martes, 31 de mayo de 2016

HAS LLEGADO (1) (A)

HAS LLEGADO (1) (A)

En medio de mi causa fallida
He visto tu rostro.

En cada verso de ave,
En cada aroma de flor;
En cada gota de lluvia.

En medio de mi tristeza
Eres tú mi alegría;
La luz de un nuevo día
Y la cobija de mis noches
Que iluminas con destellos
De lámparas encendidas.

En medio de mi dolor
Te he hallado;
Caminas por mi corazón
Y te quedas prontamente
A mi lado.

En medio de mi agonía
Contigo hablo;
Eres el hálito primero
Que te halla luego
En el último suspiro.

En medio de todo
Ahí estás.

Eres el fuego que arde;
Eres la flama encendida
Que me permite ser en ti
Algo más que una oveja perdida.

Raquel Rueda Bohórquez
31 5 16








ENTRE LOS DEDOS (2)

ENTRE LOS DEDOS (2)

Todo sucede si ha corrido tanta agua;
Pero si deja de correr
Es porque el manantial se ha secado
O han desviado su cauce.

Pero sea lo que fuere,
Cuando ha corrido tanta agua,
Hemos podido escuchar
Su fragor entre las rocas,
Y esos raros vaivenes
Con aros multicolores
Donde el sol hizo de las suyas
Y las hojas alcahuetearon amores.

Todo es así,
Agua entre los dedos
Que hace un mutis en el viento
Y al cielo regresa
Siendo bruma pasajera,

Nube de paso
Que nos llueve por fuera,
Sin importar el frío de adentro.

Raquel Rueda Bohórquez
31 5 16



POR EL MAGDALENA (3)

POR EL MAGDALENA (3)

Jugaba el sol en el lomo de la montaña;
Resbalaba en las cascadas,
Besaba la gran palmera que jamás he visto,
Y en esto, abrigando una esperanza,
Se hallaba la gaviota.

Todo se confabuló
Para que fuera la tarde más hermosa
Aquí en medio de mis rosas,
Inventando un paisaje,
Soñando otra luna nueva bajo un ciprés,
Imaginando la huella de los ermitaños en los arenales,
Al paso de las arrieras con su carga nueva,
Y fue propicia la roca, el cóndor y el río…

Luego de ahora miré hacia atrás,
No hay demasiadas huellas de alegría
Pero sí un camino de espinas que anduve
Por donde se pasean las brumas
Que sin dolor tocan las espadas y sus filos
Para alejarse luego, y dejar en cada gajo una flor
Y en cada espino un mochuelo.

Raquel Rueda Bohórquez
31 5 16




YO GAVIOTA (4)

YO GAVIOTA (4)

Sintiendo un apretón en el pecho como si la vida se despidiera del río profundo que le habita, y el alma navegara en el océano de las melancolías.

Ajustando ese calambre en las piernas al deseo de verte y tenerte, y saber que jamás será tu fuego dentro de mí, ni serán las aves en su peregrinar, conocedoras de lo que siento por ti.

Esperando el mañana que fue hoy, pero anhelando sigan los días, continúen los sueños en el alar perdido de la soledad.

El tic tac del reloj no se detiene si la cuerda de la inquietud se mueve y se renueva en su andar.

¡Ay de la vida!... ¡Compañeros de viaje!, hoy estamos un tanto heridas, pero de tanto convulsionar mi pecho ante la indiferencia de un abrazo, y ante el desamor de un beso, he decidido amarme a mí misma, para esperar de tus ardientes ojos, un regreso.

Termino el café de ahora, son las 11.46 am, me gusta el tiempo, juega con nosotros, nos anima o nos debilita, pero siempre hace lo que desea, somos sus fichas para mover a su antojo.

El tiempo es la metáfora de lo extraño, ese pasar silencioso arrugando del cuerpo todo, ese tornar de viento entre las palmeras moviendo sus hojas cual pentagrama sin escribir, ¡pero qué bien lo saben las aves!, ellas escriben todo su amor desde la mañana, luego lo cantan desde sus pequeñas gargantas. Nos enseñan que la felicidad es un pequeño detalle de plumas que se alargan y extienden, luego se repiten en un lago, si pasan, y de nuevo se versan entre las flores, se besan, se toman, entregando joyas y joyas a los jardines, para que aprendamos de ellas a ser felices con lo que toque.

 ¡Pero si me prestaran sus alas!...
¡Si tan solo un segundo pudiera volar como ellas!

Recuerdo entonces el mar, las olas; cierro los ojos y extiendo los brazos, escucho ese rumor entre los acantilados de fuerza y coraje, luego mi propia gaviota sale de su cárcel, se agita entre la bruma que forma el picacho de olas que suben y bajan, y desaparezco, no existo, para ser al fin una pálida mortaja que canta cada vez que se eleva, y silencia al bajar en picada, rompiendo el mar y quebrando el corazón de un pez, para llevar un trozo de felicidad a casa.

Raquel Rueda Bohórquez
31 5 16







DESEO SEPARARME (5)

DESEO SEPARARME (5)

Inicio por contar, que un día me casé con un hombre que pensé me haría feliz y yo a él, pero desde el principio me hizo saber que su familia eran su madre y sus hermanas. Fue desde ahí que todo inició mal porque no ocupé jamás el lugar de esposa que me correspondía, ni sentí la mano de un hombre que apoyara mi hogar, que compartiera conmigo ni aquí ni allá, ni por ningún lado, como el juego de los niños; además parecía que era muy poca cosa para ir de su mano.

Al poco tiempo iniciaron las peleas y problemas por dinero, pues estaba acostumbrado a ganar para él y a vivir libre. Esta libertad la ha mantenido; siempre me dijo si le preguntaba para dónde iba, o a qué horas llegaba, simplemente por saber, que a mí no me importaba y que él hacía con su vida lo que le daba la gana, luego me decía que hiciera con mi vida lo mismo, que buscara un abogado.  No entendía sus respuestas que se volvieron costumbre, pero también dejé de preguntar muy temprano, si vendría o no, o a qué horas regresaría a casa.

Así las cosas, la relación se empezó a deteriorar sin haber iniciado, luego trajo a su familia que me causó terribles problemas en el hogar y todos se pusieron en mi contra, trajo a su sobrino drogadicto en esa época, con mentiras, y luego vinieron muchos acontecimientos con gente metida aquí  dañando nuestra relación y él de acuerdo en todo lo que le decían, hasta el punto que yo no era de confianza para él, su dinero era suyo, sus cosas eran sus cosas y la carga económica empezó por causar graves daños que causaron mi fracaso en la sociedad que tenía con mis hermanos,  por su falta de apoyo y responsabilidad, ya que se emborrachaba con sus amigos los fines de semana y la infidelidad fue desde el principio del matrimonio.

Encontraba condones en su billetera, luego pastillas, después secretos de amantes en su celular, luego las voces que me llegaban de sus entradas y salidas a prostíbulos, mermando poco a poco el alimento y las obligaciones con su familia y desde luego, mi desconfianza de estar con un hombre que me podría transmitir alguna enfermedad. Mi salud estaba en riesgo con un matrimonio de mentiras gritos y traiciones.

Sus vacaciones en estos 26 años, han sido suyas, siempre se va por junio y diciembre, dice que a trabajar con su hermano, pero el dinero no se ve por ningún lado, las primas de junio y diciembre son suyas, porque suya es su pensión, pero no la obligación que adquirió al casarse y desde luego con su familia, ya que lo poco que da, lo da con mucha mezquindad y hasta rabia.

Jamás me ayuda en forma con las obligaciones con la casa, los impuestos los tengo que pagar siempre, los arreglos, todo, y cada vez más ausente como esposo, es más, hace casi dos años que no mantenemos relación de pareja ni compartimos nada, porque ya la relación se acabó, no hay respeto ni amor, ni siquiera deseo, siempre me dice que lo demande, que así sabrá qué es lo que me tiene que pasar.

Hablar de nuestra vida en pareja y hasta de la intimidad es  vergonzoso para una mujer, pero puedo asegurar que mi vida ha sido prácticamente de una monja en clausura, y lo he soportado durante muchos años por miedo al qué dirán y a la censura exterior de la familia, que siempre señala a otros, sin saber del calvario que han tenido que vivir, echando la culpa, en una sociedad machista, siempre a la mujer; pero hoy decidí romper ese silencio que me ahoga, y dejar un poco de mi historia por ahí, mientras todo termina.

Mis hijos ya están mayores de edad, siempre los mandó a trabajar, con mucho esfuerzo logro que me colabore un poco con mi hija menor, pero los otros hijos han tenido que luchar por su cuenta para sus estudios, donde jamás han recibido ninguna ayuda ni siquiera para vestido ni recreación, pero sí maltrato en su niñez, especialmente con mi hijo.

Estoy cansada de esta vida, de su tacañería, infidelidad y malos tratos, necesito ayuda, no sé por dónde empezar ni a quién acudir.

No tengo pensión, un día no cancelé más, porque el sitio donde pagábamos resultó un fraude, sólo tengo 6 años cotizados en la Caja Agraria y muchas ganas de estar libre de una cadena vieja y oxidada que deseo reviente por bien de los dos y de mis hijos, que se volvieron mayores con sus padres viviendo como enemigos.

Este lastre jamás lo quise para ellos ni para mí, ni este mal ejemplo tampoco; siempre creí que tendría una maravillosa familia, pero me queda la satisfacción de haber sido una mujer honesta.

Ahora, si es pecado reventar ésta cadena eterna, que sea Dios quien me juzgue, no la gente que nada sabe de la gotera de los demás, estas cadenas las impuso el hombre y nosotras lo permitimos.

Como ser humano es bueno, no lo odio, mucha gente lo aprecia, pero no sabe manifestar esa parte con sus hijos y menos conmigo, porque vivió equivocado, no éramos el uno para el otro, siempre colocó a su familia por encima de la nuestra y permitió que me dañaran y abusaran, creyó en sus chismes y mentiras y jamás creyó en mí, de aquí el fracaso, fue como reventar contra el piso un vaso de cristal con todas sus flores, jamás se pudo rehacer, y el jardín interior murió por falta de riego y sí mucha hiel, y no pude sacar las espinas de mi corazón.

De perdón en perdón fui desapareciendo de su vida poco a poco, y él de la mía, porque no hubo respeto, que es vital para una relación.

El amor, no sé para donde se fue, pero me quedan mis hijos que son nuestros, al fin y al cabo.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, 31 5 16