domingo, 20 de diciembre de 2015

JARDINES Y AROMAS (16)

JARDINES Y AROMAS (16)

Te busca mi corazón,
¡Cuántas flores y perfumes!
¡Cuántos vinos sin probar!

Ven, has que pueda oler
De tan magníficos jardines,
Que de tu mano parezca un cóndor
Con sus alas extendidas.

Que pueda mirar todo pareciendo niña
Y dibujar en el estero un beso
Sin tocar tus labios.

Amor mío, eres de ésta soledad
Un mágico aroma que sabe a poesía,
Y en el umbral donde se fabrica un sueño
Desnudo tu carne y te hago mío.

No hay desamparo si pienso en ti.
Mi compañía eres tú en mis poemas,
Y que el mundo siga girando,
Que se sigan repitiendo melodías,
Que los pájaros azules sigan cantando
En medio de bosques de colores
Y cascadas rebosantes…

Tiemblan mis pensamientos
¿Será la brisa de hoy que me acompaña?
¿Será que Dios sabe que te pienso?
¿Entonces nos junta en su jardín
Nos envuelve en su magia
Y así mismo nos aparta?

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, diciembre 20/15





EL MAR DE TESTIGO (17)



EL MAR DE TESTIGO (17)

Agitando sus aguas en la orilla,
Arrogante caballero, tu ruido es anhelo,
Abriendo alerones, cerrando picos
Cumpliendo sueños…

¿Qué día es hoy?
Era otro domingo repetido.
Es que para vivir en tinieblas
Basta no pensar en nada.

Para saberme tuya es suficiente no sentirme
Despejar de mis ojos la tristeza
Y confiar en que se crecen las olas
Entre mis pequeñas letras.

¡Oh amante viejo!
Eres para mi corazón un espejo
Donde caben todas mis alegrías
Y se quedan en tu sal mis penas.

Pero ahora;
¿Quién escribirá a lo frágil de la vida?
Entorno la mirada y me vuelvo mariposa
Y ni siquiera el viento fuerte me ha quebrado.

Ni porque un aluvión de estrellas ha caído,
He dejado de besar tus aguas
Y tú sin freno,
No has parado de mojar mis remos.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, diciembre 20/15


SI EL VIENTO (18)

SI EL VIENTO (18)

Si alguna vez, por esos caprichos raros de la vida, un viento caprichoso nos junta en la veredita de un sueño tuyo y mío; quiero que sea en una montaña muy alta, y que estemos mucho tiempo viéndonos en el espejo de nuestros ojos, y que cuando nos hallemos; todos nuestros potros hayan encontrado el amor y nos bendigan con un abrazo, ¿será?, ahora inicia otro día, también te pienso, siempre estás aquí desde que abro los ojos, e inicio la tarea del día. A mis pies, sombras tibias y ojos brillantes, y ante tu corazón, la desnudez del mío...

Si otra vez no puedo ser nada de lo que soñamos, y todo cambie también porque es una niña inquieta el destino, y no pueda verte jamás, ¿podría pedir en mi último sueño que aparezcas por ahí?, acepto con tranquilidad una mano amiga, ese deslizarse como el azar de una sonrisa a mi favor, ese caerse de una pálida flor en mi estero. ¿Acaso podemos saber y desde ahí nos podemos tocar?, ¿acaso el frío de un bosque y su niebla, no son la grandeza de un despejarse el paisaje luego?

Pero si nuestros sueños tiemblan en vida, si acaso nos juntamos como río y mar, ¿quién acaso nos colocó en éste lugar de musas?, ¡no fui yo, ni fuiste tú!, es que nuestro amor grande quería darnos un poco de tibieza, y por esta razón tus ojos asomaron aquélla vez y escuché tu voz un tanto tímida, pero en tus ojos había mucha pasión perdida en mariposas del camino.

Fue en ese instante, en que también sin buscar habías llegado, y desde esa vez de bromas y castillos, desde ese día de barcas que navegaban letras, te quedaste aquí, poema mío, verso que conjugo cada instante para dejarte junto a mis pequeñas letras como un amante de colores pasto tierno, o árbol que protege y espera con paciencia, que nos sea propicio el viento alguna vez, y nos verse, nos conjugue como el verbo lo hace con el mar al juntar tanta gaviota en sus playas, y reconocerlas en sus cantares, si el amor toca sus alas y Cupido entrelaza sus picos.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, diciembre 20/15