viernes, 8 de mayo de 2015

NECESITO UNA BENDICIÓN [43]

Obra de mi hermana Lucía Rueda B


NECESITO UNA BENDICIÓN [43]

Hola mis queridos amigos, sé que pasean sus ojitos por mi blog, quería decir que son ustedes mi bendición, que es por esa gracia de su mirar que me animo a escribir y escribir, cada día, de lo que la brisa me anuncia.

Estaré ausente unos días, pero si Dios permite, mi regreso estará lleno de motivación, pues me dedicaré a organizar el blog para todos ustedes, sé que tengo muchas fallas y errores, y que inicié a las patadas, una manera de anunciar que sin saber nada en absoluto, y me río ahora cuando recuerdo las rayas rojas bajo mis palabras, que asumía eran virus, vivía en medio de un terror grande, hasta que poco a poco, con ayuda de un amigo de México, Yabel, fui aprendiendo, usar Word, trabajar en esto o aquello, y bien, tengo mis escritos registrados en Colombia, pero también debo corregir esos errores pasados, para una presentación más digna.

Gracias, algún día, como un sueño que está en mi pensamiento, mis libros de poesía saldrán de su anonimato, y entonces doblaré las rodillas para agradecer aún más al Creador por cada uno de ustedes, que serán mis compradores, jajajaja!/ojo que no es broma.

Una sonrisa y un beso, Dios les bendiga.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, mayo 8/15


TU ÁRBOL [44]

TU ÁRBOL [44]

Te diré qué tiene tu árbol: un aroma, sus ramas bendicen al viajero, al ave que pasa buscando un alivio, y su sombra es nuestro espejo, un leve reflejo de lo que somos y seremos luego.

Pero aquí hay una sonrisa que nadie ve, parece hablar y reír, con su hilera de dientes pegados de tu pared.

Conoce de hojas secas, de nieve que arropa de blancos, y luego transforma en corazones derretidos entre sus manos, por un sol de siempre que enaltece con sus lágrimas, ese poco de ausencia, entre fríos y brisas, que se quedan en los párpados y queman las manos que no son abrigadas.

Es primavera, y tu árbol parece una niña de 15 años, adornada de trajes de seda, con un aroma que atrae a los colibríes que la besan con sus ojos al verla pasar.

He visto la magia de sus días, pero tu árbol tiene sabiduría, su tronco se vuelve fuerte, ¡sus ramas se crecen y crecen!, y enredo ahí mis brazos, para repetir como un abejorro azul: ¡te quiero!, te quiero…

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, mayo 8/15
Publicado por Raquel Rueda Bohórquez en 13:37




¿SOMOS GAVIOTAS? [45]

¿SOMOS GAVIOTAS? [45]

Mi carne parece una rosa en verano, ansía de la humedad de tu lengua, estoy poseída por un bicho extraño que me vuelve un ovillo, ola gigante, encumbrada, ¡la más alta!, buscando la estrella perdida en tus ojos, anhelante de un sueño de caricias, como una roca lastimada por siglos que llora y grita por cada herida cuando la toca una brisa, pero se calma al bajar la marea, y quedan suspiros de mar en la orilla.

¡Amor!, ¡amor mío!, ¡cómo suenan de bonito las gaviotas cuando sacuden sus alas!, ¿sabes que las escucho?, van y vienen, sus ojos son la cometa perdida de mis anhelos, voy contigo, a traviesa, sin pensar en nada me alejo, te susurro un suspiro, ¡escúchale!, soy yo, es mi alma necia que te halló por aquélla rara pasión que tiene la providencia de jodernos la vida a ratos, y de tocar con sus antojos como una alabanza, los recuerdos, que parecen apagarse, en éste corto espacio entre vivir y soñar...

Mi yo gaviota, ha dicho que alguna vez una espada quebró en sus garras el amor, y entre flores rojas y violeta, nuestra vida parecía ir  con hambre, apagándose lentamente, en un frío lago que tiembla, y nos vuelve fría la carne, y pálido el rostro.

Hay un algo en la mirada, que me dejó pensando en un extenso prado, cobijado de verdes madres, la tuya y la mía, las nuestras, siendo aquéllas flores que con su perfume no mata el olvido, y con su fragancia, invitan a llover diamantes, y a sembrar esperanzas sobre la muda roca, que se organiza en nuestra garganta.

Inicié a volar ante el empuje de un poeta, un cariño inmenso de amistad, su valores poesía que nace y crece con alas de cóndor, y me ayuda a elevar las mías, cuando invita a leer a Cortázar.
Tengo mis botas puestas, parecen alas, una melancolía diseñada para un poema, una sonrisa que te abrazará, una boca que sorberá cada lágrima, si nos juntamos en el mar y nos vivimos, nos besamos con ardor, y de esa pasión quiero beber, de esos ojos cerrados en mí, quiero soñar, tus manos paseando por mis pequeñas laderas, y las mías, no sé, me cansé de sobar, te dejaré hacer lo que desees, las doblaré como si estuviera en oración, cuando penetres en mí la tibieza de tu volcán que parecía apagado...

Grité que mi piel está cansada, no ladro, no hago como loba en sus brazos, no aúllo como perra a una luna ausente, y a unas manos que olvidan que soy mujer.

Dijo el poeta que una cortesana bendice la carne, y una esposa no amada, es un ceño fruncido y una bragueta cerrada.

Hizo rodar a su amante, o ella rodó con él, arañó su carne la gata, se tragó un péndulo y sus campanas largas, ¡ahhhhhggg!, y me ahogo de risa al imaginar que mi boca nació para besar una boca, y para bendecir el aura, pero ésas malandras nacieron para apretar ganas y disolver entre la bruma, la pesada carga de no ser amadas, y la gracia de abrir con pasión, otras alas, que nos vuelven seres libres, pues soledad es amiga en verdad, amante y musa de todo poeta, y esposa cuando hay abandono.

Soy una gaviota girando, girando, ¡qué brisa mi amor!, ¡cómo me gusta el mar!, ¡las rocas, lo que guardan en su corazón!, ¡cómo te quiero!,  así, partícula de colores los dos, perdiéndonos en la distancia, empujados por el viento de otro día, sobre las olas, viendo el sol, y amándonos, sin perseguir otro sueño, sin inventar otro cuento, tocando nuestras alas que se crecen en el pensamiento.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, mayo 8/15


EN TU JARDÍN [46]

EN TU JARDÍN [46]

Rompí el silencio con una espada,
no más atoros,
no más rocas que se posesionan en mi garganta
y me impiden gritar mis amores.

Fundé un poema en tu jardín,
soy la rosa vieja que se abre para ti.
Mi ciclo es tu enramada,
tus brazos morenos, tus ojos negros,
cual si un ave encontrara al fin un espacio perfumado
para fabricar un nido,
donde no volarán niños
sino versos y versos a tu boca.

He navegado miles de poemas para hallarte,
dibujé mariposas de colores, que morían en mis manos,
abrigué esperanzas en caminos desérticos,
era una fantasía el amor,
como una carcajada que hería.

Pero cuando te vi, mi tesoro,
adiviné lo platinado de tus alas,
tu pico acarició todo
lo que la suciedad había dañado,
y me entregué a ti,
entre aromas y flores,
en un jardín imaginado.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, mayo 8/15




CAMINO (De Lucía)





CAMINO (De Lucía)


"¿Qué es mentira?
El poeta es un actor, 
Y después, 
Aclararon el asunto. 

Yo camino por el camino, 
cuando de repente me paro, 
y mi camino se hace largo, 
no encuentro la misma vereda 
por donde tú andabas...

 ¿Qué será de mi destino, 
si no encuentro tu camino? " 


Lucía Rueda Bohórquez
8-05-15

¿A QUIÉN? [57]


¿A QUIÉN? [57]

¡Qué hermoso lo que has escrito hoy!, yo seré de ti, y entonces invento que lo escribes para mí, un nuevo día, y aquí otra vez soñando, serás mi musa, ¿hasta cuándo?, hasta que me dejes, seré tu amante entre la voz de la brisa hasta que nos junte, y todo lo que dices si me lo dices a mí.

Ahora, una mujer que espera el beso de la primavera y que tiene gigante el corazón de pensar en ti, amor mío, pero se vale, ésta corriente mágica que nos entretiene un tanto, y nos adivina como un par de locos soñadores, pero si nos vemos algún día, ¿qué pasaría, asumiendo que lo escrito es para mí?, espero nunca termine la magia.

Te adivino corriendo por la montaña, enredas mariposas azules en tu malla pálida y corro a buscarte, ¿eres tú mi bonito?, y luego entre mis brazos te desvaneces, y tiemblan las hojas de los árboles como mi boca, y no frena ese río violento que se agita en mi piel, mis laderas son mojadas flores que palidecen sin tu amor, pero ahora, una esperanza asoma, se llama: tú, y me acojo a esa sombra como un ave herida bajo un árbol frondoso.

¿Te conté que tuve un amor, pero se alejó como una nube cargada de sal que se quedó conmigo por mucho tiempo?, confiada en que sería único y para siempre, pero es un acertijo extraño vivir, y estando en mi soledad, otra ilusión apareció, pero así como llegó se desvanece entre púrpuras sueños vencidos en el asfalto, y así una y otra vez, la vida nos pone tramperos con púas de acero, enmudezco... melancolía es un recurso para guardarlos por siempre en el corazón, en tanto otro amor nos castiga y envenena las ilusiones, pero ahora, ¿es verdad éste ahora?, o será otro invento para contar al mundo que no paro de soñar, que soy como una potranca sin freno, a quien se le abrió el falso y corre veloz hacia tus brazos.

Nunca serán olvidados nuestros amores, para eso existe melancolía, que se funde entre el lago que hace florecer lágrimas en medio de huertos y aromas.

Algo trae para mí éste segundo, un instante donde parece que existo, porque vivir es un sueño raro, y a veces creo que es una película que se repite en nuestro propio espejo, como un caleidoscopio, donde te atrapo y te desvanezco, entre caminos y caminos de amor en mi pensamiento.

Junto pedazos de letras para decirte que te quiero, ¿escuchas?, ¡al fin!, ya era hora de que a mi barca llegara una gaviota, ya era hora de que me invitara a volar a su lado, ¡ya era hora Señor en que me vieras a los ojos, pues siempre ausente parezco, alejada de éste mundo, lejana como un punto azul que se vuelve mujer entre tus alas.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, mayo 8/15