sábado, 1 de junio de 2013

MI HOY (153)

MI HOY  [153]

Un día maravilloso, mi árbol tiene luz propia, gotas de rocío como pequeños diamantes iluminan sus pequeñas hojas.  Su verdor de hoy es como la esperanza de un mañana lleno de flores pequeñas y blancas, que se convertirán en delicias para los pequeños que llegan, y las manos que pasan y toman.

Un aguacero de ayer, limpió la inmundicia. Imagino que muchos abusivos lanzaron sus basuras a los arroyos como siempre, pues no hay conciencia del daño terrible que se le hace al Río Magdalena, al mar, a nosotros mismos.

Una mañana llena de música,  las aves se levantan más temprano, agradecidas a ese Dios mágico que llena nuestros días de alegrías, a pesar de tantas cosas, de tantas rabias y odios llega el trino de las aves, los grillos entonan sus amores, los niños corretean más felices que ayer y el ambiente fresco y dulce, nos anuncia que hoy también lloverá, que muchas casas no tan firmes estarán muy húmedas y allá no habrá tanta felicidad.

Es aquí donde nos preocupa un poco estar tan felices, pues nos damos cuenta que hay mucha desigualdad, mientras unos tienen grandes palacios llenos de vanidades, otros no tienen ni tejas de segunda para cubrirse de la lluvia, pero hay un mensaje ahí, ante nuestros ojos, que a partir de cada uno de nosotros,  la historia de muchos puede cambiar.
La Santa Raquel no es tal, soy un ser humano al que tampoco le gusta que le envíen pasquines ofensivos, y se defiende, pero la cuenta sigue pasando,  el cobro es muy caro a ratos cuando mostramos los filos que realmente tenemos, y nos convertimos en seres arrogantes y desagradecidos.

Quiero para mi hoy un poco de paz mientras voy y vengo, recojo el mugre y el desorden pero  no voy a renegar, detallaré el brillo de los demás, ese pequeño resplandor que viene del cielo y le pediré a mi Jefe mucha más paciencia para continuar.

Hoy es 1, ya casi se acerca el día 3 y el 10, que están  tallados en nuestro corazón, la lección está dada, no andemos por ahí humillando y tratando mal a quien nos alivia nuestro propio trabajo, mi Jefe muestra su poder y su justicia es de temer.

Raquel Rueda Bohórquez 
Barranquilla, junio 1/13


SUEÑOS DE SOCORRO (154)


SUEÑOS DE SOCORRO [154]

Hombre desnudo, con sus manos en la gelatina

Mary Soco es una chica soñadora,
descarnaba la noche para estar con él,
se convertía en la rata de sus manos
para ser su carne y piel.

¿Qué recuerda la niña?
A él, desnudo, con su mirada blanca.
Pensaba en la doncella de sus amores,
piel embadurnada de mieles de la vida
y ella, su magnífico placer.

La observo en las noches de levedades.
A las 3 am dicen que se levanta,
detalla de su amante, carnosidades,
violáceas muecas, cejas enmarañadas,
corre, vuela su mágica cometa
hacia el ensoñador encanto del computador.

Buscaré otra palabra para describirlo,
¡no más sandeces!, diré lo que deseo -advirtió-
y de su estampa enamorada vive,
suspira
sueña
sin mirar al viejo,
quien continúa colgado de una hamaca
viendo la misma televisión.

Es mi Arcángel,
mi sueño vívido desde el amanecer,
es del cielo la matutina estrella
que aclara mi desnudez.

Arrojo y valentía dibujo en su mirada…
Brillo de vieja cortesana, de avezada mujer.

Se lanza con brío de potranca salvaje
sobre manso hombre,
el mismo que sostiene la rata
y observa con blanca mirada un oculto deseo
que sacia con sus inmensas manos.


Raquel Rueda Bohórquez
1 6 13 

UNA FRUTA (155)


UNA FRUTA (155)



Así cual jugosa fruta te veo,
me arrodillo ante tu boca,
recibo de tus mieles, muerdo de ellas,

cierro los ojos ante agridulce sabor
para devorarte poco a poco.

Excavo entre tu carnosa piel
para darme cuenta que tus delicias
son pequeñas estrellas doradas
que de a poco se desvanecen,
dejándome hambrienta de más.

Explotan pequeñas lágrimas,
sólo queda el amargo de la semilla
que como mies se esconde dentro de mí
para renacer en una esperanza.

Eres una fruta madura,
desgajo de a poco tú vida en la mía.

Quedarán los desechos para el tiempo,
para un huerto donde brotarán otros pensamientos
mientras ansío probarte de nuevo, y dejarte ser,
dentro de la humedad de mi lengua.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, junio 1/13



BESAR (156)


BESAR (156)

Qué rico caviar es el beso,

más que la miel del panal
si las ganas se funden
y se olvida lo banal.

Saben los besos a vino
y sin emborrachar desvanecen,
sin herir nos elimina
para volar por el cielo.

Un beso... sí, con deseo,

pues sin ardor es insípido,

se pierde el sabor de la vida
si besamos sin ganas.

Pero un beso enardecido
de aquéllos que me dio el destino,
adornado de ojos morenos,
vestido de sedas húmedas,
es más delicia que tenerte,
entre mis brazos rendido.


Raquel Rueda Bohórquez
1 6 13 

RANITA (157)


RANITA (157)

Ranita se enamoró de nuevo,
así veloz como un rayo 
sobre una hoja de loto.

Mientras la flor se esconde,
inicia su tarea desde el amanecer, 
llenando de besos ardientes,
entibiando las frías mañanas,
para regresar de nuevo al atardecer.

El ayer quedó en el olvido, 
sus muchachos se crecieron
 y ahora quiere nuevo nido.

Pero será plantado en su corazón, 
con los alivios del tiempo y las caricias
que no faltarán en su nuevo traje, 
de éste último otoño que se previene.

Sus amadas flores 
esconden su belleza bajo el lodazal,
como siempre lo han hecho,
pero su regalo será verlas abrir 
ante el maravilloso suspiro del sol,
desnudar su corazón 
y entregar el aliento que brota de él.

¡Qué bello es mi nuevo día! -dice Ranita-
Quisiera retornar a ese ayer, 
pero nada vuelve, 
sólo quedan los recuerdos...

No volverá mi rubio niño 
a llenar de cánticos mi laguna
ni volverá mi vieja madre 
a entonar versos y alegrar mi vida...

Pero regresará  una primavera estoy segura...
Retornará  el invierno a mis ojos de nuevo
y su amor, que no vence el tiempo, estará aquí,
será diamante fino tallado en mi alma.

¡Qué bello está mi día!... 
Tengo que sonreír de nuevo,
debo  tomar el atajo que presenta mi destino
para saber que debo continuar sin ellos.

Ven a mis brazos amor de luz y de sueños...
Regresa, que apremia el tiempo 
y no quiero saltar
sin antes ver tus ojos negros, 
y cubrir mi frío con el tuyo
en una primavera esperada, 
sin el llanto del sauce,
sin el deshoje del roble, 
ni el dolor que se renueva
si el recuerdo llega.

Ranita saltó de nuevo...
Allá cerca del lago, 
el cantar de un zorzal;
cerca de una roca, 
la respuesta de un mirlo,
más allá, sobre una pequeña rama: 
Una princesa a su amor declama.

Ha de ser el sinsonte de mi madre
que inicia su día entonando plegarias
por ese mañana  que vendrá,
 y nos encontrará con los ojos abiertos,
viendo a esa estrella final
con radiantes luces, 
invitando a descansar.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, junio 1/13