jueves, 1 de octubre de 2015

SONIDO DE ALAS [80]

SONIDO DE ALAS [80]          

Un sonido escuché,
¿sería una hoja al caer?

Percibo entre la piel
hormigas que corren,
nieve que cae,
agua cristalina
gotas de miel…

¡Danza mariposa!
¡De rosa en rosa!
Pon tus alas en reposo
cual párpados de madre
que se han cerrado,
y en el olvido de un huerto
en oruga de nuevo 
se ha transformado.

Hay un hilo que se borda
entre gajos de limón,
una blanca espuma
que parece flor.

La tejedora no tiene afán,
su red sabe esperar,
y de hilo en hilo
la vida igual que la muerte,
suelen pasar.

¿Y la oruga?
Ella está descansando
en una cárcel de seda
fresca y solitaria.

¡Se transformó!...
Escuché cuando el cerrojo cayó.

La oruga se vistió de niña
y la mariposa es otra flor.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, octubre 1/15





LOS OJOS DE MI AMOR [81]

LOS OJOS DE MI AMOR [81]

Mi amor tiene los ojos como el mar, su pupila es un manantial que copia el mundo y refleja un bosque donde cantan aves, y fabrican sueños las luciérnagas.

Amado mío: despertar es el regalo más hermoso, dormir con placidez, ¡desde cuánto tiempo no lo hacía!, tengo la piel envejecida, antes de tiempo, me querían ver en ruina mis enemigos, pero sabes quienes son, así como cada hilo de mi cabello, ¿entonces, para qué me afano?

Hoy amanecí como una tórtola, ¡contenta!, no tengo miedo porque estás aquí, suspiras en mi pulmón frases ciertas, tomas mis dedos y escribes en ellos y me abandono a tu voluntad y gracia.

Ayer una honda disparada en oscuridad, hirió mi carne, sentí una espada en mi pecho, al rato todos se fueron, uno a uno me abandonaron, era fastidiosa a sus oídos; pero tú sabías que nada estaba bien, te llevaste a mi amiga, ¡estaba tan cansada!, pero seguía pasando cuentas de su rosario de lágrimas. Estaban aquí, no se han ido, sus presencias son aromas que matan esa fetidez que ha quemado mi pecho.

Hoy me antojo en nombrarte, porque te has quedado como una prenda, orquídea al fin, aromando mi bosque desteñido. Le pones color a mis alas, ahora soy un vencejo azul que vuela y recorre tiempo sobre tiempo.  Cruzo nubes grises, sin miedo, siendo tan mínima me vuelves grande porque en ti confío, mi roca, esmeralda que pintas cada rama, joya que besa cada flor a su paso, luz para un náufrago perdido y asustado, y hallo en ti esa paz negada, tesoro perdido: ¿qué otra cosa de más valor puedo buscar?

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, octubre 1/15

FLOR DE LOTO 10 [82]


FLOR DE LOTO 10 [82]

Vi tu rostro, soñé tu cara, te vi haciendo lo que no debías, te disfrazas de amig@, vienes a mi casa y tomas en mis copas, te ríes de mí como una hiena. Tu corazón no es de paloma y Él me dijo: no confíes demasiado, quien más te halaga de frente, a tu espalda dice cosas de ti, quiere verte comiendo tierra, pero no saben que estoy frente a ti y a tu costado, a tu lado, a donde camines voy contigo, despejando de rocas tu camino y sacando una a una cada espina.

¿Por qué a mí?, ¿qué te hice acaso?, y de nuevo Él me habló: no desesperes que estás viendo con tus ojos lo que el impío recibe, entonces, sigue, camina despacio, mira directo a sus ojos y ahí encontrarás a tus amigos.

Hay pupilas que se ensanchan, miradas que se voltean, hay bocas que se tuercen y lenguas que maldicen, tienen envidia de ti, no han podido ni con toda su maldad, arrancarte de mi jardín. Aunque todo huela a inmundicia, ahí donde te sembraron no fue el sitio que escogí para ti.  Pronto caerán tod@s porque a mis flores no las daña la cizaña.

Y desperté, tengo 2 días en que puedo dormir, fueron siglos de pesadilla y tristeza, como un ave prisionera en un túnel de inmundicia.  ¡Es verdad!, no levanté mi espada contra los míos, jamás dañaré a nadie, y ahora te digo: si vienes a casa, mírame de nuevo a los ojos, ahí no hay cabida para el odio, el tiempo ha pasado, el sufrimiento también, ese foso donde me dejaste no era merecido, ¿qué hiciste?, debes venir a casa y decir al menos: "lo siento", porque no deseo ver más cosas, no quiero que nada malo te suceda.

Aunque a una flor la rodee la inmundicia, siempre ha sido protegida, mi padre está frente a mí, pero está cansado, hay muchas energías, perversos corazones, tanta hipocresía, que una gota más de hiel, serán lágrimas nuevas sobre otras.

Has tocado a mí oveja, y ella estaba en mis brazos, ¿lo sabías?, mi pequeña flor ha sacado su rostro del pantano, ahora respira de mi sol.

Es temprano, amanece… no podía dormir porque tenía que estar aquí, hablando por sus dedos sobre mi ley.

Raquel Rueda Bohórquez 
Barranquilla, octubre 1/15