez, luego un chorlito
Que parecía tan feliz
Correteando por ahí.

Más al adivinar de su razón;
Al palpito del sino de su vida;
De nuevo se apretó mi corazón
Y conmigo el de él. 

Luego la vi otra vez,
Orando poemas a esos picos abiertos;
A esas primaveras que tanto le amaban
Y ahí de nuevo, sin mirar atrás;

¡Extendió sus alas,
Y el sol se entretuvo también,
En su majestuoso andar!

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, diciembre 3/15