miércoles, 16 de mayo de 2012

A MI PADRINO JORGE RUEDA RUEDA


A MI PADRINO JORGE RUEDA RUEDA L3R

Ya pasó el tiempo de las sonrisas
Sembrador de tantas alegrías…
Tus agrestes montañas copiaron 
De tus manos el arduo trabajo
De tus labios una elegía.

Granadillas endulzaron muchos labios
Tejido el fique con tus laboriosas manos;
Ardientes caricias, muchos niños te copiaron
Como la fronda cultivada de lirios blancos
Clavellinas y pensamientos.

Recordar aquéllos tiempos…
Tu mirada llena de cariño por mis padres
Las nuestras llenas de amor y dulzura,
Corriendo por las laderas donde el rejo zumbaba
Y el novillo al suelo caía.

Allá en el monte quedó tu juventud de labriego
En mi hogar todas tus visitas y cariños;
En mi familia un gran consuelo en inciertos días
En tus labios una oración mañanera.

Aquí están tus bellas manos
Hacedoras de maravillas, tu gentil mirada…
Tu ancianidad tan bella donde brotaron lágrimas y quejas
Como el roble fuerte y añejo…
El mejor vino de tu vida.

Brindo por ti padrino mío…
Me quedo con lo mejor de tu existencia:
Tus carcajadas al viento, al son de tu dulzaina
El canto de la hoja de café en tus labios
Muchos sueños que no florecieron…
Como sí tu inmenso cariño,
Y el mío… que será eterno…

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, mayo 16/12

MIS AMADOS SINSONTES


MIS AMADOS SINSONTES L3R

Allá sobre las verdes ramas
Viendo el sol entre los cañaduzales
Con el fragante olor de las orquídeas
Y una oración como ramo de nardos…

Con sus grises plumas al viento
Danzando de madrugada…
Rebosante de dulzuras
Traías… entregabas…

Sobre el granado tupido de rojos frutos
Semillas jugosas como perlas rosadas…
Y con tus verdosos ojos puestos en el ocaso
Toda mi vida llenabas.

Tu canto era de alondra, o tal vez de zorzal…
Pero en tu voz me decías: que en tu recuerdo vivía
Una hermosa y cándida princesa
Que en incierto día alguien robó de tu jardín.

¡Canta sinsonte que tu voz alegra el alma…!
Vas dibujando en el cielo esteros y raras flores
Cuando en los atardeceres te conjugas con el sol
Y con tus sones le invitas a volar al infinito…

Desde la montaña de mi vida escucho,
Una lluvia de besos copiado en los madrigales
Y sobre los cerros se funden,
Todas las nubes de plata de sus ausentes miradas.

Ya viajeros del camino… sueltos los hilos de sus cometas…
Extendidas sus alas… se escuchan a mis sinsontes,
Que al levantar vuelo nos dejan; sólo huellas imborrables
Y en el alma… eternas tristezas y llanto.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, mayo 16/12